Con mi compadre – Parte IV

Un fin de semana de esos que salíamos a estar juntos, fuimos a caminar por un cerro, fuera de Santiago. Agarramos la moto y nos fuimos a la playa. Llegamos en la noche después de las pegas y nos fuimos a mi casa en la playa. Pablo estaba cansado pero la idea era estar juntos, así que me dijo que fuéramos a comprar al supermercado y después comiéramos algo. Así lo hicimos. Fuimos a comprar unos churrascos y unas cervezas y nos fuimos a casa a comer. Terminamos de comer y nos fuimos a acostar.

Pablo se duchó antes y cuando sale, empieza a jugar con la toalla haciendo un baile sensual. Yo en la cama me siento, dejo los lentes en el velador y comienzo a seguir su juego. Se para al borde la cama y se saca completa la toalla, quedando totalmente desnudo frente a mí y yo me saco la polera, quedando solo en bóxer de rodillas en la cama.

Toco su cuerpo mojado, recorro con mis manos su pecho, lo acaricio y comienzo a besar sus tetillas, Pablo toma mi cabeza con sus manos y nos damos un beso, con el cual me acuesta en la cama y se sube encima de mi, mojándome y humedeciéndome por completo. Sus manos acarician mis brazos, recorre con ellas todo el brazo y nos damos la mano con los dedos entrelazados, mientras siento que su pico comienza a latir apoyado en mi abdomen. En unos segundos, me saca el bóxer con los dientes, tirándolo hacia abajo y se devuelve besando mis piernas, toma una pierna y comienza a besar mi pie, lo besa, chupa el dedo gordo, me besa el tobillo y lo lame. Sigue por la pierna, pasando solo la punta de la lengua, se detiene en la rodilla y me besa por detrás de esta.

Mi pico estaba muy duro, estaba húmedo y soltando los primeros hilos de moco que anunciaban que estaba listo para ser devorado por su boca. Sigue besando mi muslo, me besa la cara interna de este y se acerca a mi pico. Lo toma con la mano y comienza a pajearlo mientras me besa la ingle, los cocos, toma aire y me dice que le encanta el olor a cocos que tengo. Se lleva el pico a la boca y comienza a mamarlo.
Se lo traga entero en la primera y lo saca mezclado con saliva y moco. Me besa la pelvis, sigue por mi ombligo y sube lentamente por mi pecho. Se detiene en mis pezones. Los lame y juega con la punta de la lengua. Yo me siento en un placer inmenso, quiero tenerlo más cerca y lo abrazo apretándolo a mi. Pablo llega hasta el cuello y lo lame, me tira la oreja con los dientes y me da un beso, mordiéndome el labio inferior.

-Oye Pablo, que estás caliente. Me encanta.
-Tú me pones así Benjita. Te deseo, pero no quiero que esto acabe nunca.
-Disfrutemos el hoy, le digo. Y nos damos un beso profundo.

Pablo sigue lamiendo mi cuerpo, ahora en reversa, baja por mi pecho y llega a mi pico. Lo saborea y me da una mamada exquisita. Siento que voy a acabar en su boca. Se endereza un poco y me abre la piernas, empieza a jugar con su tula en mi hoyo. Me pega tulazos, presiona queriendo entrar. Lo saca de nuevo y agarra su pico con el mío pajeándonos juntos. Luego de un rato lo chupa de nuevo.

-Benjita, me encanta tu pico.
-Me encanta que lo chupes, le digo.
-¿Te gusta que te lo meta?
-Tanto como a ti…
-Te quiero wn. Te quiero caleta. Me dice.

No es la primera vez que nos decíamos que nos queríamos. Lo veníamos haciendo desde jóvenes, pero este te quiero era distinto. Lo sentí así, pues para mí también era distinto.

-También te quiero caleta Pablo. Sigue, no pares.

Y seguimos en lo nuestro. Levanta mis piernas y lo pone en mi hoyo, presiona y entra. Ambos gemimos de placer al estar conectados de nuevo. La sincronía estaba empezando y el placer nos llevaría lejos. Separa más mis piernas y las pone en sus hombros.

-Me encanta verte la cara de placer cuando te lo meto.

