Leo, el domiciliario de las verduras.
Hola comunidad morbosa, espero te encuentres muy excitado cuando estés leyendo este relato y con este, te haga terminar, porque me encanta la leche. Este es mi primer relato que me animo a contar de muchas historias morbosas que tengo, así que si te gusta hazme saber en los comentarios para animarme y relatar más, de antemano aviso que este va a ser largo.
Primero, me presento: mi nombre es Sebas, me pueden decir Deku y me pueden encontrar en X (Twitter) como @sebaspdeku, tengo 25 años, mido 1.80 M, blanco, mi tipo de cuerpo es la mitad entre flaco y gordito, lo que me hace ser nalgón, ojos cafés, cabello liso, corte medio y según las personas una carita “tierna”, no soy el más lindo, pero tengo lo mío y atraigo justo al tipo de hombres que me gustan que son machitos, eso siento que me favorece pues me facilita a la hora de socializar, pues no tengo problemas con mi sexualidad y como soy seguro en ese tema los manes se tornan interesados y abiertos a preguntarme cosas…
Esta historia comienza, cuando después de pandemia me acostumbré a ordenar el tema de las compras de la despensa de mi casa por domicilio, pues antes me gustaba seleccionar los alimentos, pero la facilidad que te la lleven a la puerta de tu casa me atrapó. Generalmente las verduras las compraba en una placita en el mercado en una ciudad costera en Colombia, donde trabajaba Leo, uno de los repartidores o domiciliarios y protagonista de esta historia, un hombre de aproximadamente 37 años, más bajito que yo, barringoncito pero muy fuerte, imagino que por su trabajo al tener que levantar tantos bultos de comida, espalda ancha, con una actitud de macho y una voz espectacular que me hacía volar siempre que lo escuchaba cuando iba a comprar, pero como es hetero, en un ambiente tan machista como es el mercado nunca me animaba a conversar con él pues no quería que nadie se diera cuenta que gustaba.
Cuando dejé de ir al negocio y comencé a ordenar por domicilio, justo mi casa estaba ubicada en la zona que le tocaba de reparto a Leo, dato que yo no sabía y que me animó a seguir pidiendo domicilios jajajaj, fue grata mi sorpresa al verlo cuando por primera vez cuando ordené, Leo siempre su con buena disposición en su trabajo, me facilitaba a “aprovecharme” para que entrara a mi casa y dejara las compras en la cocina con la excusa que eran muy pesadas las bolsas para mí y como me hacia el favor, yo le correspondía invitándolo a tomar café, gaseosa o jugo con pan o galletas, para así mientras comíamos, tratar de platicar y conocerlo un poco más, pero todo de lejitos pues por la pandemia me daba miedo el contacto con terceros, toda vez que vivía con mi abuela.
Como se volvió costumbre pedir cada 15 días lo veía seguido, siempre era la misma rutina, el pasaba, me acomodaba las bolsas y se sentaba en la sala a recibir lo que yo con ansias tenía listo con antelación para mi macho platónico, pues aclaro nunca llegué a imaginar lo que iba a pasar. En la sala de mi casa había una humedad proveniente del baño del cuarto principal del segundo piso, Leo al percatarse me comenta que él y su tío en la tardes trabajan haciendo arreglos generales a casas, que si yo quería él podía ayudarme con el problema de la humedad, yo le comenté que me parecía genial pues para mi mejor verlo en mi casa más seguido con ropa de trabajo y sin camisa al puro estilo de película porno, pero que la que tomaba la decisión de esos arreglos era mi mamá, que me pasara una cotización de que materiales más o menos se necesitaban y la mano de obra, para yo hablar con ella, acto seguido, el me pide mi WhatsApp y lo agrega a su número personal, pues el respondía los mensajes del negocio pero, ese era numero de la empresa y ellos no podían tener contacto con los clientes más allá de los domicilios, sin embargo, como ya teníamos más cercanía, pues llevaba pidiendo más de 8 meses en el local y el me conocía cuando yo iba a comprar, ya según el éramos “panas” y me dijo que si gustaba, le podía hacer el pedio de las verduras a su número personal y el me lo traía, yo, feliz de tenerlo en mis contactos acepté enseguida y desde ese momento nuestra relación comenzó a cambiar…
Como ya nuestro trato era más informal, el comenzó a tutearme y yo me sentía más relajado con él, tanto así que cuando el pedio era más grande de lo normal comenzaba a alagarlo con mayor vehemencia sobre su fuerza y su físico, halagos normales, pero con el morbo disimulado para ver si obtenía alguna respuesta por parte suya, como “qué fuerte eres, tienes brazos muy grandes, debes de entrenar mucho, tu mujer debe sentirse bien cuando la abrazas” bobadas así, a lo que él solo se reía, flexionaba sus brazos exhibiendo su fuerza y yo embobado imaginando de todo con él.
