Con el curita

¿Qué tal?. Me remonto al año 2003, yo tenía 23 años. Era un cabro de parroquia, animador de pastoral juvenil, hacía confirmación. Tenía polola y una carrera inicial en el área de las ciencias sociales, estaba a punto de titularme. Un día de marzo, llegó él, el padre Javier. Era un cura joven, era su primera destinación. Tenía como 29 años, era normal, flaco, no tan alto, pero bien bonito de cara y era súper simpático. A poco andar, nos hicimos cercanos, ya que a él le pidieron que acompañara la pastoral juvenil, organizábamos las actividades, reuniones, retiros, todo, junto con un equipo de animadores, chiquillas y cabros como yo.

El día que me titulé, tuve una cena familiar, con mi polola y un amigo. Estábamos en un restaurant que mi papá había conocido y fuimos a celebrar. Esa noche, me llegó un mensaje de texto del curita, que decía algo así como “Te felicito por este gran paso, me alegro que ya seas un verdadero trabajador social o sexual, da igual. Jajajajaj”. Yo pensé que eso era parte de sus desubicadas bromas y no le di importancia.

Al fin de semana siguiente, teníamos que irnos de retiro, a una casa piola, cerca de una playa, con los cabros de confirmación. Como yo era animador, tenía que quedarme hasta tarde organizando cosas para el otro día. Así que compartía mucho tiempo con Javier. Esa noche en particular, ya eran más de las 02.00 am y aún estábamos recortando papel. Otro animador se fue a dormir y nos quedamos solos con el cura. Al rato terminé, y me pidió que lo acompañara a fumar un pucho. Fuimos. Al volver, me dijo que pasara por su pieza, que me tenía un regalo por mi titulación. Termino de hacer unas cosas, apago las luces, y me dirijo al pasillo donde estaban nuestras piezas, estaban todos en un pasillo, en el primer piso estaban él y otro animador y yo estaba en el segundo piso.

Él otro ya dormía en su pieza, se escuchaba roncar como locomotora. Entro a la pieza de Javier y este estaba poniéndose el pijama, por lo que alcancé a verlo sin ropa, de espaldas. Nada raro para mí, pues, era un cura, y no pasaba nada raro entre él y yo. Al entrar, me dice que cierre y saca de un bolso un regalo: toma, para ti. Que lo disfrutes.

Lo abro y era un perfume, de esos caros, me gustaba mucho, y alguna vez dije que se me había acabado pero no tenía dinero para comprarme más.

-Oooh, gracias. Te pasaste.

Me acerco y lo abrazo. Nos quedamos harto rato abrazados, mientras él me hacía cariño. De pronto me dice:

-Ya, suéltame mejor, porque si no, vamos a terminar haciendo guerra de sables.

Yo lo suelto y lo miro, y se veía una erección en su pijama. Era un pantalón de esos de conjunto. Como de abuelito, de color celeste.

-Weon, se te paró abrazándome??
-Chuta… lo siento. Debe haber sido el roce, me responde.
-Te pasaste…!!!
-A ti no??
-A mí no que? Si se me paró?
-Si?
-No.
-Y si hacemos una guerra de sables. Ando medio caliente.

Yo quedé como en shock. No sabía qué responder. Y la sola idea de seguir viendo su pico, empezó a provocar efectos en mi. Javier se baja el pantalón del pijama y deja ver su pico completo, no tan largo, muy peludo, pero con unas enormes bolas.

-Bájate el pantalón y hagamos guerra de sables, me insiste.
Por inercia, me desabroché el jeans y me bajé el calzoncillo. Sale mi pico, no tan parado, pero mide 19 cms. Así que se ve largo y grande. Yo no soy muy peludo, y ya en esa época, me los recortaba.
-Wow. Qué lindo y grande. Puedo?

Asiento. Lo toma con la mano y me provoca una rápida erección. Él toma ambos picos con su mano y comienza a pajearlos. Yo, como estaba con el estrés del examen de título y luego de la titulación, y como además, era cabro de parroquia, llevaba tiempo sin nada. Así que las sensaciones que sentí, fueron bien placenteras y me dejé llevar. Disfruté cada movimiento de su mano en nuestros picos, sentir otro pico junto con el mío era agradable. Se sentía caliente, húmedo y su mano era diferente a lo que yo conocía. Luego de un rato, mi pico estaba bien parado, y él se puso de rodillas y empezó a besarlo en la punta, le daba besos en la cabecita, se sentía rico, caliente, rico, hasta que abre toda la boca y se lo mete hasta la mitad.

Woooow…. Que sensación. Nunca me habían hecho una confe… Era maravillosa la sensación de tener el pico en la boca de alguien, y además, ese alguien era un hombre. Y ese hombre era un cura. Era como una especie de prohibido de lo prohibido. Era simplemente algo lleno de morbo. Javier comenzó a lamer todo mi pico, pasaba la lengua por el tronco, lamía, se saboreaba, chupaba, se lo metía casi todo hasta la garganta, lo sacaba y salía lleno de saliva mezclada con semen que iba humectando. Era visualmente muy morboso. Cuando se lo metía, me miraba a la cara, con los ojos bien abiertos y ponía una mano en mi pico y empezaba a pajear. Me chupaba las bolas, decía que tenían rico olor, olor a hombre. Las chupaba y las tiraba. Las saboreaba y seguía con mi pico.
Yo de pronto le puse una mano en la cabeza y comencé a empujarle más el pico, como culeandole la boca, él gemía con la boca llena de mi pico y seguía chupando.

