En la mina
Hola, me presento: Soy Yarol, tengo 39 años, y esta es mi historia.
Trabajo en una mina conocida en Antofagasta. Soy de un área administrativa así que trabajo 10×10. Siempre me quedado solo en la habitación, tengo un grupo de amigos con los que comemos y damos jugo en horas de descanso. Allá la familia se extraña harto, pero las lucas lo compensan todo. Un día, llegó un compañero de trabajo nuevo. Venía de otra mina y el loco era bueno pa la pega. Le asignaron mi habitación, pues llevaba tiempo durmiendo solo. Como soy de otra área, no duermo en las mismas piezas de los muchachos, con camarotes ni nada de eso. Mi pieza es de dos camas y compartimos el baño, las otras piezas son para 4 personas.
Bueno, la cosa es que no trabajamos en el mismo espacio, pero compartíamos la pieza no más. Con el tiempo nos empezamos hacer amigos. No es tan difícil en todo caso, duermes con otra persona, compartes baño y todo eso. Allá las noches son perras, son súper heladas, hay hartos excesos, yo me mantengo medio alejado de algunas cosas, otras veces no. Esa noche, el aire acondicionado no funcionó. Había un corte de luz y las weas cagaron. No podíamos enchufar ni la TV. Así que nos acostamos. Este compañero se llama Nicolás y tiene 36 años. Es flaco, buena onda, simpático, es reparecido a mí en cuanto a gustos, piola y bueno pal gueveo. Esa noche en particular hacía frío. Yo me había tomado unos piscos con unos maestros y venía arriba de la pelota. Yo no tengo el medio físico, tengo panza de señor de 40s, soy bajo, mido 1.69, soy rubio y tengo los ojos claritos. Entré a la pieza y estaba acostado leyendo con la luz del celular. Le digo: puta compañero, no hay luz. No, y hace un frío de la mierda, me dice. Si, sale hasta vapor cuando hablo, le digo. Habrá que abrigarse para dormir. Si, yo tengo mucho frío, me dice.
Voy al baño, me lavo los dientes y echo una meadita. Me sacó la ropa en el baño y voy en bóxer no más a la cama. Siempre duermo así. Me acuesto, hablamos un poco, pero yo tenía sueño, venía con 3 piscolas encima. Ya, buenas noches Yarol, me dice. Buenas noches. Al rato, siento que tirita de frío, yo estaba en las mismas, ni el copete me calentó. No puedo dormir, le digo a Nicolás, tengo mucho frío. Yo tampoco, me dice Nicolás. Y si te pasas pa acá… y nos abrazamos… Como por supervivencia le digo. Se da vuelta y me mira… nos veíamos por la luz de mi celular. Yo apuntaba la linterna hacia su cara. Apague esa wea, me dice. Como? Dormir juntos?. Si pos… ah, nunca lo ha hecho compañero?, y me paro y me meto en su cama. Ya, córrete pa allá, le digo y lo abrazo haciendo cucharita. Él no dijo nada. Yo tampoco. Estábamos helados, hacía mucho frío. No parábamos de tiritar y eso hizo que nuestros cuerpos se encontraran, que nos tocáramos. Yo apoyé mi pico cerca de sus cachetes. Él no hizo nada. Minutos después se acomoda y se apega más a mi. Yo me acerqué más a él, apretándolo con los brazos. Él se acerca más y queda completamente pegada su raja a mi pico.
-Me está punteando el hoyo compañero.
-Lo sé, le digo.
-Ah, me responde.
Y comienza lentamente a mover la raja sobre mi pico. El cual, ya estaba medio duro.
De a poco comienzo a tocarlo. Le paso las manos por la pierna, subo lentamente hacia su cintura. Andaba con un buzo. Lentamente meto la mano por dentro del buzo y comienzo a jugar con su cadera acariciándola suavemente. El Nicolás, no hace nada, se deja. Empieza a respirar como caliente, yo también. Se da vuelta y nos empezamos a besar. Cabe mencionar que esto no era primera vez que yo lo hacía. Como dije, este trabajo es duro, se extraña a la familia. Yo tengo mi familia, pero se extraña el calorcito y la compañía. Más de un maestro o colega había acompañado las noches solitarias en estos lados.
Nos besamos harto rato, yo sentía que mi pico estaba muy mojado y muy caliente con ese beso. Nicolás comienza a acariciarme en el pecho, recorre con sus manos mi cuerpo, yo el de él. Lentamente le saco el polerón, él tocaba mis tetillas y las mordía. Ufff… la wea rica!!!. Yo le empiezo a besar la oreja, el cuello, le paso la lengua por el cuello… el solo gime de placer (había que hacerlo bajito, para que nadie cachara, aunque la mayoría hacía sus negocios así en las noches. Los campamentos son buenas historias sexuales entre compañeros). Yo me subo un poco en la cama y él se baja, guiado por mi mano, claramente hasta mi pico, me da besos encima del bóxer y presiona con su boca mi pico. Luego lo saca y se lo come. Chupaba rico el compañero. Lo hacía completo, se lo metía todo en la boca. Hasta el fondo. No había muchas arcadas, yo tengo un pico grueso, blanco, rosadito en verdad, pero bien grueso, debe medir unos 18 cm y tiene una curva para arriba. Tengo las weas peludas. Se lo comía todo. Lamia, me chupaba los cocos. Yo le corro la cabeza pa arriba y lo empujo para atrás, quedando cerca de mí su culito. Me acomodo para empezar a chuparle el pico. Me gusta chupar pico. Es rico chupar pico. El sabor, el moco. Pero no me gusta que me lo pongan. Yo rompo hoyos. Me gusta trabajar el hoyo si. Así lo hice.
