Marcos y yo IV
Nos pusimos de acuerdo y coordinamos para un día X, avisé en mi pega que estaba medio enfermo y no podía ir, si ellos supieran que estaba enfermo de ganas de comer la tula de mis sueños no sé qué me hubiesen dicho jajaja. Estaba listo, hoy vendría Marcos a darme pico.
Lo espere ansioso a cagar, me dolía la guata de puro nervio y real que recorría mi casa de pura ansiedad. Lo único coherente que hice fue ordenar el depa, ducharme y ponerme un jockstrap, una polera y un buzo… Hasta que sonó el timbre. Lo veo por el ojo mágico y ahí estaba, una barba bien cuidada, medio trigueño y su pelo algo ondulado, alto, más alto que yo al menos y delgado, pero al ser pleno verano me deja ver unos buenos brazos. Le abrí la puerta y me dio una medio sonrisa con un hola. Yo seguía nervioso a mil así que solo lo hice pasar, dejó sus cosas en el suelo y yo solo alcancé a cerrar la puerta cuando lo siento apegado a mi culo, su pico medio duro me dio un latigazo que me estremeció completo.
“¿Estai consiente de que eris mío hoy día?”
Yo solo atiné a mover mi poto contra su pene y ponerlo, de esa forma, completamente duro. Me di vuelta y solo atiné a mirarlo a los ojos y besarlo. Su beso me dejó completamente en blanco, no sabía que también lo deseaba, pero ahora que sentía su lengua jugar con la mía ya no había vuelta atrás. Comenzó a tocarme las nalgas por encima del buzo y me preguntó si no estaba usando nada más, “un jock” le dije. Me volvió a regalar una media sonrisa y me dice:
“Qué rico, uniforme de putita pa su amo”
Realmente era completamente de él.
Me tiró el buzo hacia abajo de un golpe y siguió tocando mi culo, sus manos trataban de tocar todo, pero en serio soy muy nalgón y eso le gustaba. Me metió unos dedos a la boca y me escupió la cara, me miró con deseo y yo no podía hablar, estaba en trance. Llévame meses soñando con este hombre y ahí estaba, aún en la entrada de mi casa y ya me metía a su total disposición.
“Sácate todo menos el jock, quiero a ver a mi putita”, me miraba sonriendo, con esos ojos que pone la gente cuando está caliente. Obviamente obedecí y me quedé ahí, esperando. “Llévame al baño que estoy que me meo” y le tomé la mano y lo llevé donde pidió, sabía que lo que venía y me sentía demasiado caliente, pero aún en blanco, solo estaba en piloto automático de calentura. Entre a la ducha y me puse de rodillas. Se sacó el pico por el cierre y por fin pude verlo en vivo, sentí su olor y salí del trance, tomé conciencia de donde estaba y lo que estaba apunto de pasar, lo miré a los ojos y le sonreí. “Te ves muy tierno esperando meado” y lo dejo salir. Comenzó a tirarme la lluvia dorada por el cuerpo, mis hombros, mi pecho, mis piernas y yo comencé a ponerme durísimo, me gustó lo que estaba haciendo. Cuando pareciera que había terminado me acerqué a su pene y se lo iba a tomar, me llama por mi nombre así que lo miré y me toma de la cara y me dice: “Pídeme permiso si vas a tocarme el pico”. Yo, caliente como estaba no me importó y le pedí permiso.
“Por favor amo, déjeme tocar su pene. Quiero limpiárselo por favor”. “Buena putita, coma tula no mas”.
Me acerqué, sentí el olor a meado desde la fuente, tomé sus bolas y comencé a lamer su glande. Estaba aún con algo de meado, pero no me importó; comencé a pasar mi lengua por su verga, a besarla, a tragarla. Se empezó a poner duro y ya no entraba tan bien en mi boca, pero hice mi mejor esfuerzo. Media fácilmente unos 18 cm, tenía las bolas depiladas y la tenía muy cabezona, eso me encantó, su glande era muy atrayente y comencé a besarlo. Se le escapó un gemido y me dijo que tenía la cabecita muy sensible, que le encantaba que la comieran así. Pasé minutos que parecieron horas de rodillas aún en la ducha, con su meado aún cayendo por mi cuerpo y perdiéndose en los ductos del desagüe, hasta que me dijo que parara, que quería ir a mi pieza. Salí de la ducha y me alcanzó una toalla que había ahí. Me seque mientras le indicaba donde estaba mi pieza. Se dio media vuelta y se fue, yo tardé unos segundos en secarme un poco y dejé la toalla colgada para que se fuera algo del olor a meado.
Entre a mi habitación y él ya estaba muy acostado, hasta cómodo diría yo y totalmente desnudo. Tenía un cuerpo delgado, pero cuidado, se notaba que iba al gimnasio. Su pelo se movía un poco con el viento que entraba por la ventana y su verga dura palpitaba esperando ser atendida. Me acerqué y se lo seguí chupando mientras arqueaba mi espalda para que viera mi culo moverse mientras no soltaba su pene.
