Historias de seminario

Hola a todos. Primero quería comentarles que me gusta mucho esta página, me ha servido para unas buenas entretenciones nocturnas, recreando en mi mente lo que leo. Después de pensarlo harto y animado por un amigo (coprotagonista de esta historia) y por quienes han relatado circunstancias similares, quiero contar mi propia historia. Es primera vez que escribo, así que ténganme paciencia. Les aclaro que es totalmente verídica.

Hace un par de años, antes de pandemia, bordeando los 25 años, me encontraba estudiando en una casa de formación religiosa para convertirme en un futuro cura. La verdad esa vida me parecía bastante buena y me hacía sentir realizado, aunque siempre estaba el problema de la soledad por no tener a la familia ni amigos cerca; había que aprender a forjar nuevas amistades en un clima más estricto y cerrado. Yo ya había tenido algunas experiencias amorosas y sexuales anteriormente, no me iba mal pues siempre me han considerado guapo, aunque yo me considero normal: blanco, alto, pelo corto peinado y un poco de guatita. Pero había decidido dejar eso atrás (fui medio pendejo en pensarlo de esa manera). La verdad que comencé bien relajado y sin mayores problemas, aunque fuera medio complicado el tema de la sexualidad (típico de esos ambientes), no pasaba de alguna paja viendo Twitter, antes de dormir de cuando en vez. El problema fue cuando llegó la pandemia. Teníamos una forma de vida que se dividía en los estudios y en la vida interna de la casa. Para lo primero viajábamos a la facultad, de modo que había esparcimiento y formas de socializar, compartir y típico tirar la talla; para luego volver a la casa y compartir las actividades más domésticas y espirituales con los demás compañeros. Al comenzar los confinamientos y las clases online, se acabaron las salidas y todos los días se convirtieron en compartir sólo con los compañeros con los que vivía. De igual forma, la cosa se ponía tensa a veces, pues cada uno lidiaba con el encierro de distinta manera.

En esta situación fue que empecé a hacer más amistad con los compañeros con los que vivía (a veces se formaban grupos y había poca comunicación con algunos), y empecé a notar que algunos tenían lo suyo jajaj; weas en las que no me fijaba antes, pero con la nueva forma de vivir me daba cuenta de más detalles personales. Por ejemplo, en un día de jardinería y aseo, veo a un compañero de curso superior, en buzo bien ajustado y csm… se notaba el medio paquete y culo wn, la verdad no sé si él se daba cuenta, pero para mí empezó a ser una nueva entretención. Otro día lo vi tendiendo su ropa y me fijaba en sus boxer (sí me calienta la ropa interior jaja), me imaginaba cómo sería verlo con ellos. Pero, aunque me llamaba la atención, no pasó más allá de eso.

Mi coprotagonista fue otro compañero, tenía algunos años menos que yo y era de un curso más cercano, con el que empezamos a hablar debido a los encargos que tuvimos que cumplir durante la pandemia. Nos mandaron a hacernos cargo de las compras y todo lo que tenía que ver con cosas domésticas… uff dije yo, lo que menos me gusta y más encima me tocaba con ese compañero con el que apenas había hablado y no se veía muy simpático. Si recuerdo que tenía linda sonrisa y una pinta así de abrazable. Cuando empezamos nuestro trabajo, conversamos normal, nos pusimos al día con lo que teníamos que hacer y a hablar de las clases y todo eso. De a poco fuimos hablando más, y teníamos que coordinarnos en las noches por WhatsApp para ver qué tocaba preparar para el día siguiente. Es así como empezamos a hacernos amigos y hablar cada noche antes de dormir, de cualquier wea, sólo importaba hablar. Y ustedes cachan: encierro más hablar mucho con alguien, aparece la maldá. Empecé a mirar a mi ahora amigo, con otros ojos, me fijaba en cómo se movía, sus labios, el paquete que se le marcaba cuando hacíamos deporte y el culazo que se gastaba… ufff de esos que te dan ganas de hundir la cara entre los cachetes. Ya no había vuelta atrás, ya había empezado a dedicarle unas pajas al recordar cómo se agachó para recoger la pelota en un partido.

