Gym, sudor y gemidos

Escribo este relato el mismo día en que ocurrieron los hechos. No quise olvidar ningún detalle de lo que viví en enero del 2025. La primera del año, que difícilmente será superada. Este relato está pensado en aquellos que, como yo, gustan de los hombres deportistas, de cuerpo trabajado. Algo que desde siempre me ha encendido.
Soy Andrés, de 22 años. No me gusta mucho describirme físicamente pero creo que es necesario para echar a correr la imaginación de ustedes, lectores. Mido 180cm, de piel algo morena y cuerpo más bien delgado, aunque últimamente he sacado más cuerpo con el gimnasio. La verdad me considero un tipo atractivo, creo que tengo lo mío. En varias ocasiones me han piropeado el culo jajajaj. Me esfuerzo mucho entrenando para cuidar de mi cuerpo y es bonito cuando te lo dicen.
Por esas circunstancias de la vida, estas semanas de enero he estado yendo varias veces a Santiago (siendo yo de la región de Valparaíso). Como me gusta el webeo, cada vez que iba me preparaba bien. No me gustan los pelos (o eso creía hasta hoy), así que me afeitaba, me rebajaba y depilaba.
Debo reconocer que soy de esos weones que calienta la sopa, y además soy selectivo con la gente de Grindr. Por lo tanto, se imaginarán que no concreto muchas juntas.
Oh! Pero eso es un problema, porque significó que en unas dos semanas no tendría nada de nada y, además, no había tenido tiempo ni para una paja. Ya me entienden, una calentura de proporciones. Ouch!
En todo caso, la espera valdría totalmente la pena…
El día de
Me levanté temprano para desayunar y luego entrenar con calma. Decidí ir a un gimnasio cerca de Plaza Italia, para luego almorzar por allí. Comencé mis ejercicios y lo típico, abrí mi app de confianza para ver qué había: “Bah, nada interesante” pensé. Y seguí haciendo lo mío, hasta que me habla un perfil que me llamó la atención.
Aparecía cerca, y de foto solo tenía un hombre en una piscina, dando la espalda a la cámara. Se veía una espalda trabajada. Al ver eso, se me subieron todas las hormonas de la semana. Leo su mensaje:
-Hola, cómo estay?
-Holaa, bien bien, de paso en Santiago. Estoy entrenando.
Hablamos un poquito más y nos mandamos fotos, sin desnudos. En efecto, él tenía un muy buen cuerpo, pero aún así no me convencía taanto. En las fotos se veía mayor ¡No podía estar más equivocado!
-Si quieres puedes venir cuando termines de entrenar. Un regaloneo y te saco el sudor.
Aquí me sorprendí de mí mismo. En general soy muy limpio en el sexo. Me cargan los olores y el sudor, pero algo en ese momento me prendió mucho. No sé qué. Ya estaba con una semi erección que tuve que ocultar en el gimnasio, de puro ver las fotos del weon.
Le digo que justo terminé y que voy para allá. Era cerca. Cuando llego, le escribo e inmediatamente escucho que abrirán la puerta. Me saco mis audífonos, y…. ¡Dios mío la sorpresa que me llevé!
Un hombre guapísimo, de unos 30 años, pinta de medio zorroncito, con barba cuidada, de mi misma estatura. Pelo estilo buzz cut, labios carnosos y unos ojos café hermosísimos.
Me recibe con un abrazo muy cálido. Probablemente notó el roce de mi erección contra su cuerpo. No podía disimularla: andaba en shorts y una musculosa, con la que se le marcaban unos brazos muy trabajados. “Este weon es hermoso”, fue lo único que pensé.
Me hace pasar y rompió el hielo de una. Yo igual soy medio pollo para los encuentros de Grindr. Siempre me pongo nervioso, pero me gusta conversar antes de.
-Oye y, ¿qué andai haciendo en Santiago? -Me dice con una voz un poco grave y el acento ligeramente de zorrón, pero no cuico. ¿Me explico?
-Ando haciendo una especie de pasantía voluntaria. Hoy me devuelvo a Valparaíso. ¿Y tú, estás de vacaciones?
-Sí, soy profe de educación física. Ahí está po, pensé yo. Con razón estay todo rico.
-Y…¿cuál es tu nombre? – VERDAD! No nos habíamos dicho ni los nombres. Él se presenta como Tomás.
Seguimos hablando y en una se abalanza por encima de mí para cerrar una ventana. Yo seguía hablando, pero me hace callar con un beso exquisito.
Y ahí empezó todo. Nos empezamos a besar muy intensamente. Nuestras manos recorrían el cuerpo entero y Tomás inmediatamente me sube la polera y me empieza a chupar las tetillas. OHH qué wea más rica. Me excita demasiado. No sé cómo adivinó que me gustaba tanto. Yo solamente me entregué al placer, mientras recorría sus brazos y pecho de deportista, que ya empezaban a sudar.
Me invita a su pieza y todo se ponía cada vez más rico. Suavemente me empuja a la cama y continuamos con los besos, aún con ropa interior. Él se da cuenta que yo estaba sudando y me lame las axilas, el cuello y el pecho. Su lengua se sentía tan rica y solo pensaba en que quería ser de él, con la calentura al máximo.
Date vuelta – Me dice.
Obediente, le hago caso y comienza a besarme y morder mi cuello, mientras baja. Otra weá que me calienta ene y hace sacar mi lado puto sumiso.
