Otras historias de seminario- Parte III

Entonces acá va la tercera parte
Todo se pensó y se hizo, tratamos de hacerlo lo antes posible porque después se podía enfriar la salida y no se iba a poder. Acordamos un día, y nos fuimos a un lugar del sur, un lago fantástico. Ambos tomamos buses diferentes y llegamos allá por separado. Yo llegué antes, como dos horas antes de lo acordado, compré las cosas necesarias para las dos noches y tres días que íbamos a pasar allá. La hora llegaba, aprox 5 de la tarde, quedamos en juntarnos en una comuna y desde allí tomar locomoción para llegar al lugar correspondiente. Pasaba la hora y nada. Yo ya tenía comprada las cosas para poder comer y beber durante esos días, me paseaba y paseaba con el bolso con cosas. Y no llegaba, hablábamos, que ya quedaba poco, pero las horas pasaban y no llegaba. Quedaba poco sol, pero ya venía llegando, menos mal. El sol comienza a apagarse cuando nos vemos y saludamos como los amigos más héteros que podrían juntarse. Tomamos el bus hacia el lugar del lago, nos sentamos en el último puesto, hablábamos de la vida, y como íbamos en el último puesto nos tocábamos las piernas por sobre la ropa. Eso sin duda producía que la bestia se me despertara, pero es más, durante ese mismo camino íbamos tomados de la mano, con un polerón encima para que nadie pudiese observar tamaño escándalo.
Llegamos al lugar, ahora debíamos dirigirnos hacia la cabaña que habíamos arrendado, que él había buscado en las páginas y no nos habíamos fijado que quedaba muy lejos del centro. Caminamos, porque ya no había ni uber ni nada que nos llevara hacia esas cabañas. Caminamos como por 20 minutos, y nos damos cuenta que se acababa el asfalto, y quedaba más de la mitad por llegar a la cabaña. Iba con la cara llena de risa, con todo el peso de nuestras cosas, las cosas para comer y tomar, el calor ql, la transpiración. El polvo que nos dejaban los autos que nos pasaban, pero que nos ayudaban a ver el camino, en completa oscuridad. Pasados esos 30 min aprox, íbamos llegando a unas casas, estábamos cerca de llegar a nuestra deseosa cabaña. Llegamos cerca de las 22:30 hrs, hablamos con el dueño de las cabañas, nos presentó ésta y nos dejó instalados. Cada uno con su habitación separada. Nosotros cansados nos quedamos descansando un momento en el sofá, cuando de pronto la pasión llega, empezamos a acariciarnos, empezamos a darnos unos besos, apasionados, como desesperados, cuánto tiempo habíamos soñado con esta escena que por fin se estaba cumpliendo. Recorría con mis manos ese cuerpo, nos dirigimos a la cama, aún con ropa, quería empezar a desnudarlo, pero me para y me dice:
-No, espera un poco.
-Por qué, qué pasó? – le respondo
-Me voy a tomar una ducha antes.
-Jajjajaj nooo, qué te vas a tomar una ducha – le digo (la verdad estaba tan caliente que me producía mucho morbo tener conmigo ese cuerpo todo transpirado)
-Es solo un rato.
-No, sigamos. (y efectivamente seguimos)
Estar todo transpirado no iba a ser impedimento para poder estar con ese cuerpo con el que tantas pajas le había dedicado. Seguimos con nuestro proceso de apareamiento, sus besos muy apasionados, empezamos a quitarnos la ropa, le saco su polera, él saca la mía, fue ese único momento en que nuestros labios se separaron, nos acariciábamos, le tocaba su nuca, su espalda, su potito. Y empezamos a sacarnos nuestros cinturones.
