Mi tío y sus boxers – Parte II

Como están todos? Soy Sergio, el chechito. Les cuento que con mi tío han seguido los encuentros.

Esa misma noche, cuando nos acostamos, yo me empecé a correr una pajita, estando él ahí despierto aún. Mi mamá estaba en su pieza y se sentía roncar. Yo me puse los audífonos y estaba viendo un video de Diego Sanz 😋😋 y me acordé de todo lo que había hecho solo dos horas antes. Empecé tocándome el hoyito que aún estaba abiertito y me empecé a pajear. Mi tío me cachó y con la luz del teléfono me ilumina, y me dice:

-¿Qué wea estay haciendo?

Me bajo los audífonos y le digo:

-Lo que ves.
-Estás loco, me dice, puede escucharte tu mamá.
-Mi mamá está raja. No le di color, dale tú también si Queri – y le muestro el video que estoy viendo.

Él estaba solo en boxer acostado, hacía mucho calor. Se sienta en la cama y me queda mirando, activa la linterna de su teléfono y me ilumina. Yo me sentí toda una putaaaa, siendo el espectáculo para el Washito rico…. Y me saco la sábana de encima y le muestro como me pajeo, él empieza tocarse el pico por encima del bóxer y yo me pajeo rico.

Saco mi mano y me chupo el dedo del medio y me lo empiezo a meter en el hoyito. Mi tío se saca el pico del bóxer y se empieza a pajear sin dejar de alumbrarme. Se sienta en mi cama y empieza a meterme un dedito en el hoyo. Se sentía rico… mi tío tiene la mano grande y los dedos largos y gruesos, es como si hubieran sido dos dedos que me puso en el hoyo. Los metía hacia adentro y los sacaba. Estuvo así harto rato mientras con su otra mano se corría la feroz paja jsjsjsjsjjs

Yo me sigo pajeando y cuando me voy cortado, apretó con mi culito sus dedos, al mismo ritmo de las lechadas que me salían, el no saca los dedos y cuando yo lo apretó él los mueve…. Uffff mi tío si sabía que lo era weno. Me sacó los dedos y tomó su teléfono de nuevo, ahora apuntándose a él, se paró en la cama y empezó a pajearse con la otra mano, me tiro la leche encima de mi cuerpo, un chorro cayó en mi cara, yo con un dedo me lo comí. Luego se guardó el pico en el boxer y se acostó sin decir nada. Yo me quedé dormido.

Desperté al otro día y ya no estaban, se habían ido al hospital, pero en mi almohada, estaba su bóxer. Lo tomé, lo acaricie, lo olí, tenía olor a leche, a pico, a bolas y tenía sus manchas blanquitas. Le pasé la lengua y me corrí otra paja. Guardé su boxer en mi mochila. Para futuras pajas, pensé.

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