El pico de champiñón 🍄🍆💦💦💦💦

¿Cómo están?. Sigo contando mis historias, escribí mi último relato colombian dick y piercing en el pico, me encantó el video del admin donde tuve la suerte de aparecer junto a ese hermoso pene que se deslizaba por mi relato. Pasando a lo siguiente, quizás mis relatos sean extensos, pero me encanta compartirles mis historias cochinonas. La verdad, cada uno de los activos que les he compartido han sido importantes y me han forjado un camino de autoconocimiento en el placer que tengo que agradecerles. Del mismo modo, si alguno se encuentra en estas historias sabrá que tienen un lugar especial, jejeje.

Bueno, este relato es del 2014, tenía 23 años recién llegado a Santiago, instalado en el centro en Parque O’Higgins en el mes de agosto y con mi primer departamento en la ciudad. Cuento estas historias porque después de tantos años me interesa compartirlas, en esos años era un inexperto joven, flaquito, culón y recién incursionando en el maraqueo y creo en la nostalgia de relatar cómo para algunos funcionaban las dinámicas colas de esa época.

En ese entonces, había inaugurado mi manhunt, no tenía idea de la existencia de grindr y con mis 23 años hice un perfil donde me mostré tal cual soy, fotitos normales y en privado el álbum calentón. Para quienes no conocen esta página, funcionaba con guiños, mensajes, límite para ver fotografías, entre otros, en el fondo, para usar a todo cachete el sitio tenías que tener una suscripción, pero en lo que respecta a tener contacto, compartir otro medio como el whatsapp o Skype andaba bien. En ese entonces, empezando en esta página recibí un guiño de un jovencito de 18 años con foto de su cara, de la comuna de Puente Alto y bastante lindo, pese a tener un par de años más le respondí e intercambiamos nuestros contactos, fue un chico super amable, nunca me pidió nada sexual y quedamos en hablar por whatsapp.

Este chico en ese tiempo era delgado, alto como de 1,78, con barba y medio narigón, pero un rasgo que para mí me parecía bastante atractivo porque resaltaba su masculinidad, tenía labios finos, una bonita sonrisa y me imagino que muchas sorpresas que mostrarme. Lo que me llamaba la atención de su perfil que decía directamente que era activo y que buscaba “solo sexo”, me dio igual, al comenzar a hablar por whatsapp compartimos información de donde vivíamos, que le gustaba y surgió la idea de juntarnos al día siguiente, por mi parte, no hubo drama, quedamos de tomar y compartir un carrete. Este chico entre lo que me contaba me habló que se movía por Santiago en micro, metro y caminando.

Llegó el día de juntarnos, quedamos de reunirnos en el metro, ya era tarde, tipo 20 hrs y luego de ello buscaríamos un lugar donde ir, en el metro esperándolo de repente apareció este cabro, con una camisa abierta donde le veía sus pelos en el pecho, una pañoleta al cuello y una chaqueta de blue jeans. Nos saludamos, me dio un beso en la cara y un abrazo y entre los nervios comenzamos a caminar, lo vi e inmediatamente me dieron ganas locas de que me culiara.

En la caminata yo un poco atontado le pregunté dónde le gustaría ir, me comentó que había bares por el lado de República y Brasil, los cuales no conocía al estar recién instalado y nos dirigimos a ello. En el camino entre la conversa me di cuenta que iba a mi misma universidad, ambos estudiantes de primer año, en mi caso, de mi segunda carrera. Me hablaba de sus gustos intelectuales y entre los locales llegamos a uno de la Blondie, eso recuerdo, donde pidió un trago fuertón y yo si bien recuerdo me tomé una cerveza. La verdad el trago no me hizo nada y le dije si quería tomar otro, a lo que me comentó no tener plata pero que podía acompañarme a mi casa. El weón literal salió como con 10 lucas y tenía para la pura micro al otro día.

Pagamos, nos fuimos caminando un rato y entre eso en la calle me abrazó y me empezó a dar besos en la cara, me provocó mucha risa y me dijo que me encontraba muy lindo, la verdad es que me gustaba lo que hacía y sobre todo me provocaba morbo que era un pendejo más joven que yo. Cuando llegamos por la Alameda le dije que estaba aburrido de caminar, en ese entonces tenía dinero suficiente y dije ¡qué hueá!, me llevo a este weón, hice parar un taxi y a lo más puta le dije que suba y que lleguemos en él a casa. Mientras avanzaba el auto le dije si quería tomar más, él lamentaba no tener más plata, le dije no te preocupes yo compro y a lo más raja le pedimos al chofer que busque una botillería y nos llevará a mi destino. En ese momento supe que por esos barrios cerraban las botillerías en la madrugada, la idea más hueona que podía a alguien ocurrírsele. Avanzó mucho hasta que encontramos un lugar y me llevé la típica promo de pisco bueno con bebidas y hielo.

