Follando con corbata

Soy un tipo de aspecto normal, 1,78 de altura, castaño, ojos pardos, velludo, no mal parecido. Hace un tiempo en una página de encuentros hablé con un tipo cercano a los treinta años, bajo, pestañas largas, aspecto varonil, bien formado y tenía fotos en donde mostraba un culo precioso, hablamos, me contó que su fantasía era ser follado por un tipo de traje, hubo buena onda pero nada concretamos pues los tiempos no coincidieron.

Semanas después me lo encontré en el metro, lo reconocí, él no a mi, aunque me vio, se lo comenté por la página, lo volví a ver en dos ocasiones más pero no me atreví a hablarle. Un día tuve que asistir formal a un evento, al regresar en metro me acordé de este tipo y su fantasía, como si fuera mago lo veo parado en el pasillo, no había mucha gente, estaba sentado pero cedí mi asiento con el fin de acercarme, él me miró de pies a cabeza, tampoco me reconoció, me paré frente a él apoyado en la ventana contraria, me estaba poniendo duro, así que abriendo mi vestón me puse las manos en los bolsillos del pantalón, él quedó mirando mi paquete, era la idea. Mientras yo me preguntaba como le decía quien era, él se acercó y me preguntó la hora, una excusa horrible pues tenía un enorme reloj en su muñeca, parecía reloj mural, pero resultó para entablar conversación, ya que después de decirle la hora le despegué un papel que tenía en el polerón y se lo pasé, se rió nervioso aludiendo que debió pegarse en el casillero del gimnasio, venía recién bañado, olía exquisito. En la siguiente estación se bajó y yo me animé y me bajé también, él se sorprendió y me dijo ¿Eres de por acá? A lo que yo conteste: No, pero tú si, volvió a sonreír, también lo hice, todo estaba claro y me dijo que fuéramos a su departamento que estaba a una cuadra, al entrar soltó su bolso y sin encender las luces nos empezamos a besar.

Encendió una luz y fue a cerrar las cortinas y como recordaba su fantasía, se la cumplí, al voltearse mi verga ya estaba fuera de mi pantalón, así que se la metí en la boca y comenzó a mamar mientras me aflojaba el cinturón, tomaba su cabeza y le metía mi verga en su boca, lento y a veces rápido, me saqué zapatos, vestón y pantalón,su polerón y polera también habían volado, nos besamos y desabroché mi camisa, como andaba con colleras me dijo que me la dejara abierta solamente y que no me sacara la corbata, así lo hice.

Se sacó el pantalón dejando ver unas piernas gruesas, lo acosté en la mesa del comedor y empecé a lamer por debajo de su slip rojo, el cual saqué al instante, lo comencé a mamar y a sentir ese olor a recién bañado, lo di vuelta y lo puse en cuatro, dejando al descubierto un culo redondo, lampiño y trabajado, empecé a lamerlo y él gimió exquisito, estaba cenando un rico culo, luego se da vueltas y me tira de la corbata, me monto sobre él y nos besamos mientras lo empiezo a puntear, nuestras piernas estaban entrelazadas, ambos gemíamos, la punta de mi pene entró en su culo mientras nos besábamos, un grito de excitación surgió en ambos mientras le mordía su labio inferior, la mesa se movió y él sugirió irnos a la habitación.

De paso tomé mi vestón en donde tenía condones, en la habitación nos besamos, se acostó de espaldas y de la corbata me volvió a tirar para caer sobre él, atraques calentones, me detuve en sus tetillas y empezó a gemir mucho, su piel se puso de gallina, seguí lamiendo su culo, mientras me ponía el preservativo, comencé a penetrarlo suavemente, cada movimiento era un goce, con mis manos recorría sus piernas gruesas, su pene muy húmedo, su pecho, volvió a tirarme de la corbata en busca de un beso, me afirmé de sus caderas y mientras lo besaba aceleré el ritmo de las embestidas, había una sincronía exquisita, empezamos a transpirar, lo dí vueltas, en cuatro lo volví a penetrar, esta vez más fuerte, le di nalgadas y se calentó más, le puse mi corbata y la tomé como si fueran riendas, lo estaba cabalgando, eso lo excitó mucho expresandolo en gemidos, los cuales acallé colocando la corbata cual mordaza mientras la seguí sosteniendo como rienda, la jalaba para robarle un beso y follabamos duro. Él se puso la corbata en el cuello y me acostó para sentarse en mi verga, comenzó a cabalgar y acabó en mi, lo acosté y me saqué el condón para acabar sobre él, fue rico, estábamos transpirando, agitados, yo de colleras, él con corbata y vestidos en semen.

Una vez en mi casa le envié un mensaje por la página el cual vio días después, sorprendido de quien era acordamos vernos nuevamente, pero esta vez sería mi fantasía la que cumpliríamos y que desde luego, si gustan, compartiré.

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1 Comentario

  • Victor
    diciembre 8, 2025 a las 11:03 pm

    Muy buen relato

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