Por fin estaba a punto de hacer mi unboxing favorito, le quito el cinturón, dejo entrever que está completamente dura, le toco encima del boxer, y procedo a sacarlo de esa jaula que lo tenía tan encerrado. Le bajo un poco más los pantalones, y comienzo a hacer lo que siempre soñé. Tenía en mis manos y para mí solito esa media tula, que no había logrado dimensionar bien las veces anteriores. Y era tremenda tula, y gruesa, era muy, pero muy dotado. Y me decía entre mí, si esto iba a entrar en mi boca o no. Comienzo a meterlo a mi boca, a tragarme lo que más podía ese banquete que tenía para mí, lo hago despacio. Pero de pronto escucho pasos alrededor de la cabaña, pasan al lado de la ventana de donde me estaba comiendo el medio helado y me doy cuenta que la ventana estaba abierta, y tocan la puerta de la cabaña. Mierda dije yo, me entró un escalofrío por todo el cuerpo, solté su tula. Él se paró, se puso su polera lo más rápido que pudo, se puso bien el pantalón y cinturón y fue a abrir la puerta. Era el dueño de las cabañas que iba a decir que ante cualquier cosa que le avisemos no más y como habíamos llegado tarde nos regalaba un día más en la cabaña.
Tremendo susto que me di. Se fue el dueño de la cabaña y vuelve a la pieza, le digo que cierre la ventana, la cierra. Enciendo la luz y veo que tiene la polera al revés. Jajajajajja. Nos reímos y seguimos con lo nuestro. Le volví a sacar la ropa y continuamos con nuestro fogoso encuentro. Pero esta vez él tomó el control de la situación, me recostó boca arriba y empezó a darme besos, a recorrer todo mi cuerpo con su boca, llegó a mis piernas y seguía haciendo eso, y yo retorciéndome de placer, pero es más me daba mucha cosquilla, pero era algo increíble. Y llegó a mi tula, empezó a jugar con ella y me la mamó de una forma que al paso de los minutos le digo que ya me voy a ir él me la sigue chupando y me voy en su boca, me dejó limpiecito.
Luego comimos algo, tomamos, con sus besos locos y llegó la hora de ir a dormir. Y acá va la segunda de la noche. Apasionados seguimos con las ganas de seguir tirando nos acariciamos, se la chupé, me la chupó. Pero esta vez quería algo especial, que me la metiera, estaba muy deseoso de que esa media tula estuviese dentro de mí, aunque era tremenda. Yo sé que podía aguantar y le digo:
-Métemela
-Estás seguro? – me responde.
-Sí por favor, quiero sentirte dentro mío.
-Ya, duele un poquito al entrar, pero después va a pasar.
Me sigue besando, me da vueltas y empieza a bajar dándome besos, me abre mi culito, y empieza a besarlo. Era una sensación extraña pero muy placentera, luego de unos momentos me empieza a puntear y de a poco va entrando esa tremenda tula dentro de mí. Y sí, me lo mandó a guardar, y bien guardada. Qué dolor sentía, pero poco a poco fue pasando y se sentía un placer imposible de describir, ni soñar pajearme yo, porque me iba de inmediato, así que cada vez que se dirigía su mano a mi tula, se la sacaba. Y me seguía dando. Luego cambiamos de posición patitas al hombro, lo veo como me da, despacio, y después más rápido, era una sensación exquisita. Quería que ese momento nunca terminara, pero cambiamos de posición. Yo ya completamente acostumbrado a esa tremenda longaniza dentro de mí me puse en cuatro, encorvé mi espalda y empiezo a mirar como me da como cajón que no cierra. Qué sonido más rico el que se producía con nuestros cuerpos y me dice que se va, se va dentro de mí, me doy vuelta, tomo mi tula y empiezo a masturbarme y salta mi leche por todos lados. Uffff que momento. Voy al baño vuelvo y él estaba tirado en la cama, destruido, pero con la tula semi erecta. Continuará…
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1 Comentario
Anónimo
febrero 4, 2025 a las 1:27 pmEstos hechos ocurrieron en el pontificio de Santiago?
Hay hartas historias ahí, por como describes algunos lugares como las piezas y el compartir de los baños, me hace pensar que ahí es.
Ricas tus historias.
Yo hice hartas cosas en el pontificio, con varios compañeros.