La deuda pareja abierta

Esto me pasó teniendo 18, me creía grande y que las sabía todas, me di cuenta que no fue así. Me dicen nacho, tímido 1,65, culo peludo pero que aguanta mucho, ni flaco ni gordo y una boca que hace mamones que uff… Hoy en días soy versátil, con pareja que me encanta darle, pero antes de ser versátil durante mi primer año de universidad fui bastante pasivo, acá va:

Durante mi primer año de universidad mi vida dentro de la u fue bastante alocada, poco antes de entrar a ese primer semestre había terminado con mi ex de ese entonces del cual había hecho muchos conocidos en Concepción. No eran conocidos como de lo que salía siempre con ellos sino que de vista, pero de todos hubo uno que siempre sobresalió delante de todos. A Felipe lo conocí gracias a mi ex, es flaco, alto, muy simpático y con una barba que enamora, él en ese tiempo tenía un pololo que se llamaba Javier, casi de la misma complexión que él solo que un poquito más maceteado pero con una verga que enamora (después sabrán porque lo supe).

Durante los primeros meses de universidad debido al estrés que sentía había mantenido unas conversaciones con Felipe sobre masajes y masoterapia, ya que él sabía mucho de esto a raíz de la carrera que estaba estudiando muy similar a la mía, además me enseñaría cosas básicas tipo profe. Fue en una de estas conversaciones en la que me invitó a su casa a que me enseñara sobre masajes e incluso me ofreció darme uno para poder relajarme.

Felipe vivía en un departamento loft de dos pisos, dónde en ese entonces sólo tenía una cama de dos plazas y no tenía muebles, con el pololo eran recientemente nuevos en el tema de vivir solos.

Al llegar, Felipe me recibe con unos shorts y una polera sin mangas, allí me hace pasar a la cama para poder conversar porque era el único lugar donde podíamos estar sentados, ya ahí me pide que me tire en la cama boca abajo, que me saqué la polera y que mi relaje.

Él se sube encima mío y comienza a darme un masaje lento pero suave en mi espalda, no podía negar que el cuerpo de Felipe me calentaba, pero tenía que disimular porque no iba con esa intensión en primera instancia. El masaje estuvo tan relajante que no sé en qué momento Felipe se sacó su polera y su short. Ya luego, me ofrece hacer los masajes en mis piernas y mis nalgas, con lo que jadeante digo que si, para esto, él me saca el pantalón y mis boxer poco a poco, y junto con esto se saca sus boxer para quedar entre mis piernas. El masaje desde mis piernas hacia mis nalgas, de poco a poco comenzó a jugar con mi entrada, primero con sus dedos, largos que los mojaba con su propia saliva, mientras sentía como su pene recorría el contorno de mi culo, luego siguió con su lengua que lo hacía tan bien que me dejaba jadeante pidiendo más y posterior con un dildo que fue con el que me terminó por dilatar. Cuando ya me vio lo suficientemente dilatado metió su pene en mi hasta el fondo, haciendo que de mi garganta saliera un gemido que lo calentó más aún. Me tuvo así demasiado tiempo, entrando en mi, haciéndome gemir y tapándome la boca mientras disfrutaba, era un sexo fuerte, rudo e intenso, de esos que quieres que no acaben y así fue durante mucho tiempo, hasta que cuando estábamos a punto de corrernos sentimos que estaban abriendo la puerta del departamento y era Javier, su pololo, quién estaba entrando después del trabajo. Yo ahí atiné a correr al baño en donde me escondí a esperar que iba a pasar, pero fue allí donde Felipe le explicó al pololo que me hacía un masaje de cuerpo completo y que por eso él estaba en boxer y polera y yo solo en boxer, fue así como terminó esa primera vez.

La segunda vez fue un tanto más arriesgada en dónde tanto Felipe como Javier me invitaron a una fiesta, ésta se hizo a mediados de Halloween, los amigos de ellos fueron muy simpático en la previa, ya en la disco la cosa se puso un poco más candente, ya qué al momento de bailar Javier estaba por delante y Felipe por detrás metiendo manos en mi pantalón, mientras jugaba con sus dedos en mi entrada, en la pista estaba demasiado caliente y no esperaba el momento para irme. Como yo era el nuevo, Felipe y Javier me ofrecieron quedarme su departamento, pero Javier estaba muy borracho con lo que al llegar se acostó a la orilla de la cama y quedó ahí hasta el otro día, yo por mi parte dormí al medio de los dos y fue allí cuando Felipe se acercó por detrás mío mientras me quitaba los boxer y comenzaba a darme besos en el cuello hasta prenderme. Me tenía demasiado caliente y lo único qué quería era que me lo metiera.

