Ex profe – Parte II: Experimentando

El primer relato lo escribí bien ansioso, quizás fue hasta enredado. Pero es que esa noche fue mágica en todos los sentidos.

Ese día se quedó, esperé que se fuera la gente de mi casa, yo no trabajaba, era sábado, así que tenía mañana sola. Aún así, esta nueva experiencia para ambos era extraña, aprender a conocer los cuerpos en una relación homo creo que es muy distinta al mundo hetero, o quizás ambos somos muy cuidadosos. Esa mañana no pasó mucho, sin embargo, nos comimos, nos tocamos y reflexionamos de lo que había pasado, y coincidimos que a ambos nos gustó y mucho.

Quedamos de vernos esa noche. Ambos con planes, cancelamos todo para vernos. Llegada la noche nos juntamos en mi casa, obviamente como “amigos”, compramos algo para tomar, compartir y reír, yo invité a una amiga para pasar piola, la cual al rato se fue. Nos tomamos lo que había que tomar, y nos fuimos a la pieza.

Cerramos, esta vez pusimos música para armonizar el ambiente y empezamos a comernos las bocas de la manera más intensa, igual que el día anterior, como si el mundo se fuera a acabar, nuestras erecciones notorias y evidentes, empezamos a tocarnos, a desvestirnos y por su puesto se lo empecé a mamar, es que su olor, su perfume, aún lo recuerdo, te hipnotiza (aún), y ese pene fabuloso, depilado, venoso con la cabezita para al lado, lo hacía mucho mejor cada vez que me lo metía a mi boca, llegaba hasta las amígdalas haciéndome llorar, pero me aguantaba y me gustaba.

Después de un rato de mamársela, lo doy vuelta y empezamos con un 69 de lado, y ahí nuevamente otro rato dándole, hasta que decido en la misma posición ponerme pero arriba, poniendo todo mi culo en su cara, para que jugara como mi hoyo y me dilatara (a todo esto Googlé algunas técnicas para follar más seguro, para evitar situaciones, y bueno, resultó siempre bien) y le gustó, nunca había lamido un hoyo. Si bien me dilató, su pene grande y grueso, y mi culo apretadito medio virgen, cuando trataba de sentarme, me dolía, pero aún así me aguanté todo lo que pude, porque ante tanta perfección, no me arrancaría, no todos los días te toca un buen sexo. Así estuve cabalgando un buen rato, sus movimiento y los míos lograron una sinergia compatible y cada embestida hacía que todo fuera mejor y mejor, no sabría cómo explicar un buen sexo, pero sé que aquellos que han disfrutado con un otro, un buen sexo lo van a entender.

En una le digo que parara, porque me iba a ir, estaba tan excitado, que no sabía si quería eyacular o mearme (sensación intensamente buena), a lo que para y aprovecho yo de darlo vuelta, ponerlo en 4 y lamerle el hoyo; quedó tieso y helado y me dice que nunca había tenido esa sensación tan excitante, que siguiera porque más duro se le ponía el pico. Le pregunto si puedo metérsela, me dice que si, pero cuando voy entrando le dolió mucho, así que paramos y de la nada, con una actitud muy intensa, me puso en cuatro en la cama, como enojado, me dice profe me vay a pagar por ese dolor (esa historia se las contaré otro día cuando lo desvirginé) y que me dijiera profe cuando nunca me dijo profe… Ufff que manera de dilatarme el hoyo jeje, la cosa es que le puse el culo, se lo levanté y de una me la metió, que dolor, pero que sensación más agradable, esa cama nido, que manera de sonar, poniendo los cojines en el respaldo, subiendo el volumen de la tv por si alguien bajaba, tapándome la boca con su mano de tanto gemir, mientras disfrutaba cada embestida; me tenía viendo estrellas y se que él también estaba en el paraíso disfrutando ese momento, veía su cara de placer y de caliente mirándome el hoyo mientras me follaba, qué delicia.

Así llevábamos 30 minutos aprox, noción perdida del tiempo, ambos queríamos acabar, había que acabar, si nada es eterno, pero queríamos estar así toda la noche, dándole. Estás dos primeras veces no éramos tanto de hablar, sino más de hacer lo que sabíamos hacer, además de decirme “profe le quiero dar mis hijos” o “donde los quiere”, no hubo mucho diálogo mientras follábamos, pero solo con mirarnos nos entendíamos. Mientras me tenía en cuatro dándome y yo gimiendo, descubrimos que patitas al hombro era una forma fenomenal de excitarnos al máximo y eyacular juntos, bien románticos, y así fue esa noche, su corazón a mil, yo patitas al hombro, transpirados a más no poder, donde cada embestida era cada vez más excitante, hasta que siento todo su ser dentro mío y yo soltando litros de leche en su cuerpo. Nos comimos, nos abrazamos, nos miramos y nos quedamos ahí regaloneando todos sopeados y moqueados, ningún asco de parte de ambos, hasta qué nos fuimos a duchar para bajar la intensidad.

Intentamos ver una película, nos acostamos en bóxer, pero nos dormimos, estábamos agotados, fue intenso. Cómo a las 3 cuando despertamos, nos comimos, nos empezamos a tocar nuevamente y obviamente nos erectamos, otro momento para aprovechar, y así fue, menos intenso pero igual de rico. Una buena paja, su buena mamada y y su buen beso blanco antes que se fuera y llegara el Uber.

Ahí empezamos algo que duró bastante tiempo. Experimentamos muchas cosas. Primero nuestros cuerpos, cada zona, cada parte, cada zona erógena, nada que alguien más pueda lograr llegar a ese punto.

Pero son historias que seguiré contando si lo desean.

¿Te gustó el relato?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 5 / 5. Recuento de votos: 40

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

/ / / 🇨🇱 Chile / 🌈 Gay

🔥 ÚNETE A NUESTROS CANALES DE TELEGRAM 🔥

Recibe los mejores relatos directamente en tu celular

IR AL CANAL DE TELEGRAM
💬 Escribe un comentario

1 Comentario

  • Anónimo
    diciembre 26, 2024 a las 10:26 pm

    Esta buena la historia, sigue contando más por favor

💬 Deja tu comentario

×

Reportar Relato

SALTAR AVISO