El Bosque y sus Sorpresas
Desde bastante pequeño acostumbro a pasear por el bosque cercano a la casa de mi abuela en Tomé, región del Bio Bio, esto pasó cuando tenía 19 años en un verano, por cosas de familia nos turnamos para quedarnos en casa de mi abuela y así poder ayudarle en su hogar, en una de la ocasiones que me tocaba a mí, decidí ir a una playa cercana y así relajarme un poco, el camino es literalmente por entremedio del bosque por lo que se hace agradable la caminata que toma alrededor de 30/35 minutos.
Iba de ida y como conozco los caminos decidí irme por otro lado para recorrer más, así fuí a dar a un fuerte que está abandonado hace demasiados años, cuando llegué decidí descansar y ponerme en un lugar con sombra por lo que quedé rodeado de árboles y ramas, no me veía.
En eso que me recuesto siento pasos y levanté la cabeza para ver qué un tipo de unos 30 años aprox, moreno, de 1.80 más o menos, cabello negro corto, una barba de unos 3 días y bastante marcado físicamente, venía caminando sin polera y con un shorts bastante apretado a su cuerpo y a su paquete que se veía bien protuberante. En eso se detiene, y como los caminos son muy poco (por decir nada) transitados, se bajó todo el short y se puso a orinar, ví como se tomó el pene y aunque orinó poco, no lo guardó, sino que siguió acariciándose, quizás el aire libre le provocó sus sensaciones, tanto que se quitó el pantalón y desnudo caminó un poco más hasta ponerse sobre un poco de pasto, dónde comenzó a pajearse a pleno sol, se sobaba los cocos y su mano subía y bajaba por su pico, se escupía la mano y seguía dándose placer.
Yo ya había empezado a tocarme con toda la escena que veía y oculto desde donde estaba me pajeaba a mi propio ritmo, el chico seguía en lo suyo y se notaba que lo disfrutaba cuando sus gemidos se empezaron a hacer evidentes, y yo estaba a full de caliente mirándolo desde más al lado.
No aguanté mucho más y salí de mi escondite caminando muy ligeramente, y comencé a acercarme haciendo el menor ruido posible, hasta que ya estuve a su lado y él mirándome solo atinó a ofrecerme su pene, el cuál no iba a quedar sin degustar, y me arrodillé a chuparlo con mi propio pico en mi mano.
No sé si el momento o el lugar pero lo mamaba con demasiada calentura, lamía sus cocos y su tronco hasta la punta y me lo tragaba entero mientras él me acariciaba el rostro y yo lo miraba hacía arriba con cara de no querer terminar.
El calor del día y la situación nos tenía a full y ahora él estaba de rodillas chupándomelo a mí, y seguimos en un 69 exquisito, mientras nos íbamos acariciando, hasta que me dijo «me voy a correr» y nos fuimos ambos en la cara del otro y botamos hasta la última gota de leche.
Mientras nos limpiábamos, me dijo:
—Creí que no te alcanzaría
—¿Me habías visto? —pregunté
—Sí, y venía siguiéndote
—Que bueno que paré a descansar —respondí.
—Descansemos en tu escondite y así continuamos.
Cuento corto, jamás llegamos a la playa, pero si nos relajamos bastante, la tarde fue larga jejeje.
Revisado por Stoler
🔥 ÚNETE A NUESTROS CANALES DE TELEGRAM 🔥
Recibe los mejores relatos directamente en tu celular
IR AL CANAL DE TELEGRAM
No hay comentarios aún. ¡Sé el primero en comentar!