El Flaite empaque – Parte II

Bueno como les comenté en la primera parte después de años me volví a encontrar con Francisco. Al verlo me volvieron esas ganas locas de querer probarlo, que fuera mío y yo de él. Ese día nos miramos y nos dimos un abrazo largo, nos pusimos al día y me cuenta que está viviendo solo, (su mamá había fallecido hace un año) y el papá nunca existió.
Me invitó a su casa, hablamos de la vida, nos fumamos algo pero no pasó nada, yo caliente a morir, mi mente se imaginaba mil cosas por hora, pero ese día no pasó nada.

Un día en esas idas a su casa con el pretexto de fumar me dice:

-¿Tú crees que yo sea del gusto de los gays?”
-¿Por qué me preguntas eso ?- y me responde que cómo está corto de lucas le están ofreciendo trabajar en un bar gay como anfitrión.
En mi mente pensé esta es mi gran oportunidad y le dije:
-Francisco, weón, eres el medio mino, demás que te iría bien, ya te imagino en bóxer blanco atendiendo.
-Pero si tengo uno mira- me lo muestra del clóset.
-Pero tendría que verlo puesto- hasta ahí solo la maldad estaba en mi cabeza, porque para él, era lo más normal y de la nada se comienza a sacar la ropa hasta quedar en pelota y ponerse el bóxer. Mientras se desnudaba pude deleitar mis ojos con un cuerpo flaco pero marcado, blanco, pelitos en el pecho, un pene perfecto, el largo de los vellos era estar en el cielo, nalgas pálidas. Yo en éxtasis, más duro que la cresta me mira y dice:
-¿Qué tal me queda?- a mi a estas alturas ya no me importaba.
-Francisco estás muy rico, ya no te puedo mirar como amigo weón, cagaste.

Me armé de valor, me paré de la cama, le agarré el paquete y comencé a besarlo como si no existiera un mañana, no me alejó, solo se dejó llevar. Le saqué el bóxer, lo tiré en la cama, le comencé a pasar la lengua por todos lados, hasta que llegué a su pene ya erecto que era enorme, jugué con él hasta cansarme, luego le lamía los huevos hasta que baje un poco más, a esas alturas todo estaba permitido y le comí el culo hasta más no poder, gemía de placer y me decía “csm, qué weá más rica”, yo más caliente aún.
Después de un rato lamiendo sus nalgas se paró y me besó, me tiró en la cama e hizo lo mismo que le había hecho yo, ¡les juro que no quería que terminara ese momento nunca!

Su olor, sentir que estaba ahí tal cual como me lo imaginaba era lo máximo. Hasta que de tanto mamar, un “69” y weás, acabamos en nuestros cuerpos, fue tan genial que después nos acostamos cansados y abrazados, yo encima de su pecho acariciando sus pelitos pensando en qué pasaría después. Hasta ahí solo era silencio, ninguno decía nada, hasta que él me mira y dice “me siento raro… pero creo que me gustó, nos vestimos fumamos y luego me tuve que ir.

En la noche me llega un mensaje de Francisco diciendo “¿puedes venir mañana a la casa?, tengo que hablar contigo” yo dije conchetumare, cagué, me va a mandar a la mierda, no lo veré más, no dormí nada esa noche pensando en eso.

Llegó la mañana y a eso del medio día fui a su casa, entro y su cara era distinta, cierra la puerta y yo pregunto al tiro que qué pasaba, cerró la puerta y se lanzó a darme un beso que en dos segundos me dejó en las nubes. Subimos a su pieza se empelota y comenzamos de nuevo pero esta vez con la diferencia que pude sentir pedazo de verga en mi culo. Y hasta ahí todo era lo máximo, mi sueño hecho realidad, hasta que antes de acabar me dice quiero sentirlo adentro yo igual y ¡csm! No podía ser todo tan perfecto. Terminamos de tirar, nos quedamos en pelota en su cama y Francisco me pide que me quede con él todo el día y me da un beso, acto seguido nos fuimos a duchar juntos, nos enjabonamos, nos acariciamos, nos besamos era todo tan pero tan bacán que no me lo podía creer.

Me pasó llaves de su casa, me quedaba prácticamente todos los días, me presentó a sus amigos, me cuidaba, no le importaba nada. Pero eso da para una tercera parte y final porque aún hay muchos más detalles que contar.