Las Tres Del Cerro
Sin duda, para los gay que somos por naturaleza aventureros y calientes (rayando en lo irresponsable) el cerro Santa Lucía de Santiago de Chile y de noche, era un imán que atraía, curiosidad fomentada además por los comentarios de los “amigos” y más aun cuando me tocó ser un gay en los turbulentos años 80.
Fue una noche de verano, cuando me junté en Alameda con Victoria Subercaseaux con mi amigos: Luis: alias, “La Rosa Marta” y Daniel alias “La Colorina” y yo Fernando: Alias “Lady” (por que tenia 20 años me apodaban así) en fin, con las chiquillas cabras, especulábamos con subir al cerro, ya pasada la media noche (en aquella época no tenia tantas rejas por calle Santa Lucía) mientras planeábamos subir al cerro, hicimos un viaje por “Chupahue” que es el paso bajo nivel, en alameda a los pies del cerro (hoy clausurado) como de costumbre, lanzas y droga adictos mostrando las pichulas y culos y el hedor a orina nos hizo arrancar de “Chupahue” he hicimos la hora en el extinto restaurante “EL Churrasco” bastión de juntas gay clandestinas, en un subterráneo entablado y emulando una mala discoteca; entre planes varios hicimos un pacto: “El pacto del pico” donde pactamos, que si al subir al cerro, uno de nosotros no encontraba hombre, los demás no atinarían, o era pico para “todas” o para “ninguna” (con a) – mas que pacto del pico, era miedo de quedarse solo en aquel lugar- y nos fuimos para el cerro; estando por el lado de José Miguel de La Barra, conocimos un tipo; alto, con rasgos mapuche, la Rosa Marta, dijo es para mi, amos los mapuches, y hablando las tres con el, efectivamente era descendiente mapuche y se flechó con la Rosa Marta y la invito a una caleta del cerro, pero Marta, le habló del pacto, lo cual el hombre no le pareció muy bien, pero aceptó, La Colorina y yo los dejamos ahí sentados a metros de la calle, y seguimos cerro arriba y La Colorina pinchó con una trabajador del cerro y nuevamente el pacto, ahí deje a la Colo, un poco mas arriba y camine unos metros y veo un huevón pajeandose, me acerco, me pajeo para entrar en ambiente, le hago la prueba de rol (o sea le toque el poto) me saco la mano, le agarré el pico y se dejó; Activo, me invito a subir mas el cerro y obvio le hable del pacto y le dije donde estaban mis amigas; y el caliente y aventurero, me acompaño a reunirme con ellas; La Colo se besaba con el jardinero del cerro y la Marta sentada en la piernas de Boris (el mapuche) ¿Dónde iríamos a culear y mamar? Todas sin plata ni menos llevarlos a las casas y tampoco ir a la casa de alguien; fue el jardinero del cerro que dijo, hay una caleta grande, que esta por Miguel de la Barra, fuimos hasta allá y la caleta, había sido una bodega; el lugar era oscurísimo, y húmedo ¡¡¡ a la chucha!!! Los hombres alumbraron con sus encendedores para cachar que no hunbiera algun ratón o alguien durmiendo y el jardinero, dijo: ya vengo voy al refugio a buscar una vela, (lugar donde guardan herramientas) y la trajo: La Marta arrodillada chapándole el pico a su mapuche, La Colorina besándose con su jardinero y yo, pajeando al hombre, a los 10 minutos, las tres estábamos ensartadas en los picos, (nadie hablaba de condón u orgía) con las manos a la pared, nos culiaban como a cuales putas últimas de callejeras, y sin querer, y en silencio, La Marta, atinó con el Jardinero, La Colorina con el mío (jamás supe el nombre) y el mapuche no atinaba conmigo, onda se enamoró de la Marta, pero ahí mismo y la luz de una vela, pudo ver como a su “enamorada” se la culiaban muy duro y atinó conmigo y me culió con su pedazo de pico no tan largo, como grueso, y así los tres hombres nos culiaron a las tres; terminado el sexo; nos salimos de la caleta; y bajamos el cerro en silencio; El Jardinero emprendió rumbo por Alameda hacia Ahumada, el Mapuche, se fue en un taxi y el mió camino por calle Lira… ya no estando los hombres; nos reímos de puro gusto o nervios; y con los culos llenos de mocos: Y las pregunta que nos hicimos: ¿los mocos que teníamos en los culos, serían del hombre que cada una pinchó? ¿O tendríamos los mocos de más de un hombre? Solo La Marta; aseguró que su mapuche, la moqueo en la boca antes de culearsela. Ya relajados cada una emprendió rumbo a su casa y con la promesa de volver a subir un cerro, el señalado fue “Cerro Blanco” en Recoleta: ¡Jamás Fuimos!
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