Mi tío, el holgazán

Hace tiempo que quería contar esto, pero no sabía como, pero aquí va.

Mi papá murió cuando tenía 6 años y mi mamá cuando tenía 12, desde ese entonces he estado viviendo en la casa de mis abuelos paternos junto con mi tío y mi primo. La relación entre mi tío y la familia nunca ha sido buena, ya tiene 40 años y lleva 20 trabajando en un taxi que no le ayuda en nada, pero él es feliz así. Yo tengo 20 años, así que toda la vida lo he visto trabajar en el taxi, pero sin obtener ganancias ni avanzar en la vida.

En fin, entrando a lo que nos compete.

Mi tío mide 1,75 y yo mido1,70. Él es algo gordo pero no tanto, sale a jugar fútbol cada fin de semana por lo que se mantiene bien. Yo soy común, ni gordo ni flaco, pero camino todos los días hacia el trabajo, lo que ayuda bastante. Tengo buen culo, eso se los aseguro, me paseo muy orgulloso por la calle.

A mi tío le encanta usar shorts de fútbol, esos que le marcan el bulto que tiene. Durante la pandemia hubieron muchas ocasiones en la que le pude ver su miembro, ya que había agarrado la costumbre de estarse paseando sin ropa durante la noche. Yo no me hice el tonto y también aproveché la ocasión, me ponía mis boxers ajustados y dejaba la puerta abierta para que mi trasero fuera lo primero que viera al salir del baño. Así fueron pasando los días, las semanas y cada vez sentía que mi tío me miraba más, que se detenía más tiempo de lo usual al salir del baño, que se demoraba más en su corto trayecto hasta su pieza, la cual está a un lado de la mía. Una noche con toda la intención de provocar un poco más la situación, cuando vi que estaba por salir me decidí poner de pie y sacarme los bóxer para que mi polera me tapara tan sólo la mitad del culo.

No sabría explicar la sensación, pero podía sentir como su mirada estaba sobre mí, podía escuchar su paso lento avanzar hacia la entrada de mi habitación. Yo haciéndome el tonto me agachaba sobre la cama para hacerle creer que buscaba algo en esta, en una de esas coloqué una pierna sobre la cama y me apoyé sobre ella, abriendo mi culo, dejándole una muy buena vista. Entonces agarro mi bóxer para después colocármelos y voltear, de reojo pude ver como él se escondía a un lado de la puerta, pero había algo más que me llamó la atención y que me produjo una excitación que me duró toda la noche sin importar cuanto me masturbara, pude ver la sombra de su pene erecto y también pude comprobar que era de mi tamaño ideal. Al ojo, sus 18 centímetros.

Lentamente me fui acercando a la puerta para después susurrar un buenas noches y cerrarla. Mi corazón latía a mil por hora, no daba más de lo excitado que estaba, así que no tuve más opción que meterme dedo durante toda la noche.

La mañana siguiente era sábado, así que mi tío le tocaba ir a jugar con su equipo del barrio. Soy un tipo de gay en cubierto, mi orientación sexual es un secreto a voces en la cuadra, la mayoría sabía pero prefería no hacer declaraciones, de igual forma eso me ayudó obtener ciertas «conexiones» con algunos vecinos, incluidos algunos miembros del equipo del barrio y amigos de mi tío. Después del almuerzo, mis abuelos se cambiaron de ropa, se fueron a la iglesia y mi primo con su polola como cada sábado, pero aún no sabía lo que me esperaba esa tarde.

Mi tío volvió con dolor en un muslo ya que un jugador del otro equipo le había dado una patada muy fuerte. Estaba pensando en ir al SAPU pero como le tenía miedo a las agujas no estaba del todo seguro, fue entonces que me pidió que le hiciera un masaje por mis conocimientos de masoterapia, yo ni lo dudé, acepté de inmediato.

Fui por mi crema y después a su habitación, apenas entré lo vi quitándose su camiseta y sus shorts, quedando sólo en calzoncillos, con su miembro marcado. Podía sentir el olor del sudor de mi tío invadir la habitación, se me era embriagante. Pude notar las orillas de sus calzoncillos húmedos por el sudor, el simple pensamiento de pasar mi nariz en su ropa interior y tener el aroma más de cerca, fue excitante. Sus ojos no se movían de mi, lo que me ponía de los nervios pero supe disimular.

