Cuarto oscuro

Mi relato no es la descripción de un encuentro sexual como cualquiera, sino la historia de lo que puede ocurrir con un desconocido en tiniebla absoluta. Con una arrechera acumulada de varios días, buscaba un sauna para ver con quién descargarla. Soy un hombre de mediana edad con pocas experiencias, casi siempre en un teatro de cine o en un sauna.

Encontré una, desconocida para mí, entré, pagué el baño y comencé a recorrer el sitio. En el primer piso había cabinas de videos pornos, que me acabaron de calentar, y subí al segundo buscando el sauna, pero antes de llegar, por un corredor vi unas cortinas negras, las corrí y solo vi oscuridad absoluta. Decidí entrar tanteando la pared y después de unos seis pasos toqué a alguien. Inicié la exploración y noté una tela gruesa como de Yin y encontré una verga durísima, más que la mía que ya estaba bien parada por la excitación.

La recorrí en toda su extensión, cuando sentí la respiración del dueño muy cerca de mi cara, me arrimé y unos labios carnosos me besaron la mejilla, buscaron mi boca y mi lengua y nos dimos un beso ardiente. Me di cuenta de que se trataba de alguien muy joven porque no tenía ni asomos de barba. Mi mano seguía masajeando esa polla, por encima del Yin y con mi otra mano la mía. Luego subí mi mano para llegar a la cintura del joven y tratar de bajarle el pantalón pero sus manos facilitaron el trabajo y los pantalones cayeron al piso. Coger semejante verga me acabo de excitar, me bajé mis pantalones e inmediatamente él agarró mi polla. Después me agaché para chupársela y después de disfrutarla lo suficiente lo voltee, le besé el culo, le metí mi lengua hasta donde entró, fue tanta la arrechera que al volver a coger mi polla para pajearme solté un enorme chorro de leche, él hizo lo mismo conmigo, nos vestimos y el joven desapareció en segundos.

Ya satisfecho entré al sauna y allá me acabaron de calmar con una clavada espectacular. Mi primer amante nunca supe quién fue. Con el segundo todavía me clava eventualmente.