Mi amigo el negro

Qué tal a todos los lectores de este blog. Paso a contarles mi historia.

El año pasado, yo trabajaba en una empresa de logística en Quilicura, en el sector donde están todas las empresas y bodegas. Era encargado de un área y me tocó contratar a un operario de bodega. Llegaron varios currículum y entre ellos, un haitiano. El tipo tenía 28 años, llevaba algunos años viviendo en Chile y tenía sus papeles al día para trabajar. A mí me llamó la atención que era negro y me bajó el morbo de saber si era verdad todo lo que se dice de los negros. De puro caliente, lo contraté.

El tipo se llamaba Jean-Louis, así que le pusimos de apodo “el Juan”. Era bien bueno pa la pega. Era alto, flaco y de un aspecto como bonito. Brillaba como el solo de lo puro negra que era su piel. Estuvo una semanas haciendo la pega y la verdad, los demás decían que hacía bien la pega. A fin de mes, con su primer sueldo, le dijimos que tenía que pagar el piso. El Juan me preguntó qué era eso y le dijimos que es tradición en Chile invitar a comer algo o rajarse con los compañeros con su primer sueldo. El Juan dijo que estaba difícil pues tenía una familia que mantener pero que podríamos hacer algo. Lo conversé con los muchachos de la bodega y acordamos que se rajara con las cervezas en el partido que tendríamos el viernes en la noche en la misma bodega. Ahí hacíamos los medios partidos, sus asados y carretes para fiestas patrias y fin de año, yo era el jefe de una de las áreas, así que no había drama en lo que hacíamos.

Terminamos la pega a las 17.30 de ese día viernes. Nos fuimos al baño a cambiarnos de ropa y nos pusimos ropa para pichangear. Calentamos un poco y comenzó el partido. El Juan era bueno pa la pelota pero era bien cochino pa jugar. Al terminar llegaron unas jabas de chela y comenzamos a chupar. Algunos bebieron un poco y después de un rato se fueron. Yo me tenía que quedar hasta el final, porque tenía que cerrar la bodega, y finalmente, nos quedamos solos con el Juan. Yo le dije que se terminara de tomar la shela mientras me iba a duchar. Que si quería se podría ir a duchar también. Me dijo que si, que prefería ducharse por qué en su casa no tenía gas para calentar el agua. Ya po, le dije. Cierra esa puerta de la oficina y nos vemos en las duchas.

Yo estaba súper caliente. Me imaginaba al Juan bañándose y se me paró de una la pichula. Se notaba que el negrito tenía la media herramienta, pues corriendo en el partido se le movía la media wea en las piernas, como una tercera pierna. Yo pensaba, csm, es verdad que estos weones tienen la media pichula. Entré al baño, tiene dos waters, dos urinarios y dos duchas. Más una banca para dejar las cosas. Me entré a bañar y el Juan entra después.

Me dice: oiga jefe, voy a dejar mi ropa al lado de la suya, está bien?. Sí weón, deja ahí no más. Las duchas son normales, tienen una cortina que tapa todo así que hay harta privacidad. Siento que el negro abre la ducha y se empieza a duchar. A ratos me hablaba pero como no hablaba bien claro el castellano, costaba entenderle todo. Puta weón, no te entiendo, le dije en una. El weón me preguntaba si tenía mina. No weón, soy soltero, y tu?. Si, tengo pareja y tres hijos. Ah, soy como weón pa la weaita tu, le dije.

De pronto siento que abre mi cortina y estaba de frente a mi, me dice, que es weaita?
Y yo lo miro y veo una tula colgando… que Tula… un Tulazo… una wea negra, larga, gruesa, terrible de larga… esa wea no cabe en ninguna parte, pensé. Oh, negras culias profundas, pensé en la misma.

Yo me he comido de todo tipo de weones, tulas chicas, gruesas, venosas, grandes, pero esa wea, era un obelisco. Mínimo unos 25 cms. Y ni siquiera tenía la corneta pará el negro culiao. Lo quedó mirando y le digo: Shucha weón, me asustaste. Y le quedo mirando la corneta, Le digo: Wena compare, tiene la media máquina, y me dice: si quieres la puedes chupar. Y yo quedé loco!!!!. No podía creer que se me estaba dando la mano para chuparle el pico a un negro.

