Siempre hay algo para aprender
Hola, soy un maduro de 60 años y voy a relatarles lo que me ocurrió poco tiempo atrás. Tenía una reunión en el centro y salí temprano de casa. Cómo faltaba bastante para ese evento, pasé a mi sauna favorito. Una vez allí, me dispuse a visitar el cuarto oscuro y, antes de llegar, dos compadres conversaban lo «osados» que estaba la gente. Efectivamente, los gemidos eran muchos. Cómo nunca, apenas podía ver nada, otras veces uno distingue siluetas, pero ese día no se podía. Intenté caminar lento, para no tropezarme y poder tantear si lograba «algo». Fue así que encontré un rico palo que, rápidamente, me llevé a la boca. Estaba mamando cuál ternero cuando, el dueño de aquella sabrosa herramienta, me levantó y me dio vuelta. Cuando me agarró el culo recordé que aún llevaba el paño, por lo que lo saqué. Me acarició un rato buscando, y entrando, a mi *. Yo, disfrutando. Me preguntó si tenía un condón, y yo me pregunté ¿dónde tenerlo? si no llevo más que el paño. Por lo que respondí que no. Pensé que allí acabaría todo, pero me dijo que él si tenía, y se puso el gorrito para, luego, proceder a meterlo. Estaba rico, y me movió dónde había un asiento, se sentó, y yo me puse a cabalgar. Después, nuevamente de pié. Estuvo genial, pero debía irme. Fui al vestidor y, mientras lo hacía, entró uno que venía llegando. Se desvistió y, antes de salir, metió la mano en el bolsillo del pantalón, sacó unos condones y los puso en las chancletas. Yo pensé: todos los días se aprenden cosas nuevas.
🔥 ÚNETE A NUESTROS CANALES DE TELEGRAM 🔥
Recibe los mejores relatos directamente en tu celular
IR AL CANAL DE TELEGRAM
No hay comentarios aún. ¡Sé el primero en comentar!