La vez que me desvirgaron

Este es un relato real. Soy un chico de Tepic, al que le metieron la verga a los 18 años. Hoy tengo 21, así que fue hace tres años.

Eran como las diez de la noche, estaba chateando en mi cuarto cuando entró al chat un hombre con la foto de su verga en el display. Era prieta, grande y gruesa, se veía sabrosísima. Yo nunca había tenido un encuentro real con un hombre, solo conversaciones por chat y videollamadas calientes, y esa noche andaba que me urgía una verga, pero de ya.

No lo pensé dos veces, le hablé y le dije: “hola, ¿cómo estás?”. Me contestó: “bien, ¿y tú qué haces?”. Cabe mencionar que yo en mi foto de perfil tenía una de mis nalgas, que la neta están muy bien. Tengo buen culo y buen cuerpo: delgado, poco marcado, nalgón y piernudo.

En cuanto le contesté que bien, me dijo: “¿y esas nalgas tan ricas?”. Y yo le respondí: “pues son mías… ¿y esa verga tan sabrosa?”. “Pues es mía”, me contestó. “Mmmm, está riquísima”, le dije. Y de una me preguntó: “¿quieres que te coja?”. Así, directo. Yo, algo nervioso, le dije que sí. Le pregunté si tenía lugar y me dijo que sí, y que casualmente vivía muy cerca de mi casa. Quedamos en que él pasaba a la esquina en quince minutos. Con los nervios a tope me puse un suéter porque hacía frío y salí. Yo vivía en una casa de asistencia de estudiantes, así que podía entrar y salir a la hora que fuera.

Ya en la esquina lo esperé como quince minutos, temblando de frío y de nervios, hasta que por fin llegó en un coche blanco. Se paró y me dijo: “¿se va a hacer?”. “Sí”, le contesté. “Súbete”, dijo. Nos fuimos a su casa y resultó que estaba como a tres cuadras de donde yo vivía. Entramos y me dijo: “perdón por el desmadre”, porque la neta estaba todo desordenado. Le dije: “es mi primera vez”. Él me respondió: “woooow, ¿entonces estrenaré esa colita tan rica que se veía en tu foto?”. Le dije que sí, medio tímido.

Sin más, me tomó de la cintura y me besó. Yo, medio cohibido, le seguí el beso. Me empezó a agarrar las nalgas, a besarme con más pasión y me fue calentando cada vez más. Hasta que ya no pude y me entregué a ese hombre de unos 35 años, moreno, delgado, no feo ni guapo, pero sí bien caliente. Me volteó para agarrarme las nalgas, me pegaba su paquete en el culo, me manoseaba bien prendido y sin querer empecé a gemir bajito. Luego me besó el cuello, bajó las manos a mis tetillas, mi cintura y luego a mi paquete. Ahí ya no aguanté y solté un “haaaaahhh”. Me quité el suéter y la playera; él hizo lo mismo. Ya super cachondo, me bajé el pantalón y los calzones hasta quedar con el culo al aire. Me miró de pies a cabeza y dijo: “aaay papito, estás bien rico, te voy a hacer mi perrita”. Eso me excitó un chingo y le respondí: “sí papi, hazme tuyo”.

Se quitó el cinto, se abrió el pantalón y zaz… salió un pedazo de carne colgando, todavía sin estar parada, como de 18 cm. ¡Mamá mía! No lo pensé dos veces: me hinqué, la puse en mis labios y empecé a besarla por encimita. Solo escuchaba que decía: “aah, sí perrita, chúpala, métela ya a tu boca”. Lo hice y sentí cómo crecía dentro de mi boca. Empecé a mamársela de arriba abajo y me advirtió: “aaah, cuidado con los dientes”. Le dije: “perdón, es que es la primera verga que me chupo”. Y contestó: “uuuy, entonces este es mi día de suerte”.

La seguí mamando con más cuidado pero con más velocidad hasta que dijo: “ya mija, vente a la cama”. Me llevó a su colchón y me dijo: “ponte a gatas, te voy a estrenar”.

Obedecí, me puse en cuatro con el culo paradito, luciendo mis nalgas morenas y carnosas. Sin esperarlo, llegó como una bestia a lamerme, pasando su lengua como desquiciado entre mis nalgas, de arriba a abajo, en círculos. Luego dijo: “ahora sí, zorrita, vas a sentir lo que es ser mi puta”. Puso su lengua en mi ano, ya ardiendo de caliente, y yo solté un “aaaaahhhgg” con esa sensación que, la neta, me volvió adicto.

Me mamó el culito como quince minutos hasta que de repente paró. Abrió un cajón, sacó un condón más grande que los que yo había visto y me dijo: “chúpamela otra vez antes de metértela”.

Lo obedecí como la perrita que era en ese momento. Era grande, venosa, prieta, jugosa, con el glande bien lubricado. Eso me prendió más. Me arrimé y se la mamé otra vez, pero ahora con más pasión, hasta el fondo, dejándosela llena de saliva, a veces ahogándome con su tamaño. Así estuve como cinco minutos hasta que me apartó, se puso el condón y dijo: “ven, siéntate”.

Me paré y me acomodé encima de la verga de ese hombre que estaba a punto de desquintarme. La sentí apenas en la entrada de mi ano y le dije: “me va a doler”. Él me respondió: “solo poquito, pero como eres una puta te va a gustar más de lo que te duela”.

Me sujetó de la cintura y empezó a empujarme hacia abajo. Yo ponía resistencia porque dolía un chingo y apenas había entrado la cabeza, cuando de repente sentí un dolor fuerte y grité con un gemido: “haaaaaayyy”. “¿Te gusta, puta?”, me dijo. Y sin más, me jaló hacia abajo y zaz, me la metió de un jalón hasta el fondo. Sentí un dolor tremendo, lloré, pero no me resistí. “Wooow, qué buena puta eres, bien aguantadora. Aunque te la metí de un jalón no le sacaste”, me dijo.

Yo, sin decir nada, me quedé quieto. “Pues ya está adentro”, agregó. Empezó a moverme en círculos tomándome de la cintura, luego a subirme y bajarme. Yo al principio me quejaba, pero en silencio. Y no sé si porque el dolor bajó o porque me acostumbré, pero empezó a gustarme. Al principio sentía que me iba a cagar, pero después la sensación me encantó.

De repente empecé a gemir como putita. “Aaah, ya le agarraste sabor, ¿verdad?”, me dijo. “Sí papi, cógeme, hazme tuya”, le contesté. Y ahí estuve, brincando arriba de él como unos quince minutos, hasta que se vino. “No mames cabrón, tienes el culo bien apretadito”, me dijo.

Sacó la verga y, para mi sorpresa, el condón estaba lleno de coágulos de sangre. Me dijo: “mira perrita, la señal de que ya no eres virgen”. Yo solo solté una risita incómoda.

Después nos volvimos a ver, pero eso se los contaré después.

Comenten, y ya saben: chavos de Tepic activos que lean esto, estoy para servirles… y gente de fuera también jeje.

Saludos.

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