Sucedido con mi Padre – Pt. 4
Disculpen la demora, he estado bastante ocupado en el trabajo.
Continuamos con la historia.
Esta vez, además de hacer otro salto en el tiempo, escribiré dos sucesos en uno.
Meses después de ese último encuentro en su piso, mi papá se fue a otro país por una oportunidad laboral la cual dependiendo de su desempeño podría extenderse su contrato o bien regresarse al terminar el primero. Su piso quedaría vacío, nadie lo habitaría pero me dejaría un duplicado de las llaves para que siempre haya movimiento, limpiar, quedarme un fin de semana y así, por ende, en muy pocas ocasiones, lo aproveché para hacer mis locuras.
Después de casi 7 años por fuera, llegó, no lo vi sino hasta un par de meses después porque para ese tiempo también estaba ocupado y como nuestra relación seguía siendo mala, pues no había problema por ello, eventualmente lo fui a ver, pasaba un par de horas allá, todo normal y me regresaba a mi casa.
Un fin de semana, me quedé con él y claramente yo tenía la intención de tantear la zona a ver qué ocurría. Si bien ya era de noche, y él estaba dormido, yo por la ansiedad de querer que ocurra algo, me mantenía despierto hasta que me armé de coraje y me fui a su habitación, supongo que él sintió que yo estaba allí, tal vez no se había quedado dormido aún, y me preguntó si pasaba algo, yo nomás le dije que quería hablar con él, a lo que me invitó a recostarme en su cama, cosa que hice, y me acobijó.
Estuvimos hablando un buen rato de todo un poco, yo seguía nervioso. Decidí por salir del closet con él esa noche, todo transcurrió normal, porque la verdad no era algo para sorprenderse y seguido de eso, le toqué el tema de nuestros encuentros y cómo experimentábamos juntos y así, me dijo que también lo recuerda y que yo era el único hombre con quien él había hecho cosas así, pero bueno quién sabe.
“¿Nos podemos hacer una? Como los viejos tiempos” le pregunté, y me respondió con una pregunta también, si yo quería que nos hiciéramos una, a lo que obvio le respondí que sí y él aceptó.
Nos quitó la cobija de encima y su mano alcanzó mi bulto, empezó a palpar para encontrar el tronco, cuando lo hace, lo agarra, supongo para ver qué tan duro y grueso estaba, jugó un par de segundos con él y luego sí me empezó a bajarme el short que yo traía puesto.
Él aún acostado pero esta vez un poco ladeado inclinado en mi dirección, con su mano intentaba hacer que yo alcanzara el 100% de la erección, supongo que por los nervios de volverlo a hacer después de tanto tiempo aún no lo lograba.
Al cabo de unos segundos, yo ya estaba al 100, a él parecía gustarle por la firmeza en la que me agarraba el pene, su ritmo era lento y pausado, pero me gustaba.
Yo por otro lado me estaba muriendo por preguntarle si podía sacarle la polla y pajearlo también, porque no sabía si era algo que él quería, nunca nos habíamos hecho una paja cruzada, pero ya era hora de que ocurriera.
“¿Puedo hacértela yo también?” le pregunté, con algo de miedo. “No papá, tranquilo, yo ya descargué hace un buen rato” me dijo, pero eso no podía quedarse así, no otra vez, entonces le insistí una vez más y esta vez añadí un “por favor”, que quizá habría sonado como desperado, pero necesitaba verla otra vez y sentirla, entonces me dijo que sí.
Yo no dudé ni dos segundos y de una vez llevé mi mano hacia su short y se lo empecé a bajar, lo primero que me encuentro es un gran arbusto de vello púbico que me encantó, y seguido a eso, su enorme y gruesa polla dura al 100%, por ende asumí que hacer cosas con hombres y conmigo sí le gustaban.
Se la agarré con determinación y supongo que el frío de mis manos lo hizo reaccionar, pero no quise esperar y le empecé a dar al mismo ritmo que él me estaba dando a mi.
