Otra de Tulón – Parte II

De pronto, sus besos comienzan a irse en dirección a mi cuello. No pude evitar soltar dos gemidos cuando me besó el cuello. El cuello es una de mis zonas erógenas, siento mucho placer en él. Con la mano que tenía libre, empiezo a tocar su pecho, eran pectorales firmes, grandes, su torso era duro, bajo por su abdomen y siento lo mismo, debe tener marcado, pensé y rápidamente perdí la capacidad de pensar; solo seguí tocando.

Recuerdo todo ese momento con vivo detalle, pues marcó un antes y un después en mi vida, Fernando se acomoda un poco y levanta los brazos dándome la señal de que le sacara la camisa que ya le había abierto botón por botón, tocando su piel cálida y firme, no tenía pelos, salvo en el medio del pecho, lo cual lo hacía aún más varonil. Acto seguido, hace lo mismo con mi polera, quedando los dos desnudos para arriba. Sus manos recorren mi pecho y parte de mis hombros, me eriza la piel el recorrido de sus dedos cálidos, me toca con tanta dulzura y delicadeza que siento que me acaricia con una pluma, mi cuerpo se estremece cuando me acaricia.

Seguimos besándonos y tocándonos, en un momento le digo:

—¿Vamos a la cama?

Él no contesta, se para, sin dejar de mirarme fijamente con su grandes ojos celestes, nos ponemos de pié y nos abrazamos dándonos un beso profundo. Sentí completamente su pico apoyado en mí, que hasta ese momento no había tocado.

Me recostó suavemente en la cama y se subió encima de mí, poniendo todo su cuerpo apoyado en el mío. Logré sentir más profundamente su pico que chocaba con el mío, ahí me di cuenta que tenía una verga enorme. Se sentía completamente grande y me dio curiosidad de saber cómo era, intenté tocarlo, pero no me dejó, me dijo que aún no; que disfrutáramos.

¿¿Qué más disfrutar que todo lo que estábamos haciendo?? Era mi compañero de trabajo, incluso yo era el que estaba a cargo en la pega, eso no importaba en ese momento, pero, ¿cómo lo vería el lunes? ¿Los días siguientes?

Asumo que me desconcentré un poco, él lo notó y me preguntó si pasaba algo; le dije que no y seguimos en lo que estábamos.

En un momento me pone de espaldas en la cama, él comienza a besarme la espalda, recorre toda la espalda con sus besos, me pasa la lengua por la columna, mi cuerpo instintivamente se curva. Es una sensación maravillosa, me besa la cintura, me acaricia con los dedos, mientras me aplastaba el cuerpo con su peso, me sentía prisionero de este hombre, no tenía escapatoria, todo estaba hecho para disfrutar. De a poco mete la mano por mi pantalón, yo estaba con un buzo, así que empieza lentamente a bajarlo y me deja sin ropa, mi trasero completamente expuesto a él. Noto que queda mirando.

—Que rico poto tienes —Me dice, pues sí, hay que reconocerlo.

yo no digo nada y solo hundo mi cabeza en el almohadón y espero que me toque. «Tócameeee, tócameeee… Por fa tócameeee… »Pedía a gritos en mi silencio que lo hiciera.

Pasa las manos por mi poto, toca ambos cachetes desde afuera, los levanta y abre lentamente, los masajea, los mueve, lo hace tan suave que sigo insistiendo en las caricias. De pronto siento que se acerca y me da un beso en el cachete izquierdo, luego en el derecho, luego me llena de besos en el poto. «Uffff…. Que rico…». Era como inocente—romántico—vulgar—caliente—amoroso al mismo tiempo. Lentamente abre mis cachetes y me lanza un escupo. Yo me sobresalté de la sensación, segundos después introduce un dedo «sus dedos largos y delgados, con uñas grandes y bien cuidadas, un placer ser tocado por esas manos». Comienza lentamente a introducir un dedo, me hizo sentir como que estaba buscando algo, curioseaba en mi interior, movía el dedo en círculos, hacia adentro y afuera, lo sacaba y miraba. Me hacía estremecer del placer.

Para darle más acceso a mi culo, levanto levemente mi pelvis, lo cual hizo que él accediera mejor a mi trasero. Empezó a meter un segundo dedo y comenzó a moverlos como si fuera pico; la sensación de placer era inmensa, sentía que mi pico estaba lleno de sangre, si me apretaba o tocaba podría eyacular, no quería pues empezaría a acabarse este momento y quería que durara una eternidad.

Fernando me empieza a besar el hoyo. Introduce su lengua, juega con mi hoyo. Sentir esa lengua caliente, húmeda, acariciando mi hoyo hizo que gimiera en varias ocasiones. Me doy vuelta, quedo de frente a él, mi pico estaba muy parado «normal, 18 cms, largo y curvado hacia la derecha, nada de pelos, bolas largas y peladas por my cocos… jejejej», él lo mira y comienza a tocarlo.

—Ay nooo, por favor. Me voy a ir, me voy a ir.

Lo toma muy lentamente, como reconociendo la piel, la forma, se acerca, huele, lo pone en sus labios, lo deja ahí un momento, como reconociendo sabores, abre lentamente la boca e introduce la punta de mi pico en su boca, siento que le apoya la lengua y con la otra mano toma mis bolas, las cuales aprieta suavemente dándole una especie de masaje, sentía que no iba a durar.

Empecé a pensar en la pega, en los archivos, su lengua, pólizas de seguros, su calor, las compañeras de afuera, su mano. Era imposible concentrarme en otra cosa que no fuera el contacto que su boca y manos hacían con mi cuerpo, yo me retorcía de placer en la cama, movía mi cuerpo como serpiente, contorneandome, retorciéndome, ese hombre sabía cómo hacer llegar a la luna a otro hombre. Logré controlar un poco la sensación, empecé a controlar mi respiración, pero la sensación orgásmica iba creciendo.

