Mi primo Benja – Parte III

Hola!
Me alegro de que les haya gustado la parte anterior en la que les contaba como empezó todo entre mi primo y yo. Alguien en los comentarios preguntó por nuestras edades en aquella ocasión, lamentablemente para los que tienen curiosidad prefiero no decirlo, ya que me siento más cómodo sin revelarlo. Después de esa primera vez en el cerro nuestra relación como primos cambió muchísimo, ya no solamente éramos unidos como lo son normalmente los primos, sino que nuestra relación ahora tenía un componente sexual muy importante, como les dije en el relato anterior, en ese entonces con mi familia íbamos casi todos los fines de semana a la casa de mis abuelos, y el benja y yo aprovechábamos cada oportunidad para ir al cerro y hacer algo rico, las primeras veces recuerdo que nos daba un poco de vergüenza y nos costaba tomar la iniciativa, una vez que llegábamos a una cierta parte en el cerro, donde ya sabíamos que nadie nos vería, nos poníamos a conversar de cualquier cosa, hasta que uno de los dos se atrevía a decir “Quieres?” “Te la chupo?” “Quieres hacer lo de la otra vez?”, esas eran generalmente las palabras que daban inicio a todo, o también a veces mi primo se sobaba el paquete o empezaba a hablar de como su polola no le gustaba hacer tantas cosas sexuales o de la nada me decía “No me lo chupa tan rico como TÚ”. Cualquiera de estas situaciones bastaba para que yo terminase arrodillado ante él, y le chupase el pico hasta sentir su rico semen en mi boca, él a veces igual se animaba y me lo chupaba, y así ambos fuimos haciendo más y más cosas.
Ya con el tiempo perdimos la vergüenza que nos daba y a penas podíamos nos escapábamos al cerro, subíamos con todo el pico parado y al lugar de siempre no perdíamos tiempo y comenzábamos con lo nuestro enseguida, yo arrodillado chupándole el pico y él sentado en un tronco con sus manos en mi cabeza, me encantaba chuparle el pico, metérmelo lo más que podía y luego sacarlo para pasarle mi lengua por su glande, el cual siempre estaba cubierto por el líquido preseminal que mi primo botaba de lo excitado que estaba, a veces con sus manos hacía presión para que me lo volviera a meter todo y me follaba la boca, a mi me daban arcadas y los ojos se me ponían llorosos, la situación era algo brusca pero a mi me gustaba.
Fueron tantas las veces que fuimos a ese cerro, que ya después no solo nos subíamos a chuparnos el pico, sino que dimos el siguiente paso y cada vez después de chuparle el pene al benja, yo me ponía en 4 y él se agachaba a chuparme el hoyito, yo disfrutaba mucho al sentir su lengua en mi entrada, sentía como lamía mi hoyito e intentaba meter su lengua, también jugaba harto con sus dedos y me decía que tenía un hoyito rosadito y lindo, que le gustaba mucho, y que le encantaba meterme su pico, que mi hoyito era más apretadito que su polola y que conmigo disfrutaba mucho más.
Cuando me lo metía lo hacía lento al principio, ya que a mi siempre me dolía que entrara su inmenso pico, pero la calentura siempre era más, así que al final siempre terminaba con todo el pico de mi primo dentro, y yo mismo moviéndome y pidiendo que me lo metiera más fuerte, a veces mi el benja acababa dentro mío y otras veces sacaba su pico y acababa afuera, yo casi siempre eyaculaba mientras me lo metía, así que al final siempre volvíamos ambos totalmente satisfechos a la casa de nuestros abuelos.
Con el pasar del tiempo ya no solo lo hacíamos en el cerro, sino que al final lo hicimos en muchas otras partes… espero que les haya gustado esta parte, si me animo les contaré sobre otras aventuras con el benja, como la vez que fuimos a acampar.
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