Con el vendedor de sopaipillas – Parte II

Marcelo siguió vendiendo sopaipillas y yo, seguía comprando sopaipillas. Ahora eso si, había una diferencia: yo tenía mi sopaipilla asegurada. Marcelo me hablaba cerca de mi hora de salida y yo me quedaba con él hasta que vendía todo, cerca de las 21 horas. Luego lo acompañaba a guardar su carro y salíamos a caminar, de preferencia me devolvía con él a tomar la micro.

Conmigo era muy lindo, me abrazaba… Me acariciaba, me sacaba el pelo de la cara cuando corría viento, me tomaba la mano. Me hablaba bonito, él era muy lindo en verdad y lo mejor es que no era nada de flaite. Los fines de semanas salíamos, íbamos a algún bar, en san Pablo o en el Bella.

Una noche, decidimos ir directo a un motel, nos teníamos ganas de hace rato, no habíamos podido concretar nada, llevábamos dos semanas a paja en videos, nos masturbábamos en videollamada, hablándonos cochino y mostrando nuestros cuerpos para que tío Telegram nos pueda ver. Así que fuimos a uno bueno, uno en avenida Perú, uno conocido por tener habitaciones con fantasías y temáticas. Pues ahí mismo.

Entramos, pagó. Pedimos algo para picar y nos sentamos en la habitación de tantra. Entramos y tenía muchas luces, una ducha en el centro, una cama hermosa y un jacuzzi. Lo primero que hicimos fue comernos al cerrar la puerta, nos sacamos la ropa rápidamente y nos metimos a la ducha. Se podía ver toda la habitación desde la ducha, el agua estaba exquisita. Jugamos harto en el agua, nos tocábamos, nos besábamos, yo lamo todo su cuerpo, su pico estaba muy duro, el mío también. Era mi primera vez en un motel así.

Luego de eso, nos fuimos al jacuzzi, ahí nos acostamos juntos , abrazados, bebimos un espumante rico. El agua tenía la temperatura ideal para limpiar y abrir todo. Nos acariciamos y yo apoyaba mi cuerpo en él, sentía su pico duro que se apoyaba en mi, era además tan alto que su abrazo me cubría todo. Yo tomé su pico con una mano y comencé a acariciarlo, solo caricias, en el agua, con las burbujas. Él comienza a tocarme el mío. Lo empieza a pajear lentamente, siento que desliza todo el forro hacia el fondo y luego sube lentamente, yo comienzo a hacer lo mismo, su pico era exquisito, daba para comérselo y tocarlo y querer tenerlo dentro.

Después de un rato de tocarnos el pico, los cocos, siento su mano en mi trasero, buscando mi hoyo, siento dedos que se acercan con la intención de perderse en mi. Me acomodo y los recibo. Nos besamos, ya besaba mucho mejor, creo que soy un buen besador, sus besos ahora eran con la boca completa, utilizaba bien la lengua, masajeaba la mía y la succionaba, me chupaba los labios y me los mordía. Comienza a bajar por mi cuello besándome, apartando la espuma de mi piel, se detiene en mi pecho, besa mis pezones, los lame, las acaricia, los estimula con la punta de la lengua, se me ponen duros y comienzo a sentir mi corazón latiendo muy rápido. Sus manos acarician mi abdomen y en un movimiento rápido baja hacia mi pico, me levanta y me sienta en la orilla de la jacussi, quedando él en el agua y yo con mi pico muy duro disponible para él. Nuevamente me da una mamada que me hacía ver puntos de colores. Toma mi pico con su mano y me pajea lentamente mientras me mira a la cara, con la boca abierta, con los ojos hacia arriba, con cara de que quiere, que lo desea. Lentamente se mete mi pico en la boca y comienza a lamer, pasa la lengua desde los cocos hasta la punta de la cabecita, baja así mismo y vuelve a subir, con su otra mano toma mis cocos y los aprieta, los masajea, los tira, los chupa, parece que se va a tragar mis cocos.
Se mete todo el pico en la boca, completo, su labios tocan mi pelvis, aguanta unos segundos y saca su cabeza, dejando hilos de baba, pajea, repite nuevamente, se lo mete en la boca y se mueve como autofollándose la boca, hasta el fondo, aguanta nuevamente y lo saca diciendo una gran aaahh, mientras salen hilos de saliva mezclados con semen de su boca, no deja de tocarme los cocos y sus dedos alcanzan mi entrepierna, acercándose hacia mi culito. Lame a gran velocidad mi pico, con gran profundidad y entusiasmo, siento que voy a acabar y le aviso: Marcelo me voy…!!! Dale, me dice él, y sigue chupando la cabeza del pico y suelto la leche acumulada de dos días, rica, espesa, calentita, salta en su boca y parte en su cara, pues saca la boca justo cuando iba en el tercer o cuarto chorro de leche.

