La Urgencia. Parte 3.
La urgencia. Parte 3
Hola a todos, antes de comenzar, les ofrezco dos disculpas; la primera por haber tardado tanto en escribir esta tercera parte, ya saben, la chamba en el hospital se complica. La segunda, porque esta madre quedó larguísima, pero me agarró la inspiración y no quise cortarla. Bueno, acá vamos.
Las cosas con Oswaldo, mi paciente, siguieron un curso interesante. La verdad es que por WhatsApp al no dar pie a una conversación sobre lo que había pasado en su casa, preferí también no mencionar nada, por aquello de no meterme ni meterlo en problemas, pero no lograba sacármelo de la mente, tenía claro que la había regado, pues era mi paciente, también tenía claro que era casado y eso podía terminar muy mal, pero sobretodo, tenía yo muy claro, que quería y necesitaba más de él; de sentir sus manos fuertes y grandes sujetando mi cuello o mi cabello, de tocar su pecho peludo, de olerlo, de escucharlo, pues más allá del morbo resultó un cabrón atento, amigable y bromista, con una sonrisa ligeramente chueca hacia la derecha que ufff! Derretiría a cualquiera.
Conforme se fue recuperando, tuvimos pocas consultas a domicilio y siempre estuvo su esposa presente, incluso cuando me visitaba en el consultorio le acompañaba. Siempre se portaba serio, pero a la primer oportunidad me guiñaba el ojo, cuando me tocaba revisar su herida, al tocar su pierna, venían a mi los recuerdos de esa noche en su casa, la forma en la que me había besado, el sabor de su leche, el olor de sus sobacos, el muy cabrón, me parece que a propósito, llevaba shorts flojitos a la consulta, camisetas sin mangas…yo ansiaba que llegaran las citas con él para poder verlo y por supuesto, tocarlo. En una ocasión, estando en consulta me pidió que si revisaba su hombro derecho, como les conté, el solía usar camisetas sin mangas y así iba ese día. Sabía perfectamente lo que en realidad quería y lo logró, la mesa de exploración de mi consultorio permite revisar al paciente por ambos lados, derecho e izquierdo, sin embargo, al estar del lado izquierdo, tanto la mesa como el paciente terminan por cubrirme y el acompañante no puede verme y yo tampoco puedo verle, mientras lo examinaba, levantó su brazo y llevó su mano detrás de la nuca:
O: donde me duele es justo al hacer este movimiento-agregó.
En ese momento mi cara quedó a escasos centímetros de su sobaco, desprendía un olor a macho que me llegó de golpe, no me resistí, aspiré profundo, concentrado al mismo tiempo en sí revisar el hombro y ser coherente en la plática, pues no estábamos solos, que dicho sea de paso, su esposa era amable y atenta, por no decir que era bastante agradable para conversar.
Y: molesta cuando toco aquí?
O: No, es un poco más hacia la zona de la axila-me dijo mientras giraba su cabeza hacia mi, de modo que su esposa no lo veía y me guiñaba el ojo el muy cabrón.
Normalmente me habría puesto guantes de exploración, pero esta vez no, con mi mano derecha comencé a tocar su axila, metiendo mis dedos por completo en ese recoveco, acariciando de alguna manera, aprovechando el momento, jugando sus pelos del sobaco con mis dedos, buscando a toda costa que se impregnaran de ese olor. No demoré más de 1 minuto en eso, era suficiente y debía continuar. Le di recomendaciones médicas, le indiqué acudir a rehabilitación física y programamos su siguiente consulta.
Aproximadamente a las 8 semanas después de la cirugía él ya apoyaba casi por completo y la flexión de su rodilla se había recuperado en un buen porcentaje, más allá del buen trabajo realizado en la cirugía, Oswaldo era un hombre echado pa delante, puso mucho empeño en su recuperación, durante una consulta le felicité por lo bien que iba, estaba por despedirme de él y su esposa, ella me gana y se despide de mi, dieciendo que se adelantaba, pues había dejado estacionada la camioneta algo lejos y quería acercarse para recogerlo. Al marcharse y nosotros quedar solos en el consultorio me dijo:
O: cierra la puerta doc.