Cuando llegamos a mi casa lo hice subir y comenzó lo bueno. Nos sentamos en mi sofá para seguir conversando y él se tiró a abrazarme como que me conociera de toda la vida, dándome besos en el cuello, las mejillas y me decía que le encantaba mi olor, yo a lo más entregada me dejaba, mientras tanto el me tomaba por debajo de la ropa por la cintura y de a poco sentía como mi pene de 13 cm se erectaba. Preparé los tragos, tomamos, seguimos conversando, él me contaba de sus planes universitarios como mechón y yo con más experiencia ya comenzando mi segunda carrera lo escuchaba. Me contaba de sus experiencias escolares y su actitud era como de un chico grande y experimentado, quizás para impresionarme. Cuando ya nos entró agua al bote y nos acabamos la botella de pisco, después de fumar, tomar y estar regaloneando me comenzó a besar e inmediatamente me invitó a mi cama, diciéndome literalmente “te voy a dar como caja”.

Nos tomamos de la mano y fuimos a mi dormitorio y el juego empezó con él quitándose toda la ropa y solo quedando en unos bóxer blancos, yo por mi parte hice lo mismo y nos tiramos encima a besarnos. Mientras tanto, sentía como estaba erecto y me pregunta si tenía algo para lubricarme porque me iba a meter su “tremendo pene”, también me preguntó si me gustaban los penes grandes, yo le dije que sí y le quité el bóxer. A todo esto, su cuerpo delgado algo marcadito, tenía pelos en el pecho, nada exagerado en su justa medida, también sus piernas, un pubis peludo rebajado y un pene de unos 20 cm, largo pero a diferencia de todos los que había visto con un glande gigante, similar a una callampa, un champiñón. Estaba super duro y pensé cómo me va a entrar esta hueá, el glande era enorme y mucho más grueso que su tronco. Jamás había visto un pene así y nuevamente, estaba claro que él era el macho, puesto que mi pequeño pene apenas podía alcanzar semejante bestia. Era delgado, nuevamente, se cumplía que los flacos tienen buen pico.

Entre los besos a su cuerpo delgado, tetillas, ombligo llegué a ese pene que tenía en mi mano y comencé a chuparlo, mirarlo, y saborear con morbo ese líquido preseminal que aparecía. Él por su parte, me acariciaba el ano y me dio vuelta con fuerza para besarme toda la espalda, separar mis cachetes y darme la típica follada de lengua. Sentía como empujaba con la lengua y su barba y bigote moviéndose. Te voy a hacer cagar decía, busca algo para lubricante, tengo un condón y sacó uno de su billetera en el velador, parecía de esos que te entregan en ferias universitarias o en consultorio, agrandado el weón y le dije que no tenía nada, a lo más cochinona y que me entregaba a lo que tenga que pasar. Seguimos con el pendejo y el no me respondió, solo se dejó llevar y yo a lo más entregado comencé a sentir cuando me tenía boca abajo cómo me empujaba ese tremendo pico con forma de callampa, sin duda la forma de ese pene me hizo gemir inmediatamente, al intentar entrar tuve esa sensación de electricidad y cómo despertó todas esas terminaciones nerviosas de mi ano. Estaba húmedo y yo también con su saliva y entre cada empujón de repente entró sin ninguna resistencia. Debo haber gritado el famoso ¡Ay!, de pronto, pude experimentar esa sensación que solo las pasivas conocemos que literalmente es “cagar pa dentro”, esa cabeza redonda estaba en lo más profundo estirando esa zona, mi ano atrapándola y literalmente sentía su glande expandiéndose y contrayéndose como es natural en una erección.

Al moverse estaba erecto como roca y sentía como entraba y salía, mi ano hacía una especie de tracción con ese glande, mientras él retrocedía mi ano lo empujaba dentro y así, entre mis gemidos me decía si me gustaba ese tremendo pico, si le decía, me encanta, sentía también los bordes redondos y lisos de su glande, hasta ahora, no he visto un pene de esas características. En esta oportunidad estuve tumbado de guata para él mientras descargaba toda su virilidad, empezó a aumentar la velocidad y por alguna razón su pene se salió, sentí cómo se deslizó hacia fuera y sonó como un mamón, lo describiría como “muaaap”, nos generó mucha risa entre la calentura. Al pasar mi mano por su pene sentía como estaba muy mojado y entró rápidamente, en esa oportunidad paré más mi culo y a lo más warrior me abrí los cachetes, “sos cochina” me dijo, lo que me calentó mucho, ya que había entendido el juego y en ese culión estaba claro que yo era la hembra y él mi macho.

