El hermano de mi amigo – Parte II

Hola nuevamente, veo que les gustó la primera parte, así que continuaré con mi historia.
Aquella primera vez con Carlos despertó algo en mí. Tras salir de su departamento aún sentía un montón de emociones; era una sensación rara en el estómago que subía hasta mi garganta, recién eyaculado pero con más energía que nunca. Era como si algo en mí tuviera la certeza de que se venían cambios importantes, debía estar preparado.
Antes de despedirnos con Carlos intercambiamos números de celular. Estaba más que claro que nuestra comunicación ya no podía tener a su hermano como intermediario.
Volví a mi depa con la preocupación de que cuestionaran lo mucho que me había demorado; había salido después de almuerzo y ya era casi hora de tomar once, pero nadie cuestionó nada. Solo preguntaron sobre si me había servido la orientación, y vaya que sí me sirvió.
Tomé once y de pronto sentí que se me fue toda la energía, así que aquel día me acosté temprano. Era sábado, pero mi cuerpo y principalmente mi mente necesitaban descansar. Sin embargo, en cuanto dejé de lado el celular, mi mente empezó a procesar todo lo que había pasado: recordaba ese momento con Carlos, cómo tomó la iniciativa y lo seguro que él estaba de que me gustaba. Hubo una frase que me quedó dando vueltas:
“¿Crees que no me he dado cuenta cómo me miras cuando vienes pa’ acá? ¿Y cuando me cuarteai cuando me toco y me subo la polera?”.
¿Desde cuándo se había dado cuenta?
¿Soy tan malo para mirar disimuladamente?
¿Se levantaba la polera a propósito para que lo mirara?
Mientras más pensaba, más dudas surgían, y entre tanta duda venían a mi cabeza imágenes de él sentado en la silla con sus piernas abiertas, de su paquete y su pico. Con solo esforzarme un poco podía recordar cómo se sentía su pico en mi boca, y también como sentía su barba cuando nos besábamos. Estaba ya con mi mano dentro del bóxer buscando darme placer cuando siento que vibra mi celular.
“Nuevo mensaje de Carlos”.
No podía ser nada malo, pero igual me puse nervioso al leer la notificación. Desbloqueé el celular y abrí el mensaje:
—Hola Maxi.
—Hola Carlos.
—¿Cómo estás?
—Bien, aquí acostado ya, me estaba quedando dormido.
—Chuta, te molesté.
—No, tranqui, si igual es muy temprano para dormirse un sábado jaja.
—Sí, igual jaja.
—¿Y tú, en qué estás?
—Estaba pensando en lo que hicimos en la tarde.
—*Sticker de gatito sorprendido*
—Jaja es que estuvo rico, Maxi. ¿De verdad era tu primera vez chupando pico?
—Sí 😳.
—Uffff, hay que repetir entonces, si quieres obvio.
—Sí, quiero jajaja.
—Ya po, pero para la otra me tienes que pasar el 🍑.
—Ay, me da miedo 😭.
—Tranqui, si te lo hago despacito jaja, mira así me tienes de solo recordar cómo me lo chupabas *Envío de NUDE*
—🤤.
—Ya, te dejo, si era para ver cómo estabas. Estamos al habla, Maxi, chao.
En la foto se podía ver su pico recostado sobre su abdomen, con el glande tocando el ombligo y apuntando levemente hacia la derecha. Aquella imagen, junto a la ayuda de mi mano, fue suficiente para hacerme eyacular. Me derramé rico sobre mi abdomen, algo de semen cayó en las sábanas; fue una corrida abundante, como si aquella tarde no hubiese sido ya deslechado. Con mis bolas ya vaciadas me dejé dormir.
Esa conversación con Carlos fue nuestra única comunicación en semanas. De repente lo veía conectado, quería hablarle pero no sabía qué decirle; obvio que quería verlo y que me detonara jajaja. Por suerte, ya siendo casi fin de año, estuve muy ocupado, lleno de evaluaciones y trabajos, además de estudiar para la PAES.
