Entre sombras con dos futbolistas

Espero les guste esta rica historia, es un relato que cuenta una locura de esas que hace uno dejándose llevar. Primero te dejas llevar por la curiosidad de lo que acontece, pero luego ya baja el morbo y gana la calentura.

Como ya lo había mencionado en otras historias, mi familia es muy sociable; mi casa siempre tuvo la puerta abierta para quien lo necesitase. Originalmente soy del norte del país y, durante mi adolescencia, mis padres nos llevaron a vivir a la capital. Mi casa siempre fue la sede de amigos, familia y conocidos; servía de hospedaje para quien viniera a la capital, ya fuera de paso por un trámite o por una necesidad médica, o cosas así.

En aquel entonces yo estaba cursando mi último año escolar y, por lo general, no pasaba mucho tiempo en casa: salía tarde de las clases, en ocasiones me quedaba ensayando con mi grupo de teatro o entrenando con mis compañeros de curso. Además, ya era más habitual quedarme fuera de casa, puesto que estaba más grande y me dejaban salir mucho más que antes, así que en aquel momento trataba de sacarle todo el provecho a esta nueva libertad que tenía. Me lo merecía: estaba siendo un buen estudiante e hijo.

Un día llegué a casa y vi en la mesa a toda mi familia, acompañada por dos chicos completamente desconocidos para mí. Fue algo incómodo de primera: pude sentir que no me esperaban en casa. Con toda esa tensión, saludé cordialmente y me senté a comer con todos.

Estos chicos eran del norte, pude notarlo en su hablar cuando se presentaron y me saludaron. No lo negaré, al principio sentí un rechazo tremendo hacia ellos: eran súper flaites. Todo en ellos me desagradó: cómo hablaban, cómo comían, los gestos que hacían y hasta cómo se reían. En aquel entonces yo me encontraba en la primavera homosexual: me sentía una flor hermosa, delicada y atractiva, pero dispuesta a usar mis espinas si era necesario, fuertemente gay, delicado con quienes quería, pero con la conciencia de usar mis espinas para reprochar y atacar a todo machito que me topaba por ahí, sobre todo los flaites que siempre me molestaban a donde fuera.

Mi madre, como buena estratega, se dio cuenta de mi desagrado, pero no le importó ni un poco; su palabra casi siempre era ley en casa, ella era la jefa del hogar, una leona alfa. Para mi sorpresa, me dice que se van a quedar unos días en casa, que vienen a probarse a una escuela de fútbol y que se acomodarían en mi pieza. Esperé a que todos se levantaran y terminaran la cena para expresar mi descontento. Fui directo a la pieza para hablar con mi mamá: le dije que no me parecía justo y que era una falta de respeto siquiera preguntarme, a lo cual ella respondió amablemente que si me molestaba podía quedarme donde alguna amiga, que no había problema, y además había un camarote con dos literas y un colchón extra, dejando tres camas a disposición.

Elegí la cama superior, pensando en mis amigos que siempre se quedaban en mi casa, no en las visitas de otros. Pero bueno.

Pensé que mi molestia solo la había notado mi mamá, pero cuando llegó la hora de dormir y los chicos entraron a la pieza, me di cuenta de que no era así. Estaba acostado ya cuando entran a la pieza con ese tono tuja diciendo “permiso’… Ellos se quedaron impactados con mi habitación: luces de navidad, posters, rayados por todas partes. Sus comentarios de asombro me hicieron sonreír, aunque trataba de mantenerme serio. Yo ya les tenía las camas listas, fui a cepillarme los dientes, me puse pijama y me acosté en la cama de más arriba, algo rápido para no toparme mucho con estos chicos que invadían la pieza. Yo pensaba que era normal de chicos de nuestra edad adornar la pieza, pero estos chicos quedaron impactados con mi pieza y no paraban de decir comentarios de asombro, tales como:

— “ohh.. casha esto,” “oe’ que bkn la pieza culiá” y “blah, blah, blah”…

hablaban más entre ellos y de cuando en vez me tiraban comentarios a los cuales yo solo respondía preciso. Sin mayor preámbulo se acostaron, y cada uno estaba con su celular chateando. Apago las luces diciendo buenas noches y uno de estos chicos me dice:

— “oé hermanito, ¿cántame tu número?”.

