Cogiendo en el autobús

Hola, soy un chavo bisexual de Michoacán. He leído varias historias interesantes que me animaron a escribir lo que yo experimenté.

Tengo 21 años, y esto ocurrió más o menos así:

Hace casi 3 años tuve mi primera experiencia sexual con un hombre, pero no es de esa vez que les quiero contar, sino de algo que ocurrió hace como un año. Me disponía a viajar a la ciudad donde estudio. Mis papás me dejaron en la central camionera, me despedí de ellos y me quedé solo. Me acerqué a la taquilla, compré mi boleto y me senté a esperar la hora de salida.

En ese tiempo entró un chavo bastante interesante: estatura promedio, moreno, cuerpo definido. En cuanto lo vi me quedé observándolo. Él se acercó a comprar su boleto y, justo en ese momento, volteó hacia mí y cachó mi mirada. La correspondió.

No pasó mucho cuando nos llamaron a subir al autobús. Su asiento era de los primeros, lo supe porque yo subí después. Al entrar lo miré otra vez, y claro que él se daba cuenta. Mi asiento era de los últimos, así que caminé de paso. En esa corrida del bus solo subieron unas 10 personas, la mayoría se sentó adelante (para mi suerte).

A los 20 minutos de arrancar, el chavo se levantó y caminó hacia atrás. Tomó un asiento a un lado del mío, abrió las sabritas que le habían dado al subir y empezó a comérselas, pero de manera que quedaba frente a mí, sin dejar de verme. Yo, como haciéndole una invitación, me paré al baño. Al salir me senté en el último asiento.

No tardó mucho en levantarse. Al verlo venir mi corazón se aceleró: nervios y emoción. Pero el cabrón no venía directo hacia mí, sino al baño. Sentí alivio y decepción al mismo tiempo. Sin embargo, al salir, se dirigió sin dudarlo a donde estaba yo y se sentó a mi lado.

Yo, sin saber qué hacer, torpemente dije: “¿Qué onda?”. Él solo contestó “hola” y puso su mano en mi pierna. De inmediato mi cuerpo reaccionó y mi pene se erectó. Obviamente lo notó y empezó a sobármelo por encima del pantalón. Me besó, y yo le correspondí mientras llevaba mi mano a su paquete. Nos sobábamos el pene mutuamente mientras nos besábamos.

Acto seguido, se desabrochó el pantalón, sacó su verga y me invitó a mamarla. Accedí enseguida. Su pene era moreno, no muy grande, pero bien “mamable”. Mientras se la chupaba, él cuidaba que nadie viniera hacia el baño. Después de un rato, era momento de enseñarle lo mío. Saqué mi pene, puse su mano sobre él y de inmediato se agachó a mamármelo.

Estábamos súper excitados. De repente vimos venir a una señora. Le di un golpecito para avisarle y rápido nos acomodamos, subiéndonos los pantalones y fingiendo una conversación. La señora entró al baño, hizo lo suyo y volvió a su lugar. Enseguida retomamos lo que estábamos haciendo. Él siguió mamándomela, y lo hacía riquísimo, como si de verdad disfrutara una buena verga.

Cuando se levantó para besarme, aproveché para decirle al oído que quería penetrarlo. Me dijo que sí, sin pensarlo. (Afortunadamente siempre cargo una mochila donde nunca falta un condón). Le cambié de lugar, quedando él junto a la ventana y yo del lado del pasillo.

Era de noche, lo cual nos ayudaba mucho. Me puse el condón, él se bajó un poco el pantalón y se acomodó de ladito, volteando hacia la ventana. Al verle las nalgas morenitas, paraditas y redondas, no aguanté y me agaché a darle un beso negro. Apenas un minuto y me levanté de nuevo.

Puse la cabeza de mi pene en su ano y empujé hasta que entró toda. Al principio costó, pero luego mi verga entraba y salía con facilidad. Lo tenía bien ensartado. Él lo disfrutaba tanto como yo, y aunque no podíamos hacer ruido, nuestras miradas y gestos decían todo.

Así estuve un buen rato, pero la excitación de estar cogiendo en un autobús con pasajeros (pocos, pero pasajeros al fin), el pensar que alguien podía descubrirnos en cualquier momento, y sobre todo el hecho de estar cogiéndome a alguien de quien ni siquiera sabía el nombre… no lo soporté más y exploté dentro de él.

Después me la saqué, me acomodé y lo besé mientras él se jalaba hasta venirse también.

Ya después vino la presentación: nos dijimos los nombres, nos pasamos el número. Tres meses después lo volví a ver. Me invitó a su casa y cogimos tan rico como aquella vez en el bus.

Sé que suena increíble y para algunos fantasioso, pero pasó. Me pasó a mí, le pasó a él, y fue sin duda excitante.

Aclaro: el viaje duraba 3 horas, así que tuvimos bastante tiempo 😏.

Sé que no soy el mejor redactando historias, pero quería compartir esto con ustedes. Además, es la primera vez que escribo aquí.

Si eres de Michoacán o de cualquier otro lado y quieres charlar, déjame tu correo. Y gracias por tomarte el tiempo de leer 😀

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