JD – Parte II – Primera Vez
«¡Aaaagh! Un gemido ahogado inundó toda la habitación y el pasillo del segundo piso dejando en evidencia lo mucho que estaba disfrutando tener el guevo de JD bien adentro de mí y cuánto me dolía la cogida que me estaba dando».
Después de nuestro encuentro del día domingo y esa gloriosa mamada que me excitaba de solo recordarla, no hubo mensajes ni nada, yo estaba esperando alguna reacción y no la hubo, así que pensé que todo había quedado en ese encuentro efímero del fin de semana. Sin embargo, una parte de mí se aferraba a la idea de que eran cuestiones de tiempo y trabajo.
El día miércoles, aprox a las 7pm me disponía a tomar una ducha cuando ingresa una llamada de un número fijo desconocido y, como cosa rara, contesté:
León: ¡Hola!
Desconocido: ¡Hola León! ¿Cómo estás, nos podemos ver hoy?
León: Bien, ¿y tú? Disculpa, no se quien habla, ¿me dices? -no reconocía esa voz-.
Desconocido: Soy JD.
León: ¿JD? No recuerdo ese nombre – de verdad no lo recordaba, por primera vez me lo había dicho el día que nos vimos, antes siempre fue el «Vergon 19cms 🍆🇻🇪» tal como decía su perfil en Grindr-.
JD: Nos vimos el domingo, estuvimos caminando y hablando un buen rato. Te estoy llamando de un número fijo porque mi tlf se dañó y estaré incomunicado hasta el fin de semana pero no puedo esperar hasta allá, quiero que continuemos lo que quedó pendiente. ¿Puedes venir a mi habitación hoy?
Yo traté de no gritar de la emoción, jajaja. ¡QUERÍA CONTINUAR LO PENDIENTE! Entonces, ¿le había gustado tanto como a mí? Como pude mantuve el tono de mi voz e intenté no parecer efusivo.
León: ¿¡Ah si!? ¿Y eso?
JD: es que la pasé muy rico y quiero probar más contigo. ¿O no quieres? – preguntó con tono triste.
León: ¡Claro que quiero! Muero de ganas por continuar.
JD: ¡Perfecto! Entonces nos vemos a las 9pm en el parque frente a mi casa, ahí te busco sin falta.
Salí del baño casi saltando de la emoción a buscar las cosas para prepararme. Deseaba sentir su cuerpo junto al mío, su respiración en mi nuca, quería tenerlo todo dentro de mí y sentirme suyo; quería que me dominara, que me hiciera gemir de dolor y placer, quería ser para él esa persona con quien pudiera hacer las cosas que no había hecho o probado antes.
Me tomé el tiempo de prepararme muy bien, quería estar bien limpio porque sabía lo que me esperaba. Faltando 20min para las 9pm me despedí de mis amigos y salí de la casa en dirección a la suya, caminé tranquilamente controlando la emoción y más puntual que nunca, llegué al punto acordado. Cuando alcé la mirada, él también venía llegando, traía un short deportivo de estos de tela delgada que le marcaba todo su pack, una polera y una casaca gruesa porque hacia frío. Nos saludamos dándonos la mano como un par de amigos, compramos juguito para compartir y fuimos a su habitación.
Entramos a la habitación, era super chiquita, apenas cabía la litera (camarote) qué él tenía, una mesita de noche, un ventilador y un ropero chico. Aparte de las cosas, apenas quedaba espacio para medio caminar. Estuvimos escuchado música en su laptop, hablando, compartiendo juguito y bromeando
Todo esto sentados en la litera, él recostado hacia la cabecera y yo sentado del lado contrario. Poco a poco y a medida que pasaba el rato yo me iba acercando a él y comencé a acariciarle las piernas.
De verdad me atrajo desde el principio y desde el día que se lo mamé en la otra casa yo había quedado con muchas ganas.
Él tenia un short puesto y a medida que iba subiendo por su pierna comencé a meter la mano un poco pero sin tocarle el guevo aun, igual veía como se excitaba porque se notaba el bulto ahí. Entonces, lo agarré por encima del short, ya estaba bien duro y me preguntó: ¿me lo vas a mamar?
Esa fue la señal para mí, jajaja… de una se lo saqué y comencé a pasarle la lengua por la cabecita. Luego, bajé con mi lengua hasta sus bolas, las lamí poco a poco pero noté que eso no le gustaba mucho así que subí de nuevo hasta el glande con mi lengua. Se lo babeé un poco y le comencé a dar chupaditas suavecitas en el glande, escuché como gemía suavecito. Así que, como le estaba gustando, me detuve ahí.
También le di mordiditas pequeñas y suaves a lo largo del guevo, ¡ufff!, cuando hacía eso se le prensaba más el guevo y me decía: ¡trágate todo como me gusta! Yo, bien obediente, me lo llevaba hasta la garganta.
-Era demasiado rico porque me lo llevaba todo a la garganta y ahí quitaba mis manos y solo jugaba follandome la garganta-.
Lo senté un poco más, arqueé mi espalda y subí el culo lo más que pude. Tomé su mano, lo guíe hasta mis nalgas y le dije nalgueame. Aunque no se podía hacer bulla, porque el lugar era muy chico y todo se escuchaba, no le importó. Me nalgueó mientras yo tenía su guevo en el fondo de la boca.