Yo simplemente obedecí, me puse de pie, cerré la puerta y puse llave por cualquier cosa, pues si bien su esposa ya no estaba, estaba mi asistente, además que en ese núcleo médico había otros colegas con los que me llevaba bien y ocasionalmente se acercaban a saludar. Oswaldo ya se había puesto de pie, con paso lento pero firme, se acercó a mi, sentir su olor tan cerca, era como esa primera vez en su casa, todo en mi interior se dimensionaba, me olvidaba un poco del lugar y del riesgo y solo obedecía a mis ganas de estar ahí con él. Con su mano derecha en mi cintura me llevó hacia él y sin más ni más buscó mi boca y busqué la suya, Uffff! De nuevo en la gloria! Bajó su mano hacia mis nalgas, que debo decir le había puesto empeño en el gym a esa zona a partir de lo que se venía dando con Oswaldo, de por sí mi cuerpo estaba bien trabajado, delgado pero firme y definido, para mi edad creo yo tengo un cuerpo bastante rico.
O: estas tienen que ser mías doc!
Decía esto mientras dejaba escapar ligeros gemidos muy masculinos y continuaba el besuqueo a todo! Yo solo emití un leve gemido, un tanto de placer y otro tanto de frustración por no poder hacer más, por no poder hacer lo que yo quería con este cabrón. Todo esto mientras por encima de su short, le daba ligeros apretones a su verga.
O: Qué pasa mi putito?
Y: Quiero estar contigo papi, te necesito!
O: Lo sé, yo también quiero, me urge hacerte mío. En 3 semanas mi esposa se va a pasar unos días con mi suegra. Te voy avisando. Por lo pronto híncate.
Así lo hice, me hinqué y subí parte de su short, de manera torpe y quizá un poco brusca, saqué su verga por un lado del short y de la trusa, no se lo bajé, la pasé por mi cara y olí toda su cabeza, la cosa más rica, la metí a mi boca de una, mamé y mamé, el Oswaldo me empujaba la cabeza y yo procuraba no hacer tanto ruido con las harcadas, los dos estábamos en sintonía, el desde la base se masturbaba y me daba el resto de su reata a comer, no tardó mucho, cosa de 2 minutos, llenó mi boca con su leche espesa, de sabor fuerte, no desperdicié nada, nada, todita la tragué, la pasaba por toda mi cavidad oral, en un intento de conservar su escencia. Se guardó rápido la verga y yo me puse de pie.
O: Cabroncito caliente, que rico me vaciaste! Me decía mientras esbozaba su sonrisa chueca hacia la derecha.
Doctor! Se escuchó el llamado de mi asistente. Oswaldo me dio un último y breve beso, un apretón de nalgas y me sonrió nuevamente. Yo estaba feliz. Su esposa había llegado y lo acompañé a la sala de espera, me despedí de ambos.
O: Nos vemos en 1 mes doc (su próxima cita).
Y: Te cuidas y dale duro a la rehabilitación.
Así pasaron 3 semanas, en las cuales, pues el trabajo continuaba y las cosas del día a día me mantenían ocupado. Una tarde estaba yo en quirófano y sonó mi celular, es normal que uno le solicite a la enfermera si puede atender la llamada.
Y: Katy, puedes revisar mi teléfono por favor?
K: Dice Oswaldo paciente.
Normalmente cuando estoy operando no contesto llamadas de pacientes que no están recién operados o que de alguna manera se que van evolucionando sartisfactoriamente, sin embargo, no lo pensé mucho, por tratarse de este cabrón.
Y: Ah!(exclamé como no dando mayor importancia y queriendo no delatar la emoción que tenía en ese momento)…contéstale y pásamelo porfa.
K: Hola, buenas tardes, el Dr. Jorge está operando (ese es mi nombre, no lo había mencionado) se lo comunico.
Y: Qué tal Oswaldo, cómo estamos?
O: Qué tal mi doc, pura chamba contigo eh! Oye, no quiero interrumpirte mucho, habrá oportunidad de una consulta a domicilio más tarde, cuando termines de operar? Traigo la misma molestia de la otra vez.
Y: Claro, te marco en un rato más, ya no tardo mucho.
O: Hecho mi doc, échale con todo! Colgó.
Y: Gracias Katy.
Katy colgó y yo por un breve instante perdí la concentración, sabía a qué se refería este cabrón, esa molestia de la otra vez, pensé que seguramente su esposa habría salido de la ciudad y el momento había llegado. Afortunadamente la parte más compleja de la cirugía ya estaba resuelta, solo quedaba cerrar capas musculares y piel, en cuestión de 30 minutos estaba yo libre y mi primer instinto fue marcarle al Oswaldo, entre emocionado y nervioso.