Tranquilamente me puse crema en las manos para finalmente pasarlas en su muslo, se me erizó la piel al sentir el calor de su cuerpo directamente y pude notar que a él también. Arriba, abajo, arriba, abajo y así sucesivamente, cada vez acercando más mi mano a su ingle. Podía notar como su miembro se iba endureciendo de apoco, lentamente, mientras con su mano derecha apretaba la sabana, quizás, debatiendo con sus pensamientos sobre lo que le pasaba a su cuerpo, pero ya era tarde. Su miembro estaba completamente erecto, era lo suficientemente grande como para dejar ver parte de su glande con un poco de precum, su mirada era una mezcla de lujuria y culpa, culpa que se fue al momento que tomó mi mano y la puso sobre su pene. Por instinto lo presioné y lo comencé a manosear, sin pudor alguno, el cerró sus ojos disfrutando del roce y yo felizmente veía como su respiración se agitaba. En un ataque de frenesí se bajó los calzoncillos, liberando su pene, fue que de forma bruta me agarró del cabello y me hizo hacerle una mamada.

Estaba en el cielo, estaba mareado de sentir tantas cosas al mismo tiempo, excitación, fascinación, calentura, nervios, todo al mismo tiempo. Sentir el sabor de su pene en mi boca, lo salado de su sudor, el aroma a hombre que me prendía como perra en celo era… maravilloso. En cuestión de segundos me conecté con el ritmo de sus movimientos, ya no había necesidad de que forzara mi cabeza, yo solo la subía y bajaba con desesperación, con la idea en mi cabeza de que quizás ese sería el único momento en que ocurriría algo parecido entre nosotros. Para estar más cómodo me subí a la cama, quedando entre sus piernas, y seguí con mi trabajo. Le pasaba la lengua deseoso, el sabor de su precum era delicioso, uno de los mejores penes que había probado, podía sentir como sus piernas se comenzaban a torcer, percibiendo que estaba a punto de venirse, fue en aquel momento que me separó rápidamente y me puso sobre él. Estampó su boca sobre mis labios, con su lengua ansiosa por tener contacto con la mía, posó sus manos sobre mi culo y apretó super fuerte, rompió mis shorts ávido de la emoción, me había sacado los boxers al buscar la crema así que el contacto fue inmediato. Me dio una nalgada tan fuerte que gemí del placer, me abrió mi culo hasta hacerme doler la rajadura, la punta de su pene se frotaba directamente en mi ano, como 2 piezas que encajan a la perfección, sentía como mi entrada era humedecida. Sus ojos conectaron con los míos y pude ver la lujuria apoderarse completamente de su raciocinio, ya no importaba nada. Le di un beso igual de caliente que el último hasta separarnos por la falta de aire, me escupí la mano y la dirigí a mi ano, mi tío entendiendo mi acción puso su pene en posición y lo fue metiendo, cuando la cabeza logró entrar lo metió todo de una. Se tiró sobre mi quedando arriba, terminó de romper mis shorts y me los quitó, colocó sus codos a los lados de mi cabeza y se comenzó a mover rápidamente, aprisioné sus caderas con mis piernas y mis gemidos no tardaron en aparecer, cada vez iba más rápido, nuestros cuerpos sonaban abruptamente mientras me bombeaba. No despegaba su boca de la mía con la intención de opacar los pequeños gritos que se me escapaban, fue así que estuvo varios minutos, no decíamos niuna palabra porque no era necesario. Cuando vi que los músculos de sus brazos se comenzaron a tensar, me empecé a masturbar, rápidamente, en cuestión de un par de minutos me vine sobre mi estómago para después él venirse dentro de mí. Fue un momento hermoso, sentía su semen dentro, como me iba llenando de a poco. Se separó y se recostó a mi lado, aún con su respiración algo agitada, volteó su cabeza y me sonrió, yo no sabía como reaccionar así que solo le acerqué y lo besé. Así estuvimos otro rato hasta que se fue a bañar, ya era muy tarde por lo que en cualquier momento podrían llegar mis abuelos o mi primo.

Ya ha pasado más de un año desde ese momento y no me arrepiento de nada, casi todos los sábados lo repetimos, o a veces él pasa por mi al trabajo en su taxi y nos vamos a la orilla del cerro y tenemos sexo en los asientos traseros, pero no se si quieran saber más.

Me despido.

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