Me ordenó que me volteara y, otra vez, yo obedecí. Me di media vuelta y le puse el culo a su disposición. Cuando volteé lo primero que dijo fue: ¡qué culote tan rico mi amor!
Caí redondito.
Cuando dijo eso me derretí, ya no quería que me cogiera, lo necesitaba.
Subí más el culo y comenzó a lamer mi hoyito cerradito y a darme mordiditas en las nalgas.
¡Que rico! No sabía que eso me gustaba.
Él terminó de acostarse para que yo se lo siguiera mamando mientras el se comía mi culo. Así estuvimos un ratito hasta que me preguntó donde quería la leche, respondí que en la boca y eso lo excitaba más. No duró mucho y me acabó en la boca. Yo jugaba con él aprovechándome de su sensibilidad y sus gemidos me daban luces de lo bien que lo estaba pasando.
Me sorprendió que a pesar de haber acabado un montón de lechita caliente en mi lengua y mis labios, su erección no se bajó, al contrario se puso más duro. Entendí lo que venía.
Me adelanté un poco, él quitó su cuerpo de abajo del mío y se arrodilló detrás de mí, sacó un preservativo de la mesita de noche, se lo puso con una habilidad increíble y escuché como se escupió el guevo, me escupió el culito y comenzó a puntearme con ese guevo bien duro como lo tenía. ¡Aaay! Solté un pequeño grito de dolor cuando sentí ese primer intento d abrirme. Me agarró de la cintura y me dijo: aguanta porque mira como tienes -mientras me nalgueaba con el guevo-.
Respiré profundo y respondí bien sumiso: está bien. A continuación, me hizo chuparle dos de sus dedos y los llevó a mi culo llenos de mi propia saliva. No tuvo compasión, me metió ambos dedos como queriendo meter toda su mano si fuera posible. ¡Aaaah, con cuidado, me duele! -le dije-. Respondió tapándome la boca con su otra mano y diciéndome al oído: ¡cállate y aguanta! No dijiste que querías guevo, bueno yo te voy a dar todo el que quieras. No me quedó de otra que volver a tomar aire, yo soy más grueso que él físicamente pero cada vez que me hablaba así me sentía su putita.
Estuvo un rato jugando con sus dedos y su saliva en mi culo. Yo gemía de dolor y placer al mismo tiempo, sentí que se acomodó detrás de mí y ahí volvió a escupirme el culo, me agarró de los hombros y comenzó a meterme el guevo, esta vez era claro que no había marcha atrás ni treguas.
Sentí un cosquilleo por todo el cuerpo, él me hizo presión en los hombros haciendo que bajara mi espalda mientras subía mi culo y ahí lo metió hasta el fondo de golpe. ¡Aaaahh! -gemí fuerte, esta vez de puro placer-. Comenzó a meterlo y sacarlo suavecito mientras me decía cosas: «que rico culito tienes mi leoncito», «me encanta lo cerradito que estas y como me aprietas el guevo», «quiero reventarte el culito». Yo en medio del placer ya no identificaba el dolor, solo quería que mi macho se sacara toda la leche con mi culo que ahora era de él.
Me tuvo unos 10min así y él mismo guiando mi pelvis contra la cama me acostó de medio lado, aun con el guevo adentro, y me hizo girarme para quedar ahora con las piernas bien abiertas acostado boca arriba para ver mi carita mientras me hacía suyo. Si en cuatro me había dolido, ahora sentía que me esta abriendo en dos. Hacia presión en mis muslos y mientras más abría más me lo metía, no podía safarme de él porque tenía sus manos en mi cuello ahorcándome y me escupía, esta vez la cara y la boca mientras preguntaba: «¿Quién es mi perrita?, ¿De quién es ese culito?, ¿Quién es tu macho?. Yo apenas si podía respirar pero respondía ahogado: ¡Yo JD. Yo!
JD me cogió como la puta más deseada, me hizo gemir como loco y desear que me lo sacara mientras yo mismo lo apretaba contra mí. En esa posición estuvo más de 20min, me besaba con deseo, me escupía con morbo y me maltrataba con una pasión que me llevaba al clímax del placer. Llegó un momento que de tanto morbo y placer acabé sobre mi abdomen lo que ocasionó que le hiciera más presión con el culo a JD en el guevo y ahí comenzó a gruñir en señal de que me llenaría el culito de leche. Cuando iba a acabar, me saco el guevo desesperado, se quitó el preservativo y acabó entre mis nalgas y mi culito abierto. Quedé derrotado.
Él se lanzó sobre mí, me besó desesperadamente, se recostó a mi lado abrazándome con cariño y me confesó: nunca he dormido con un hombre, de hecho tengo novia y pronto vendrá de Venezuela pero eso no importa ahora, la he pasado muy rico contigo. ¿Te quedas a dormir conmigo?
Estaba contrariado pero también exhausto y muy satisfecho, elegí vivir el momento y acepté. Me puse de cucharita y así nos quedamos dormidos.
Espero les haya gustado esta Parte II, sería chévere leerlos y saber que les ha parecido. Una vez más, un besito en esos pipís, o una chupaditas (¡elijan!), jajaja.
1 Comentario
Anónimo
agosto 12, 2025 a las 11:04 amSuper hot cuenta más experiencia con jd