Y: Hola papi! Listo, ya salí, cómo estás?
O: Ganoso puto, a qué hora puedes llegar? Yo ya estoy solo en casa.
Y: Dame 1 hora, quiero ir a casa por algunas cosas. Llevo algo?
O: Aquí te espero, trae unas chelas.
Fui rápidamente a casa y me preparé el culo para lo que iba a pasar, tenía yo en casa algunas objetos medio morbosos; me pusé un jockstrap negro, un short gris que me gustaba mucho como me paraba el culo, unos tenis adidas que me hacían sentir sexy -no sé ustedes, pero a mi me da cierto morbo el calzado deportivo- una playera negra, finalmente saqué un arnés que hacía tiempo había comprado y un frasco de poppers, esos de vez en cuando los usaba, jalándomela al ver porno y sabía que en primera me iban a poner muy caliente y en segunda, el Oswaldo estaba vergón, así que era mejor llevar ayuda, puse todo en una mochila y arranqué.
Pasé a un OXXO por 2 six de chelas bien frías y unas botanas para estar a gusto. Exactamente en 1 hora, a eso de las 9 de la noche, estaba yo tocando el timbre de su casa, abrió y al verlo….Puta madre! Se veía super rico el cabrón; short flojito, de fútbol, chanclas, con sus patotas bien gruesas y bien cuidadas, una playera sin mangas que dejaba a la vista el pelo de su pecho y hombros, porque si que era peludo el Oswaldo. Me hizo pasar, no terminó de cerrar la puerta cuando me tomó de la cintura y me empujó de forma un poco brusca contra la pared del pasillo de su casa y comenzamos a besarnos….No saben, yo estaba en la gloria, sentir su barba sombreada de unos cuantos días picándome la boca, las mejillas, su lengua no tardó en entrar y encontrarse con la mía, ese beso fue muy pasional, con harta saliva, sin tanto morbo, sino como una buena bienvenida, con sus manos, ásperas por lo duro de su chamba, tomó mi rostro y continuamos el besuqueo, los dos echábamos suspiros de esos grandes y profundos, todos sabemos bien a cuáles me refiero. Se despegó de mi.
Una chelita? Asentí, me rodeó por detrás con sus brazos, y me guío por el pasillo hacia su cuarto, caminando como patos, sentía su mentón recargado en mi nuca mientras avanzábamos. En ese momento me di cuenta que estaba medio cariñoso el cabrón lindo, cosa que siendo honesto me sorprendió para bien, pero en alguna parte de mi estómago como que hubo cierta resistencia -no te encariñes Jorge! – me dijo mi panza. Y ya saben, uno ignora esos avisos corporales, esas señales muy claras que nos invitan a no cagarla.
Entramos a su cuarto, un espacio ya conocido para mi, por las 2 o 3 visitas a domicilio que llegué a hacerle, de las cuales, la primera fue detonante de todo lo que había venido sucediendo y de lo que estaba por suceder. Con mucha familiaridad, dejé mi mochila y las chelas en una cómoda y tomé dos, le destapé una y se la pasé, él ya estaba sentado en la silla donde me había ordenado dedearme con su propia leche, destapé mi cerveza y con su mano dio dos palmadas sobre su muslo izquierdo, dándome a entender que me sentara ahí, así lo hice, el rocé de la piel de mis piernas no muy velludas, con los pelos abundantes y gruesos de las suyas me puso ya más caliente que nada.
