El amigo futbolero de mi papá – Parte 1
Quiero empezar diciendo que esto fue algo que yo busqué y que quise que pasara ya que siempre me llamaron la atención los hombres mayores que yo.
Cuando era más joven, mi papá iba a jugar fútbol todos los sábados a una cancha cercana a la ciudad donde vivíamos. Si bien a mí nunca me gustó el fútbol, era el único momento de la semana donde sentía que podía compartir algo con él, además en la cancha me encontraba con otros de mi edad e inventábamos otros juegos así que igual lo pasaba bien.
Un sábado, jugando cerca del camarín donde se duchaban y cambiaban los grandes después del partido, por curiosidad miré por la ventana del camarín y pude ver a varios desnudos, algunos en calzoncillo, otros saliendo de la ducha en toalla y otros ya vestidos y así, pude sentir el olor a hombre que emanaba de ese lugar lo cual me hizo sentir mucha adrenalina que hoy comprendo que era pura calentura.
A medida que fui creciendo, mis hormonas empezaron a revolucionarse y mis intereses empezaron a ser más notorios, ya no acompañaba a mi viejo a la cancha sólo para estar con él , sino que también habían otros intereses: espiar por la ventana el momento en que volvían al camarín. Así que cuando notaba que el partido se iba a acabar, inventaba la forma de llegar a esa ventana en ese momento para deleitarme con sus cuerpos sudados, embarrados y sobre todo con ese olor de sudor grupal que a esa edad ya me empezaba a calentar. Claro que como no podía pajearme ahí, guardaba todo eso como recuerdo para después llegar a pajearme a mi casa, imaginándome un montón de fantasías.
Los hombres que conformaban el equipo eran en su mayoría cuarentones como mi viejo, con panza de cerveza y penes normales, pero había uno que era el que más me llamaba la atención, el Isaías, tenía como 30 en ese momento, cuerpo no marcado pero fibroso y apretado, culito de futbolista redondito, tenía unos pectorales bien tonificados y llenos de pelo y su pene flácido era más grande que los de los otros y unos ojos verdes que hacían aún más bonita su cara.
Un sábado, caché que en medio del partido, el Isaías salió cojeando de la cancha directo a los camarines y como era costumbre fui a espiarlo por la ventana, como el partido seguía en el camarín sólo estaba el Isaías. Entró al camarín, se sacó la ropa y pude ver como caía su pene flácido, grande, con pocos pelos y unas bolas que en ese momento me parecieron muy grandes al momento de sacarse el short y el slip, entró a la ducha y empezó a jabonarse, yo por dentro no daba más, me imaginaba lo que era tocar se cuerpo, sobre todo cuando pasó a lavar su pene exquisito y sus bolas gigantes. Yo atónito frente a semejante escena y con una calentura que se me escaba por los pantalones, vi como salía de la ducha y dando la espalda a la ventana se empezó a secar. Yo no apartaba la mirada de su cuerpo y como estaba tan pegado, no me di cuenta que frente a él había un espejo que reflejaba la ventana y en cosa de un segundo, veo al Isaías dándose vuelta repentinamente hacia la ventana donde estaba mirando yo y mi instinto me llevó a esconderme rápidamente. No sé si me habrá visto o no, pero lo que me hace creer que sí, es que al momento que volví a mirar, el seguía de espaldas a la ventana pero por el reflejo vi que su pene había crecido considerablemente y que llegaba a lo que yo calculo unos 19 o 20 cms y que cada vez que pasaba por su pubis, se agarraba el pico y se pajeaba un poco.
Yo a esas alturas a través del bolsillo de mi pantalón también me empecé a tocar, estaba tan caliente de ver a ese hombre exquisito disfrutarse tanto, era mi primera experiencia cercana a lo sexual, así que había una mezcla entre nerviosismo, calentura, adrenalina, miedo pero sobre todo mucha excitación por lo que estaba viendo. El Isaías nunca volvió a mirar por el espejo, pero vi como dejó la toalla de lado y frente al espejo empezó a pajearse cada vez más rico, vi como se escupió el pico para lubricarlo y como se agarraba las bolas y con la otra mano. Era una escena tan excitante, que yo no tardé tanto en acabar en mis calzoncillos y justo cuando parecía que él iba a acabar, tocaron el pitazo final que marcó el final del partido. El Isaías se vistió rápido y empezaron a entrar los demás jugadores, entre ellos mi viejo. Yo me hice el tonto y me fui a jugar de nuevo donde estaban los demás, y cuando todos se empezaron a ir, voy a buscar a mi papá que estaba justo despidiéndose del Isaías que me mira con una cara distinta a la que me miraba antes y me dice «chao campeón, nos vemos el otro sábado» guiñándome un ojo.
Este fue sólo el primer acercamiento al Isaías, pero lo que pasó después lo contaré en un siguiente relato. Coméntenme si les gustó para contarles la segunda parte cuando me confesó que si sabía que lo estuve mirando y terminé con el culo abierto y la carita llena de su leche.
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7 Comentarios
Anónimo
diciembre 29, 2024 a las 5:44 pmCuenta más
Anónimo
enero 4, 2025 a las 11:35 amCuenta más por favor 🙏🏼🙏🏼
Anónimo
abril 10, 2025 a las 3:10 am2da parte porfaaa
@Yht955
agosto 5, 2025 a las 9:54 pmQue buen relato muy exitante 🔥 que edad tenías en ese momento?
v3nus4s4b0y
agosto 7, 2025 a las 12:47 amNo sé si puedo responder eso por aquí, pero háblame por X
Anónimo
agosto 9, 2025 a las 4:50 pmTodos queremos saber la edad que tenías jejeje
Anónimo
agosto 10, 2025 a las 12:29 pmNo puedo decirlo por acá, escríbeme por X si quieres más detalles