Jugando derrumbe I

Hola, hola, soy J de Ecuador y esta es mi primera vez escribiendo. Esto sucedió tres meses después de cumplir 18 (ahora tengo 21); soy de la costa de mi país, de una zona rural-urbana.Una tarde como cualquier otra, el sol se encontraba en todo su esplendor, mientras que el reloj de mi pared apuntaba las tres de la tarde. Un primo junto a un conocido, que lo llamaremos D (llevaba una camisa azul y una pantaloneta negra holgada), y el hermano de este llegaron a mi casa. Me dijeron para salir a jugar con el balón; aunque no soy muy diestro para eso, acepté ir. Fuimos a la cancha de la escuela, la cual era una zona abierta, así que cualquiera podía ingresar. Empezamos a jugar con el balón, nos pasábamos un rato, cada quien haciendo sus cosas, mientras que el sudor se apoderaba de nuestros rostros, hasta que D rompió el círculo vicioso que se había establecido.—Esto está aburrido, ¿y si hacemos penitencia si alguien hace caer el balón?—¿Qué penitencia? —preguntó mi primo.—Hmm… no sé… ¿derrumbe?—De una —respondió el hermano de D, lo llamaremos P.Así que empezamos a jugar; unos intentaban hacer caer el balón a otros, entre risas y atrapadas; mi primo hace caer.Así que lo tiraron al suelo; uno encima del otro se fueron colocando en forma diagonal para rozarse, nadie, todo era normal hasta que D intercambió lugar con P, situándose a mi lado. Retomamos el juego; esta vez P hizo caer el balón. Ya en el suelo, nos íbamos a situar para alzar, pero D me detiene, haciendo que mi primo vaya primero, luego yo y después él. Cuando se tiró, sentí todo su peso detrás, pero algo más sentí, obviamente su bulto que me restregó de una forma evidente. Cuando me tocó estar en la base, él se colocó detrás de mí para hacer lo mismo; esta vez sentía su respiración en mi cuello y cómo su bulto se abría camino entre mis nalgas. Así jugamos por un rato más; el sol poco a poco se iba escondiendo. P, D y mi primo se sentaron en las gradas mientras que yo iba al baño a lavarme las manos. Como el baño de la escuela estaba abierto, pude ingresar sin problema. Me lavé las manos. Cuando D entró, su presencia me intimidó. Un chico flaco, alto, de ojos café claro y blanco me miró fijamente, se fue al fondo y, cuando me estaba a punto de ir, me llama.—Oye—¿Sí? —respondí temeroso.¿Puedes venir un rato?Me detuve en el marco de la puerta, mi mente se nubló por un instante, mi corazón se encontraba a mil. Y de forma inconsciente di la vuelta y me dirigí a donde estaba él. Estaba sentado con las piernas abiertas, tocándose el bulto por encima.—Acércate —me dijo con una mirada pícara.Temeroso, me fui acercando de a poco, cuando él, de un jalón, me acerca a él, y haciendo que le toque el bulto.—¿Te gusta, verdad?Yo no dije nada, solo seguía tocándolo. Él me miraba de una forma tan morbosa. De un golpe se levanta, me agarra de los hombros haciéndome sentar en el inodoro; mi cara daba directo en su bulto, el cual refregó en mí sin pensarlo. Podía escuchar soltar unos pequeños gemidos ahogados. Estuvimos por unos minutos así, hasta que de forma brusca paró, para decirme.—Cuando se vayan todos, te estaré esperando aquí —antes de salir de aquel lugar.Mi mente estaba en cortocircuito, mi respiración cesó por un instante y los latidos de mi corazón retumban sin parar en mi pecho. Me levanté con mis piernas temblorosas y salí; estuvimos como si nada hubiera pasado, jugamos por un tiempo más hasta que nos cansamos; ya cada uno se fue a su casa. Como la mía quedaba cerca de la escuela, espero que todos se fueran y yo, sin pensarlo dos veces, fui al baño de la escuela. Estuve esperando en una esquina unos cuantos minutos; mi paciencia estaba llegando a su fin; pensaba que D solo había estado jugando conmigo. Así que decido regresar a casa; salgo del baño y de pronto él me interseca, haciéndome retroceder y cerrando la puerta a su paso.—Disculpa por la demora —dijo con tono cansado, mientras se acercaba a mí.—Pensé que no ibas a venir —comento, inmóvil ante la presencia de aquel chico que se había cambiado de ropa, a una blusa y una pantaloneta apegada.Se acercó, me sostuvo de la barbilla para acercar sus labios a los míos de una manera suave y sutil.—Te traigo ganas, obviamente iba a venir —dijo, antes de azotarme contra la pared.

¿Te gustó el relato?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 4.1 / 5. Recuento de votos: 41

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

/ 🇪🇨 Ecuador / 🌈 Gay /
💬 Escribe un comentario

2 Comentarios

  • Anónimo
    septiembre 28, 2025 a las 2:25 am

    Por fin un relato de mi país

  • Anónimo
    septiembre 28, 2025 a las 4:49 pm

    Maaaas

💬 Deja tu comentario

×

Reportar Relato

SALTAR AVISO