“Realmente tenís el culo bien grande, putita”
Yo comencé a gemir. Me trataba de putita, tenía la tula perfecta, estaba hediendo a meado, era mi hombre soñado. Se la seguí chupando, a veces le salía precum y me lo tragaba, él gemia y jugaba con mis pezones. Me tenía a mil en calentura, pero quería su pene dentro, ya no aguantaba y creo que se dio cuenta. “Ya putita, estás moviendo mucho el culito, ¿quiere tula, amorcito?” Dijo mientras me daba con su pene golpes en la cara. “Si, amo. Quiero que use mi culito”, le rogaba mientras sacaba la lengua pidiendo más pico. Se incorporó en la cama, me puso de espalda y subió mis piernas, mi hoyo quedó completamente disponible para él. Se escupió la mano y me metió los dedos.
“Ufff perrita, te entraron tres de una, ¿tanto quieres mi pico?” Sonreía y me miraba el culito y luego los ojos. Era mi amo y quería usar mi hoyo.
No espero mi respuesta y puso su pene contra mi hoyo. Me tragué su cabeza, entró sin dolor, y siguió y siguió. El gemía. Mi cuerpo deseaba que entrara completamente en mí y no estaba poniendo ningún tipo de resistencia. El me miraba fijamente y me sonreía, “con un poquito de saliva y ya estái toda abierta… ¿y qué pasaría si yo…?”
Y me lo metió hasta el fondo. Vi estrellas de puro dolor, quería gritar, que parara, pero apagó todo con besos y caricias. Me lo saco entero, tiró un escupo en su pico y me lo empezó a meter otra vez, bien al fondo y bien fuerte. Yo gritaba de placer, realmente mi cuerpo quería más y más. Comenzó a besarme mientras me penetraba, yo gemía y gemía entre estocadas, intentaba responderle mejor los besos, pero no podía concentrarme. Finalmente mi sueño se estaba haciendo realidad, Marcos estaba usando mi culo y yo estaba abierto, patas al hombro recibiendo.
Según yo y el reloj que tengo en mi muralla, me estuvo culiando al rededor de 20 minutos, y de pronto comencé a sentir unas ganas enorme de mear. Le gemía que parara, que me iba a mear, me dijo que es normal si mi culito estaba disfrutando, le estaba haciendo espumita en su pico o algo así me dijo, es significaba que lo estaba pasando bien. Ya nada tenía sentido, mi culo y su pico no querían separarse, me sentían muy abierto y Marcos solo miraba mi culo y lo abría más con sus manos, estaba como poseído. Me miró y se detuvo un poco… Me preguntó si estaba bien, si quería parar. Logré articular que estaba bien, que siguiera, pero él se salió de mí y me abrazó.
“Estás tiritando. ¿Estás bien?” Me preguntó con una voz muy gentil, un poco preocupado, pero gentil. Le explique que me sentía algo mareado y que sentía cosquillas por todo el cuerpo, especialmente al rededor del culito. Me preguntó si podía seguir, le dije suspirando que por favor.
Y siguió, mientras me lo metía tomo mis pies y comenzó a lamerlos mientras su tula estaba completamente dura dentro mío.
El cosquilleo no paraba y era muy intenso, comencé a reír a carcajadas, él no paraba de culiarme y mi mente estaba en blanco, solo una idea seguía en mí y era que no podía darme el lujo de perder este pico…
“Aaaah Marcos me voy a mearrrrr”
Sacó su verga de mi culo y la metió de golpe. Un pequeño chorro de meado salió de mi pene, Marcos siguió metiendo su pico en lo más profundo de mi, no paraba , le gustaba verme así, estúpido y con la mente en blanco solo recibiendo tula.
La verdad es que no sé cuánto más estuvo reventandon mi culo, quizá unos minutos más, quizás horas. Solo sé que cuando acabo me preño y luego batió su leche. Sé que me meo 3 veces más ese día y sé que que el culo lo tenía tan abierto que ya ni saliva estaba usando, su propio semen servía de lubricante.
Cuando nos vestimos, ya era tarde, al rededor de las 6 pm. No daba más, estaba agotado y él también. Me beso y me felicitó, me dijo que había cumplido con sus expectativas y que había sido una buena putita. No se imaginan lo feliz que me hizo eso.
“Te portaste bien putita, te pusiste tonta de puro querer pico y así me gustan”, me dijo mientras me besaba. Yo no respondía porque seguía caliente con la idea de ser putita.
“Para el próximo encuentro te quiero igual, pero desde ahora me tratas de amo o como usted, me debes respetar”
“Sí, amo” le dije. O intenté decirle en verdad ya que me empujo suavemente hacia el suelo y me metió los dedos a la boca.
“Así me gusta, putita”
Ahora tenía un amo, alguien a quien servir… ah y también tenía pololeo. Pero no es lo mismo, quería serle útil a mi amo y no iba a permitir que algo así me detuviera.
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1 Comentario
Patricio
junio 17, 2025 a las 8:47 amMe encanto tu relato, que te hallas entregado como una putita a un Amo.