Felipe entendió mi posición y jugando con sus dedos me dilato hasta que su pene entró en mi culo, se sentía exquisito y peligroso al tener al pololo al lado, para no gemir me tapaba la boca y aunque lo hiciera, él de caliente me lo metía más fuerte para disfrutarlo más. Él no sé cansó hasta que pudo sacar todo de mi, haciéndome acabar allí y él en mi espalda. Javier en cambio a pesar de que jamás se acordó lo que pasó al otro día, esa noche me toqueteaba mi culo dilatado después que su pololo me dio.

Una de las mejores veces qué pase con ellos, fue la vez que tenía una ventana de la universidad en donde ellos me invitaron a almorzar a su departamento, al llegar allí ambos estaban en short y polera sin mangas, pero como había dicho sólo tenían una cama cómo mueble, almorzamos, todo bien algo liviano, pero eso me hizo dormirme una media hora aproximadamente, al despertar en la cama no vi a ninguno de los dos, pero sí sentía ruido en el primer piso del departamento. Curioso me asomé hacia una orilla de la pared para poder observar que ocurría y entre las rendijas de la escalera pude ver cómo Felipe estaba de rodillas mamando el pene de Javier hasta dejarlo lubricado. Era tanta la calentura de ellos, que Felipe se ubicó en 4 en el piso, y Javier poco a poco le fue hundiendo su pene hasta tenerlo al fondo. Te juro, me dejó demasiado caliente ver eso, al punto de querer unirme pero no sabía cómo.

Volví a la cama y los llamé a ambos haciéndome el dormido, como que recién despertaba, Javier apareció primero y se puso a mi lado, se le veía un paquete enorme de lo excitado que estaba y de lo caliente que había quedado, después llegó Felipe un poco más arreglado. La conversación siguió igual, aunque se pusieron a hacer preguntas y apuestas en modo quien hace lo más que el otro, hasta que en un momento le digo a Felipe qué a qué no se atreve a mamarle el pene a Javier delante mío, es ahí que Felipe se levanta, mira a Javier y le saca su pene para comenzar a mamar, mientras eso ocurría me comía a besos con Javier de lo caliente que estábamos, con lo que Felipe saca mi pene y también lo chupa.

Yo igual quería hacer eso, así que mientras cambiamos posiciones, nos sacamos la ropa hasta quedar desnudos. Ya yo abajo comenzaba a chupar ambos penes que se sentían demasiado ricos. Después de un rato Felipe fue a mi trasero y comenzó a hacer un beso negro que me dejó loco, dilantándome con su lengua y sus dedos, preparándome con un dildo posteriormente para poder penetrarme mientras le mamaba el pene a Javier, ese trencito fue demasiado rico sentir como te penetran mientras mamas, uff.

La escena se veía demasiado sexual, Felipe después se salió de mi para sentarse en el pene de Javier, y al ver eso me acerqué lentamente por la espalda de Felipe para poder meterle mi pene, haciéndole una doble que lo hacía gemir de placer, fue tanto así que Felipe acabó con la penetración doble que le hacíamos sin siquiera tocarse. Yo por mi parte me levanté y me senté en el pene de Javier, un pene grande ancho y venoso, que me abrió y me dejó con ganas de más, fue tan rico que decidí irme encima de Javier y embarrarle su pecho con mi semen.

Pero aún faltaba que acabará Javier, con lo que con Felipe empezamos a mamar al mismo tiempo, cada uno por un lado del pene de Javier, que se sentía que acabaría pronto, dónde al explotar lo hizo sobre nuestras caras.
Ya después de eso nos tiramos en la cama a descansar, recuperando el aliento del sexo, fue demasiado rico, hasta que en una me acordé que estaba en ventana y me tuve que ir a la universidad, lleno de semen pero feliz