De vacaciones en Brasil

Me fui de vacaciones solo. Pedí un préstamo en el banco y me compré un pasaje a Río de Janeiro por 10 días. Para que fuera barato, me iba a quedar en un hostal de viajeros. Se comparte la pieza y se pasa bien. Hace exactamente dos años había salido del clóset, y esa era mi forma de celebrarlo pues no lo estaba pasando bien, depresión y pastillas eran mi día a día.

Llego al aeropuerto y tomo un taxi con dirección a un hostal cerca del sambodromo. Me registro y me llevan a una pieza que tenía 6 camas. Estaba solo, era el primero en llegar. Media hora después, llega Ignacio, también era chileno. Nos saludamos y pidió la cama del lado para que hiciéramos patria. Conversamos un poco, él era de Santiago, de San Bernardo y era profesor de historia. Tenía 25 años. Yo soy de Puente Alto y soy ingeniero agrónomo. Tengo 25 también. Ignacio era un tipo alto, con barba bien cuidada, se notaba que hacía ejercicio pues estaba bien ese cuerpo y tenía una manos hermosas, bien cuidadas. Su voz era varonil pero como jovial, no sé si me entienden. Su pelo era crespo y lo tenía desarreglado. Se veía bien. Era bien blanco.

Yo soy un poco más bajo y delgado. Represento menos edad, tengo cara de guagua.
Soy moreno y tengo un corte mullet. Sin barba. Nos tomamos una cerveza que Ignacio había pasado a comprar camino al hostal y sacó un cañito. Le pusimos weno con el caño. Relajaditos, salimos a recorrer la ciudad. Fuimos a una playa y nos metimos al agua, exquisita. Era fines de enero así que todo estaba maravilloso. Pasamos a comer unas frutas tropicales, harta piña y coco. Luego volvimos al hostal.
Para nuestra sorpresa no había llegado nadie aún, las demás camas estaban reservadas para dos días más, pero podía llegar alguien por una noche. Pero no llegó nadie.

Cenamos (el hostal tenía un comedor y por pocos dólares se podía comer almuerzo y cena). Salimos nuevamente y fuimos a ver una escuela de samba. Bailamos y nos copetiamos caleta. Al regresar saca un cañito y le pusimos bueno de nuevo. Llegando a la pieza, se tira en la cama, hacía un calor horrible, estábamos todos sudados, maldita humedad. Ignacio se saca la polera y se queda con un short de color amarillo tirado encima de la cama. Yo hago lo mismo, pero quedó solo en boxer. Nos miramos por unos segundos de forma sugerente y me acomodo en la cama. Ignacio se levanta de su cama y se sienta en la mía. Lo miro y se acerca para darme un beso. Nos besamos un rato y comenzamos a tocarnos, caricias por el cuerpo, el pecho, la cara. Se separa un momento de ese beso (bien besador el profe) y me dice:

-Yo no soy gay, tengo mina. Pero lo que pase aquí, se queda aquí.
-Obviooo, lo que pasa en Brasil, se queda en Brasil, le aseguré.

Fue entonces que le metí la mano en el short y sentí un bulto nada mal. Considerablemente normal, aún no estaba duro del todo, pero era rico. Él hace lo mismo, me baja el bóxer y me toma la tula con su mano y me comienza a pajear. Lo hacía bien, era rica la forma en la que lo hacía, desde arriba hacía abajo. Me acaricia los cocos los cuales estaban con poquito pelo. Después de unos minutos así, le digo que yo también quiero, así que lo empujo un poco para atrás para que quede acostado y me doy vuelta quedando los dos de frente a nuestras tulas. Oh weon, se ve rico ese pico. Me dice. Pero más rico se veía su pico, era un pico grueso, con la punta más delgada, chueco pa arriba. Depilado y unos cocos muy grandes.
Me lo llevo inmediatamente a la boca y él se estremece del placer. Comienzo a besar su cuerpo, los cocos, paso la lengua de arriba a abajo y me lo meto todo a la boca (tengo experiencia mamando). Él comienza a repetir los movimientos que hacía yo, algo torpe al inicio pero fue aprendiendo muy rápido. Me acercó más a él y le abro las piernas, para poder acceder a su culo. No tenía mucho pelo, se veía bien rosadito. Ignacio hace lo mismo, trata de acceder a mi culo pero la posición no lo ayuda, además su barba me picaba y me desconcentraba. Así que seguí en la misma posición para que chupara mientras yo me comía su culo. Rico el culo. Suavecito, cerradito. Con un dedo comienzo a ayudarme, lo paso por alrededor con toda la saliva que le había dejado mientras le besaba el hoyo, luego empiezo a hacer presión suavemente en su hoyo y este comienza abrirse. Una vez abierto un poco, empiezo a meter el dedo. Ignacio me pedía que no parara, decía que eso era rico. Que lo calentaba. Me sentí orgulloso de mí mismo y seguí con la tarea, alternaba besos con dedo, luego dos dedos, luego tres dedos, los metía y giraba para que se abriera. Mi pico es grande, mide 19.5 cm y es grueso y muy venoso, como de porno. Tengo un lunar en el tronco que hace que sea hermoso.