Era nuestra primera paja cruzada y se sentía fenomenal, ninguno decía nada, ninguno se atrevía a emitir un gemido, yo enfocado en su pene y supongo (porque no me consta) que él no dejaba de mirar el mío, se me hacía agua la boca, estaba babeando por él, genuinamente tenía unas ganas de lanzarme hacia él y metermelo a la boca, pero, claramente no lo hice porque no podía permitir una mala reacción que hicieran que estos encuentros se acabaran por completo.
Por ende, la paja seguía, lento pero seguro, yo quise romper un poco el hielo y quizá la tensión también y le pregunté si le estaba gustando, su respuesta fue afirmativa, entonces al cabo de unos segundos me dijo que ya tenía sueño que le aumentáramos la velocidad y el ritmo para acabar pronto.
Y así fue, él primero empezar fue él, diría que lo hizo gradualmente y yo intenté seguirle el paso, así como las veces anteriores, él sabía cuando yo estaba cerca, entonces cuando ese momento llegó, aumentó aún mucho más el compás y me hizo acabar, la emoción escaló tanto que a pesar de que me contuve para no gemir, mi cuerpo siempre respondió moviéndose e inconscientemente solté la suya mientras mi leche se escurría.
Ahora seguía él, le di y le di hasta que por fin acabó, y así como yo, imagino que se contuvo, no emitió sonido ni tampoco se movió, solo la dejo escurrirse hasta que se encontró con sus vellos.
Me dijo que cogiera una camisa que tenía tirada en el suelo de su recámara y que con eso me limpiara, que igualmente él la lavaría al día siguiente y como buen hijo obediente, lo hice.
Después de limpiarlo a él, solito se subió su short, se puso la cobija encima y me dijo que cuando saliera de su habitación dejara la puerta entreabierta, yo me dirigí al baño para limpiarme aún mejor y para lavarme las manos e irme a dormir.
Y así termina este primer suceso desde su regreso, espero no hayan acabado si es que se la estaban jalando, porque vamos con lo que todos habían estado esperando.
Días, muchos días después, quizá semanas, volví a quedarme con él nada más por el fin de semana.
No era algo que me pedía él, porque en teoría a él le daba igual si lo hacía o no, a este punto y con mi edad, considerando que nuestra relación padre e hijo es mala, ya él estaba acostumbrado a estar solo.
El día transcurrió normal y él se encontraba tenso y estresado por un dolor de muela que cargaba según me dijo, desde hace unos días ya.
La noche llegó, él cenó primero que yo, yo más tarde que él por rutina mía, no había mucho que conversar, tampoco éramos de ver tv o algo por streaming juntos, él estaba en su habitación y yo en la mía, pero, yo estaba intranquilo y con ganas, por ende, quise probar mi suerte.
Me acerqué a su pieza, aún seguía despierto, tenía el tv encendido y parecía tratar de sobrellevar la molestia del diente.
Me senté en su cama y empecé a platicar poco con él, no quise dar muchas vueltas y primeramente le pregunté si nos hacíamos una pero se negó, usó el dolor de su muela como excusa, pero yo llevé la conversación al punto de, literalmente ofrecer mamarsela, me rechazó pero a la segunda insistida y decirle que le iba a gustar y que se iba a relajar, aceptó, el momento más esperado desde hace años había llegado y yo sabía que tenía que dar lo mejor de mi a como de lugar.
Me acerqué a su entrepierna y le bajé el short que traía puesto, tomé unos segundos para admirar la escena: él recostado, con su camisa puesta, su ligero happy trail sobre su abdomen plano, el arbusto de vello púbico que adornaba su enorme y gruesa polla; que por cierto, ya estaba medio dura, o poco más de lo que se podría considerar el punto medio.
No lo pensé ni dude dos veces, de una vez me abalancé sobre ella, la agarré con una mano, estaba entre blanda y empezando a ponerse dura, y me la metí a la boca, él reaccionó con su cuerpo estremeciéndose y soltando un pequeño y corto gemido.
Así que empecé. Ese movimiento de arriba abajo, me estaba esmerando, le sabía deliciosa, calentita y su olor me encantaba era como el sudor del día.
Arriba abajo, una y otra y otra vez, no tardó en ponerse al 100, cuando me la sacaba de la boca, usaba mi lengua para recorrer su glande y dibujarle círculos con mi lengua, juguetear con su uretra (creo que así se llama) con la punta de ella (mi lengua).
