Con el cuñado de mi amigo XD

Wena, wena 1313

Bueno, esto ocurrió hace más de un mes, y siempre que lo recuerdo me corro una rica paja. Me llamo Franklin, me dicen Frank, y tengo 19 años actualmente.

Era un día sábado, creo. Estábamos en mi casa con el Rorro, mi mejor amigo, que vive al lado mío —menos de cinco pasos, incluso nos vemos desde el segundo piso—. Él es súper hétero pa’ sus cosas, de hecho, siempre me dice cosas como: “La otra vez me culié a la media mina”. Yo siempre le respondo cosas como: “Qué bacán”, y weás así. El Rorro a veces me atraía y todo, de hecho, a veces nos acostamos juntos, él se pone a ver tele y yo al lado, y a veces jugamos a las peleas. Pero siempre lo hago con la intención de tocarlo o pasarlo a llevar. Me he quedado a dormir en su casa solo una vez… y nada u_u

Ese día estábamos jugando Play 3 en mi pieza. Jugábamos nada más y nada menos que The Last of Us. Nos empezamos a aburrir, y me dice:
—Weón, ¿por qué no te venís a quedar a dormir a mi casa?

Le pregunté a mis papás y me dijeron que sí. Así que alisté el pijama, mi compu, y listo.

Cuando llegamos, no prendí el compu, me quedé dormido al tiro. No sé cómo, pero me desperté en la noche. Vi la hora: eran las 2:00 am. Dije:
—Chucha, qué es tarde D:

Traté de volver a dormirme, pero no pude. Y al rato, empiezo a escuchar gritos desde la pieza del lado: era su hermana con el pololo. La hermana se llama Pamela y tiene una hija con el loco. La mina es hermosa, lindos ojos, bonito cuerpo… es súper linda.

Y el pololo, el Jovy, es el más hermoso. Mide como 1,75, es alto, medio peludo, medio flaite, tiene 24 años, es técnico, y cuando arregla autos y esas cosas se saca la polera. No es que tenga el medio físico, pero de que está marcado, está marcado…

Escucho a la Pamela decir:
—¡Jovy, ándate! Si no quiero ahora.
—Pero Pamela, ya poh…
—¡Ándate!
—Ya, oh…

Sentí que el Jovy se levantó. Obvio que se siente, porque el segundo piso de la casa del Rorro es de madera y suena más que la chucha. El Jovy estaba en boxer, mijito rico <3

El Rorro seguía dormido, estaba raja el weón. Ah, se me olvidó decir que antes de todo esto, me puse el poto y me punteó rico xd. Ya, la cosa es que el Jovy bajó y volvió, y le dije:

—¿Jovy, qué pasó?
—Nada, Frank… weás con la Pamela. No quiere que duerma con ella.
—No te hagai problema, weón, mira…

El Rorro tenía colchones y sofá camas por toda la pieza. Según él, sus tíos iban a llegar el otro fin de semana.

—Jovy, baja el sofá cama, yo te ayudo.

Bajamos el sofá cama, y me di cuenta que el Rorro se movió y ocupó toda la cama, dejándome afuera. Estaba raja el culiao.

—Jajajaj cagaste, Franklin.
—Ya cagaste voh, tenemos que dormir juntos.
—Ya, dale. Duérmete rápido, si poh, que es tarde.
—Ya, no te hagai problemas.

El Jovy se acostó y yo igual. Estábamos casi de cucharita. Pasó una hora y de nuevo me desperté. Esta vez sí estábamos de cucharita. El Jovy me tenía abrazado como peluche y punteándome… era rico sentir su pico atrás mío.

Me empecé a mover, como para cachar cuánto medía o algo así, y era como de 23 cm. Estaba a mil el loco, erecto total, parece que estaba soñando algo erótico.

Me di vuelta y sentía su respiración al inhalar y exhalar. Después puse la mano en mi rodilla (porque estaba justo en su pico) y fingí que me rascaba. Dejé la mano ahí. Sentía su pico, era hermoso.

De la nada siento que se despierta y me empieza a despertar a mí también, y me dice:

—Ohhh, cacha dónde está tu mano… se siente rico.

Yo, haciéndome el tonto, le dije:
—¿Jovy, qué onda?
—Nada, cállate y duérmete.

No saqué la mano, así que me hice el dormido. Al rato ya no podía más, estaba a mil… y se lo agarré de una. No fuerte, pero empecé a masturbarlo.

El Rorro seguía raja, así que no había problema. El Jovy despierta y me dice:

—Jajaja, igual querí.
—Callate culiao, ¿querí o no?
—Mira, Franklin… (dejé de masturbarlo)
—Has crecido caleta. Te conocí hace 3 años y estás súper lindo. Porfa no le contí a nadie, o si no ya vai a ver.

Me agarró la mano y la puso en su pico. Y de nuevo lo empecé a masturbar. Después le di besos en la boca, bien ricos, y fui bajando. Llegué a su pecho, lleno de pelitos que me excitaban más, después a la cintura… ahí ya estaba a mil. Le bajé el boxer y sentía los pendejitos negros, ricos. Sentía que iba a explotar de tanta excitación.

Llegué a su pico, hermosa la weá. Lo agarré y lo puse en mi boca, y me dijo:
—Conchetumare, qué rico. La Pamela nunca me la quiso chupar.

Sentía su glande palpitar. Después de unos 15 minutos chupándolo, me dijo:
—Date vueltita, po, antes de que me vaya cortao.

Me di vuelta y me lubricó con saliva. Empezó con la “cabecita”. Me dolía caleta solo con el glande, pero después ya no. Sentir ese pico, después de tantas pajas pensando en él, después de que tantas veces me gustó… por fin lo tenía dentro.

Después me puse en cuatro, y me metió la lengüita. Fue lo más rico. Luego me empezó a meter el pico de nuevo. Me tiré para atrás y quedamos como para que nos grabaran. Y se fue cortao ahí mismo. Sentir su leche fue lo más rico. No salía poca, salía demasiada.

Después me dio otro beso, y dormimos de cucharita. Hasta que el Rorro se levantó a tomar agua. Por suerte no nos vio. Cuando quedamos solos, el Jovy se levantó y me dijo:

—Tenemos que repetirlo, amor.

Y me dio un beso que me llevó a las estrellas. Fue hermoso.

Me emociona saber esto, porque hace dos días el Jovy terminó con la Pamela… y ahora está conmigo. Secretamente, pero está conmigo.

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