Le metí una mano y con el dedo del medio empecé a metérselo en el hoyo mientras con la otra mano lo pajeaba y le chupaba un poco el pico. Le metía el dedo del medio completo y lo daba vuelta por el hoyo. Cuando el Nicolás hacía fuerte los sonidos de placer, le pedía que se callara. Quería puro mandarle a guardar el pico. Me imaginaba ese hoyo apretado, pues el dedo me costaba metérselo. Luego le empiezo a meter dos dedos, el medio y el índice. Ahí sentí que se empezó a agrandar el hoyo. Los giraba, metía y sacaba. Giraba de nuevo. Hasta que le digo, ponte en 4. Lo hizo. Le terminé de sacar todo el buzo y se puso en 4 encima de la cama, así que quedé parado de frente a su culo. Me tiro un pollo en el pico, lo pajeo un poco y comienzo a metérselo. Para mi sorpresa, no costó que entrara, pero no lo podía mover, estaba muy apretado. Ese hoyo era cartucho, costó mucho que lo moviera. Después de unos minutos aún sentía que su hoyo palpitaba empiezo a tratar de moverlo y pude, así que lo tomé de la cintura y empezaba darle trompazos pa dentro. Lo hacía fuerte, lo metía, llegaba al fondo y lo sacaba casi todo, lo metía de nuevo y lo dejaba quieto al final. Así estuve dándole harto rato. Él solo se movía y respondía con sus buenos sonidos piolas de disfrute. Al cabo de un rato, le digo: y si te das vuelta mejor?. Se tira en la cama y abre las piernas. Yo me agacho un poco y se lo meto todo pa dentro, ahí pude culiar sin problema Es rico culiar a lo perrito. Es rico ver como se hunde el pico en el hoyo de los machos. Y verlo asomarse y hundirse. Es rica esa wea. Pero culiar con las piernas abiertas es otra cosa. Puso sus piernas encima mío y yo le tomé las piernas para hacer presión, en esa posición duré poco, llevaba días sin nada. Había tenido la última cacha en la casa y llevábamos 4 días en la mina. Así que tenía leche de sobra para darle al Nico. En eso el Nicolás se empieza a pajear y me dice, me corro. Y siento por la presión que hizo en el pico que se fue. Toda su leche encima de él, (no se podía ver nada) y yo sentí que ese movimiento de eyacular me apuró el paso. Y empiezo a sentir que me voy. Sacó el pico del hoyo y le lanzo la leche encima de su cuerpo.
Ahhh…
Ahhahhhh
Ahhhh
Ahhhh
Ahhhh
Oihhh, ahhhh
Sus seis lechazos encima. Me tiritaban hasta las piernas de lo rico que había sido. Nicolás me dice, me tengo que ir a limpiar, me cayó hasta en la cara. Culiar sin luz, no es como culiar con la luz apagada en la casa. Culiar sin luz, en ese pieza al menos era boca de lobo. No se veía nada, pues son bunkers acondicionados, así que son súper oscuros. Era rico sentir e imaginar. Luego de esa cacha, el Nicolás aparece del baño y me dice. Yo no sabía que usted culeaba rico compañero. Yo no sabía que a usted le gustaba que le dieran duro compañero. Ambos nos reímos. Ya, me voy abrigar ahora me está dando frío de nuevo, me dice el Nicolás. Abríguese le digo. Si quiere podemos juntar las camas para dormir más cerca, por el frío, le digo. Mejor si quieres, dormirnos juntos no más, no vamos a andar metiendo ruido a esta hora. Y se pasó pa mi cama y nos abrazamos. Efectivamente nos dormimos.
En la mañana despertamos a las 6. Nicolás iba al gimnasio y yo aproveché de ducharme. Luego el desayuno y la pega. Llegamos a la pieza a eso de las 21 horas y le digo:
-ya po, si quieres juntamos las camas y hacemos una king.
La juntamos y domirmos juntos. Le hice zumbar el hoyo de nuevo. Al día siguiente y los que quedaban lo mismo. Bajamos y nos fuimos para la casa. 10 días después nos vimos y cada noche juntamos las camas y le damos. Nicolás se transformó en la pareja de la pega, he llegado a quererlo, le escribo en el día y el a mi. Pero los días que estamos con nuestras familias no nos hablamos. Así llevamos ya más de dos años.
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