Siguió y sentía esas cosquillas que dan cuando te están tocando la próstata y me dijo
“¡te voy a moquiar weón!” Y fue más intenso, mientras sentía su pecho mojado sobre mi espalda y se corrió, como fue tan intenso hasta yo me puse a jadear. Entre sus gemidos siguió empujando más lento y cuando pudo salió y se tiró de espalda a mi lado para besarme. Ahí estaba yo todo moqueado e inundado de él. Me dijo “weón que rico quedaste lleno, espero que estes sanito”, si le dije, “solo contigo lo he hecho”, lo que era cierto. Creo que nos dimos un par de besos en la humedad y la atmósfera cálida del momento y nos quedamos dormidos.

Al despertar, cerca del medio día comenzamos a besarnos de nuevo y me dediqué directamente a chupar y ver con mucha más luz ese tremendo pene, entre ello me conversó si me interesaba hacer un trío, ahí caché que el weón estaba experimentando, pero que esta vez tenía que ser con condón, si le dije y fue el primer mino al que le confesé que en realidad no me gustaban los condones y que buscaba por eso alguien de confianza porque había quedado encantado de sentir su piel. Él me dijo, en la U podemos vernos, a lo que le respondí que obvio, entre las chupadas que fueron suaves me dediqué a pajearlo e incluso él intentó hacerme una mamada a la que me resistí con vergüenza ya que como he venido diciendo soy de esas pasivas que el pene lo tienen de adorno. Mientras pajeaba y mamaba tenía el morbo de saber que su leche estaba dentro de mí aún y que estaba impregnado de su esencia y olor. “Eres bien rico” me dijo y entre tanta estimulación se corrió, leche que salió menos abundante y saltó un poco a mi cara y a su ombligo. Me acerqué y pasé mi lengua, probándola un poco y luego dándole un beso.

“Vamos a bañarnos” me dijo, así que salimos de la mano a mi ducha cerca de la 1 y aprovechamos de besarnos bajo el agua. Su pene ya no estaba erecto y ese champiñón guardado en su prepucio, aún así se veía grande y pesaba, no perdí la oportunidad de ponerlo en mi mano, mientras él me aplicó jabón. Terminando la ducha le presté una toalla y me quedé en el baño para secarme, entre el morbo de toda esa noche y mañana me interesó saber qué había pasado con esa leche, al pujar solo salió un poco, transparente e imagino que el resto había salido durante la noche o en gran parte había sido absorbido por mí. Lo invité a quedarse pero me dijo que tenía que llegar a su casa, buscó su plata y el weón la había perdido, sus únicas lucas para viajar habían caído en algún lugar, entre la caminata y taxi. Le pasé plata y me dijo que quería darme un beso, en caso de que no nos viéramos más, le dije por qué, por qué así son a veces los encuentros de las colas. Le respondí con pasión y caché que este weón andaba buscando vaciarse y chao, no le tomé mucha importancia porque con todo el placer que me dio la verdad estaba todo pagado.

Pasó el tiempo, empecé a topármelo en la U los días viernes, cuando tomé clases en la tarde, solía andar con amigas, generalmente puras mujeres y la vergüenza me ganaba, pero pude darme cuenta que quedaba interesado en mirarme, al verlo en grindr más adelante el pendejo buscaba orgías y cuestiones más extremas que en mi caso no me iban, no le hablé y en Tinder una vez hicimos match, pero perdí la cuenta y no seguimos hablando.

Me acordé de este relato porque hace poco me lo pille nuevamente en el grindr, con 30 años, creo que ahora más resuelto, al parecer bien, igual de guapo y abiertamente reconocido como VIH+ indetectable, imagino que en su caso alguna situación lo expuso a más riesgo que yo.
Sin embargo, como no soy serofóbica, sin duda probaría de nuevo esa verga, ya que pese al desconocimiento y tabú que hay en Chile, hay que educarnos, indetectable es intransmisible y en mi caso, prevención, orientación médica y otros, nos permiten explorar nuestra sexualidad sin prejuicios, sabiendo que placer y peligro siempre van de la mano.

En mi caso, guardo el recuerdo de este wachito rico y espero que la vida nos junte de nuevo.

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1 Comentario

  • Ramiro
    enero 6, 2025 a las 11:24 pm

    Me fui, buen relato

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