El Celular – Parte VII

Le quito el celular de sus manos y abro la cámara. Un morbo muy intenso me carcomía y mi tula lo demostraba. Desde la pantalla del teléfono se alzaba el grandioso pico de este flaite con el pantalón de buzo hasta abajo, y al fondo su carita redonda desfigurada por tenerme ahí. Su mirada solo quería una cosa.

-Voh que querí que me la trague- aprieto el botón de grabar y exhibo ese mástil que se veía más grande ahora frente a la cámara.
-No sabí cuántas minas han querido hacérmelo- se acomoda mejor en su asiento -y yo lo único que quería era una chupá de un loco- se saca las zapatillas. Éste iba con todo ahora y yo no quería quedar en menos, así que me levanto, le paso el celular grabando, y me saco el pantalón y la ropa interior quedando desnudo de la cintura para abajo. Él me graba haciéndolo y yo todo duro. Me sentía un striptease.
-Uuuh, mira esos pelitos- dice Pedro -nunca me salieron de cabro chico y a ti te sobran- cacho que me graba muy detenidamente.
-Y voh, hermano. Parecí una mina de tan lisito que estay. No te depilai?- me pasa el celular.
-Nunca. No me dieron pelos pero si el tremendo pico- dice. Y era verdad.

El culiao apenas tenía vellos en su pubis, y en sus piernas solo le salían casi llegando a los tobillos. Su miembro se veía descomunal. Con el celular me grabo hacia abajo y veo la cantidad de pelos que tengo. En comparación a él yo era un hombre lobo. Intento cortar la grabación pero Pedro se agacha antes de que pueda hacerlo. A través de la pantalla veo como agarra mi gruesa verga toda pará y la observa. En sus gestos veía que desde hoy por fin cumpliría su fantasía de comerse el miembro de un hombre. Se acerca lentamente y yo en todo momento sigo grabando. Me deja el glande descubierto con precum que recién se asomaba y le pasa le lengüita a mi néctar. Saborea, y vuelve a pasársela. Desde la pantalla me mira con una sonrisa de satisfacción y se la engulle sin más. Mi pene era de él.
Sus labios tocan la base de mi tronco y se devuelve dejando un camino de saliva. Sus ojos miraban feliz al teléfono mientras yo lo sujetaba. Entra y sale. Entra y sale. Su boca era torpe e inexperta pero decidida. La tenía muy abierta recibiendo mi verga. Quería darme placer. Ya no sentía el dolor de la mamada del otro pendejo. Sentía un calor apoderándose de mí.

-Cabro culiao, la chupai rico- sus ojos no se despegaban de mí. Movía su cabeza hasta llegar al inicio del glande y bajaba procurando no rasparme con los dientes.

La necesidad de probar la tula de otro macho lo guiaba a hacerlo bien. Estaba comprometido con la causa. Se mantiene así unos minutos, pegado a mí y yo con el celular en la mano. Estaba mil por dentro.

-Siéntate ahí- me apunta uno de los sillones del living. Cuántas veces no me había culiado a minas ahí?. Ahora estaba a punto de sentarme para me hicieran uno de los mejores felapios de la vida. Se para y su pene rebota ante mí. Estaba muy lubricado y se veía más ancho de lo normal. Lo estaba pasando muy bien.
-Ahora me toca a mí- le paso el celular.