Con su mano izquierda rodeó mi cintura y me jalaba hacia él, volvimos a los besos, yo traía en mi mano izquierda la chela, el tomó mi mano y la bajó hacia su entrepierna y con el dorso pude sentir que ya estaba poniéndose dura, sujeté bien la chela y giré mi mano, de tal forma que le puse la lata bien fría haciedo presión sobre su bulto, gimió; Aghhhh! Y su rostro cambió, se tornó más rudo, se puso medio colorado y en ese momento yo me puse de pie, y sin pensarlo mucho, comencé a hacer; le quité su cerveza y la puse en el piso, levanté sus brazos y le quité su playera, tomé otras dos chelas, una para cada uno, aún estaban bastante frías y así comencé a rozar sus pezones con la lata, no tardaron en ponerse duros, firmes, en respuesta de esa piel tan sensible de la zona al frío, él solo me veía, expectante de mis movimientos, una vez paraditos, comencé a chuparlos, con delicadeza al principio, mamándolos y succionándolos un poco mas fuerte después, con mis manos hacía presión sobre su pecho y lo escuchaba gemir ligeramente, Ohhhh! Dale puto, que rico! lo estaba disfrutando, finalmente le daba pequeñas mordidas en ambos pezones, procurando no lastimarlo, pero por sus gemidos de macho Aghhhh a la verga! Que puto rico! me quedaba claro que estaba en la la gloria con lo que le hacía, derramé un poco de cerveza entre sus pectorales, corrió hacia su panza abriéndose paso entre todos sus pelos, comencé a chuparlo mientras me iba hincando al tiempo que iba retirádole su short, dejándole sus chanclas puestas, quedando solo con su trusa, una trusa blanca Rinbros medio desgastada que ya batallaba por contener su verga semierecta que había mojado una buena parte con presemen…hincado ante él, vacié un poco más de cerveza pero ahora desde su abdomen hacia su vientre y nuevamente chupé, clavando mi nariz ahí al borde del resorte flojito de su trusa, le di mi cerveza y mantuve mi posición, el Oswaldo entendió perfecto mi intención y no tardó en comenzar a vaciar cerveza directo sobre su trusa, empapando todo, dejando ver la silueta de su verga y una gruesa vena que iba desde la base y se perdía al llegar a la cabeza, yo me puse a chupar como loco y sentía como se iba poniéndose tieso el cabrón, sorbía yo el líquido, vació más hacia los lados y ahí también chupé, después algo en su muslo izquierdo y conforme avanzaba hacia su rodilla la cerveza cayó por su pantorrilla hacia su pie, sin pensarlo, lo tomé y comencé a chuparlo, A huevo cabrón, te gustan mis patas de macho? Yo continuaba absorto en lo mío y con gemidos le dejaba claro que me gustaban y mucho mientras me enfocaba sobretodo en su dedo gordo del pie, el Oswaldo tenía unos pies ricos, cuidados, sus uñas recortadas, con algunos callos por jugar al futbol y algunos pelos en su empeine, una delicia!…Ya puto, ya te la ganaste! Levantó su pelvis y empezó a quitarse la trusa, la cual estaba toda empapada de cerveza, baba de su verga y mi saliva. Acomedido como soy, ayudé en la maniobra, primero su pie izquierdo, después el derecho, que también aproveché para chupar un poco, vi su cicatriz de la cirugía en la rodilla, y como con cierta devoción la besé y rocé con mi barba, el se inclinó un poco hacia la cama y alcanzó una almohada, la puso en el piso, abrió sus piernas y ahí estaba su verga, colgando con su par de huevos, grandotes, mojados por la cerveza que también se había filtrado por ahí.
Yo me hinqué nuevamente y lo miré a los ojos, me guiñó el ojo, como dándome permiso…me acerqué primero a oler su verga, olía caleta (por ser fanático de sus relatos me he familiarizado con los términos chilenos, espero haberlo usado bien jaja) a sudor, bajé su prepucio y una buena cantidad de presemen corría por la punta, no dudé más, me la metí de una a la boca, a mi me encanta esa sensación de meter una verga entre flácida y erecta a la boca (en México diríamos, a medios chiles) y que se termine de parar en mi boca, su buen trozo, 18 cm con ligera curvatura a la derecha estaba dura y bien lubricada, dejó su chela de lado y con ambas manos sobre mi nuca empezó a cogerme la boca, me oprimía con presión hasta abajo, sentía en mi nariz los pelos de su verga y en mi mentón los pelos de sus huevos, procuraba mamar sin arquearme, pero me era impesible, ya él llevaba el ritmo y no era precisamente suave, mis sonidos guturales parecían motivarlo aún más…Eso! Eso! Tragátela entera putito! Eso querías no? Se nota que la extrañabas cabrón! Me sujetó del cabello y jaló hacia