Cierta noche hablando por Whatsapp, llegamos al tema del estrés por el encierro y no poder salir a estudiar a la U, ni paseos, etc. En eso me dice: “ni desestresarnos podemos como los demás que están afuera, una polola o algo así”. Yo quedé algo sorprendido por el comentario, pero a la vez me puso a full. No desvié la conversación que estaba surgiendo y le respondí: “Sí debe ser más relajado para ellos, pero bueno todos tenemos algún juguete con el que entretenernos, después de todo somos hombres jajaj”. Ni tonto ni perezoso me contesta: “¿ah sí? ¿Y cómo es ese juguete, cómo te entretienes tú?” Yo dije para mis adentro, acá no hay vuelta atrás, o jodimos esta amistad o todo se pone más entrete, pero ya no iba a dar marcha atrás. Le dije: “aquí está dormido, pero se puede despertar jajaj… si somos hombres, no me digas que no te pasa? ¿O acaso no eres hombre?” Con eso sabía que tendría que responder para salvar su virilidad. Me dice: “obvio que soy hombre y lo tengo bien despierto no como tú que ya eres más viejo, quizás ni te funciona jajaj”. Le dije: “Ni te imaginas lo bien que funciona, no quieres saber… jaja”. Con el corazón latiendo a mil y con la verga dura como nunca, esperé a que contestara. Después de unos minutos, supuse que también lo estaba pensando, me dice: “¿En serio? Quiero saber cómo te funciona, a ver si se te nota, no creo… jajaj”. Yo le dije: “Se nota bastante, el pijama ya no es capaz de esconderla”. Me dice: “no caigo tan fácil, ver para creer”. Ahí me decidí y le envié una foto de mi paquete a full aprisionado por mi pijama corto y que denotaba algo de humedad, la verdad la situación me tenía al borde de acabar casi sin casi tocarme.

No contestaba y entré en pánico, pensé que me había pasado con la foto y era sólo un juego para él. Pero luego me responde: “Uff mucha ropa, deberías terminar con eso que empezaste o no te la puedes? Me reí y le dije que claramente me la podía pero que parece que él no. A lo que me contesta: “Yo me la puedo súper bien, ya terminé 2 veces, a ver si lo haces tú” (después supe que estaba bluffeando y que no había hecho nada pues esperaba verme a mí). La verdad con ese mensaje me apreté la verga y bastó para correrme encima de mi pecho, saltó como nunca, pues llevaba como 2 semanas sin acabar… la sensación fue tan rica, el morbo de haber tenido esa conversación prohibida con mi amigo y en un lugar también prohibido. Me dijo que mandara pruebas y le envié una foto de mi semen sobre mi pecho, mostrando la cabecita (a estas alturas ya daba lo mismo). Me dice: “ufff que rico amigo, me gusta mucho la leche”, luego me confiesa que no había acabado, que sólo lo hacía para saber hasta dónde llegaba yo. Creo que no me gustó mucho esa táctica, pero lo obligué a mostrar si era verdad lo que decía, me responde con una foto… uff lo que hace tiempo había querido ver, su pene duro, no era muy grande, pero se veía grueso, blanquito y la cabecita rosada, brillante por el precum, con su boxer a las rodillas… era la escena más rica. No demoré nada en que se me volviera a parar y ya agarrármela para hacerme la feroz paja. Ya sin pudor, le mandé una foto mostrándole lo mucho que me había gustado. Me responde un mensaje curioso: “Esto me da hambre ¿Habrá algo que podamos sacar de la bodega para golosear?” Me pareció un poco desatinado, como que se estaba queriendo hacer el loco con todo lo que había pasado. Igual era un poco tarde y yo también tenía hambre después de tremenda acabada, así que le propuse que fuéramos a ver si encontrábamos jugo y galletas.