Finalmente ya era noviembre, había salido de clases y ya solo me quedaba estudiar para la PAES, principalmente matemáticas, ya que era lo que más necesitaba para entrar a estudiar informática (que sí, ya me había decidido).
Era ya el viernes previo a rendir las pruebas, me sentía preparado, ya había estudiado y reestudiado todo lo que tenía que estudiar, así que, como me lo habían aconsejado, aquel fin de semana sería de descanso. Ya era tarde, cerca de las 11 de la noche, estaba jugando en el computador, rateando con unos amigos, cuando recibo un nuevo mensaje de Carlos:
—Hola, Maxi, ¿cómo estás?
—Hola, Carlos, bien, ¿y tú?
—Bien igual, tanto tiempo jsksjk
—Sí jaja
—Oye, ¿y cómo estás para la PAES?
—Bien, ya dejé de estudiar…
—Buena… Oye, ¿tienes algo que hacer mañana?
—No, pensaba solo descansar este fin de semana.
—Oye, ¿te tinca salir mañana?
—Ya po, ¿qué tienes en mente?…
Tras esa conversación quedamos de vernos al día siguiente. Iríamos por un helado, me dijo que la idea era que yo pasara un día relajado y sin preocupaciones. Para no levantar sospechas, quedamos de juntarnos a las 3 pm en una plaza X cerca de su universidad. Aquel día sábado amaneció soleado, ninguna nube en el cielo; el clima pronosticaba unos 22 grados de máxima, así que al alistarme me puse unos shorts azules, una camisa bien bonita y en mi mochila llevaba un polerón por si me daba frío, ya que soy súper friolento y me abrigo a la más mínima brisa. Salí del depa a buena hora, el lugar de encuentro quedaba cerca, 30 minutos aprox. Cuando me voy acercando a la plaza veo a Carlos, qué rico que sea puntual, dije para mí. Carlos vestía un short color beige, unas zapatillas oscuras y una polera blanca; sus ojos estaban cubiertos por unas gafas, por lo que a medida que me acercaba a él no podía distinguir si me había divisado o no.
Al llegar a donde Carlos nos saludamos, me dijo que me veía bonito y nos dirigimos al local, que es uno de esos que venden pasteles, empanadas, papas fritas, churros, helados, etc., el cual queda prácticamente al frente de la plaza. Hicimos la fila y al momento de pagar me dijo que él invitaba, que no me preocupara. Compramos nuestros helados artesanales, el mío de piña y chirimoya y el de él, de chocolate y pistacho. Ambos con nuestros helados en mano salimos del local y nos dirigimos hacia su universidad, la cual tiene muchas áreas verdes para poder pasear y descansar. Caminamos hasta llegar a unos pastos, había mucha gente pasando el día igual que nosotros; se veían familias, grupos de amigos y personas con sus mascotas. Buscamos un lugar con sombra y nos sentamos ahí a comernos nuestro helado, que ya se estaba empezando a derretir. Como quería estudiar lo mismo que Carlos, aproveché de hacerle algunas preguntas.
—Oye, Carlos, ¿y aquí dónde tienes clases?
—Mira, ese es el edificio de mi carrera, sin embargo, y sobre todo a principio de la carrera, te pueden tocar clases en otras partes. Al final de la U hay unos edificios de aulas, y ahí te hacen varias clases al principio; también me ha tocado en un edificio redondo que está más allá. Si quieres, ahí nos podemos dar unas vueltas más tarde y te enseño.
—Yaa, bknn… igual que paja tener clases tan al fondo de la U.
—Sí, un poco jaja, pero después te acostumbras… ¿Y ya decidiste qué quieres estudiar? ¿Te sirvió nuestra conversación el otro día? —me dijo sin hacer contacto visual conmigo.
—Sí po, quiero estudiar informática igual.
—¿Y aquí igual?
—Sí, sería mi primera opción.
—Buena, si quedas aquí te puedo ayudar con material que tengo de cuando entré.
—Yaa, bknn.
En eso ya nos habíamos terminado de comer el helado. Carlos me queda mirando y me dice:
—Te ves lindo con camisa, Maxi.