atrás con su mano derecha, de tal manera que pudiera verlo a los ojos; Esto querías? Contesta putito! Me decía a la vez que me daba una ligera bofetada…Si! Esto quería, tragarme tu verga mi macho! Me avalancé a chupar sus huevos, metí uno a mi boca y los chupaba suave, con cuidado, pues uno sabe que esos a veces duelen cuando se es brusco, así me pasaba al otro, en algún momento intenté los dos, no se pudo, el cabrón tenía unos huevos de toro, grandotes, peludos y parecía con harta leche acumulada. Seguí mamando, sin saber en qué momento me fui más hacia abajo, llegando a su periné, jugando con mi lengua decidí ir un poco más atrás, aprovechando que al estar ligeramente reclinado hacia atrás su culo peludo quedaba un tanto expuesto, metí mi lengua y se sobresaltó Ora cabrón! Qué se te perdió ahí? Ignoré un poco eso, pues no escuché molestia en su tono, ni percibí rechazo en su cuerpo, así que continué y mi lengua fue más allá y abriéndome paso entre los pelos de su culo, llegué a su ano, Pfffff! Que cosa tan rica, sus pliegues, su olor a limpio y al mismo tiempo a sudor y no cualquier sudor, sudor de culo, y no cualquier culo, un culo de macho! Aaaaaagggghhh! No mames doc, que puto rico se siente eso! De pronto se movió y se enderezó sobre la silla y así terminó esa mamada de culo, al menos eso entendí yo en el momento. Se puso de pie y me ayudó a incorporarme, lo cual agradecí pues ya las rodillas me pedían descanso, llevaba mínimo 1 hora ahí entre mamando trusa, piernas, patas, verga, huevos y culo.
O: ponte aquí en la cama boca arriba, dijo dando unas palmadas en el colchón y luego una en mis nalgas. Yo obedecí.
El se acercó y yo abrí mi boca, listo para tragar su reata nuevamente, pero en eso él se da la vuelta y sin más ni más se sienta en mi cara y abre ligeramente sus nalgas, que no se las he descrito, unas nalgas firmes, morenitas, peludas, ligeramente más pálidas que el resto de su piel, se le dibujaba el contorno de su trusa…al abrir sus nalgas quedo expuesto su culo, y ya no era decisión mía el chuparlo o no, estaba encima de mi, después de unos segundos sentía que me faltaba un poco el aire, pero si me iba a morir asfixiado, que mejor que morirme mamándole el culo a este cabrón jajaja. Te gusta el culo de tu macho? – Si – Atásctate cabrón, que de esto no va a haber todos los días. Se quitó, aproveché para respirar profundo y pude ver su rostro, se veía complacido, ya traía otra chela en la mano, le dio un trago, se agachó a besarme y me pasó toda la chela a la boca…Vas de nuevo mi putito! Aghhhh se siente rico así frío! Después de unos 15 minutos de mamar su culo, como que tuvo suficiente, volvió a dar palmadas al colchón.
O: Ven, ponte en cuatro. Nuevamente obedecí.
Yo aún tenía mi ropa puesta y así me acomodé, Oswaldo comenzó a desnudarme, primero mi playera, después mis tenis y mis calcetas, se hincó un poco y olió mis pies, que si bien más pequeños y delgados que los de él, también puedo decir que me cargo unas ricas patas. No se resistió y comenzó a chuparlos un poco, nunca ha sido una zona erógena para mi, pero que lo hiciera él me hacía disfrutarlo y apreciarlo. Finalmente comenzó a quitarme el short, dejando al descubierto un jockstrap negro que la neta se me veía muy rico el culo. Hijo de la chingada! Ve nomás lo que me voy a comer! Me dio un par de fuertes nalgadas que me estremecieron. Que guardadito te lo tenías putito! Esa cola quiere verga! Ábrete las nalgas! Con ambas manos las abrí, dejando expuesto mi culo, que ya ansiaba sentir su verga, escuché como soltó un escupitajo y después sentí su dedo abriéndose paso en mi culo, era una sensación muy placentera, era de dedos gruesos y ásperos, así que había cierta fricción y resistencia involuntaria, de nuevo el sonido del escupitajo, conforme metió un dedo, metió dos y tres, el cuarto costó trabajo, no hubo un quinto dedo, pero si otro escupitaje que se sintió más espeso y abundantes seguido de una de las sensaciones más pinches ricas que uno pueda experimetar, la lengua de este cabrón comiéndome el culo, la movía en círculos con gran destreza, con la punta firme apuntalaba la entrada de mi culo y logró meterla un poco, me tenía en la gloria, le paré más el culo al mismo tiempo que gemía Mmmmmm! Sentí cuatro nalgadas, rápidas y precisas Eso putito! Párame ese culo para darle lengua bien! Estuvo como 10 minutos ahí clavado; lengua, escupitajos, nalgadas, dedeadas….Ya este culo está listo! Se ve que quiere ser usado!