Así que había que prepararlo para lo que quería. Lo tomo de las piernas y lo doy vuelta, poniéndolo en 4, le separo los cachetes con la mano y le doy un beso en el hoyo. El hunde la cabeza la cama y lo siento gemir. Yo empiezo a meterle la lengua en el hoyo junto con los dedos, cuando ya consideré que estaba listo le digo:

-Acomódate. Puede que te duela un poco, pero se te va a pasar altiro y vas comenzar a disfrutar. Estás listo?

-Por fa… dale!!!!

Así que lo tiré de las piernas a la orilla de la cama, le baje un poco el culo y tomo mi Tula con la mano haciendo presión en el hoyo. Lo meto, solo la punta, cuesta que entre, lo saco, lo vuelvo a meter, lo vuelvo a sacar y le lanzo un pollo. Lo meto de nuevo y entra un poco más, esta vez no lo saco, se lo dejo ahí para que se acostumbre. El hunde la cabeza en la cama de nuevo, lo siento gritar, pero su grito es seguido de gemidos. Es el aviso para empezar. Lentamente empiezo a moverme, hacia adentro y hacia afuera, pongo un mano en un cachete para abrirlo un poco más y con la otra en su cintura. Así empiezo a hundirle la Tula en el hoyo. Ignacio solo gemía a estas alturas, él dolor había desaparecido y estaba disfrutando. Yo también, ese culito era apretadito, rico, nunca había entrado un pico por ahí, así que estaba poniendo mi bandera en ese culo. Le di un palmazo en un cachete pero era de piel tan blanca que le quedó marcada mi mano. Él solo gimió.

Después de un rato, él se movía solo. Empujaba para atrás y apretaba el hoyo, se sentía maravilloso en mi tula eso, sentía que iba acabar pronto si hacía eso de nuevo, así que le digo que cambiemos posición. Se acuesta de espalda y levanta las piernas, las tomo con mis manos y las empujo a la cama, apoyando las rodillas en la cama, su culo se levanta y yo se lo meto todo, sentí que llegué bien adentro, él también, pues su gemido fue con una gran oh… que ricoooo. Oh, gueon, la wea rica. Repetía eso varias veces. Yo estaba medio subido en él, así que empiezo a darle toda la metralla en la raja, llegaba a la punta y lo metía de nuevo, lo sacaba y lo metía, le daba duro adentro y repetía la secuencia, oh, csm, como disfruté ese culito.
Me acuerdo y me caliento de nuevo.

Llevábamos varios minutos en esta posición y le aviso que me voy cortina. Lo queri adentro o afuera?, le pregunto. Adentro, me dice. Así que le suelto un poco las piernas y me apoyo con las manos en la cama y me dejo llevar por ese intenso orgasmo eyaculatorio que me hizo llenarle la raja de leche calientita a mi compadre. Cuando le saco el pico del hoyo lo miro y veo que va saliendo la leche, así que le meto el pico de nuevo lleno de leche para que no se pierda nada. Al terminar le abro las piernas y empiezo a chuparle el pico. No me demore mucho en que llegara al final, saco mi cabeza y se termina de pajear con mi cara en su pelvis, me llegan directo sus lechazos calientitos. Los que me caen en la cara los chupo, tenía rico sabor esa leche. Luego nos acomodamos y me abraza. Me dice que nunca había hecho algo con un hombre, que era su primera vez, pero que venía decidido a que pasaran estas cosas en otro país, pues en Chile no se puede porque todo el mundo te conoce. Yo le conté cómo había sido para mí antes de salir del clóset y después, lo mal que lo he pasado y el tratamiento psiquiátrico.