Un día, él tomó más gaseosa que de costumbre y eso como que le llenó la vejiga pues, me pidió el baño prestado, yo le indiqué el baño común que estaba ubicado al costado del comedor, donde desde mi ubicación, una de las cabeceras de este, tenía total vista al mismo, el entró y me pareció raro que no cerrara la puerta del todo, pero tampoco la había dejado muy abierta, cosa que me causo mucho morbo y tratando de no perder la oportunidad de ver algo, miraba y me estiraba un poco buscando un mejor ángulo de visión, pero para mí mala suerte no alcancé a ver nada, aunque siento que él desde el interior tal vez desde el espejo del baño se percató, pues cuando salió, me hablaba más informal y se agarraba el paquete más de lo habitual (cosa que me encanta que hagan), pero por miedo a que yo de pronto mal interpretara las cosas, solo seguía fantaseando y ya.
Pasaron los días, cuando de repente recibo un mensaje suyo, preguntándome por la humedad yo le reclamé que aún no me había enviado la cotización y luego otro mensaje llegó diciéndome que les había llegado Zucchini que estaba full fresco, que, si quería ordenar, yo le pregunté qué tan fresco estaba y él me envía dos fotos: una de los bultos en el camión y la otra de su mano de macho, grande y robusta agarrando un Zucchini, yo le respondo:
– Se ven recién cortados.
– Si, están buenos ¿Cuánto le llevo?
– Quisiera solo 5 Lb porque ya tengo acá ¿pero te pegas ese viaje solo por eso?
– Si los quieres, si…
En ese momento muchachos, recordé como se agarraba el paquete ese día y con ese mensaje tan espontaneo, me animé a hablarle con indirectas para ver si me copiaba la vuelta:
– Si, están como me gustan, se ven grandes y ricos (respondiéndole directamente a la foto de su mano agarrando la verdura)
– ¿Así le gustan, grandes?
– Me gustan de todos los tamaños, pero esos se ven ricos.
Él me responde directo el mensaje diciéndome que a las 3:00 pm puede pasar, muchachos, cuando veo eso, algo en mi ser dijo listo ya cayó y como eran más o menos medio día me alisté, organicé el cuarto y procedí a hacerme el lavado y una buena paja imaginando de todo, esa conversación me tenía a mil y el solo hecho de pensar que algo pudiera pasar me encendía full.