De pronto se para y me saca la polera, levantó mis brazos y me deja completamente desnudo. Él se saca la polera del pijama, y se da vuelta, afirmándose del respaldo de la cama, mostrándome todo su culo, el cual comienza a mover, como meneando.

-Chúpame el hoyo!!!

Yo no sabía muy bien cómo hacerlo, así que arrodillé y hundí mi cara en su raja. Tenía un olor propio de la zona, pero además un olor que me invitaba a comer, a chupar, era un olor a sexo que quería sentir. El padre Javier abre las piernas y me da acceso completo a su hoyo. Me cuesta hacerlo en esa posición, así que lo empujo a la cama, este se acuesta de guata y levanta el culo, quedándome de frente su raja, peluda y redonda, con mis manos separo sus cachetes e introduzco mi lengua en su ano, llegó rápidamente y fácilmente a su entrada, comienzo a meter y sacar la lengua, mientras él mueve el hoyo como abriendo y cerrando. Uffff, fue un sabor maravilloso. Rico, húmedo, podía sentir que se iba abriendo el culo del curita. Luego me dice que le meta un dedo. Así lo hago y empiezo a moverlo en círculos, como lo hice alguna vez en el choro de alguna mina. Luego de un rato, meto dos dedos y sigo chupando. Lanzo un escupo de saliva para mojarlo más y eso le gusta. Gime suavemente de placer cuando lo hago y lo repito. De nuevo se estremece. Empecé a culiarlo con los dedos, los metía casi completo en su hoyo, y los mojaba con saliva.

-Está listo!!! Si quieres metemelo.
-Así no más?
-Si, a fierro, te atreví??

No contesté. Le levanté la raja dejándolo a lo perrito y tomé mi pico con la mano y comencé a tocar su hoyo con la cabecita. Ufff… Era rico sentir que estaba a punto de meterlo, costó meterlo. Era apretado, me apretaba el pico, sentía que se me iba a estrangular, pero al comenzar a meterlo, se le fue abriendo más el hoyo. Al rato tenía todo el pico metido en el y comencé a moverme lentamente, pues estaba muy apretado. Él movía el culo en círculos, de adelante para atrás, me afirmada la pelvis para que no me alejara y acomodó más las piernas quedando con la raja abierta, ahí sentí que pude mover mejor mi pico y como comencé a darle más rápido. Lo tomé de la cintura y comencé a empujarle el pico. Sonaba rico, como mojado. Emanaba un exquisito olor a semen mezclado con su cuerpo y el mío. Las metidas fueron más rápidas y su cuerpo se movía más ágil que al principio. Yo ya sentía que no me dolía tanto y lograba sentir caliente mi pico, a ratos sentía que palpitaba y le daba más fuerte. Empiezo a sudar, sentía que me corría agua por la espalda, por la frente, por el pecho. Eso hizo que me sintiera muy caliente y comencé a darle más rápido y fuerte. El hunde la cabeza en la almohada para que no lo escuchen gemir. De pronto siento una cosquilla en los cocos… Reconozco la señal y le aviso que me voy cortado, me dice que no lo saqué, que quiere que lo llene de mi leche. Ese comentario me puso a full caliente y comencé a palabrearlo:

-Te gusta el pico cura culiao?? Eres un cura maraco???

Él solo decía que siguiera hablándole así, que eso lo prendió más.

-Ahora querí ser una maraca con sotana, curita….??? Vas a ser mi perrita….!!! Mi maraca…!!

El weon se levanta, afirmándose de mi cuello y me intenta dar un beso, yo le doy un beso breve y siento que el curita se va cortado, lanzando varios chorros de leche en la cama, eso mismo y las contracciones de su hoyo hicieron que me fuera cortado, no sé cuánta leche le di, pero le quedó toda metida en la raja. Él me decía:

-Ufff… que rico… Siento el hoyo lleno de leche… Que rico culiai wn….!!!

Lo saco y comienza a tirarse como peos, saliendo también la leche, seguía en cuatro y pude ver como botaba la leche de su raja…. Con el dedo comencé a metérsela de regreso en la raja y él solo se retorcía de placer. Le di unos cachetazos en la raja dejándole marcada la mano. Él solo disfrutaba de todo lo que había pasado. Me enderecé y comencé a vestirme. Me terminé de poner mi ropa y lo miré. Me dijo:

-No hicimos nada malo. Tu tranquilo.

Más drama tengo yo con mí mismo que tú… así que tranquilo. Si quieres dejamos esto hasta aquí y todo como antes.

-Tranquilo, le dije. Ya soy grande, sé lo que hago.

Me voy. Salí de ahí y me fui a mi pieza. Me costó conciliar el sueño, por el recuerdo de lo que había hecho. Me había gustado. Lo disfruté. Tampoco me sentía mal. A la mañana siguiente lo vi celebrando la misa. Lo encontré falso, pero me dije que no puedo hacer juicios de valor de las personas, hay mucha gente que vive una doble vida y yo estaba entrando en eso, pues tenía polola. El sábado en la noche conversamos de lo ocurrido. Me dijo que era gay, pero que era un secreto, y que así se iba a quedar. Pero que había sentido cosas por mí cuando me conoció y estaba esperando el momento para descubrir si yo también quería hacer algo con el. Me devolvió el regalo que dejé en su pieza y lo recibí. Yo cero atados. La verdad, era cosa de él si quería tener una doble vida. Pero yo tenía deseos de algo más, quería repetir lo que hicimos la noche anterior.