La Urgencia. Primera parte.
Hace tiempo que he querido escribir un relato morboso, la verdad es que me caliento mucho con los que he leído aquí y creo que coincido con otros relatores en que mis buenas chaquetas me he aventado al leerlos.
Esto sucedió en el 2019, tendría yo unos 35 años, hoy tengo 41. Nací y vivo en México, de antemano una disculpa a los amigos chilenos si encuentran palabras que no les hagan mucho sentido, espero aún así disfruten este relato. Debo decir que 98 % es real y lo cuento tal como recuerdo que ocurrió, solo cambié los nombres.
Físicamente soy delgado (con pectorales, piernas y nalgas definidas por el ejercicio), más no flaco, lampiño en pecho y abdomen, barbón y peludo de piernas y nalgas. Me considero un cabrón varonil, lo que hoy llaman heteronormado, y eso sí, caliente y morboso de a madres.
En aquel entonces tenía poco de haber regresado a mi ciudad de origen a trabajar, soy médico y puse un consultorio, al ser un lugar relativamente pequeño (unos 70,000 habitantes) no tardé mucho en aclientarme. Un domingo me llamaron de un hospital en el que hacía guardias para atender a un paciente, cuando llegué, el paciente estaba en el área de urgencias, al entrar lo que vi fue un cabrón no musculoso, pero si fuerte, de unos 40 y tantos años, de buena estatura 185 a ojo de buen cubero, barbón, muy varonil, con pelos en sus antebrazos y piernas, esto último lo pude ver pues llevaba su uniforme de fútbol, se había lastimado su rótula en una jugada, me dijo que se llamaba Oswaldo, que era portero y que había caído mal con su rodilla, y es que acá los domingos son de fútbol y chelas. Me presenté con él y al acercarme a revisarlo desprendía un olor a sudor y cerveza que por un momento me paralizó, respiré hondo en un intento de conservarlo, debo confesar que ocasionalmente algún paciente llegaba a ponerme nervioso, cosa que según yo manejaba bastante bien. Para no hacer la parte médica muy larga, el asunto terminó en cirugía; tornillos y a recuperarse a casa.
Con Oswaldo manteníamos contacto por WhatsApp, siempre les digo a los pacientes que por ese medio podemos resolver inquietudes y demás. A estas alturas yo ya sabía en qué trabajaba, dónde vivía, que estaba casado, que tenía una niña, y cosas que los pacientes cuentan de manera natural.
En una ocasión Oswaldo no pudo acudir a su cita de revisión porque su esposa había salido de la ciudad y no había quien lo llevara al hospital, me escribió para que reagendáramos la fecha de consulta, le dije que sin problema y le pregunté que cómo se iba sintiendo, a lo que me respondió que tenía mucha comezón en la herida y que le dolía en cierta parte interna del muslo, a lo que le pedí una foto de la zona dolorosa, algo que hago regularmente para no andar adivinando, el muy cabrón me envió la foto y si bien se veía su herida, la foto abarcaba mucho más, dejaba al descubierto una trusa gris donde se marcaba un muy buen bulto (cosa que no me sorprendía pues de alguna manera lo había visto semidesnudo en el quirófano) con su pierna ligeramente doblada, de putazo me prendió ver eso, sobretodo porque el cabrón estaba muy bien formado, con unos muslos peludos bien definidos, de esos que se les marcan a los futbolistas. Hice caso omiso y solo le comenté que la herida se veía bien, que se pusiera algo de crema para la comezón y una pomada para el dolor del muslo, sin pedírselo, volvió a mandarme otra foto, pero en esta, el bulto había crecido, y la trusa tenía una pequeña mancha oscura, al cabrón le estaba babeando la verga, ahí si no me detuve y solo atiné a decirle:
Y: está triste el amigo, o por que llora? Y le reenvié la foto circulando la zona donde estaba manchado. La conversación siguió más o menos así:
O: ah que pena doc, pero sí, anda triste, ya tiene rato que nada de nada. Mi esposa tiene la idea de que si cogemos se infecta la herida. Le incomodó la foto?
Yo: no, nada de eso, todo bien, pero no batalles, mano amiga (sugiriéndole que se la jalara).
O: Jaja a veces se necesita otra cosa doc.
