El amiguito de mi hermano

Este es una experiencia que hace mucho quería contar. Quise darle la mejor redacción posible para expresar ese momento. A todos nos pasan un montón de cosas y hay que compartirlas de vez en cuando. Yo iré compartiendo las mías.

Espero les guste este primer polvito del que les contaré.

Saludos para todos.

El segundo jueves de enero de este año mi hermano llegó con uno de sus amigos. El Leo.

Leo es bien conocido en la familia, amigo de mi hermano desde el liceo. Cuando lo encuentro en la casa siempre cruzamos el saludo y una conversación cortita. Es hétero por lo que sé. Tiene 20 años, mide como 1,75 es delgado pero muy bien proporcionado. Al mirarlo se le aprecia buen cuerpo, buenos brazos, nada de guatita y por sobre todo, UN CULO QUE ME MATA! Siempre que puedo le pego su mirada disimulada. Por lo general viene de día pero ahora era pasado las 8 y estaban cagados de la risa tomándose unas chelas. Al comienzo me molesté un poco porque pensé que no podría dormir por el boche pero se acostaron como a las 1 de la mañana. Mi hermano tenía que trabajar al otro día. Todos se van a trabajar temprano, excepto yo que el viernes entro a las 12.
Ya viernes, a eso de las 10, me levanté de un salto y partí a bañarme, como no había nadie en la casa fui en pelotas, por lo general lo hago. Escuché que alguien usaba la ducha, solo podía ser una persona. Leito.

Esperé que hiciera una pausa y me metí de una al baño (siempre de hueón), corrí la cortina y comprobé que era él.

-Por la chucha!- le dije con cara de supuesta sorpresa, cuando lo que me tenía realmente sorprendido era poder verlo piluchito. Rápido agarré una esquina de la cortina para tapar mis partes y él con sus manos trataba de taparse las suyas. Fue entre tierno, rico y gracioso verlo en esa situación.
-Conchetumare!- dijo él.
-Sorry, sorry!- le dije. No caché que estabas aquí, se supone que a esta hora estoy solo. Además tengo que bañarme antes de ir a la pega.

Me dijo que le había preguntado a mi hermano si se podía ir más tarde y él le había dicho que si.
-Ya si no hay atao. Si quieres tomas desayuno y todo, no te hagas problema- le dije.
Esta charla fue bien cortita. pero me sirvió para hacerle un escaneo express. Le vi sus buenos brazos, un buen six pack y pectorales planitos. Pensaba en cómo hacerlo para que pasara alguna hueá buena y me avispé. Me la jugué al todo o nada. En todo caso, haberlo visto así, me servía para varias pajas. Pensándola rápido le dije.

-Vas a encontrar raro lo que te voy a decir pero tienes que terminar de bañarte y yo necesito usar la ducha. Te tinca si la compartimos?- para mi suerte no se negó.
-Dale. Pero no te pasi’ rollos- me dijo y se pegó unas carcajadas.

Ah no si no, pensé yo. Ya no hallaba en qué pensar para evitar que se me parara. Fuimos cambiando de lugar para enjabonarse y mojarse y caché que evitaba cualquier tipo de roce. Mientras se enjabonaba, vi que se sobaba el cuello y los hombros, como signo de tensión y le dije que la ducha tenia un chorro que era para masajes. Así que lo puse y se ubicó debajo. “Ohhh!! La hueá rica” dijo. Al parecer estaba mas relajado y ahora ya estábamos frente a frente. Se volteó dándome la espalda y siguió bajo el chorro. En un momento como que se había olvidado de que yo estaba ahí. “Te hago algo de masaje?”, le dije medio nervioso y él dijo “Ya! Bkn! Lo necesito!”. Así que ni tonto, le fui masajeando primero suave y después más fuerte. Yo estaba que ya no podía evitar la erección, sobre todo porque ahora tenía a la vista su espalda y sus cachetitos redonditos y paraditos. “CTM!”.
-Ohh!! La hueá riiica!!- dijo de nuevo. Se giró de una y SORPRESA! le vi la mansa erección. No se, casi se me salen los ojos. No faltaba más. Empezó a pajearse y me miraba con cara de caliente que te la encargo. “Ya poh! dale! Chúpalo!” me dijo. Y en un santiamén me arrodillé, le miré el pico de cerca y era exquisito. Grande la hueá. Dicen que los flacos por lo general son bien dotados pero no me había imaginado nunca que el Leito estaba tan bien armado. Era larga y más gruesa a la mitad. Comencé a chuparla como nunca. Me aproveché del pánico y le amasé los cachetitos, los tenía demasiado ricos. Le dí unas mamadas profundas y sus gemidos me confirmaban que le gustaban y que estaba haciendo bien la pega.

-Quiero chuparte el culito- le dije y después de algunas mamadas se volteó. Comencé a lamerle y chuparle como si fuera una manzana confitada (a todo esto, hagan la prueba, las manzanas confitadas son ideales para practicar un buen beso negro). Creo que más que él, fuí yo quien disfrutó con mi lengua y boca entre sus cachetes.
-Quieres metérmelo?- me dijo y yo dije que si de inmediato. Fui más rápido que flash a buscar un condón y volví. Le chupe el culito primero, le metí uno y dos dedos y me puse de pie. “Despacio si” me dijo después.

Comencé a rosarle entre los cachetes con la cabeza del pico. Me quedé a la entradita de su hoyito y le fui haciendo presión. Lo tomé de las cadera y fui metiéndoselo de a poquito. Tenía un culo de lo más apretado. No se si habrá sido virgen, el caso es que me tenia caliente a mil. Él a veces me alejaba con sus manos. Fui poniéndoselo despaciiiito, hasta que entró todo. Yo tengo la mitad de pico que él pero con su expresión y quejidos supuse que eso bastaba para que le doliera. Eso solo aumenta la calentura. Con todo el pico adentro empecé a follarlo cortito, produciendo ese maravilloso sonido de palmoteo entre cachetes y pelvis que excita más que la cresta. Y le fui dando con más fuerza casi sacandole todo el pico y volviéndoselo a meter.
-Así? Te gusta? – y él decía que sí a todo.
-Pajéame!- dijo.

Y sin parar de darle empecé. Entre gemidos y respiración agitada se fue. Consideradamente se volteó y comenzó a pajearme. Me miraba con su cara de cabro chico, con una mirada entre caliente y de maldad hasta que me fui también. respiramos un rato y le dije que termináramos de bañarnos porque me tenía que ir a la pega.

Me fui a vestir, él también, bajé y se estaba tomando un café, yo ya no alcanzaba.
-Voy a venir el próximo jueves, ahí nos vemos!- me dijo.
-Ya pos! Bkn! Nos vemos- y me fui pensando en que vendría en una semana y vino.
Pero eso queda para el siguiente relato.

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