Se lo di sin pensarlo en verdad, bien cordial, pensé que era algo así como por si acaso. Pero me manda enseguida un mensaje. No recuerdo exactamente como llegamos a eso, pero empezamos a chatear al principio muy buena, bien curioso de cosas de la zona, hasta que me empieza a preguntar cosas de futbol, a lo que inmediatamente le dije que yo no tenía idea, que no me gustaba la pelota y que podía mejor preguntar a mis hermanos chicos por eso. Y haciéndose el chistoso me dice algo como:

— “y si son dos pelotas colgando ahí si te gustan?”

no le respondí nada, pensando que me estaba molestado por ser cola, pero después siguió diciendo cosas, así como:

— “ya no te pongaí tan grave, si son bromas,” “quería que se te pase lo amurrao’ y que te rieras un poco”

ahí me di cuenta de que mi enojo en la mesa no paso desapercibido. Le pedí perdón si fui pesado o grosero hace un rato y al toque me responde diciendo:

— “no pasa na’, si querí me la chupaí un rato y te perdono jajajaja”,
yo quedé plop, pero de los nervios que me bajaron, me sentí muy nervioso al leer eso y sin poder procesar algo para decir sobre la misma me lanza otro mensaje:

— “que la verdad estoy algo caliente y si querí podí bajar acostarte conmigo un rato”,

no podía creer lo que me estaba diciendo, así que empecé a molestarlo queriendo creer que todo era una broma, pero el insistía cada vez más y la calentura empezó apoderarse de la conversación, ya después yo simplemente me estaba haciendo de rogar y el no dejaba de escribirme todo lo que quería hacer, incluso me manda una foto de su paquete envuelto en su calzoncillo, todo duro y bien marcado, en ese momento ya no quedaban dudas, efectivamente me estaba joteando, pude reconocer las sabanas de mi cama y me di cuenta que la foto era de ese momento, y empezamos con un pequeño sexting lo único que se sentía en la pieza eran nuestras teclas escribiendo en el celular y de cuando en vez una risa coqueta y profunda de su parte, bien varonil y vulgar. Yo estaba irreconocible, ¡¡jamás me imaginé estar fantaseando con un flaite y menos en mi propia casa!

Entre tanto insistir ya me estaba quedando sin argumentos para negarme, y sentía que en cualquier momento bajaba, hasta que le tiro un palo diciendo que no podíamos hacer nada porque estaba su amigo al lado, pero al parecer fue para peor, o mejor que se yo, porque ante eso me dice:

— “oe pero no te la podí con los dos?”

para variar, minutos de silencio…- Yo ya no sabía que creer, casi se me escapa un gemido al leer eso, pero me costaba creerlo. Valientemente me paro y voy al baño, como para respirar un poco y decantar esto que estaba sucediendo en mi pieza, y porque no echar un vistazo para ver si había movimiento o no en mí casa.

Estando en el baño me vuelve a escribir, preguntándome si apañaba, que no haríamos nada que yo no quisiera, que podía ser una chupaita no más o sus pajazos, yo leía morboso sin saber que responder la verdad, me miraba en el espejo, preguntándome ¿esto es real? Me armé de valor, y antes de volver a ver que pasaba en mi pieza, me doy cuenta de que estaba mi mamá despierta todavía y la verdad ni cagando haría algo con ella despierta, así que me fui acostar haciéndome el tonto, solo le puse buenas noches, gracias por la conversa, que, si estaba caliente que fuera al baño a correrse una paja, que mi mama estaba despierta aún y nos podía pillar. No se porque le dije eso último, pero eso le dije, el me dice:
— “ya chao, buenas noches, tu te lo perdí tengo el medio pico,”.

Yo creí que me había librado de esta situación, pero no, al final me duermo retándome a mi mismo por fantasear por al menos un instante con este flaite. No se bien que hora eran exactamente, pero de pronto en medio de la noche me despierto, supe que era tarde por el silencio que envolvía la casa, y para sorpresa mía me despierto porque este chico estaba de pie, sobre su cama corriéndome manos, tenia su mano dentro de mi pijama tocando mis nalgas, yo me asusté de primera y lo corrí chitándole, el se ríe y me dice:
— “oe ya po, te estoy esperando acá abajo, tus papas ya están raja”.
No sé si fue el sueño, o el morbo, pero accedí sin decir nada, baje de mi cama, me acosté junto a este loco, el otro seguía durmiendo en la otra cama, me pregunta si lo despierta y le digo que no, se ríe y me hace un gesto para que se la chupe, yo estaba todo duro la verdad, pero creo que más de nervio que de caliente, me acerco a él como para besarlo y me rechaza, me dice que sin besos, que él no es maricón, a lo cual me rio en su cara y le digo que sin besos no hay mamada, y queda como en shock, medio molesto, me mira y me insiste, hasta se baja todo y me muestra su colosal pico, el sorprendido de que no estuviese loco chupando me empieza a insistir, yo emperrándome cada vez más empecé a moverme y tentarlo, riéndome de su enferma mirada de caliente rogando placer. Hasta que me ganó un poco el morbo y le agarré la verga, empecé a pajearlo un poco y a tocarle sus bolas, me seguía rogando que se la chupara, y yo ya no decía que no, solo le miraba su pene entre mis manos.