Sentí la punta de su verga en la entrada de mi culo, le dio unos buenos azotes y comenzó a puntear, después de unas cuantas arremetidas Pfffff ya entró la cabeza putito! Quieres el resto? Eh? Lo quieres? Yo me sujetaba de las sábanas, si bien no era la verga más grande que me hubiera comido, tenía ya rato sin nada de acción, el Oswaldo es cabezón, curveado a la derecha un poco, y grueso, así que estaba costando trabajo…Sentí una fuerte nalgada; Te hice una pregunta putito! O qué? No la quieres? – Sí papi, si la quiero, la quiero toda adentro! Hazme tuyo! – Así me gusta cabrón! Siguió avanzando pero me estaba costando trabajo, así que le dije;
Y: traigo lubricante en mi mochila-tomó mi mochila y la abrió, pero lo primero que vio fue el arnés.
O: Qué tanto traes aquí cabrón? Me acercó la mochila y sacó el arnés; Póntelo!
Y: Traje unos poppers también.
O: Qué es eso?
Y: Te ponen más caliente, y en mi caso pues ayudan a relajar el culo.
O: Mmmm no los conocía. Ponte a gatas de nuevo.
Ya en cuatro, vació lubricante en su verga y en mi culo, siguió abriéndose paso de poco a poco, era medio brusco al hablar, pero notaba que se metía cuidando no lastimarme, pude sentir perfecto cuando estábamos a la mitad de la verga, por su ensanchamiento en esa zona, tomé el frasco de poppers y lo agité, inhalé profundo una y dos veces y de forma sincronizada su verga avanzó hasta que sentí los pelos de su pelvis en mi nalgas, estaba toda su verga dentro, yo sentía dolor, no mucho, en gran medida por los poppers, el Oswaldo se acomodó encima de mi, la cosa más rica, sentir su peso, sus pelos de la panza y el pecho en mi espalda todo sudado empapándome, pero todavía más rico sentir su aliento tan cerca de mi rostro, su barba raspando mi mejilla derecha…Ya eres mío doc, estoy bien adentro, que rico tu culito caliente y bien húmedo! Me prendía todo eso que me decía, siempre me han gustado los activos verbales y este cabrón lo hacía muy bien, de pronto era cariñoso y enseguida yo era solo un hoyo para usarse. De poco a poco se incorporó y me jalaba del arnés de tal forma que el quedó de pie y yo nuevamente en cuatro, comenzó a moverse, a bombearme el culo, que ya estaba más adaptado y aunque había dolor, sobretodo, había placer, con cada estocada mi culo se entregaba más y mejor a su verga, a su forma, a su firmeza, la sacaba por completo y la metía de golpe, me sofocaba por el empujón, una o dos veces le pedí que parara y lo hacía y me acariciaba la espalda, como quien acaricia a alguien que está lastimado (bien puto lindo el Oswaldo) continuábamos y así estuvo un rato dándome, el ruido comenzó a hacere más constante y rítmico, bien acoplados el uno con el otro, jaló nuevamente el arnés con más fuerza, obligándome a ponerme de pie y sin sacarla caminamos hacia la pared, yo traía mi frasquito en la mano y en esa posición, aún recuerdo sus plabras:
O: Huélele a esa chingadera, que ahora si te voy a reventar el culo! Te voy a preñar puto! No me pidas que pare, no voy a parar.