Sabiendo que estábamos solos, lo miré y me acerqué un poco a él, sintiendo que mi pico, pico normal a todo esto, se comienza a parar. Lo hago entrar a la ducha y se echa para atrás mientras le caía agua en el cuerpo. Un cuerpo negro, bien tonificado, con pelos como motas, en el pecho, en el camino de la felicidad y en su pelvis. Tomo esa pichulota con la mano y lo empiezo a masturbar, a dos manos ctm!!!! Cuando me la acerco a la boca, saboreo antes de meterla y se comienza a poner dura, lo sigo pajeando y noto que el moreno se acomoda apoyándose por la espalda en la pared, y yo me meto ese pico a la boca. Era la primera vez que me comía un pico negro, pero no era la primera vez que me comía uno, así que sabía qué hacer. Empiezo a lamerle el glande, dando círculos por su cabecita, tenía el pico bien cochino el negro ql, tuve que escupir varias veces por qué salía ese sarro, tenía un olor bien fuerte, pero ya estaba en esa. Había que darle no más.

Empecé a chupar y a meter ese pico gigante en mi boca, no llegué ni a la mitad, no era posible, hice hartas arcadas y no podía metérmelo todo. Así que comencé a chuparle los cocos, bien peludos y largos. Me los metía a la boca haciendo un chupón de cocos, el Juan gemía rico, yo altiro caché que lo estaba disfrutando. En una el negrito me toma la cabeza con sus manos y yo dije: ya ctm, este es el momento de mi graduación. Aquí se viene lo bueno, pero no pude metérmelo todo. Lo saco lleno de baba, hilos de saliva mezclada con su semen quedaban pegados en mi boca y su pichula. Yo lamia y chupaba, le daba lengüetazos en la cabecita y me lo metía de nuevo. Él no hablaba. No dijo ni una palabra. Solo gemía y hacía sonidos respiratorios agitados. Yo feliz.

Su pico alcanza el máximo de tamaño y estaba curvado para arriba, era una wea increíble. En eso siento que se agacha un poco sobre mi espalda y empieza a tocarme el culo. Ctm dije yo, este culiao me lo que quiere meter. Y no me hice ni el lavado ni nada. Y más encima nunca me he metido una wea así de grande, no, ctm, este negro culiao me va a dejar inválido. De ahí me voy a tener que ir a la Teletón, pensé. Ya, pero quería esta wea, así que démosle no más, me dije, y le dispuse el culo al negro, el cual empezó a masajear y a darme golpes con los dedos en el hoyo.
Era rica la wea que hacía, nunca me habían preparado el hoyo así, siempre me lo comían y sus dedos, pero no a golpecitos. La wea resultó demasiado rica. Ya llevaba un rato chupando, me dolía la mandíbula, y este weón ya llevaba como tres dedos en mi culo, le digo: Hagámoslo afuera, acá es muy incómodo, en las bancas, ven, sígueme.

Cerré la ducha y salimos mojados, me acerco a la banca y el weón venía pajeandose, era maravilloso lo que veían mis ojos, el negro culiao a dos manos con ese medio pico, sacándole brillo para metérmelo en mi hoyito. Nos acercamos más y me da un beso, uffffff…. Que beso, que manera de mover la lengua, yo creo que dilaté como un centímetro más el hoyo con ese beso. Le digo, no tengo condones, tú teni?. No, me dijo. Ya filo, me dije. Me doy vuelta y me pongo en 4 apoyado en la banca, con una mano me abro los cachetes y el Juan se acerca y apunta hacia mi hoyo. Siento una enorme presión en el hoyo y un profundo dolor. Espérate espérate, le digo, hazlo lento. El culiao lo saca y trata de volver a meterlo, nuevamente no pude.
No negro, es muy grande esa wea, espérate. Me tiro un pollo en la mano y me humecto el hoyo, mientras lo pajeo, ya dale, le digo. El weón trata de nuevo, y esta vez logra meter la cabeza. Uuuyyyyy…. Ctm, la wea era riquísima, pero me dolía como la mierda. Empecé a tratar de relajarme y a respirar profundo, el negro lo dejó quieto pero le daba sus empujones piola para que entrara. Espérate ql, le dije. Me quedé unos segundos así, y empecé a moverme, para controlar el dolor y la presión, el weón porfiado dale con empujar. Yo con una mano lo hice para atrás, yo ya estaba medio enderezado y cuando lo apartaba el weón entendía, me empecé a mover y empiezo a sentir que el dolor estaba dando paso al placer. Ya weón, despacito si. El Juan empieza a moverse lentamente y yo sentía que me estaba partiendo la marraqueta en dos, pero el dolor intenso daba paso al placer.

Empiezo a disfrutar la wea, y sentía rico, pues como tenía la pichula curvada hacia arriba, sentía que raspaba por dentro. Me empieza a culiar un poco más rápido y ya no dolía tanto, el weón me toma de la cintura y empieza a moverse más rápido y siento que su pichula me llegaba más adentro. Yo estaba en la gloria, sentía que los ángeles cantaban, estaba feliz, que pedazo de pico me estaba comiendo.