Me agacho y me pongo la mano en ese húmedo glande. Lo cubro sintiendo la viscosidad de su precum y la textura de su cabeza. Era carnosa y muy brillante. Recorro con mi mano hasta quedar con el espacio suficiente para poner otra, y al ojo cachaba que me quedaría la cabeza afuera. Maravilla de pico po. Él me grababa en silencio. Tomo sus grandes bolas sin ningún pelito con la mano libre y los masajeo, y sin previo aviso abro mi boca en donde comienza el frenillo. Cierro mis ojos mientras centímetro a centímetro siento entrar la herramienta de Pedro. Pasa por mi lengua abriéndose camino hasta mi garganta. Creo que ni en mis fantasias más morbosas pensé que me excitaría por sentir que algo invadiera garganta, pero estaba ahí corriéndome la paja frente a un flaite que me estaba grabando con su celular. Intento sacarme su verga hasta sentir que su glande está saliendo y luego vuelvo a comérmelo. Repito la acción acelerando el ritmo de la manuela que me estaba pegando mientras escucho suaves gemidos de Pedro que se sentían ricos. Me mantengo así, pajeándome y dándole placer a este pendejo flaite. Ya estaba ganando práctica en ese vaivén exquisito. Mi saliva se escapaba de mis labios como cuando un perro babocea al ver un trozo de carne. Me sentía en la gloria. Sin alcanzar a reaccionar me empuja al hacia él con su otra mano y me clava ese mástil hasta la tráquea, siento como se hincha su pico. Abro los ojos por la presión y siento que me lloran, y través de las lágrimas veo la cara de caliente de Pedro mirando la pantalla de celular.
Con tres embestidas que hicieron darme arcadas suelta su leche. Fuertes palpitaciones en mi boca hicieron que acelerara el ritmo de mi paja, y sin darme cuenta un orgasmo de los mejores, de esos que pasan cuando estás acumulado y quieres que salga todo ocurre. No pude contar los chorros que salieron de mi verga. Seguía masturbándome mientras Pedro bajaba el ritmo, y una arcada grande hizo que se me saliera su pene de una.

-Qué weá más rica!- exclama -ya lo habiai hecho con otro weón. Estoy seguro- me miraba mientras se grababa su miembro baboseado.
-No me weí, culiao- me levanto y veo el camino que dejó mi semen. Había manchado parte del buzo del Manchester de Pedro. El flaite graba el recorrido de mi leche y se ríe.
-Culiao potente- me dice -me vai a tener que lavar la ropa-. Sonrío con él y levanto su pantalón. Mi semen estaba denso, como si se me hubieran destapado los cocos.
-Puta la weá- le recrimino -deja ver qué encuentro para que te vayai con algo puesto-

Tomo mi ropa y la dejo en el sillón. Pedro se sienta en el sillón con su pene que ahora era una longaniza larga y muy blanca

-Tenemos que repetir esto- dice mientras revisa el celular -dame tu número-

Me dispongo a dárselo cuando un grito de Pedro me saca de esa idea.

-El loco del celular me mandó un vídeo!-

Desnudo y todo llego hasta él y me quito el teléfono de la mano. Abro el vídeo y veo una weá que nunca esperé. El dueño del celular grababa y se veía al otro pendejito que me la había chupado antes desnudo en una cama. Estaba amordazado y sujetado con unos trapos en manos y piernas.
El cabrito tenía los ojos llorosos. El weón del teléfono camina hacia el con el celular en la mano y se enfoca hacia abajo, y se ve su verga muy dura apuntando hacia él.

-Asi que andai chupando tula a otros weones, pendejo culiao?- se escucha la voz de Baltazar, el dueño del celular.

Gemidos de miedo se escucharon por todo el living de mi casa. Baltazar samarrea a Javier sin escuchar su grititos de ayuda y le posiciona el culo hasta dejarlo frente a él.

-Es pa que sepai quién te está culiando- y sin lubricante ni nada le chanta ese varonil pene al pendejo.

Se termina el vídeo. La pantalla del chat de Pedro aparece y la foto de perfil del chat había desaparecido. Lo había bloqueado otra vez. Qué estaba pasando ahora. Miro a Pedro impactado y me la devuelve. Ninguno creía lo que acabábamos de ver. Un grito desde afuera de mi casa nos saca de ese tenso silencio. Estaba oscureciendo.

-Alooooo- la voz de un hombre se escuchaba afuera. Vuelve a gritar.

Con Pedro movemos nuestros ojos a la ventana que lleva al jardín de mi casa. Camino sigilosamente hasta quedarme escondido detrás de la cortina y otro grito me llega. Alguien llamaba a mi casa.
Intento ver quién es, y me sorprendo al ver que la persona que gritaba era el padre de Javier, el pendejo que se estaban culiando en el vídeo que había mandado recién el dueño del celular.

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1 Comentario

  • Brian
    noviembre 20, 2024 a las 8:42 am

    No nos dejen con la intriga,queremos saber que sucedió

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