Tomás me saca la ropa interior que traía y suelto un gemido, uhh conchemimare me estaba mordiendo el culito. Acto seguido me abre el culo y comienza a chupar, lamiéndome todo el sudor del entrenamiento.
Qué rico tu culo weón, me encanta – Y me da una nalgada que se escucha en toda la casa.
Yo solo atiné a seguir gimiendo como puta, lo estaba disfrutando al máximo.
Me agarra, me cambia de posición como quiere. No se cansa de comerme el culo. Metía su lengua bien adentro y, de lo caliente que estaba, mi hoyo se abría re fácil. Él aprovechó de meterme dedo y ohhh weón este wn sabe hacerlo. En general no dejo que los activos me metan dedo porque son muy brutos, pero el Tomás lo hacía exquisito.
Vuelvo a darme vuelta y veo a un macho musculoso, con la piel brillante del sudor por la pasión del momento, y me lanzo a lamerle los brazos. Nunca lo había hecho, se sentía algo salado. Me calentó aún más y hago lo mismo en sus axilas y el pecho, con la cantidad justa de pelo. Yo me sentía en el paraíso jajajaj.
Nos volvemos a besar y baja por mi abdomen mientras lo besa, y va de una a mamarme el pico. ESTE WEON LAS TENIA TODAS.
Usualmente no disfruto tanto que me mamen porque tengo la cabeza muy sensible, pero él se la tragaba toda. Rápido. Sentí que iba a acabar.
Escucho más gemidos de mi macho.
-¿Quieres que te lo meta?
-Sí, démosle. ¿Tienes condones?
Él se para a buscarlos, pero lo detengo.
-Espérame. No puedo dejarte sin antes chupártela.
Me pongo a la orilla de la cama, con mi cabeza en el borde, y me folla la boca exquisito. Me toma de la cintura, me acerca a él y vuelve a chuparme el pico. OHH LA WEA EXQUISITA.
Gemidos. Sudor. Más gemidos. Continuamos así por unos 5 minutos.
Me pone patitas al hombro y comienza a dar embestidas, pero sin metérmela. Se sentía muy rico. Suelo ser pasivo pero también puedo disfrutar mucho de lo no penetrativo, y a pesar de que yo estaba verde porque me la metiera, estaba entregado al placer del momento.
En la misma pose, juntamos nuestros picos y él empieza a pajear ambos a la vez, mientras se movía lento. Para el Tomás debió sentirse increíble ese roce. Con su otra mano, me apretaba las tetillas y yo me limité a gemir y observar ese cuerpo de dios griego.
No sé cuánto rato llevamos. ¿Media hora? ¿40 minutos? No sé, perdí la noción del tiempo. Está tan rico.
-Múestrame esos brazos, le digo-. El Tomás flexiona sus músculos, y luego me clava una mirada directo a los ojos, junto con una sonrisa que indicaban que él me estaba dominando. Todo esto sin dejar de masturbarnos.
-Tomás, si sigues me voy a venir.
Eso lo calentó mucho, lo noté en su expresión, pero no dijo nada. Solo empezó a masturbarnos con más fuerza. Yo no quería acabar, no puedo irme sin que me la meta- pensé. Pero estaba todo tan rico, que me dejé llevar y disfruté.
OH, sí. OH, weón rico. AHH. Se entremezclaban nuestros gemidos. Me vengo, Andrés. ¡Dale, dale! ¡DALE!
Nos vinimos casi al mismo tiempo, y veíamos saltar chorros de leche por todos lados. Ambos botamos una buena cantidad, y eso me calentó. Él intentó seguir masturbándonos, pero yo aún estaba teniendo el orgasmo, el más intenso que había tenido en varias semanas, así que lo detuve.
Soltamos una risa por todo lo que habíamos hecho, y del desastre que habíamos dejado en el cobertor de la cama. Fue a buscar papel y toallitas para limpiarnos.
Seguimos conversando un poco de nuestras vidas, y nos seguíamos tocando y regaloneando. No lo había dicho en el relato, pero el Tomás tenía un culo exquisito, redondito. En el regaloneo lo toqué y nalgueé, suavemente, todo lo que quise. ¡Realmente parecía un modelo!
Luego de eso, nos comenzamos a vestir porque él tenía compromisos para esa tarde. Nos devolvemos al living y nos sentamos en el sillón donde había comenzado todo. Mientras Tomás mandaba un mensaje, me puse a su lado y acaricié ese cuerpo por una última vez.
Nos levantamos, me ofrece agüita con hielo para mi viaje, y me va a dejar a la puerta. Nos despedimos con un beso en la boca, en el que pude sentir su olor, una mezcla entre sudor y perfume. Olor que me acompañó durante casi todo el viaje, y me recordaría lo bien que lo pasé.
-Cuídate- Me dice, y cierra la puerta.
Espero que en algún momento se pueda repetir, porque ambos quedamos con ganas de muchísimas cosas, y además hubo mucha química. Eres un solcito Tomás.
Y bueno, si no se repite, definitivamente lo recordaré como uno de los mejores encuentros que he tenido.
DISCLAIMER: Obviamente cambié los nombres de las personas, y modifiqué muy ligeramente algunas partes, pero diría que retrata un 99% de lo que pasó. Tampoco puse ninguna foto de Tomás porque no le he preguntado por su permiso, pero creo que echar a volar la imaginación es maravilloso
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