Llega la hora y como a los 15 minutos siento el timbre, salgo a recibirlo, con una pantaloneta más apretada que tenía, contoneándome un poco, justo lo necesario y con cuidado porque tampoco me gusta dar boleta, lo hago pasar, agradeciéndole por venir solo con eso e invitándolo a tomar algo, una vez sentados en el comedor, me pregunta otra vez sobre la humedad de la pared, yo le recuerdo que él no me había enviado la cotización que es necesaria y me responde disculpándose que se le había olvidado por problemas que tenía, yo me acerco un poco y le pregunto si le puedo ayudar con algo, y el me comienza a comentar que su esposa últimamente ha estado muy cansona revisándole mucho el celular y que eso lo tenía aburrido, yo le decía , que pereza cuando se ponen así, que de igual la entendía que lo celara, y el, medio sorprendido me pregunta ¡porque! yo le digo: “Leo usted no está mal, no es feo, tiene buen porte y me imagino que muchas mujeres le coquetean, así que la entiendo” él me sonríe entre penoso y un poco pícaro, se levanta y me pide el baño prestado para orinar, yo ya decido, le digo “tú sabes dónde queda, ojo se pierde por la taza” sonriéndole un poco coqueto, parecía un gato, un poco meloso y travieso, él se ríe y entra, pero esta vez, dejó la puerta mucho más abierta que la anterior, yo no quería ser intenso, quería darle su espacio y que fuera él quien me propusiera algo, las cartas aunque con mensajes subliminales ya estaban sobre la mesa, pasaron alrededor de 4 min y yo no sentía nada, ningún chorro, ningún movimiento y me animo a tratar de ver, haciéndome el bobo, me acerco a una de las sillas del televisor que están a lado de la puerta del baño, agarrando una camisa que tenía para doblarla, y nuestras miradas se cruzan por el espejo del baño el cual a la puerta estar medio abierta nos permitió observarnos, para acto seguido el llamarme con un movimiento de cabeza hacia adelante “ven” sin ninguna palabra pero con toda la intención, yo me pongo nervioso, sigo “doblando” la camisa, volvemos a tener contacto visual y él repite el llamado, yo ya con la confirmación, entro de una, para toparme con la sorpresa de encontrarme a Leo, ese macho de brazos enormes y vos gruesa y profunda con el que tanto me había pajiado, con los pantalones y boxers hasta el suelo cubriendo sus enormes botas de cuero de trabajo su camisa levantada hasta la mitad del pecho sostenida por su barriguita, agarrándose su verga que estaba dura prácticamente palpitando con una cabeza ligeramente más gruesa (como me gustan para jugar con ella) con su mano derecha y una mirada invitándome a probarla, que les puedo decir, era una fantasía ese momento, la verdad ni me lo creía, procedo a entrar cierro la puerta tras de mí y me arrodillo para sentir su olor a macho, estaba limpio, pero con ese gusto a sudorcito que emboba y sin el soltarla, de repente, paso toda mi lengua por su cabeza, desde la parte de abajo hasta la mitad, deteniéndome justo en el conducto (la boquita del pene) para con la punta de mi lengua jugar unos segundo y después terminar de rodear el grande con mi lengua y succionarlo, provocando que Leo, suelte un gemido, suelte su cuerpo relajándose y cerrando los ojos, una vez siento que sus muslos se destensan, sin previo aviso, introduzco todo su pene en mi boca, hasta la base (me gusta la garganta profunda) y aprieto con mis mejillas todo el cuerpo del pene, escuchándolo gemir aún más fuerte y profundo, tensando su cuerpo y agarrando mi cabeza diciéndome “uff que chimba como lo se lo come entero” yo aguantando lo más que podía, movía mi cabeza rápido, lento de afuera hacia adentro, tratando de jugar en su glande con mi lengua cuando la sacaba por completo de mi boca, él lo disfrutaba y yo me excitaba cada vez más escuchándolo disfrutar y moverse al compás de mis mamadas; duramos alrededor de 20 minutos en lo mismo, mi boca dolía, mi garganta estaba su máximo de aguante, yo gemía con voz raposa, pero a mí no me importaba, el baño, pequeño y encerrada junto con el calor de la temperatura, nos tenía sudando a los dos, y, cada vez que me tragaba su verga hasta el final, me ahogaba con el olor a sudor de macho que producía su pelvis, lo recuerdo bien, pues con su verga em mi boca era difícil respirar, pero cuando mi garganta por instinto se expandía para medio recibir aire, su olor inundaba toda mi nariz, estábamos en la gloria, el disfrutando una mamada fuerte sin quejas, sin dientes, sin interrupción, y yo disfrutando de él, de cada centímetro de su verga que sentía en mi cavidad bucal.