Seguimos conversando un rato más y decidimos dormir juntos. Así que en pelotas nos quedamos dormidos. Despertamos a eso de las 9 y cuarto de la mañana por el ruido del hostal, parece que la gente se levanta temprano en Rio. Nos duchamos y salimos a tomar desayuno. Fuimos a beber café con unos croissant más malos que la chucha. Volvimos al hotel, pues se me había quedado el bloqueador solar y hacía más calor que la chucha ese día. Era medio día y ya hacían 37 grados. La humedad altísima, así que tenía en el cuerpo esa sensación de andar caliente. Húmedo, excitado. Y con mi compa al lado, bueno, quien no.

Entramos a la pieza y me saqué toda la ropa, Ignacio me abraza, también está en pelota y comenzamos a sentir nuestros cuerpos calientes, húmedos y nuestros pico erectos. Con una mano me comienza a pajear mientras yo sentía su pico en mi raja.
Yo soy activo, pero he tenido dos ocasiones sexo de pasivo. Una vez con un compañero de la U, que nos dimos vuelta y vuelta y otra en un trío que hice con ese mismo compañero y un amigo de él. Y con lo rico que estaba el Nacho, podía dejarlo que me culiara.

Lo beso dando vuelta mi cara y me empuja hacia el ventanal, que da para una calle principal, donde pasan hartos autos (no me acuerdo cómo se llama la calle) y me aplasta contra la ventana mientras me puntea el hoyo. Decido que no lo dejaré y ese culito será mío otra vez. Lo doy vuelta y le separo las piernas, pone una pierna en una mesita y me deja el hoyo abierto, comienzo a comerme su raja, le beso el hoyo, se dilata rápido y lo tomo de la mano y lo llevo a la cama, me siento en la cama y él se sube encima de mí, separa las piernas y me empuja en la cama para darme un beso, en esa posición empiezo a metérselo, entró apretadito, lentamente me comienzo a mover, él se queda acostado sobre mi pecho. Me gime en el cuello, me besa, yo recorro su espalda con mis manos y le tomo la raja. Le digo que se siente y que ahora él manejará el ritmo. Obedientemente empieza a saltar arriba mío, lento al principio y después fue tomando velocidad. Ver su cara de placer, como cerraba los ojos, como abría la boca, era simplemente hermoso, empiezo a tocarle el pecho, juego con sus rosadas tetillas, su guata, bajo las manos hasta su pelvis y comienzo a pajearlo. Siento que empieza apretar el culo y me comienzo a mover más rápido mientras con una mano lo sigo pajeando. Minutos después me voy en su raja de nuevo, se me sale la tula en medio de la deslechada y le lleno toda la raja de moco, mientras yo me llenaba de su leche también, que me saltó en la cara, como lo tiene chueco para arriba, saltó rico ese chorro de leche.

Lo saboreo de nuevo y me acerco para darle un beso. Nos quedamos así, recobrando la respiración y le digo que me voy a duchar, que tenía mucho calor y estaba lleno de leche. Él va conmigo y nos duchamos juntos. Nos corrimos una paja juntos en la ducha y terminé haciendo oral mientras me lechaba toda la cara. Que era rica su tula, su leche.

Nos vestimos y salimos al comedor a almorzar. Los siguientes días hicimos lo mismo, pero ya con más dificultades pues llegaron personas al hostal. Nos quedábamos cuando salían y la hacíamos cortita. Él iba a Brasil por 6 días, yo por 10. Así que cuando se fue, nos dimos los contactos para que nos habláramos en Chile. Así lo hice. Pero eso es para otra historia.

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