—Fernando…. Me voy….

Fernando toma mi pico y lo pone en sus labios y comienza a darle besos con la punta de los labios mientras tiraba la piel de mi pico fuertemente hacia atrás, no aguanté más y lance varios lechazos; sobre su rostro; su barba, su nariz, incluso un ojo; lo miro y se veía como en las películas porno; se veía hermoso.

—Ay, perdón, no me aguanté.

Le paso mi polera para que se limpie. Se limpia la cara y me dice: —No hay problema. Es parte del juego, eras muy rico Jose.

—Nooo, tú eres el rico, ¿dónde aprendiste todo esto??
—La vida —Me dice.

Que enigmático mi compañero, la vida. ¿Habrá tenido otras aventuras con hombres? Sabía perfectamente bien qué hacer y cómo hacerlo, bueno, yo tampoco tenía tantas experiencias con otros hombres, sí con mujeres y quizás esta es una cuestión súper importante, los hombres nos preocupamos de propinar placer, pocas veces lo buscamos para nosotros. Entre hombres hay de todo claramente pero sabemos cómo tocar y qué nos gusta.

Me acerco a Fernando y comienzo a besarlo, recorro con mis manos su cuerpo y llego a su jeans. Empiezo a desabrocharlo y ya no aguantaba las ganas de conocer esa verga, de comerla, de que me hiciera suyo con ella, lo deseaba desesperadamente. Solo había podido sentirlo apoyado en mí, sabía que era grande pero quería ver, sentir, oler y saborear.

—Lentooo, más lento —me dice.

Me puso el freno de mano al decir eso, pues yo iba desesperado, así que lentamente le abrí el jeans, era de esos jeans que no tiene cierre, solo broches, así lentamente y mirándolo a la cara le empecé a descubrir la piel, cuando terminé traté de sacarlo, dejando solo su boxer puesto.

Él se estiró en la cama y se terminó de sacar el jeans quedando alejado de mí, así que comencé por los pies, me acerqué a sus pies grandes «calza 45» y empecé a olerlos. Tenía un rico olor a menta, el hombre se cuida hasta los pies «rico». Le di besos en los pies, seguí subiendo lentamente por sus tobillos y empecé a acariciar sus piernas peludas. Llegué a la rodilla y me detuve para besarlo; besé su rodilla y la parte posterior, moviendo mi cabeza hacia abajo, luego separo lentamente las piernas y comienzo a besar los muslos, desde adentro hacia arriba, rodeando todo el músculo con mis manos, acariciaba lentamente sus piernas tal y como él lo hizo en la espalda.

Reconozco que hacer este juego previo, era muy excitante, mi pene ya estaba duro de nuevo y lo tocaba con él en las piernas. Lo presionaba en sus piernas cuando sentía que lo tocaba. Fernando respiraba agitado pero calmado. Emitía sonidos de placer, movía las manos por su cabeza, se tocaba el pecho, sus tetillas, su abdomen. Miro hacia él y veo una enorme erección contenida en su ropa interior y un abdomen plano, marcado, sus pectorales inflados «Uffff que imagen —ojalá les pudiera enviar una foto de esa toma, para que lo vieran». Su ropa interior era negra completa «Me encanta»

Llego a la entrepierna, paso mi cara sobre su pico y me sorprendo de la dimensión de este, era enorme. Se veía grueso y enorme y aún no lo sacaba de su envoltura. Paso mi lengua por la orilla del boxer, saboreando su piel, recorro con mi lengua su camino de la felicidad hasta llegar a su ombligo, me acomodo en la cama y subiéndome arriba de él me siento en su pico; siento que se estremece de placer. Me recuesto sobre él y sigo mi camino por su pecho hasta llegar a su cuello; subo y bajo con mi lengua, que exquisito sabor corporal tenía Fernando. Luego comienzo a besar sus tetillas rosadas y a jugar con los pelos que tenía en el pecho, en el centro del pecho, mientras con mi pelvis hago presión sobre su pico tratando de que salga solo de la jaula que lo contiene. De alguna manera lo logro y veo su glande asomarse, tal y como me lo imaginaba: rosado, grande, brillante de lo lubricado que está.

Me sigo moviendo con la intención de que salga todo, bajo lentamente con mi lengua por su cuerpo; me nace morderlo, lo muerdo en las calugas, lo hago suave, el grita de placer.

—¡¡¡Ohhj, que rico….!!! ¡¡¡Hazlo de nuevo!!!

Lo muerdo nuevamente, él grita más fuerte; lo hago dos veces más, mordiendo la piel que puedo agarrar cerca de su cintura. Me agacho lo suficiente en la cama y me acerco a su pico. Lentamente todo lo que sobresale de la ropa interior me lo llevo a la boca, tenía un sabor a caliente y a semen exquisito «que hombre más rico por la csm…. ¡¡¡Todo en él era rico… TODO!!!»

Con una mano comienzo a sacarle la ropa interior, dejando todo ese tremendo pico afuera, al ojo más de 20 cms; grueso, depilado completamente con pelos cortos en la pelvis; rosado, fibroso y venoso. Lo tomo con la mano y siento como que tengo una espada de poder en la mano. Miro a Fernando y veo que me está mirando fijo, como diciéndome hazlo.

Revisado por Stoler

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1 Comentario

  • Anónimo
    noviembre 8, 2024 a las 11:03 pm

    Uffff…. Que buena narración….
    CALIENTEEEE!!!!!
    Me tiene el pico mojado ya.

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