Se la chupé a dos primos
Tenía muchas ganas de volver a hacer lo que hice hace tiempo con un vecino, y se los voy a contar:
Yo estaba afuera de mi casa, en la puerta, mirando a la gente pasar. Justo al frente había un lugar de trabajo, el dueño tenía como cinco hijos hombres. Uno de ellos se llamaba Alberto. Cada vez que me veía en la puerta salía y siempre me preguntaba algo. Ese día me dijo que si quería conocer la oficina de su papá. Yo le dije que sí, aunque lo vi sospechoso.
Le miré el paquete y se notaba que la traía bien parada. Eso me gustó, porque él me gustaba desde antes, y creo que él lo sabía. En cuanto entramos a la oficina, obvio no había nadie porque era fin de semana. Me dijo: “siéntate”. Yo le pregunté: “¿para qué?”. Me contestó: “mira, te voy a enseñar unos sombreros nuevos que estamos haciendo”.
Se me acercó tanto que sentí su verga bien cerca de mis manos, y me gustó. Yo se la miré y él me dijo: “¿quieres agarrarla? Yo sé que sí quieres”. Le contesté que sí, y se la agarré por encima del pantalón. La traía bien dura. Le pregunté si quería que se la jalara y me dijo: “algo más”. Entonces se la sacó y me la puso cerca de la cara.
Me gustó y se la empecé a lamer, primero la cabeza. Él se desesperó y me dijo: “muérdela un poquito”. Lo que no esperaba era que se la empezara a chupar bien rico. Se la metía toda, se la apretaba con los labios, y pronto le empecé a sacar el pre-semen. Eso a mí me encanta.
Me dijo: “tenías muchas ganas, ¿verdad?”. Yo le contesté: “sí, ¿y por qué nunca me dijiste nada?”. Y luego: “no sé, pero ahora es mi momento, déjame mamarla como yo quiero”.
Le seguí chupando toda, le mamé los huevos, se excitaba más y volvía a metérsela en la boca. Hasta que me dijo: “ya me quiero venir”. Yo le contesté: “déjame sacártelos con la boca”. Y no paré de chupar hasta que sentí cómo se venía dentro de mí. Le saqué todo, no le dejé ni una gota.
Alberto me dijo: “es la primera vez que me maman así”. Yo le respondí: “cuando quieras”. Descansamos un rato, pero se la volví a chupar. Se la paré de nuevo, estaba bien suavecita, y no dejé de mamarla hasta que me preguntó que si me la metía. Yo le dije que mejor cuando tuviera más leche, para que entonces me los echara en el culo.
Se la seguí chupando hasta que se vino otra vez. Ya era menos semen, pero igual me lo tragué todo. La verga le quedó un poco hinchada de tanto que se la mamé, pero a él le gustó. Me dijo que el otro fin de semana ahora sí me la iba a meter toda, igual que en la boca. Yo le contesté que sí, que lo iba a esperar.
En la semana, su primo me habló para ayudarle a recoger unos papeles. Ese primo me preguntó que si me gustaba la verga, y yo le dije que sí, la de su primo. Entonces me dijo: “¿quieres probar la mía?”. Le contesté que sí.
Me la enseñó y estaba más grande que la de Alberto. También se la mamé. Este primo duró más, la tenía bien jugosa, gruesa y grande. Yo, mamándosela, la ponía todavía más dura. Hasta que se vino en mi boca. Igual, no le dejé ni una gota.
Me dijo: “me gusta cómo la mamas, cuando quieras dime y te doy”. Yo le pedí que no le dijera nada a su primo. Antes de irme, se la chupé de nuevo y me dio más leche. Estaba riquísima.
La neta, si alguien quiere que se la mame, mándenme un correo. Me gustan mexicanos, colombianos y negritos… esos la tienen bien grande, esas sí me ahogan, pero ni modo, me gusta mamar hasta quedar bien llenito y dejar satisfecho al dueño de la verga que me use.
Espero que les haya gustado mi relato. Cómo quisiera volver a ver a Alberto… o al primo.
______
Este relato fue rescatado desde una pagina que ya no existe.
Si tú eres el autor original de este relato, te invitamos a ponerte en contacto con nosotros. Queremos darte el crédito que mereces y, si lo deseas, incluir tu nombre (o seudónimo) como autor, o bajar el relato si así lo deseas.
📩 Escríbenos a relatogay7@gmail.com
No hay comentarios aún. ¡Sé el primero en comentar!