La CDMX nunca duerme
A mis 40 años soy un hombre con mucho éxito en los encuentros sexuales. Soy alto, atractivo, varonil y vergón; y siempre me ha gustado practicar los encuentros sexuales furtivos, peligrosos, con su dosis de adrenalina. Y como vivo y trabajo en la Ciudad de México, ya se imaginarán que es bastante sencillo llevar a cabo mis travesuras.
Esta aventura sucedió un día que salí tarde de la oficina; cerca de las 11 de la noche; y para llegar a mi casa tengo que tomar la avenida Insurgentes. Como ya les dije soy alto, y por mi trabajo siempre visto formal (saco, corbata,etc) y una característica más es que siempre invierto en buenas lociones.
Iba manejando por Insurgentes, cuando en un alto escuché un sonido raro en mi auto y como si se tratara de una caricatura vi rodar el tapón de una de las llantas del auto. Me orillé, bajé del auto y percibí un fuerte olor a mari-huana pero no le di importancia; seguro alguien estaba consumiendo.
Crucé la avenida, llegué al carril del metrobus y tomé el tapón; cuando estaba caminado a mi auto me encontré con un joven que reparte tarjetas para entrar a los bares y lugares de espectáculos; lo saludé y vi que era él el que estaba fumando, traía el porro en la mano.
Isaac como se llama el chico tiene 29 años, es moreno, alto (no tan alto como yo) y vestía traje negro; de inmediato me ofreció entrar al Bar y le agradecí; pero fui honesto y le dije que con todo respeto, las viejas no era lo mío. Se sacó de onda; yo creo que nunca pensó que un hombre de 1,90, de complexión gruesa y con voz de macho le dijera eso.
Y me dijo que estaba bien que él también respetaba; pero no dejaba de tocarse la verga… esa es una señal de que quieren algo más. Le dije, está haciendo mucho frío; y el respondió que con el porro se le quitaba; y comenzamos a platicar trivialmente por unos minutos; y volvió a decirme que cuando se me ofreciera algo le dijera; pero que no podía estar platicando con personas que no van a entrar al Bar porque su supervisor los regañaba.
Me animé y le dije; ¿Sólo tienes porros? Y el joven se le iluminaron los ojos y me dio la lista de sus productos… y le pregunté por el C ris; me habían contado que te pone bien. Me dijo: “aguántame 10 minutos” y tengo un descanso de una hora; podemos “cotorrear”.
Acepté; me subí al auto y me estacioné en una de las calles aledañas. Se subió al auto y me dijo “¿Qué show?” y yo le canté directo; me gustaría probar sus dulces; y que él probara el mío. De inmediato, puso un alto. Dijo, lo que dicen todos, que sólo busca cotorrear; que tiene novia y todas esas cosas que a mi no me importan.
Y se lo dije; “A ver carnal, si no quieres tener sexo, no hay pedo” yo quería probar sus dulcesitos. Y bueno para no hacerles el cuento largo, le di mil varos por el poco producto, porque en realidad era muy poco; y nos fuimos a un hotelillo por ahí.
Llegamos, todo chévere, nos compramos una chelas y la verdad se me hizo raro, porque según él, su descanso era de una hora solamente. Después descubrí que en realidad; pidió la noche.
Empezamos a inhalar, la verdad es que rico, nos dio el golpe, lo disfrutamos, nos tomamos unas chelitas más… Y llegó un punto donde me dijo: “¿quieres mamármela?” y claro que quería; a estas alturas ya no tenía el saco, ni la camisa, sólo una playera blanca de tirantes; y un boxer… se había quitado todo. Isaac, está musculoso, tienen unos brazos morenos y muy marcados, tiene muchos tatuajes y es un chacal de barrio. Pero dejemos la descripción y continuemos. Cuando le dije que sí; que se la podía mamar; me empezó a contar que necesitaba lana y que tenía que hacer cosas… lo que siempre cuentan; y como todo en la vida negociamos hasta llegar a una cantidad razonable y él debía hacer algo más que poner su verga parada.
Nos dimos otro toque de C ris; y comenzamos a fajar; el wey olía entres sudor, entre limpio, entre perfume barato; pero más que nada a hombre. Yo soy de piel más clara, se sorprendió con la suavidad de mi piel, con mis nalgas. Me empezó a recorrer cada centímetro de mi cuerpo; y yo me dejaba. Hasta este momento no había nada de besos, porque se enamoran.
Él en cambio, era un roble; podía sentir sus músculos, los pelos de su pecho, los pelos de sus axilas, los de sus piernas; era un chacal de esos que dan gusto tener en la cama. Nos dimos un tercer jalón y ahí sí fuera toda la ropa; bienvenidos los besos; nos dimos unas mamadas mutuas que evidenciaban que no era su primera vez; pero había que seguirle el juego.
Tenía un culo apretado, pero aguanto mi metida de verga; yo no me dejé penetrar; pero lo hice venirse chupándole los huevos. Fue una experiencia muy rica. Salimos del hotel a las 2:00 de la mañana; le pagué su taxi porque vive hasta Nezahualcóyotl (un municipio que está lejos).
Nos hemos estado mensajeando, nos caímos bien. Por cierto, quiere presentarme a su “Jefe” porque le platicó y conoceré en unos días al Jefe de Seguridad de un Bar… ya veremos cómo sale.
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1 Comentario
Anónimo
mayo 12, 2025 a las 1:48 amQue rico cabrón! Recomienda lugares acá buenos para morbosear en CDMX, voy por cosas del jale 3 o 4 veces al año.