De repente, el me interrumpe, agarrándome de mi barbilla, yo aun con su falo en la boca, pero con mirada pegada a la suya, diciendo que si continuábamos, él se llegaría, me decía “guevon me tenés muy arrecho, lo chupás delicioso, me vas a hacer venir”, yo aparto mi cabeza abruptamente haciendo vacío con las paredes internas de mis cachetes, dejando un sonoro beso en la punta de su glande, provocando que el me mirara con una cara de fogosidad a mil, y le digo: “ no, yo quiero más” para que el luego me levantara rápidamente con sus brazotes, me hiciera poner de pie, me abrazara y me diera una nalgada agarrando mi culo firmemente para decirme: “¿Quieres verga? Verga vas a tener”.
Yo abro la puerta sintiendo como el calor del baño sale y así con los pantalones abajo y agarrándolo de su verga, le guio hacia mi habitación para continuar con la faena, no les voy a mentir, aunque esa vez si me hubiera gustado, Leo es Full hetero, por lo tanto en esa ocasión no hubo besos, sólo caricias agarrones y mucho morbo, nos quitamos la ropa y él procede a ponerme en cuatro en mi cama, yo con el culo en pompa, abro mis cachetes con las manos ofreciéndoselos incluso meneándolo para que lo vea, siento una palmada, de esas fuertes que te hacen gritar seguido de un leve ardor y la frase que todavía la tengo marcada en mi mente: “quieres verga, verga vas a tener” de pronto siento un escupitajo en todo mi ano y movimientos circulares de un dedo esparciéndolo por todos los bordes del mismo, luego otro escupitajo más en donde ya con el dedo empieza introducirlo poco a poco en mis adentro aún en forma de círculo jugando ahora dentro de las paredes de mi ano, yo me aferraba a las sábanas de mi cama y me erizaba cada vez que él metía y sacaba su dedo, después fueron dos dedos y más escupitajos y para terminar introduciéndome tres dedos, mientras me decía frases muy ricas que me tenían volando con su voz gruesa y agarrones firmes, era algo increíble y difícil de explicar pero yo sentía que con el dedo de la mitad hacía movimientos en círculo, mientas que con los otros dos, más presión en las paredes para expandir mi ano con la intención de dilatarlo más, yo ya me revolcaba del placer y eso a él lo calentaba porque sus agarrones eran cada vez más fuertes, más lascivos, de un momento a otro saca sus dedos y siento que pone la cabeza de su verga en la entrada, no les voy a exagerar que era una verga kilométrica, era una verga de tamaño promedio, de grosor promedio y su cabeza era lo que a mí me parecía más rica, no era una verga porno, era una verga real, pero para mí era la más deliciosa que había aprobado hasta el momento, sentir su calor de macho, sus gemidos de macho, sus grandes manos tocándome el vientre mis caderas y mis glúteos me tenían al mil con mi verga durísima, era lo que había deseado desde el momento en que empecé a tratar con él; siento un último escupitajo, el más fuerte de todos, seguido de un “ya estás dilatado” de su parte, para comenzar a introducir su rica herramienta, yo le digo que por favor lo haga despacio que para mí era un placer tenerlo así y lo quería disfrutar todo sin dolor, él lo entendió y aunque disfrutaba abriéndome el ano, también quería darme placer, con cada centímetro de verga que entraba podía sentir sus venas y yo lo único que podía hacer era gemir y contraer los dedos de mis pies, él se detiene una vez entró toda, se quedó quieto pero moviéndose en círculos, imagino con la intención de acondicionar más rápido, muy buena táctica de parte, alrededor de cinco minutos y una vez que el dolor se convirtió en placer yo mismo empecé a moverme con ese vaivén que le provocó a él un inmenso “uffffff que chimba” yo le