Con el cura del pueblo

Me describo soy un cabro de 1.86 y peso unos 95 k, un poquito peludo.

Esto pasó en mi antiguo pueblo, un lugar de campo. Tenía yo 18 años cuando empecé a descubrir mejor mis gustos y un día encontré el maravilloso mundo de grindr.

Pasa que empiezo a chatear y me sale un perfil cercano a mi casa, lo cual era extraño. Comenzamos a hablar y solo me mandaba fotos de su cuerpo en el cual había un tatuaje de una flor y una cruz pequeña… para mi era irrelevante. Tenia una tula bonita, morenita, yo le pongo unos 20 centímetros.

Un día me dice que nos juntemos en una plaza cerca a la iglesia y yo accedí.
Eran tipin 8 de la noche y yo me estaba fumando un cigarro cuando siento que alguien se para atrás y me giro. Era el cura quien me mete conversa y dice «no debe fumar hijo», y yo le dije que no me jodiera en tono de broma.

Me pregunta que estaba haciendo a esa hora en la plaza y le comento que estaba esperando a un amigo. Y él me dice » Ese amigo soy yo», y yo quedé pa dentro (mi familia es full católica así que aveces iba a misa y miraba al cura pero nada fuera de lo normal), y lo miro, andaba encapuchado con un polerón y buzo suelto. «SIGUEME» me dijo y entramos al patio de la iglesia tras una gruta.. me acorrala y empieza a besarme y manosearme, me empieza a decir que «eres una putita wn» «quieres pico» y esa wea me calentaba más. En eso me vuelvo y le bajo el buzo y sale ese pene que ya había visto. Comienzo a chuparlo y él me toma del pelo y empieza a follarme la boca.

Se sube el polerón y ahí veo el tatuaje, me pone de espaldas y empieza a comerme el potito de una manera que yo creo que me dilate al toke.. me dice que lo va a poner de una y siento ese pico entrando en mi y hasta que se empieza a mover y a meterle entero ctm me estaba partiendo y yo gemía como nunca… me metía los dedos a la boca, hasta que me dice «Voy acabar ctm donde quieres el moco» y yo obviamente quería tomármelo así que se corrió en mi cara y boquita.

Después me siguió besando y empezó a chuparme el pico… hasta que se tragó mi corrida.

Me dijo «esto no lo puede saber nadie» y pronto lo repetiremos. Y claro que lo repetimos.