El Amigo Flaite – Parte I: GEL AFTERSUN
Esta es mi primera vez escribiendo… soy Joaco, gay asumido. Tengo 23 años, universitario. Mido 1.80, peso 80 Kg app., de contextura grande, rubio, ojos verdes y muuuy bronceado. Lo que les contaré me pasó el verano pasado (2020), en febrero aproximadamente….
A unos 150 km de donde viven mis viejos, en el sur, está el pueblo en el cual ellos crecieron, donde actualmente viven mis abuelos. Mis primeros años de vida los viví allá, hasta que nos cambiamos, sin embargo, frecuentábamos ir. En ese pueblo ha vivido toda su vida una prima, con la cual siempre salíamos con su grupo que estaba conformado de 10 personas más o menos, entre las cuales estaba el Manuel, un flaite bonito, de ojos grandes y verdes, con pestañas larguísimas y crespas, bonitas facciones, tez trigueña, abdomen marcado y siempre trabajado, y lo mejor de todo, con un potito bien redondito y paradito. Fue pasando el tiempo y con ello fuimos creciendo, y como siempre el Manu seguía minísimo, pero ahora mucho más… onda, se convirtió en el típico mino flaite perfecto con el que toda cola fantasea.
Nos seguimos topando en carretes de vez en cuando hasta que el año pasado en verano nos lanzamos, y un día tras haber estado al sol una tarde completa en la playa, nos vimos en la casa de playa de mi prima y nos tomamos unas chelas acompañadas de un cañito… en eso el Manu empieza a decir que estaba super insolado y me pregunta qué podría aplicarse ya que le dolía un poco, a lo que le respondí que tenía un gel super bueno para las insolaciones y que se lo podía prestar sin problema alguno, y me dijo que bueno, que después se lo pasaba… seguimos en lo que estábamos, jugamos cartas y nos coordinamos pa’ hacer algo más tarde. Para seguir más tarde el carrete, me fui a bañar y cambiar ropa a mi casa, y es acá donde empieza lo bueno… cuando iba caminando, al ir llegando al portón de la casa de mi prima, miro para atrás y veo que el Manu venía caminando atrás mío sin polera, solo con sus shorts de mezclilla rasgado que dejaban ver su bóxer blanco que marcaba excesivamente sus redondas nalgas.
—Qué te pasó? —le pregunté.
—Nah’, me vai’ a prestar la crema pa’ la insolación?
—Ah, obvio po! No hay problema, sígueme.
En eso vamos entrando a mi casa, y mientras el venía caminando atrás mío, giro y me doy cuenta de que traía el pene erecto… quedé negrísima poh’ weona, que querís que te diga! Y para que no viera que lo estaba mirando y hacerme el longi le pregunté:
—Te lo paso y después me lo traes?
—No, no, tranqui… échame tu nomás.
Tras su respuesta, me hice al tiro la idea en la cabeza de lo que pasaría… ese huevito quería sal, y obviamente no iba a desperdiciar la oportunidad. Subimos a mi pieza y le dije que se pusiera cómodo en la cama. Este se acuesta boca abajo y empiezo a aplicarle el gel en la espalda. Al tener contacto mis manos con su piel, noté lo tonificado que estaba, se marcaban cada uno de sus músculos en su espalda… además al sentir mis manos heladas, se erizó completo y se movió quejándose.
En eso que seguía aplicándole gel, no podía dejar de mirar su culo… la verdad estaba hipnotizado, y como traía los shorts a la mitad, sus bóxers me desconcentraban heavy. Seguí en lo mío, y de la nada me detiene mientras comienza a acomodarse y termina levantándose:
—Sorry, tenía la corneta aplastada… —me dijo soltando una risa coqueta.
—Qué te pasó? – le pregunté con una risa entre nerviosa y coqueta, haciéndome el weon
—Se me paró la corneta- respondió, mientras reía.
—Así veo… ahora échate tu el gel en el abdomen —le dije mientras le pasaba el gel en la mano y observo semejante manjar que tenía al frente (que estaba como pa quedar diabética, weona).
El Manu empezó a esparcirse el gel en el pecho y abdomen en círculos, y a ratos bajaba a oblicuos y se metía sus manos en el bóxer muy piola.