Estiro las manos para abrazarlo y se reclina sobre mi, el de pie a un lado de la cama y yo acostado sobre ella. Me mete el pico harto rato sin irse. Mi pico seguía duro. Se sale y se sube a la cama sentándose sobre mi. Se mete mi pico en el hoyo con un poco de saliva que se tira en la mano y se lo mete. Siento como entra y siento ese calor en su interior. Me abraza y me besa y comienza lentamente a moverse. Yo acelero el movimiento y siento como chocan mis cocos en él. El placer es gigantesco, jadeamos juntos, nos tocamos el pecho y los brazos, nos tomamos de las manos nuevamente mientras le empujo el pico en toda su profundidad. Minutos después me voy dentro de él. Pablo se sale y me acerca su pico a la boca sentado sobre mi pecho y me lanza su leche en la cara. Me llena de semen en todos lados, lo recoge con su lengua y nos damos un beso blanco. Exquisito. Así, sin limpiarnos nos abrazamos y nos acomodamos en la cama.

Al otro día, salimos a caminar por un cerro y le digo que quiero mamarle el pico en ese lugar. Pablo se baja el buzo un poco y saca el pico ya medio erecto, me agacho y comienzo a mamarle su rica pichula. Me daba tulazos en la cara y yo mamaba bien rápido de rodillas apoyado en un árbol. De pronto ocurre algo impensado, se nos une un hombre, más joven. Era un cabro de unos 30 años más o menos que se acerca con el pico en la mano y nos dice que si se puede unir. Pablo lo mira y le hace el gesto que se acerque. Me pone el pico en la cara y comienzo a chupar dos picos, uno a cada lado. Pablo y él se besan y se tocan.

Me paro y lo damos vuelta, dejando su culo a nuestra disposición, Pablo comienza a meterle unos dedos mientras el tipo se apoya en el árbol, y yo me agacho a chuparle el pico a Pablo. Luego de unos segundos, el tipo se agacha, poniéndose a lo perrito y Pablo se lo mete. Le da duro, yo acaricio a Pablo por la espalda y con otra mano toco sus bolas. Las acaricio mientras se lo mete. Pablo se sale y me deja el espacio, apunto y se lo meto. Meter el pico donde lo metió Pablo, me llenó de morbo. Me sentí tremendamente caliente en ese momento. El tipo gemía y respiraba rápido, se movía rápido y hacía que las penetraciones fueran intensas. En un momento nos dice:

-Métanmelo los dos.

Con Pablo nos miramos y nos besamos. Nos sentamos en el suelo, pusimos las poleras en el suelo y nos sentamos. Pablo se acomoda frente a mí quedando nuestros culos juntos y con una mano nos empezamos a pajear. El tipo se abre de piernas y se sienta sobre nosotros, metiéndose los dos picos muy lentamente en el hoyo. Yo sentía que las bolas de Pablo estaban llenas junto a las mías, sentía su pico junto con el mío muy apretado. Él estaba más encima que yo por lo tanto se movía más, yo sentía su roce en mi pico y eso me calentaba y estimulaba. Sentía su culo tocando el mío. Sus manos en mi cadera evitando que me alejara, mientras el tipo saltaba ya más rápido sobre nuestros picos. La estimulación hizo que me fuera y mi moco actuó de lubricante en ese hoyo elástico. Minutos después y antes de sacarlo, Pablo se va, chorreando más leche que corría por nuestros picos. El tipo se pajea y lanza la leche sobre sus piernas. Ohhjj, fue grandioso!!!!

El tipo se para, se sube la ropa y se va. No alcanzamos ni a preguntar el nombre. Bueno, creo que así es el cruising. Con Pablo nos pusimos la ropa y salimos de ese lugar también en la otra dirección.

Cuando llegamos a casa, hablamos sobre lo sucedido y ambos coincidimos en que nos gustó. Fue una experiencia riquísima. Pablo me decía que la sensación de meterlo con otro pico solo lo había visto en algunas pornos pero la sensación era maravillosa. Lo calentó sentir que mi pico estaba con el de él y eso lo estimulaba más. Nos duchamos y salimos a comer algo al centro. Fuimos por un café y unos pasteles y después fuimos a caminar por la playa. Antes de que terminara el día regresamos a Santiago. Ahora les contaré de una vez que fuimos a un motel, pero será en la próxima parte.

Gracias a todos por los bellos comentarios.

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2 Comentarios

  • Anónimo
    noviembre 25, 2024 a las 7:36 pm

    El Benja se ha demorado con la historia del motel. Me gusta mucho esta historia, de complicidad, cachondeo y cariño.

  • Anónimo
    marzo 25, 2025 a las 7:53 pm

    No hay continuación de esta historia??? 🙁

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