Dicen que sobre advertencia no hay engaño, así que inhalé profundo y el cabrón comenzó a culearme con todo, duro, constante, me jalaba del arnés, me nalgueaba, me buscaba la boca y me escupía, en eso puso sus manos alrededor de mi cuello y sus movimientos fueron más rudos, comenzaba a gemía, berreaba, bufaba, como un toro Aghhhhh aghhhhh! Sentía su verga más dura, si es que esto era posible, la mía igual estaba durísima y con el baivén, mi presemen se embarraba en mi abdomen, me acoplé a su mete y saca, me lo cogía yo también con mi culo, me gustaba esa sensación de sentirme usado y de usarlo a él también. Una de sus manos pasó a mi mi boca y yo mamé como si de una segunda verga se tratara…Quieres leche puto? Quieres mi leche?- Si! Dame leche! – Quieres leche de tu macho? Pídela puto, pídela! – Dame leche papi, préñame por favor, préñame! – Ahí te va, ahí te va la leche puto, ahí te va la leche! Aghhhhh Aghhhhhhh! Sentí como su verga si hinchaba y por un segundo todo dentro de mi culo se paralizó para después sentir cómo se inundaba de leche, un líquido que ardía un poco, pero que rico se sentía, sentí al menos 5 chorros, lo escuchaba aún jadeado bajando el ritmo de sus movimientos, pero aún metía y sacaba, batiendo su leche dentro de mi culo, por mis piernas comenzó a escurrir su leche, con su mano el tomó esa leche y no dudó en llevarla a mi boca. Ohhhhh anda putito, abre la boca, come la leche de tu macho, yo chupé y limpié sus dedos, él se recostó por un momento en mi espalda y me dio un par de besitos muy cariñosos. Me voy a salir….mi culo de pronto quedó vacío y con algo de ardor.
Nos recostamos en su cama, me abrazó y me recosté sobre su pecho. Estábamos cansados, sudados, me hacía caricias en el cabello con su mano.
Y: Que rico se te marca la silueta de la trusa, tienes las nalgas más blancas que el resto de tu piel.
O: Jajajaja en qué cosas te fijas cabroncito. Se me marca así porque atrás en el patio tengo un taller para reparar cosas y no está del todo techado y me gusta trabajar en tenis y calzones, por eso.
Y: Que sexy debes verte.
O: No te vaciaste. Te ayudo?
Y: Sí.
O: Solo déjame ir a tirar los meados, con la chela y la deslechada ya me dieron ganas.
Y: Y si me los tiras a mi?
O: Cómo? Tirarte los meados? Te gustaría?
Y: Si no mames, me encantaría, me prende machín eso, por no decir que me pone muy puto.
O: Nunca lo he hecho. Vente.
Nos pusimos de pie y supuse que iríamos a la regadera, pero no, me tomó de la mano y salimos del cuarto, caminamos hacia el patio trasero.
O: Híncate y abre la boca putito.
Y fue ahí, hincado, con el suspensorio puesto, con la verga bien tiesa de nuevo, que recibí mi premio. El Oswaldo empezó a tirar un buen chorro de meados, no de sabor fuerte, creo que por lo diluido de la cerveza, pero eran una delicia – Ahora si te estoy marcando como a una perra! – me metí su verga a la boca mientras con velocidad jalaba la mía, le eché varios tragos, varios de verdad, la sacaba y me regaba meados por todo mi cuerpo,. No pude más y empecé a vaciarme y a gemir Aghhhhhh! Aghhhhh! Eso putito, tire su leche! Que rico! Quedaste empapado! Me ayudó a incorporarme.
O: Rico? Contento?
Y: Pffff si!
O: Ve nomás cómo quedaste, vamos a echarnos un regaderazo.
En la regadera me volvió a tirar leche. Paramos ya bien entrada la madrugada, hasta tiepo nos dio para el arrumaco. Llegué a casa tipo 3 am, a dormir como bebé. Con el Oswaldo se dieron varios (a la fecha, junio 2025 se siguen dando) encuentros más. Este fue uno de los más memorables para mi. Hubo otro encuentro, sucedió más o menos un año después de este que hoy les relato, de lo más cerdo y rico que he hecho en mi vida, pero que dio pie a que el Oswaldo y yo nos distanciáramos un poco. Si les motiva lo escribo, pero de nuevo, sobre advertencia no hay engaño…no sería un relato corto jajaja.
Saludos amigos chilenos, deseo pronto conocer su tierra. Entretanto, sigan escribiendo sus ricos relatos.
🔥 ÚNETE A NUESTROS CANALES DE TELEGRAM 🔥
Recibe los mejores relatos directamente en tu celular
IR AL CANAL DE TELEGRAM
1 Comentario
Miguel Ángel
junio 18, 2025 a las 9:37 pmExcelente esta tercera parte, tanto como las anteriores. Por lo leído tú y Oswaldo se complementan muy bien sexualmente. Disfrutan ambos de los morbos que tienen, eso es genial.
Ojalá llegue pronto la continuación.
Saludos desde Chile. Ojalá puedas venir a conocernos y disfrutar de la hospitalidad chilena.