—Pero échate más po —le dije.
—Y si me ayudai’ tú?
En ese momento se me vinieron miles de cosas a la cabeza que hacer o decirle que dieran paso a lo que termináramos simplemente agarrando, pero terminé asintiendo entre risas. Mientras él seguía de pie, me arrodillé frente a él y comencé a aplicarle el gel en todo el abdomen, rozando su bóxer blanco que me tenía vuelto loco y obviamente esa erección que estaba a punto de hacer explotar su short.
—Tengo la corneta pará’
—Y por qué? —le pregunté mientras reía.
—No sé la verdad, en vola me podrías ayudar con esto también.
Su respuesta me dejó negra, sin embargo, accedí sin pensarla y le empecé a desabrochar el short mientras lo tocaba por encima y podía apreciar su erección. En eso él me interrumpe y se baja el short y los bóxers dejando salir mi cena de ese día… ufff, nunca olvidaré ese día.
Su pene era precioso! Trigueño y de cabeza rosada, de unos 16 cm, con grosor normal y parejito. Su prepucio era super flexible —lo que me encantaba—, y unos pelitos de días. Comencé a jugar con mis manos, recorriendo y tocando lo más que podía, subiendo y bajando por todo ese mástil y le pedí que se acostara en la cama. Una vez ahí, sin pensar dos veces ni esperar más, me tragué su pico, #asitalcual… ME TRAGUÉ SU PICO!
Partí lamiendo su cabecita suavemente, para luego comenzar poco a poco a meterme todo su miembro en la boca. Recuerdo que al principio su glande estaba lleno de precum, lo que me volvió loco, y su pene sabía a macho con un toque saladito… Seguía arrodillado a sus pies mientras el estaba acostado y lo único que hacía era gemir y retorcerse. En un momento comencé a chupar más y más rápido y fuerte, variando los movimientos que hacía con mi lengua, y el Manu se agarró la cabeza y me quedó mirando full concentrado directo a los ojos mientras tenía toda su herramienta en mi boca, y de un momento su respiración se comenzó a acelerar, agarraba el cubre cama y lo apretaba con las mano, sus ojos se pusieron blancos, y pone su mano en mi cuello y me empuja en contra de su pene para que ningún milímetro quedara afuera, y sentí cómo su pene se hinchó hasta explotar en mi boca. Mientras seguía chupando su leche llenaba mi boca y el Manu se retorcía de placer, hasta que llegó un punto en el que no podía ni siquiera respirar con todo lo que tenía en la boca, viéndome en la casi obligación de tragarme todo su manjar.
Él se puso de pie y se empezó a subir la ropa y lógicamente la misión aún no terminaba, así que bien dura me acerqué, le bajé el short y seguí jugando, pasando mi lengua alrededor de su glande, tirando su prepucio y lamiendo sus bolas mientras lo miraba a los ojos, y ante cada succión, su cuerpo se estremecía completo.
—Ya, ya, que me da cosa, para —me dijo entre risas—. Me dejaste seco, qué más queri?
—Pasa al baño —le dije.
En ese rato yo me quedé limpiando mi pieza y vistiéndome, y por dentro me reía y me sentía la perra máxima por haberme pescado a este wachón que traía en la mira muchosaaaños. Salió del baño y lo fui a dejar a la puerta y no se habló del tema.
Me bañé, me vestí y partí donde mi prima y nos pusimos a jugar cartas mientras fumábamos weed. De puro maldadoso le llevé el gel y cuando se lo pasé le dije:
—Cuando quieras que te eche más gel, háblame y encantado vengo.
Y él tras ver el gel se quedó pegado viéndolo y de un momento a otro se estremeció, suspiró y finalmente se rió picaronamente.
No se habló nunca más del tema.
A fines de diciembre del mismo año volvimos a encontrarnos en un carrete de mi prima en el mismo pueblo, y en un rato en que salieron a comprar todos, yo me quedé con mi tía conversando y cuando miré hacia el living, vi que él estaba afuera del baño mirándome, y me hizo una seña para que lo siguiera, a lo que le dije a mi tía que iría al baño y que venía en un rato. Pero esta es una historia que contaré más adelante…
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