Romance con mi primo de 2do grado
Todo comenzó en 2018.
Mi mamá trabajaba en un furgón escolar, y entre los niños que transportaba estaba Juanito… el primo de mi prima. Yo, Lucas, tenía 18 años y toda mi vida había vivido en un pequeño pueblito rural de la octava región. En ese tiempo estudiaba en la universidad, a una hora de viaje desde mi casa. Cada día era una rutina entre clases, buses y libros… hasta que un mensaje inesperado cambió algo dentro de mí.
Eran alrededor de las tres de la tarde cuando recibí un WhatsApp de Juanito. Él tenía 19 años, seguía en cuarto medio. Era un tipo macizo, con ese aire rudo y peludo que llamaba la atención. A pesar de que no hablábamos mucho, siempre me había parecido… interesante.
Juanito: Hola Lucas, ¿cómo estás? Soy Juan, el primo de la Jessica, tu prima.
Yo: Hola, bien, ¿y tú? Acá en clases hasta las 20, aburrido.
Juanito: Oye Lucas, te hablaba porque tengo algo que contarte… es un poco importante.
Yo: Mmm, pucha, hoy no creo que podamos juntarnos. Salgo tarde de la U.
Juanito: Uhhh ya… pero avísame porfis. Es importante.
Yo: Ok.
Me quedé con esa sensación incómoda en el pecho. ¿Qué sería eso tan importante? Por más que intenté concentrarme en la clase, la cabeza ya no estaba ahí. La curiosidad me ganó, y decidí retirarme antes de la última hora.
Yo: Oye Juanito, al final salí temprano. Me suspendieron la última clase.
Juanito: Buena, ¿nos juntamos en el primer paradero del bus?
Llegué al pueblo con el corazón latiendo más fuerte de lo normal. Nos encontramos, y mientras caminábamos, él hablaba de cosas cotidianas, como si nada. Me acompañó a buscar unas cosas a casa de mi abuela, y aunque yo esperaba que soltara lo que tenía que decir, no lo hizo. Al llegar a mi casa, nos despedimos con un abrazo largo, apretado… uno de esos que te dejan con ganas de más. También hubo un apretón de manos, como un pacto silencioso.
Ya dentro, no aguanté más y le escribí: “¿Qué era eso tan importante que me tenías que decir?”
Su respuesta me dejó helado: hacía un tiempo había salido del clóset con su mamá… y en esa conversación le confesó que yo le gustaba. Me quedé mudo, leyendo esas palabras una y otra vez. Me dijo también que su mamá no lo tomó bien, que le respondió con dureza: “¿Cómo te va a gustar un hombre que no tiene ni dónde caerse muerto, y que nunca va a surgir?”
Le pregunté dónde estaba. Me dijo que seguía en la esquina de mi casa. Sentí un nudo en el estómago. Le inventé una excusa a mi mamá y salí.
Le propuse ir a una placita cercana para hablar con calma. Mientras caminábamos, le conté que yo todavía estaba en un proceso de descubrimiento. Que no tenía todas las respuestas, pero que su valentía me tocaba profundamente. Él me escuchó con paciencia, con ternura. No me presionó. Solo estuvo ahí.
Ya era tarde y al otro día tenía clases, así que le dije que tenía que irme. Justo antes de despedirnos, me miró con esos ojos llenos de nervios y esperanza.
—¿Te puedo dar un beso? —me preguntó.
Asentí. Fue mi primer beso con un hombre. Y aunque fue breve, se sintió eterno. Como si por fin una parte de mí se hubiera atrevido a florecer.
Después de ese beso, todo cambió.
Como si ese pequeño instante hubiese abierto una puerta que ninguno de los dos sabía que necesitaba abrir. Desde entonces, comenzamos a hablarnos todos los días. Nos mandábamos mensajes en la mañana, deseándonos un buen día, contándonos cómo habíamos amanecido, y poco a poco nuestras conversaciones se hicieron más profundas, más sinceras. Había ternura en cada palabra, una complicidad nueva, frágil pero intensa.
Nuestras juntas se volvieron diarias. Habíamos encontrado un pequeño refugio: un bosquecito que quedaba cerca de nuestras casas, lo suficientemente escondido como para sentirnos libres, aunque el mundo siguiera girando allá afuera. A veces no hacíamos nada más que sentarnos en el pasto, apoyados en un tronco, hablando de nuestras vidas, nuestros miedos, nuestras familias. Otras veces solo caminábamos entre los árboles, en silencio, pero sabiendo que ese silencio compartido valía más que mil palabras.
Continuará…
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6 Comentarios
Anónimo
abril 24, 2025 a las 8:41 amCuenta más…
Anonimo
abril 24, 2025 a las 10:16 pmEstuvo en realidad tierno 😍 de hecho parecía cuento de Disney
Anónimo
abril 25, 2025 a las 11:19 amY que hago con esta perra envidia? Nunca he tenido alguien asi
Andres
abril 25, 2025 a las 3:20 pmQue lindo weon.. vale hno
Anónimo
abril 25, 2025 a las 4:05 pmSegunda parteeeeeeee
Alexander
abril 25, 2025 a las 9:57 pmMuy lindo y tierno el. Relató queremos la segunda parte donde te rompen el culo a vergazos jejejjeej