Sigue chupando mi pico hasta dejarlo limpio. Me mete al jacuzzi de nuevo y nos besamos rico. Él se limpia la cara con el agua y salimos del jacuzzi en dirección a la cama. El piso queda todo mojado y nos tiramos encima de la cama aplastando unos cisnes que tenía la cama. Él me acuesta de espalda y comienza a levantar mis piernas para acercarse a mi hoyo. Yo me doy vuelta y quedo a lo perrito, arqueo mi espalda y se abre mi hoyo, Marcelo comienza a besar, mete un dedo, dos. Los mueve en círculos, los gira provocándome un enorme placer, puedo gritar, puedo gemir, puedo decir lo que quiera que en casa no puedo, esa sensación de libertad me calienta más.

Giro la cabeza hacia atrás y Marcelo saca su cara de mi culo y nos besamos, lo tomo del cuello y lo tiro a la cama, recostandolo de espaldas, rápidamente me subo encima de él y con mi mano acomodo su pico en mi hoyo. Me siento en él y lo hundo todo en un solo movimiento hasta el fondo. No me dolió en absoluto, estaba todo dilatado y ansioso de comer, comencé a saltar arriba de su pico, mientras nos besábamos. Él pasa la manos sobre mi espalda, acaricia mis brazos, mis cachetes, siento una electricidad en todo el cuerpo, beso su brazo y su cicatriz oculta en ese sexy tatuaje que recorre su brazo, su pecho y su cuello.

Lo beso desenfrenadamente, Marcelo levanta mi cuerpo con sus manos y me lo mete con mucha rapidez, yo disfruto, grito, le digo que rico, que no se detenga. Apoyo mis piernas hacia atrás y me siento en él, formando un ángulo recto, siento que su pico entra completo en mi interior, como aquella primera vez. Marcelo mueve las piernas quedando sentado en la cama, yo rodeo con mis piernas su cintura y siento que su pico entra en lugares muy profundos. Ambos gemimos fuertemente, incluso Marcelo se detiene, no se mueve, me dice que siente algo muy rico pero que se va a ir, me pide que me quede quieto para que duremos más.

Yo tenía ganas de que me siguiera dando, quería amarlo así, abrazado y saltar en su pico, sentía que mi cerebro estaba vuelto loco, tenía imágenes, sensaciones, olores, mis piernas tiritaban, mi guata se movía, mi próstata palpitaba, mis cocos cosquilleaban, mi boca lo buscaba pues quería besarlo y sentir su sabor, mis manos lo abrazan y mis piernas lo aprietan contra mi. De pronto mi hoyo comienza a latir, como a palpitar y siento que viene un orgasmo muy distinto. Me deja sin aire, me enderezo, los pies se me arquean, le entierro las manos en los hombros, lo miro y Marcelo estaba haciendo sonidos similares, su rostro era de absoluto placer y siento como su pico palpitaba dentro de mi.

-Lucas, estás bien?

Muevo la cabeza asintiendo y aprieto los labios. Siento un mareo y me doy cuenta de que estoy eyaculando sobre su pecho, sin tocarme, me saltó demasiada leche y Marcelo estaba lechándome el hoyo. Sentía su leche caliente llenando todo. Marcelo tenía la respiración muy agitada y solo me tocaba por la espalda, los brazos, me besaba y yo no podía salir de ese trance. Fue algo inexplicable. No me quería salir de su pico, era la horma perfecta para mi culo, completaba todo y me proporcionaba un enorme placer. Lo miró fijamente y tomo su cara con mis manos y comienzo a besarlo profundamente, nos besamos mucho rato, su pico yo sentía que no se había achicado, no me dolía nada. Le digo:

-¿Aún está duro?
-Sí, pocas veces me ha pasado esto.