Para esto yo ya estaba muy caliente, pensando en la posibilidad de que se diera algo más.
O: Y si me revisa en casa doc? En cuanto me saldría la consulta?
Aquí fue donde ya no pensé con la cabeza de arriba sino con la de abajo y le dije que sí, que terminaba la consulta y por la tarde noche pasaba a verlo. Todo el día traía esas imágenes en la mente, recordaba sus piernas, sus manos, su rostro, porque además de eso era bien parecido el cabrón y pues me daba mucho morbo. A eso de las 7 pm, le mandé un mensaje:
Y; listo Oswaldo, cómo andas? Puedo llegar a tu casa en unos 15 minutos.
O: bien mi doc, acá lo espero.
Durante el trayecto yo iba muy nervioso, ansioso podría decirse. Al llegar a su casa, toqué la puerta y me abrió una señora, pasé y él estaba en un cuarto al fondo, al entrar vi que tenía compañía un señor que resultó ser esposo de la señora que me abrió la puerta, eran sus vecinos, inmediatamente se despidieron y se retiraron, le pregunté que si regresaría su esposa, me dijo que no, que su mamá se había puesto mal y que vivía en una ciudad cercana, que se había llevado a la niña y le pidió a los vecinos que estuvieran al pendiente de él. Mientras me contaba esto, el ya se había retirado la sábana, dejando sus piernas y entrepiernas al descubierto, traía la misma trusa y ya sin importarme miré directamente y noté que tenía una buena mancha de precum seco, por lo visto el también había estado caliente toda la tarde. Me enfoqué en revisar primero su herida, lo cual hice rápido pues todo estaba en orden, le pregunté cómo le iba con los medicamentos, cosas así. Me armé de valor y tomé la crema para dolor y le dije, te pongo?
O: ah doc, me vas a chiquear! (Todo esto mientras sonreía y se acomodaba exponiendo aún más su muslo interno y su entrepierna).
Aclaro que Oswaldo, como me hablaba de usted, me hablaba de tu, cosa que sucede mucho con los pacientes. Yo estaba un tanto nervioso, sentía la cara roja y el corazón acelerado, debajo de la trusa era muy notorio que su verga estaba parándose, debajo de la mía, mi verga estaba durísima. Empezó a lubricar y a manchar nuevamente su trusa mientras yo masajeaba su pierna dando movimientos circulares con mi mano derecha y procurando captar con mis otros sentidos alguna señal para ir más allá, deseando en el mejor de los casos que él hiciera un movimiento más franco. Al día de hoy no sé que fue lo que me pasó por la cabeza, creo que precisamente mi actuar no pasó por mi cabeza; con el índice de mi mano izquierda toqué la parte húmeda de su trusa y se desprendió un hilo de baba, no lo pensé y me chupe el dedo mientras lo veía fijamente, Oswaldo hizo un gesto, entre frunciendo el entrecejo, resoplando ligeramente con su boca y moviendo negativamente su cabeza que indicaba lo mucho que le había gustado eso y solo atinó a decirme; Uyyy doc, te voy a hacer mi putito de planta.
Lo que sucedió a continuación y lo que sucedería en otras ocasiones, es algo que a la fecha me pone duro de recordarlo. Aquí le paro al relato porque ya me extendí mucho, pero si les gustó les cuento el resto.
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8 Comentarios
Anónimo
marzo 31, 2025 a las 10:29 amCuenta más… Está full hot
Daro
marzo 31, 2025 a las 10:37 pmCuenta lo que sucedió, tu relato está genial!!!
Daro
marzo 31, 2025 a las 10:38 pmCuenta más por favor!!!
Daro
marzo 31, 2025 a las 10:39 pmMás del relato por favor
N1tr0g3n0
abril 2, 2025 a las 5:36 pmCuenta maaas
Anónimo
abril 9, 2025 a las 9:17 amESTO SI ES UN RELATO… y yo que soy médico también no imaginas como mi mente voló con tu historia!! Espero la siguiente parte compañero!!
Anónimo
junio 17, 2025 a las 9:34 amListo colega. Quedó la tercera parte, ojalá lo disfrute.
Nico
junio 19, 2025 a las 8:01 amMe encantó… Doc, quiero ir a su consulta 😏