—Gracias —le dije mientras apartaba la mirada, a lo que escucho que se ríe un poco.
—¿Te dio vergüenza? Jaja, qué eres tierno, wn, no puedo creer que de verdad no habías hecho nada con nadie.
—Jaja, sí, es verdad, nunca nada.
—¿Ni con un compañero de curso?
—No.
—¿Ni con el Mateo?
—Jajaja, wn, no jaja, menos con el Mateo, si es como mi hermano.
—Sí sería raro la verdad jaja… Oye, ¿vamos? Y te doy un tour por la U jaja.
—Ya, dale.
Nos paramos y nos adentramos más en la universidad. Caminamos por el mismo lado por donde nos habíamos sentado, ya que por ese lado habían árboles, así que nos fuimos por la sombra hasta llegar a un edificio; era la biblioteca, estaba abierta y a pesar de ser sábado se notaba que había mucha gente estudiando. Seguimos avanzando, y me iba hablando de los distintos edificios, que algunos eran facultades, otros eran edificios de aulas y que había uno en particular que si te tocaba rendir un certamen ahí, a la mayoría le iba mal, como una maldición jaskjakd. Bueno, ya habíamos recorrido casi hasta el final del campus, y Carlos dice que en el cerro detrás del campus hay una cascada que si quería ir a verla. Me pareció algo bkn, así que le dije que sí. Producto del calor nos había dado sed, así que retrocedimos un poco para comprar unas botellas de agua y luego nos dirigimos hacia el cerro. Tras caminar unos 10 minutos, llegamos al final final del campus; justo en ese sector hay una escalera de cemento que permite subir al cerro. Subimos y al llegar arriba ya solo había un camino de tierra; no estábamos muy alto, pero al mirar hacia atrás se podía ver el campus y los edificios de la ciudad, era una vista muy bonita.
Nos adentramos en el cerro siguiendo el camino de tierra; andaba un par de personas más dando vueltas, y tras unos minutos llegamos a la cascada. La verdad no era la gran cosa, pero sí el lugar era muy bonito, muchos árboles y el sonido de la naturaleza por todos lados. Le pedí a Carlos que me sacara una foto con la cascada de fondo y además aproveché de sacar otras fotos; de verdad el lugar era muy bonito y, a pesar de hacer calor, esta no se notaba tanto ya que los árboles daban mucha sombra. Aún era temprano, le pregunté a Carlos qué haríamos ahora, si habían más lugares bkns en el cerro. Me dijo que no cachaba, pero que podíamos recorrer un poco más y ver qué hallábamos.
Aún era temprano, así que intentamos adentrarnos un poco más; yo iba adelante de Carlos. Avanzamos hasta quedar rodeados de árboles y ramas, pero ya no se podía avanzar más. Mejor devolvámonos, le dije, tras lo cual me doy vuelta para regresar y quedo de frente con Carlos. Nos quedamos mirando unos segundos, en los cuales posa sus manos en mi cintura y me acerca a él; yo hago lo propio y con mis brazos lo abrazo haciendo que el espacio entre nosotros desapareciera y, acto seguido, nos damos un beso. Con los ojos cerrados, lo único que sentía eran sus labios, su lengua y el ruido del viento entre los árboles. Esta vez sentí que fue un beso más tierno, lento, como si lo importante fuera sentirnos el uno al otro. De pronto empecé a sentir cómo se le paraba el pico, y supongo que él sentía lo mismo porque definitivamente yo ya tenía el pico parado. Las manos de Carlos pronto pasaron de mi cintura a mis nalgas, las apretaba y masajeaba y, de manera coordinada, movíamos nuestras caderas lenta pero fuertemente para rozarnos los picos. Wn, qué rico era sentir su pico contra el mío, aunque fuera a través de la ropa; intentábamos estúpidamente acercarnos más y más como si eso fuese posible. No sé cuánto rato habremos estado así, yo ya sentía que tenía el bóxer mojado, cuando Carlos se detiene y me dice:
—Maxito, que eres rico, me tení loco sabí; mira cómo me tení el pico —me dice bajándose un poco los shorts y bóxer para dejar salir su pico, el cual, como yo sospechaba, ya se notaba húmedo—. ¿Me la querí chupar?