Y yo inmediatamente comencé a moverme, en la misma posición, gemía como una puta, estaba disfrutando como loco, no quería que esto se acabara. Subía y al bajar apretaba mi culo para que se sintiera más apretado y profundo, Marcelo decía:

-Oh, Lucas, que rico eso que haces… Oohhh sigue, sigue, no parí, no parí.

Al escuchar a Marcelo hablar así, me sentí tremendamente caliente y repetí la acción todo el rato, subía soltando el hoyo y bajaba apretándolo fuertemente, al sentarme me movía en círculos. Gemí tanto, disfruté tanto que mi voz se puso disfónica, lo besaba en todo momento, Marcelo me acariciaba y sus manos producían el mismo fenómeno, electricidad en mi piel, después de un momento de saltar así, apretando y soltando el hoyo, Marcelo me dice que se va ir de nuevo y yo apuro el movimiento, haciendo lo mismo más rápido, ya con el cuerpo un poco más cansado pero igual de caliente.

Siento que se va dentro de mí y me dejo ir de espaldas en la cama, quedando mi pelvis sobre sus piernas y mi cabeza en sus pies, mi abdomen y tórax se contraen por la respiración agitada y Marcelo toma mi pico que estaba duro de nuevo y lo empieza a pajear, yo gemía, arrugaba la sábana, apretaba el hoyo con su pico adentro aún y siento que me corro, salen algunos lechazos y el placer se hace absoluto.

Me quedo así unos minutos y luego levanto la cabeza, Marcelo aún se estaba chupando los dedos con mi semen. Me dice:

-Oye, estuvo increíble!
-Oh, weón, es que nunca había sentido esto!
-No sé qué chucha me pasó, fue algo como con el cerebro, el cuerpo, mírame…. Estoy tiritando.
-Me encanta que disfrutes así – me dice muy tierno y se acomoda acostándose sobre mi, para besarme y hablarme bonito, tan bonito como solo él lo sabe hacer.

Nos quedamos así. Descansando. Me dormí. Al despertar Marcelo me dice que queda una hora, que dormí casi toda la noche, por si nos queremos bañar.

-Báñate tú, quiero verte!

Él se mete a la ducha y como estaba en el medio de la habitación se podía ver todo, se lava el cabello, la espuma corría por su piel, se toma el pico erecto, lo masajea, lo suelta y se pega tulazos en la pierna. Me mira con cara de caliente y yo respondo al estímulo. Se da vuelta, dejándome ver su espalda bien formada, su trasero rico. Se da vuelta de nuevo y sigue tocándose el pico, lo enjabona, lo llena de espuma y deja que el agua le corra por el cuerpo.

Yo me levanto de la cama y me meto con él a la ducha, me pongo de rodillas en la ducha y me llevo todo ese pico a la boca, lo hago rápido, ayudado con la mano, en unos minutos toda su leche está depositada en mi boca. Me la trago toda. Y luego él me deja duchándome.

Nos vestimos y salimos. Me fue a dejar en el Uber a mi casa y antes de llegar me da un beso en el auto.

-Chau bonito. Te llamo cuando llegue. Descansa.
-Chao – le digo y me bajo, viendo como se va.

Entro a mi casa, me tiro en la cama y no podía dejar de pensar en todo lo que había sentido esa noche, ese inmenso placer que nunca antes había experimentado. Busqué en Google formas de placer masculino y entendí que el orgasmo no es lo mismo que la eyaculación. Que tanto en hombres como en mujeres son dos procesos distintos, pero en el hombre casi siempre se mezcla el orgasmo con la eyaculación.

Me sentí feliz de haber descubierto un verdadero orgasmo. En eso me llega un mensaje, diciéndome que ya llegó. Que todo bien. Y agregaba un pd:

-Para la próxima, me toca a mí.😜

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