Se contenía de gemir, o eso asumo yo, quizás así le ayudaba a enfrentarse a que tener encuentros sexuales conmigo y con un hombre le gustaban, pero yo me sentía feliz, en el cielo y demasiado excitado.
Cuando sentía que me quedaba sin aire, aprovechaba de jalársela un poco por un par de segundos, era dura cual roca. También lamia el tronco y me dedicaba unos segundos a lamer sus gordas bolas.
De nuevo dentro de mi boca, aprovechaba de olerle el vello cada vez que le hacia garganta profunda, le gustaba, y sé que es así porque cada vez que la punta de mi nariz tocaba su pelvis velluda, él levantaba su cuerpo como para hacer que entrara más a fondo.
Nunca me llegó a sostener la cara y follarme la boca, lo deseaba pero me daba pena pedírselo.
Tampoco me ponía su mano en mi cabeza como para llevarme a hacerle garganta profunda o para hacerme aguantar varios segundos con todo su pene dentro o para guiar la mamada, el control lo tenía yo, per yo quería que lo tuviera él e hiciera con mi boca lo que le diera la gana.
Quise quitarme la ropa y masturbarme mientras se la chapaba, pero sentí que tal vez sería un poco mucho entonces lo hice.
Me moría de ganas de quitarme el short y empezar a sentarme en su polla, así tal cual, babeada gracias a mi salva y a pelo, pero sabía que no pasaría, al menos no aún.
Seguí y seguí y seguí comiendole la polla a mi padre, hasta ahora mi favorita. Supe que se iba a correr cuando empezó a levantar su cuerpo para que me entrara más, se alzaba, duraba unos segundos y se dejaba caer en la cama, así varias veces como sí hiciera el esfuerzo por no acabar aún, hasta que lo hizo.
Afortunadamente, no se salió de mi boca, eyaculó dentro de ella, y yo claramente, muy feliz y muy excitado, acepté toda su leche y con todo gustó me la tragué, sabía dulce y estaba ni muy líquida pero tampoco espesa, era perfecta.
Después de eso, seguí chapando para limpiar todo rastro de su semen, cuando me enfocaba en su cabeza, se estremecía un poco, ya estaba sensible.
“Ya papá, déjalo así” me dijo mientras su pene empezaba a ponerse flácido poco a poco.
“Está bien, nomás déjame darle una última chupada” y me la volví a meter a la boca, por completo, la saboreé, sentí su cabeza con mi lengua y la dejé ir.
“Listo” le dije, y se subió su short. Me senté en su cama, procesando todo lo que había pasado, mientras también recuperaba el aliento, todo estaba en silencio y el tv lo había apagado antes de empezar”
“Anda para tu cama ya” me ordenó, le dije que estaba bien y le deseé buenas noches, las cuales me devolvió.
Desde entonces nada más ha vuelto a ocurrir, tampoco me he vuelto a quedar a dormir allá, las veces que he ido de visita todo es como antes y como si nada, a veces es tenso, otras no tanto, a veces hablamos muy poco, otras poco más.
¿Qué piensan ustedes? ¿Debería intentar lograr mamársela otra vez? ¿O debería no acercarme más para evitar? Ganas no me faltan, así como las que tengo de que me folle a pelo y sin compasión y que me enseñe lo que es un macho.
¿Consideran que le ha gustado todo lo que ha ocurrido entre ambos? ¿Será que es bi o que solo le gusta hacerlo conmigo?
Leeré como siempre sus comentarios, espero les haya gustado, no se olviden de votar; y cuando algo vuelva a pasar, por aquí me leerán.
2 Comentarios
Anónimo
octubre 10, 2025 a las 8:18 pmYo creo que tu papá siempre fue gay ! El tema que lo reprimió por años y además es un degenerado ! Por estar haciendo eso con su hijo , nadie en su sano juicio lo hace !
Corgan
octubre 10, 2025 a las 9:05 pmDebes seguir intentando, ya no hay vuelta atrás. Seguro él también lo desea pero se nota que se reprime. Debes ayudarlo a liberarse