Mi casi primo – Parte II: El Francisco ataca de nuevo
Las cosas con el Francisco, mi casi primo se enfriaron unos días después de nuestro primer encuentro. Yo quería dejar las cosas piola porque estaba mi tía y no quería tener problemas con ella y supuse que el Francisco tampoco. Pero podía ver las miradas que me pegaba cuando estábamos comiendo o viendo tele. Sabía que tarde o temprano nos íbamos a terminar juntando de nuevo.
Eso pasó menos de una semana después, el sábado. Mis primos tenían un cumpleaños y el Francisco dijo que le daba lata ir. Mi tía la insistió pero el pendejo ganó y se quedó en la casa a solas conmigo. Yo me hice el weón por unos minutos pero quería asegurarme que mi tía no iba a volver por algo y encontrarnos en pleno acto, pero cuando ya sentí que no iba a volver me escabullí a la pieza de arriba.
El Francisco dormía en la misma pieza que mi primo Álvaro, de su misma edad por lo que hacer cosas entre los dos era súper complicado si no estábamos solos. Pero ahí estaba el pendejo, sabiendo que yo iba a ir. Andaba con otros shorts cortos y sin polera, aunque el calor del verano aún no era tan insoportable. Me miró y se rio.
-¿Viniste a terminar lo del otro día?
-Sácate el short mejor –le dije tratando de poner voz de mando.
El Francisco se los sacó y como me esperaba que tenía nada abajo. El pendejo estaba bien rico: blanquito, buenas piernas aunque no muy musculosas, pezones rosaditos y un pene bastante rico. Yo soy más bien tirando a normal, con pancita y no la media herramienta, pero tenía que aprovechar. El pendejo se dio vuelta y quedó de guata. El culo que tenía era delicioso: nalgas redondas y casi sin pelo, me pregunté si el weón se depilaba. Yo sabía que quería hacer, me quedó pendiente de la otra vez. Me acosté en su cama y empecé a comerle el culo. Le abría las nalgas para hundir mi boca dentro de él, tenía un olor a sudor tan rico, era como oler sus bóxer pero más rico aún. El Francisco gemía mientras sentía mi lengua entrar en su hoyito y dejarlo mojado.
-¿Te gusta mi poto?
-Obvio –le dije–- Estás muy rico –y sellé el tema con una nalgada que resonó en la pieza.
-Al Álvaro igual le gusta. Me lo ha estado mirando.
Paré en seco y quedé más duro que antes. Igual le había estado oliendo los bóxer a mi primo, aprovechaba cuando salían a jugar futbol y mi tía me pedía limpiar un poco sus piezas. La idea de que igual le estuviera mirando el culo al Francisco me excitó caleta.
-¿Te querí comer a tu primo también? –me preguntó el Francisco cagado de la risa–. Porque yo lo he escuchado caleta de veces pajeándose.
Le callé la risa metiéndole los dedos en el ano. Lo tenía muy dilatado y el weón gemía como nunca. Qué gemidos más ricos los que hacía el weón, pidiendo más. Cuando sentí que lo tenía bien abierto fui hacía donde estaba acostado y le dejé mi pico para que se sirviera. El Francisco empezó al tiro a mamar y debo decir que fue más rico que la primera vez. Una vez terminó de mamarme saqué del bolsillo mi billetera donde había guardado un condón por si me salía algo con Francisco. Me saqué la ropa apurado, me puse el condón y me acosté al lado del pendejo, a lo cucharita. El pendejo sabía lo que quería porque empezó a apegar el culo contra mi pico cuando me acosté. Yo puse la cabeza en su hoyito y fui empujando lento. Como era su primera vez no quería hacerle cagar el culo, pero el igual gimió con una fuerza. Cuando ya tenía la mitad adentro lo dejé ser y que su ano se acostumbrara, unos minutos después empecé el mete saca que lo fue hundiendo cada vez más y que tenía al pendejo gimiendo. Aproveché de pellizcarle los pezones, de pajearlo y darle besos en el cuello y la espalda. El solo gemía y decía:
-¿Te gusta? ¿Te gusta como tengo el culo?
Yo estaba vuelto loco, su culo era tan rico de meter. Lo hundía cada vez más y el solo pedía más y más fuerte. Se notaba que el pendejo estaba hecho para esta pega. Yo estaba tan caliente que estaba por irme cortado.
-Oye, ¿si me como al Álvaro quieres que te cuente todo?
La idea de mi primo en la misma posición que yo me catapultó y cague, me empecé a ir cortado en su culo y el Francisco lo notó, apretaba más fuerte y yo solo gemía y lo pajeaba. Acabó a los minutos. Nos limpiamos satisfechos de al fin haberle dado y cuando me acerqué el Francisco me dio un beso rico con harta lengua. Pasaron varias cosas después y siento que saben para donde va la historia, pero dejaré que se pajeen tranquilos con esta antes de subir que más pasó.
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