respondo que más chimba su verga y eso pareció encantarle pues ahora sí con más determinación comenzó con ese bombeo que hasta el día de hoy cuando recuerdo tengo una erección, lo que más me gustaba es que mientras me clavaba pasaba sus manos por mi perineo jugando con sus dedos ahí (como cuando uno toca piano) y me daba pequeñas palmaditas que hacían mis piernas temblar como gelatina, me encanta que me estimulen esa zona, lástima que no lo hacía con la lengua, me imagino que por ser la primera vez que lo hacía con un hombre; hicimos diferentes posiciones, pero sin duda la que a él más le gustó fue cuando me puso boca arriba mis piernas en sus hombros sus manos agarraban mis manos y me empujaba todo su miembro hasta la base y veía mi cara de placer, jugaba con mis pectorales, agarrabas mis pezones y con la yema de sus dedos pulgares contorneaba a la redondez de los mismos, yo no lo podía creer estaba alucinando, estaba era un éxtasis total y lo único que pensaba por mi mente era apretar mis paredes internas como abrazando su verga para que él sintiera más y más placer, al notarlo sólo roncaba su voz de macho diciendo “uffffff si sigues haciendo eso me vas a hacer venir” y yo eso era lo único que quería complacerlo, estuvimos así alrededor de media hora, pues él me dijo que seguramente lo necesitaban en el trabajo y que aunque quería no se iba a demorar más así que aumentó el ritmo de sus vestidas y yo procuraba moverme a su mismo ritmo y entre jadeos y gemidos de los dos, Leo terminó viniéndose dentro de mí pues dijo que quería que yo guardara su leche, yo me masturbaba y logré acabar al minuto que él acabó, él se tumbó encima mío para descansar y recuperar energías, yo tenía ganas de besarlo, pero no quería ser tan invasivo así que sólo me abracé en su gran espalda y le decía que había sido una tarde increíble y que nunca me había imaginado que eso podía pasar, al rato terminó saliendo de mí ya con su verga flácida y cuando mi leche escurría por mi ano él sin piedad volvió a introducir sus dedos guardando cada gota que había salido pegándome una leve pero firme cachetada diciéndome que apretara y que no la soltara hasta que él se hubiera ido, eso volvió a provocarme una erección y el al notarlo se río y mordió su labio inferior, el sabia que tenia el control sobre mi y que yo lo disfrutaba.
Una vez ya vestidos, él me pidió el favor que no se lo dijera a nadie, pues tenía esposa e hijos y no quería que se enteraran, especialmente con su frase machista, “yo no soy marica” yo obviamente le dije que no iba a pasar nada y que quería volverlo a tener a sentir y a gemir, él me abrazó, me agarró ambos cachetes por encima de la pantaloneta y me dijo que de ahora en adelante yo iba a hacer su desfogue cuando él quisiera. Acto seguido se fue y debo confesarles que por más que a mí me gusta bañarme y limpiarme después del sexo, con él no lo hice, cumplí la orden de guardar su semen dentro de mí hasta que creo que el mismo se juntó con mis fluidos, quería conservar su olor, su sudor como una huella o recuerdo intangible de lo que pasó. Espero les haya gustado la lectura, esta es una de muchas historias que tengo más, si quieren saber más háganmelo saber, un abrazo y una rica deslechaba para ustedes.
5 Comentarios
Anónimo
agosto 4, 2025 a las 1:00 pmCuenta mas
Anónimo
agosto 5, 2025 a las 2:09 pmCuentas mass ufff
Anónimo
agosto 5, 2025 a las 8:15 pmExcelente relato. Muy Bien escrito. Sentí que lo estaba viviendo. Necesitamos más!!!
Patricio
agosto 5, 2025 a las 8:20 pmMe encantó tu historia
Anónimo
agosto 6, 2025 a las 12:51 amHola sebaspdeku
Este es mi correo electrónico: maximogonzalez746@gmail.com
No pude encontrar tú twitter