De repente lleva sus manos a mi cabeza y empieza a empujarme un poco hacia abajo, a lo cual respondí apretando fuerte su pene, lo cual lo estremeció, entre dolor y placer, y me reta:
— “oe, ya poo, me tení entero caliente, deja de rogarte, si sabí que te gusta el pico”
sin soltar su pene lo miro un momento intensamente, suelto su pene y empiezo a salir de la cama, y antes de salir completamente de la cama me agarra el brazo y me pide que vuelva, pero esta vez muy amable, me acosté y se me acerca lento, como para besarme, y justo antes de chantarme el beso, me dice muy despacio:
— “nunca le contí esto a nadie, voh piola, mira que nunca he hecho esta wuea”,
yo asentí con la cabeza y comenzamos a besarnos, a principio mal, se notaba que no quería el hombre, pero poco a poco se fue relajando y mientras el beso avanzaba empecé a envolverme en él, a tocarle sus brazos, su pecho, sus manos y todas sus partes masculinas, mientras él no dejaba de mover su pelvis y puntearme, (típico macho que solo quería meterla), el beso llego a volverse intenso y una vez satisfecho de mi beso empiezo a bajar, besando su cuerpo hasta llegar a su pene, era grueso y de buen sabor, no llevaba ni dos minutos mamando cuando siento que me saca de su pico y me dice que pare un poco, que sino se va cortado, yo me reí y no le gustó, pues bastante molesto me dice:
—“es que voh me tení caliente hace cualquier rato, además mira como lo chupaí wueón,

jajajajaja, no pude evitar volver a reírme y en ese momento su amigo nos interrumpe preguntando estaba pasando… Me quedé paralizado por un momento, me acomodé rápido como para irme a mi cama, pero este loco le dice abiertamente y como si nada
— “casi me voy cortao’, este loquito lo chupa exquisito”.
Yo completamente paralizado, no dije ni hice nada, estos se empezaron a reír y fui sintiendo como este loco empezó acomodarse como para también meterse en la cama. La verdad a penas sentí esto me levanté, y mientras estos se acomodaban en la cama que igual era chica, terrible contentos con sus penes en la mano y una gran sonrisa creyendo que yo me lanzaría a chupar como perra en celo, me quedé de pie solo mirándolos, ¿hasta que el primer loco me dice:
— “qué pasa? Que no te la podí con los dos”,
sin pensarlo mucho le dije que primero quería ver como se besaban, lo cual obviamente se negaron y comenzaron a rogarme. Era muy sexy y excitante ver como me rogaban que se los chupara mientras se corrían y se pajeaban descaradamente, los dos muy apegados en esa cama pequeña. Ya me tenían todo caliente así que también me empecé a tocar, pero ahí parado junto a ellos, los ruegos empezaron a cesar un poco, y me bajé los calzoncillos para pajearme como ellos al principio no dejaban de insistirme que se los chupara, pero por un momento hubo silencio, y solo se sentía el ruido de los tres pajeándonos y respirando cada vez más profundo, la imagen que yo tenia era deliciosa, y hasta disfrutaba de ese olor a pene que estaba envolviendo la habitación.

No resistí y empecé a ver muy guapo a este amigo que se estaba uniendo, y el morbo de no haberlo probado me hizo ir directo a probarle la verga, ese pico estaba ya mojado, pude saborear y disfrutar de tanto juguito de hombre. Primero con él y luego con el otro, así estuvo cambiando de pico todo el rato, estos locos estaban en la gloria, lo sentía en sus toques, sus quejidos y en esos ojos de animales que no dejaban de verme como yo succionaba y lamía esos jóvenes y sabrosos penes. Cuando ya se me canso la mandíbula me aleje un poco y me acomode bien en la cama, sentado en la parte de abajo entre sus piernas mirándolos desde abajo mientras los pajeaba a cada uno con una mano. De morboso que era junte sus penes y empecé a girarlos entre sí, viendo como mezclaban líquido, como si fueran dos barbies que se besaban, la situación al menos a mí me volvió aún más caliente, pues jugar con sus penes y hacerlos chocar espadas me puso la verga durísima, ya hasta me dolía de lo dura que la tenía, el morbo también envolvió a estos chicos, sentí como sus vergas se pusieron más duras igual y no se quedaban quietos de tanto placer que sentían, tan solo imaginar que era la primera vez que sus penes se tocaban me volvía loco y volví a bajar hacia ellos, con la mirada los invite a acercarse un poco entre sí con sus pelvis, y entre acomodos yo ya tenía sus cabecitas juntas y con mi boca al medio pasando la lengua de lado a lado. Uno de ellos se motivó y empezó a mover su pelvis, con la intención de penetrar mi boca, yo accedí a eso coordinando cada empuje que hacia abriendo mi garganta para que entrara lo más posible, la verdad no fueron ni tres empujes cuando me sostiene la cabeza y con su pene en mi garganta siento como comienza a chorrear y soltar su leche mientras su pene palpitaba dentro de mi garganta, que cosa tan exquisita!!!!!!! Apenas libero mi boca de su pene siento la insistencia del otro por hacer lo mismo jejejej y bueno a ese de una me lo trague y sin dejarlo volver a salir me quede con su verga dentro de mi garganta mientras movía mi cabeza de lado a lado y adentro afuera, pero sin sacar su pico de mi garganta ni una sola vez. Este loquito me tiro las mechas mientras empezó acabar también dentro de mí… Al sacar su pene no pude evitar tomar aire como si me estuviese ahogando, tal como si estuviera saliendo de las profundidades del agua, estos loquillos se rieron al verme respirar así y uno de ellos me dice:

— “oye qué onda tú, como que necesitai’ chupar el pico”
yo solo sonreí y me tiré hacia atrás acostándome entre medio de sus piernas y estirando las mías por sobre ellos, necesitaba respirar un poco para recobrar el aliento, el amigo que estaba durmiendo abajo se paro enseguida y se fue a su cama sin decir nada dejándonos a nosotros dos tendidos en la cama. Al recobrar el aliento me levanto, les digo buenas noches y me vuelvo a mi cama, me quede inmóvil un rato hasta que me llega un wsp del loquito de abajo, que más quiere de mí pensé, y leo el mensaje que decía:
— “muy ricas sus buenas noches, espero mañana se repita”.
Yo sin saber que responderle solo me reí y me acomode para dormir, pensé por un instante en ir a lavarme los dientas para que quedara piola lo acontecido, pero pensar que tenía el sabor de dos penes en mis labios me hizo dormir saboreando ese salado y rico sabor…

Desperté al día siguiente con una mezcla de vergüenza, orgullo y ansiedad. La casa estaba en silencio, un silencio distinto al de la noche: el silencio de la mañana donde todo parece más intenso. Me quedé un rato mirando el techo, recordando cada gesto, cada mirada y cada mensaje de la noche anterior.
Al asomarme por la litera inferior, vi que uno de ellos ya no estaba. El otro permanecía en la cama, con esa expresión de satisfacción y descanso que parecía decir que nada de lo que había pasado era accidental. Su media sonrisa y sus ojos aún cargados de intención me hicieron sentir un calor que me recorrió de pies a cabeza.
Intenté salir sin llamar la atención, pero escuché su voz ronca, todavía atrapada entre sueño y vigilia:
—Oe… ¿te vas sin despedirte?
Me detuve, sintiendo el estómago apretarse. Lo miré, y él me devolvió la mirada sin vergüenza, con descaro, como si lo de anoche hubiera sido apenas un preámbulo. La tensión volvió a subir, intensa y clara, cargada de deseo y complicidad tácita.
—Si querís —dijo después con una sonrisa pícara—, podemos continuar… de otra manera.
Un escalofrío recorrió mi espalda. No respondí al tiro, pero la sonrisa que se me escapó delató que estaba más que dispuesto a seguir jugando con esa tensión, explorando la cercanía y el morbo que nos unía.
Antes de decir algo, escuchamos un ruido en la cocina: mi mamá. Ambos nos incorporamos, sabiendo que la realidad nos recordaba que aún debíamos contenernos.
—Puta la hueá —susurró él, riéndose bajito—. La leona ya despertó.
Negué con la cabeza, conteniendo la risa, y salí de la pieza, sabiendo que el día recién comenzaba y que, aunque no lo dijéramos, la tensión y el deseo entre nosotros seguían allí, intactos y peligrosamente cercanos.
La promesa tácita de la noche anterior flotaba en el aire: el juego apenas comenzaba, y ninguno de los dos estaba dispuesto a romperlo.

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4 Comentarios

  • Anónimo
    diciembre 2, 2025 a las 9:06 pm

    Buenísimo, cuenta que más pasó

    • Anónimo
      diciembre 2, 2025 a las 11:31 pm

      Segunda parte porfa!!!

  • Anónimo
    diciembre 2, 2025 a las 11:58 pm

    Cuenta más la segunda parte porfa

  • Anónimo
    diciembre 3, 2025 a las 12:39 am

    Excelente relato sigue conta do todas las historias que tuviste con ellos

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