El conserje colombiano – Parte III: Otro conserje colombiano, un pico muy chimba y un pasivo que no era pasivo
- El conserje colombiano – Parte I
- El conserje colombiano – Parte II: Sexo, escaleras de emergencias y la última follada que me dio
- El conserje colombiano – Parte III: Otro conserje colombiano, un pico muy chimba y un pasivo que no era pasivo
- El conserje colombiano – Parte IV: Otro conserje colombiano, adrenalina, cocina y escaleras
- El conserje colombiano – Parte V: Otro conserje colombiano: La terraza del edificio y una última culeada mirando Santiago desde lo alto

Como conté en los relatos anteriores, mis folladas con el conserje colombiano se acabaron, pero en una de las tantas conversaciones que tuvimos, me contó que al otro conserje también le gustaba el pico. Así que comencé a mirarlo con otros ojos.
Cada vez que lo veía lo saludaba de la manera más descarada que podía, finalmente comenzamos a conversar seguido, hasta que le pedí su whatsapp y ahí todo avanzo aún más como yo quería, comenzamos con conversaciones hot, que si te la han chupado, que si has probado culito, que hace tiempo no la pongo etc. Luego vinieron las nudes, ahí pude comprobar que al igual que su colega, este estaba bien dotado.
Creo que ahora tengo que describirlo, para que se hagan una idea de lo que estaba a punto de comerme. Se llamaba Diego, mediría cerca de 1.75, lo que lo hacía más alto que yo (que con suerte llegaba al 1.68) era blanco, no era musculoso, pero tenía un par de pectorales, dignos de amasar, sin vellos, el abdomen plano con un caminito de la felicidad que incitaba a chuparlo y su pico, debería medir unos 18 cms sin circuncidar, ancho y con la cabeza rosadita y sus piernas, uff, sus piernas me fascinaron, eran fuertes, con vellos oscuros, Diego me calentaba caleta y no dejaba de imaginar como sería comérmelo.
Luego de ese paréntesis, continuo con la historia; llevábamos una semana hablando seguido, hasta ese momento él me había dicho que tenía vergüenza de hacer algo porque yo estaba en una relación y le daba vergüenza con mi pololo, pero entre tanta insistencia, aceptó invitarme a su depto, por suerte al igual que Luis, el otro conserje, este también vivía en el edificio, así que me dio el número del departamento y partí de una, por suerte para mí, en ese tiempo estaba de vacaciones y aproveché que salía a entrenar todos los días para justificar mi salida y no tener que inventar historias.
Cuando llegué al dpto y toqué el timbre, apareció ese guacho colombiano rico, estaba con pantalón corto de deporte y una polera musculosa, me hizo pasar, se notaba que había tensión sexual, pero que también había nerviosismo, hasta que lo puse contra la pared y lo besé, lo besé con todas las ganas que le tenía acumuladas, esos labios y esa lengua, me pusieron muy perra, que manera de besar la de ese parce, al loco se le pasó la vergüenza y comenzó a correrme mano por todos lados, luego de un rato, la ropa nos sobraba, así que comenzamos a quitarnos todo de una, necesitábamos sentirnos piel con piel, ahí confirmé que lo que vi en las fotos era tal cual y ahora mismo, me lo estaba sirviendo yo. Algo que no comenté es que por algo que dijo el otro conserje, yo pensaba que Diego era pasivo, por lo que en mi versatilidad (sí, soy versátil, aunque más pasivo) comencé a meterle mano en el culo, amasándoselo y metiéndole primero un dedo y luego otro, el loco no solo tenía buen pico, sino que su culo estaba exquisito.
A pesar de su resistencia inicial, mi nuevo conserje se dejó hacer de todo lo que en ese momento se me ocurrió, estábamos en su living, y sobre el sofá, lo puse en cuatro, me puse un condón y se la chanté, lo follé un buen rato, tenía aguante el parce, hasta que cuando estaba a punto de acabar, decidí salirme de él. En ese momento, él aprovechó para darme la vuelta y escupió en mi hoyo y me la metió, y como dicen por ahí, que le hace el agua al pescao, yo estaba feliz, ensartado por esos 18 cm de pico colombiano que me estaban haciendo ver el cielo. Una vez la tuve dentro, fui yo el que andaba buscando que la metiera más adentro, al principio se dejó llevar, pero luego, él tomó el control, la sacaba completa y me la volvía a meter hasta el fondo, lo hicimos en el mismo sofá donde lo follé yo, luego me puso contra la encimera, me levantó la pierna derecha y me siguió dando, yo no podía dejar de gemir y pedirle más y él no dejaba de bufar, hasta que su respiración aceleró, me pidió que me siguiera masturbando hasta que sentí como palpitaba su pico, dejándome su corrida dentro, aunque la leche quedó en el condón, mi culo quedó abierto y feliz, y yo supe que este nuevo conserje tendría mi culo siempre que quisiera, porque resultó que era versátil, pero más activo. Así que el éxito estaba asegurado.
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1 Comentario
Daro
diciembre 12, 2024 a las 10:58 amQue rica experiencia!!!