—¿Aquí?
—Sí po.
—Pero wn, hay gente más allá.
—Sí, igual jaja, pero y si la hacemos piola?
—Mmmm no sé, es que los escucho hablar, demás que ellos igual nos pueden escuchar.
—Sí, tienes razón… ¿Y si vamos a otro lugar?
—¿Dónde?
—Yo cacho uno, vamos…
Y así partimos a lo que sería nuestra última parada. Bajamos del cerro, volvimos al campus y me llevó hacia una cancha de fútbol.
—¿A dónde me llevas? —le pregunté cuando vi la cancha.
—Allá, mira —me dijo apuntando a un cerro que había detrás de la cancha.
Llegamos y por un camino menos apto que el anterior logramos adentrarnos al cerro. No llegaba nada de sol, había un camino estrecho que era como una especie de canal en el sentido de que el terreno se hundía un poco, quedando el camino rodeado por un poco de tierra y árboles a través de los cuales se podía ver la cancha de fútbol. Caminamos un poco más; en el camino pude ver que habían envases de condones ajskasjds, la verdad no nos adentramos mucho, se notaba que no andaba nadie más; de verdad era un lugar muy piola. Nos detuvimos donde había un tronco botado; con Carlos nos volvimos a besar y después él se sentó en el tronco, quedando de espaldas a la cancha pero igual cubierto por los árboles y el terreno.
—Ya po, soy todo tuyo otra vez —me dijo mientras se bajaba el short y dejaba su pico a mi disposición.
Me arrodillé y lo metí en mi boca; tenía un leve sabor a sudor y preseminal, pero se notaba que estaba limpio. Lo metí lo más al fondo que pude y luego lo sacaba dejando solo el glande en mi boca para volver a metérmelo hasta el fondo. Repetí esto lo más que pude mientras Carlos posaba una mano en mi cabeza e intentaba guiar el movimiento; no tardó en empezar a gemir, se notaba que le gustaba. Yo por mi parte estaba ya con los ojos llorosos, necesitaba dejar que mi garganta descansara un poco, así que procedí a sacarme su pico. Con una mano tomé la base y empecé a pasarle la lengua por el glande y a ratos le daba besitos jaksjak; después me lo volví a meter, pero esta vez comiéndome solo la cabeza. Mis labios rodearon su glande apretando un poco su pico y con mi lengua rosaba la base de su glande; eso parece que le gustó harto porque dio un gemido fuerte y exclamó ooh que rico, maxito, sigue así no parí… y así, bien obediente, seguí estimulando su glande lo más que pude; mi saliva se acumulaba y caía desde mi boca hasta el tronco en el cual Carlos estaba sentado. Tras un rato dejé descansar su pico y pasé a sus cocos depilados, los cuales estaban todos mojados por mi saliva; les pasé la lengua como pude, ya que la posición no era muy cómoda, por lo mismo no estuve mucho rato en eso y pronto volví a su pico. Con mi lengua recorrí desde los cocos a su glande y me lo volví a engullir hasta mi garganta. Carlos seguía diciendo lo mucho que le gustaba, que lo chupaba rico y que no me detuviera, pero finalmente fue él mismo el que me detuvo…
—¡Para, para, para! —exclamó de pronto—, me vai a hacer correrme.
—Sorry.
—asjaksjka, wn, sí, está bien, pero no me quiero correr todavía. ¿Me dejai ver tu culito?
—Eeeh, sí —dije con algo de vergüenza jaja.
Me voltee y me bajé el short, dejando mi culo al aire. Carlos me lo masajea con sus dos manos.
—Uuuh, wn, qué rico tení el hoyo rosadito —dijo mientras con sus dos manos separaba mis nalgas para observar mi hoyo.