Me puse la ropa sobre el pijama y salí. Como era tarde y todos ya estaban acostados, nos juntamos en la cocina, que era el lugar más retirado de la casa, sin encender luces para no llamar la atención. Al llegar nos saludamos de manera incómoda y fuimos a revisar la bodega, yo bastante tímido no dije nada, incluso estaba un poco temblando por el nerviosismo de lo que había pasado y por estar con él a oscuras ahí. Como vio lo lento que estaba yo, él se adelanta y abre los estantes para registrarlos, quedando delante de mí y dándome la espalda; casi le podía respirar en la nuca y él se echa para atrás de imprevisto y pone todo su culo en mi paquete y con eso se me paró de una, se me fue todo el nerviosismo mientras él literalmente hacía que lo punteara. Ya con eso, lo abracé desde atrás y empecé a tocarlo desesperadamente, la cara el cuello, bajé a su pecho y llegué a su paquete encontrándolo duro, ahí lo sentí gemir despacito y lo di vuelta para quedar en frente de él. Nos besamos tierna y apasionadamente, hace mucho que no besaba a nadie y se ve que él tenía poca o nula experiencia, eso me prendió más…seguimos con un beso salvaje y caliente, mientras nos tocábamos como locos. Él con sus manos fue directo a tocarme el paquete y logró introducir su mano en mi pantalón y eso me hizo gemirle al oído, cosa que lo prendió más, yo por mi parte, estaba tocando todo su culazo sobre ese pantalón de tela que no dejaba nada a la imaginación. Estaba tan rico, ya me imaginaba metiendo mis dedos entremedio, logré meter mi mano y acariciar y agarrar con fuerza esos cachetes con algo de pelito, mientras él me hacía una tremenda paja con su mano dentro de mi pantalón. Con todo lo que estaba pasando y con el oído igual puesto en que no fuese a descubrirnos nadie, no atinamos a desabrocharnos los cinturones y seguimos tocándonos y rozándonos por encima de la ropa. Él en un momento hizo el gesto de bajar a chupármela, pero le dije que no, que después se iba a arrepentir; igual él me importaba, le tenía cariño y me tincaba que era su primera experiencia así, por lo que pensé que si esa iba a ser su primera vez con un hombre al menos, tenía que ser de una forma en la que no se arrepintiera después o terminara por acabar con nuestra amistad. Me insistió, pero en eso yo tenía mi mano dentro de su pantalón y estaba tocándole su verga dura y mojada, tratando de masturbarlo; y con la otra mano, apretando su culo y el ya no pudo más… lanzó todo su contenido acumulado en mi mano, dejándomela llena de su semen. Uff que morbo recordarlo. Pero todo terminó abruptamente, se avergonzó y se despidió rápido para irse a acostar. Yo entre el morbo y la culpa, me acosté pensando en que si eso habría arruinado lo que había logrado armar, esa bonita amistad con un compañero al que ya le tenía cariño. Pero tuve que esperar hasta el día siguiente para saber qué pasaría.

Espero que esta historia les haya gustado, me trae bonitos y morbosos recuerdos. Y para mi compañero de esta historia, que siempre entra a leer relatos acá, espero que también le sea grato el recuerdo. Esta historia no termina aquí, hay más momentos interesantes que contar, pero ya será para otra vez.

¿Te gustó el relato?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 5 / 5. Recuento de votos: 10

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

/ / / 🇨🇱 Chile / 🌈 Gay

🔥 ÚNETE A NUESTROS CANALES DE TELEGRAM 🔥

Recibe los mejores relatos directamente en tu celular

IR AL CANAL DE TELEGRAM
💬 Escribe un comentario

No hay comentarios aún. ¡Sé el primero en comentar!

💬 Deja tu comentario

×

Reportar Relato

SALTAR AVISO