El weón me empiece a puntear más fuerte y empiezo a sentir sus cocos pegándome, y yo ctm, me la metió toda el weón. Ay diosito, que no quede inválido, por favor. Pero no sentía su cuerpo tocándome en la raja. El weón le daba y le daba y yo ya estaba cansado y no sentía que el weón se fuera cortado. En una me salgo y le digo, cambiemos. Lo siento en la banca y queda todo su pico al aire, curvado, le llegaba mas arriba del ombligo. Me siento sobre su pelvis y lentamente comienzo a buscarle el pico, lo tomo y lo pongo en posición para que entre. Me mete la punta, lo deja quieto unos segundos y comienza a moverse, le digo. Espérate, más lento, déjame a mi, y lo abrazo con una mano por el cuello y la otra la pongo en su pierna y empiezo a moverme lentamente sobre su pico, ufffff, la wea era riquísima, exquisita, se sentía profundo y grueso, mi hoyo ya estaba completamente abierto, así que empecé a moverme más arriba hasta llegar abajo. Y de pronto siento que mi culo toca sus piernas, lo logré, me dije.

Estaba en la mejor, saltando arriba de esa tremenda callampa, cuando el Juan me toma de las piernas y empieza a moverse él, empezó lento y aumenta rápidamente la velocidad. Yo empecé a gritar de placer, mezclado con dolor, pero era más el placer. El weon empezó a gemir y a decir: Que rico culo tienes. Oh, que rico, que rico!!!. Repitió esas palabras varias veces. Yo me quedaba sin aire, tomaba aire y seguía disfrutando. Estaba hasta mareado del placer que este negro me estaba dando, no me quería ni tocar el pico para no irme cortado y disfrutar todo lo que pudiera a este negro con el pico más grande que haya visto en mi vida.

Seguimos un buen rato así, cuando se cansaba, me empezaba a mover yo y después seguía él. En una siento que me voy cortado, tomo mi pico y empiezo a pajearlo, le tenía todo el moco en el pecho y seguía saliendo más, y siento que el weón aumenta la profundidad pero baja la velocidad, y le digo, lléname de leche negro culiao. Préñame!!!! Lléname el hoyo de tu leche!!! Rómpeme el hoyo a cachas ctm. Y siento que su pico en mi interior empieza a palpitar y siento la leche calientita, que empieza a correr. El culiao me saca el pico del hoyo y yo sentí que me había quedado el hoyo abierto y siento que la leche sale y sale. Me paro y el weón se empieza a pajear y todavía le saltaba leche, yo me acerqué y lo empecé a pajear, tuve la intención de chuparle todo pero me dio cosa al principio, y seguí pajeándolo y le seguía saliendo leche, pero ya menos, me acerqué más y le chupé el pico, su leche era fuerte, tenía un sabor distinto, pero estaba rico. Le dejé la corneta limpiecita el culiao. Ya Juan, ahora si a bañarse para que nos vayamos.

Nos fuimos a duchar y yo me tocaba el culo y todavía estaba abierto. Me tiritaban las piernas, no podía caminar bien o estar parado. Me apoyé en la pared un poco con las manos y me relajé, sentía que me salía mucha leche del hoyo aún, me pasaba la mano y me sacaba leche. El Juan cerró su ducha y se fue a vestir. Yo me seguí bañando. Cerré y salí y el weón estaba en pelotas todavía. Su pico seguía largo, ya no estaba duro, pero era una imagen que me acompañó en varias pajas posteriores. Me gustó mucho lo que hicimos, jefe, me dijo. No me digai jefe ql, me acabai de romper el culo y me decí jefe. Llámame por mi nombre. Ok, Pedro. Y se acerca y me abraza.

Ya vístete culiao, si no te como de nuevo, le dije, pero la verdad es que no podía ir por otro round. Ordenamos el baño, salimos y le dije que lo iba a dejar. Vive en una población bien Brígida en Quilicura. Iba terrible de asustado.

El lunes no volvió a trabajar. Lo llamé por teléfono y dijo que no seguiría trabajando. Le pregunté por qué, y dijo que se había conseguido una pega más cerca de la casa.
Cuando fue a la oficina para ver los temas del finiquito, no me dijo nada, ni una palabra de lo ocurrido. Al terminar su trámite en RRHH, pasa por la bodega y me dice: cuando quiera nos juntamos para otro partido. Lo miré y le sonreí no más, negro culiao caliente. Así que cabros, el mito es cierto. Comprobado, certificado y verificado.

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1 Comentario

  • Anónimo
    febrero 9, 2025 a las 5:28 pm

    Segunda parteeeeeeeeee

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