Acto seguido, y sin subirse el short, se pone de rodillas y me lo empieza a chupar. Yo, como pude, me afirmé de un árbol, ya que la fuerza con la que me comía el hoyo dificultaba mi equilibrio. Carlos estuvo unos minutos chupándome el culito; podía sentir su lengua en mi hoyo y su barba rozándome la zona. Se sentía muy rico; la sensación física de que te estén chupando el hoyo se sentía genial, pero creo que lo más rico era sentir la calentura y ganas con las que Carlos lo hacía. En una miré hacia atrás y pude ver la cabeza de Carlos entre mis cachetes, con una mano abriéndome el culito y con la otra masturbándose. Estaba en eso cuando Carlos me pide si me lo puede meter; le dije que no, que no me sentía preparado. Él lo entendió, pero me pidió si me podía puntear; le dije que sí, pero le recalqué que no me lo metiera.
Carlos se levantó y quedó con su pico a la altura de mi culo; con una mano tomó una de mis nalgas y con la otra tomó y dirigió su pico a mi hoyito. Ufff, sentir su pico todo mojado en mi hoyito me produjo un escalofrío. Carlos empezó a rozar fuerte su pico contra mi hoyo, de arriba hacia abajo y a ratos concentrándose en mi hoyito; hacía presión punteándome, pero nunca tan fuerte como para meterlo. Si bien le había dicho que no me lo metiera, la verdad es que en ese momento quería puro sentir su pico dentro mío, me quería dejar llevar por la calentura y de cierta forma iba cediendo y yo mismo, a ratos, tiraba el culo para atrás para sentir su pico más fuerte. Estaba tan caliente que un hilo de preseminal caía desde mi pico hasta la tierra. Sentía cómo su pico me iba dilatando de a poco, cuando de repente escucho:
—Ooh, Maxito, te voy a moquear el hoyo.
Junto con esa declaración, las punteadas de Carlitos se volvieron más rápidas pero también más torpes. Caché que no le faltaba tanto, así que me empecé a masturbar y en cosa de segundos sentí su semen caliente sobre mi piel; saltó semen en los cachetes y en mi hoyo. Después de correrse, Carlitos se detuvo, pero dejó su pico apoyado en mi hoyo y, tras unos segundos, me corrí yo también.
Su abundante semen recorrió mis piernas; no alcancé a percatarme a tiempo cuando ya me estaba llegando al short y bóxers que tenía a la altura de mis tobillos.
—Ooh, max, wn, que me corrí rico —dijo Carlitos para luego darme vuelta y besarme—, para la otra no te salvas —me dijo dándome una cachetada en la nalga izquierda.
A continuación nos limpiamos con unas toallas húmedas que Carlitos había traído —venía preparado el hombre jajaja. Después bajamos del cerro y, por el cansancio de tanta caminata y acción, decidimos volver a nuestros hogares.
¡Espero les haya gustado esta segunda parte! Comenten si quieren que siga ;D
8 Comentarios
Anónimo
noviembre 9, 2025 a las 11:00 pmHola excelente historia no te tardes tanto en publicar la tercera parte
Anónimo
noviembre 9, 2025 a las 11:08 pmLe diré a mis hijos que esto era Heartstopper💜
Anónimo
noviembre 10, 2025 a las 6:10 amLa 3 parte porfa sin falta
Anónimo
noviembre 10, 2025 a las 10:49 amBuena exelente relato cuenta mas
Cristóbal
noviembre 11, 2025 a las 1:12 amAy esperé tanto la segunda parte, y está genial y muy rica tu historia ❤️
Anónimo
noviembre 11, 2025 a las 1:21 amreconocer a la UdeC en el relato❤️
Buenas historias cuenta el campus jeje
Anónimo
noviembre 11, 2025 a las 4:17 amsigue con mas partes esta muy muy bueno el relato quiero todo loq ue tengas de esto jajaja
Anónimo
noviembre 13, 2025 a las 1:14 amSigue con la historia !!
También he webeado por ese mismo cerro en el mismo lugar donde fueron 😂 jajaja no falla ese lugar! Que rico.
Y me encanta como lo redactas.