Mi cuñado – Parte IV

Nos quedamos juntos, unidos, con mi pene en su interior que aún palpitaba, gimiendo, recobrando la respiración y mirándonos a los ojos. Comienzo a sonreír y él también lo hace. Nos empezamos a reír a carcajadas. Luego se baja y me abraza. nos quedamos en ese abrazo bastante rato, recobrando la respiración.

Yo la verdad pensaba en lo que había hecho, en lo que había sucedido con mi completa venia, pensaba en la infidelidad a mi esposa pero también en el inmenso placer que había descubierto. Había desbloqueado una nueva forma de conocer la sexualidad y además de disfrutarla. Tenía a Ignacio sobre mi pecho, recostado, mojado con su semen y abrazándome, yo estaba cómodo, pero mi mente llena de pensamientos intrusivos, que me entregaban mucha información y me hacían sobre pensar.

Nacho me dice:

-Daría todo en este momento por saber que estás pensando.

Le respondo que en nada.

Me dice:

-Tienes subtítulos, indican que piensas en algo, no logro saber en qué, aunque me imagino que en tu vida y en esto que acabamos de hacer.

Lo miro y vuelvo a mirar hacia arriba, hacia el techo, como buscando la respuesta a aquello que pensaba. Lo muevo de mi lado y me siento en la cama, busco mi ropa y recuerdo que está afuera. Me paro y me tapo el pene con las manos para pedirle permiso para tomar una ducha, quería sacarme el semen, el sudor, el engaño, la traición de encima, como si con una ducha saliera todo eso de mi. Me dirijo al baño, me ducho y me limpio bien el cuerpo, casi de forma obsesiva. Al salir, nacho aún estaba recostado en la cama, de espalda. Me ve salir en toalla y me dice:

-Así partió todo, en los camarines. Ven, recuéstate conmigo un rato, tengo ganas de que me abraces.

Lo miro por unos segundos y la verdad, no pude negarme al hecho de que se veía vulnerable, inocente, hasta tierno. Me senté a su lado y me abrazó. Me recosté con él y se acomodó a mi lado, me empezó a acariciar el pecho, los hombros, el cuello y el mentón. Minutos después me doy cuenta de que tengo una erección. Trato de acomodarme antes de que se dé cuenta, pero Ignacio lo nota y dirige su mano por encima de la toalla para rozar mi bulto. Lo acaricia suavemente, lo estimula, lo mira, comienza lentamente a meter la mano por dentro de la toalla hasta que la abre completa y saca mi pene, lo toma completo y comienza a acariciarlo, lo estimula con la mano y con los dedos toca la punta, no hay palabras de su parte, solo movimientos. Desliza el prepucio hacia abajo y empieza a mover hacia arriba y abajo, provocando un gemido de mi parte ya que mi pene estaba sensible, cada vez que lo movía sentía su respiración agitarse, exhalar y gemir con la consonante m.

Mi abdomen empieza a moverse al compás de la estimulación, se levanta y hunde con cada respiración, las cuales se hacen cada vez más profundas. Mueve mi pene con la piel tirante hacia atrás, lo pone cada vez más duro, lo suelta y acaricia mis testículos, siento sus dedos recorrer el escroto y mover las bolitas, sube la mano humedecida solo por el líquido lubricante que voy eyaculando de a poco. Mueve su cabeza y me mira fijo, yo lo miro a él, mientras me masturba con un poco más de velocidad, nos quedamos mirando fijamente varios segundos, hasta que empieza a acomodarse para llevárselo a su boca.

Se pone de lado, baja la cabeza hacia mi pelvis y apoya toda su cabeza en ella, mientras yo veo su pene ir creciendo a una distancia prudente de mi rostro, la verdad, no tan prudente. Él se introduce mi pene en su boca y la sensación que percibo hace que mi respiración me hunda todo el abdomen, empiezo a saborearme, empiezo a disfrutar la felación que recibo, siento como la punta de su lengua juega con mi glande, como lo rodea, como lo humedece y como choca mi pene en su paladar, en su garganta. En un movimiento, cruzo mi mano y tomo su pierna, la acaricio, subo la mano desde la rodilla a la pelvis, solo por la pierna, él se acomoda y se sube encima de mi, dejándome su ano cerca de mi cara, estábamos en un 69, mientras nacho con mayor intensidad me da mamadas profundas, me besa los testículos y escupe el exceso de saliva, comienza a mover su trasero, como ofreciéndolo, yo acomodo mis manos y le golpeo las nalgas. El da un grito de placer, levanta la cabeza y me mira, sonríe y veo en su rostro el placer. Confieso que eso me motivó más, así que le doy una nalgada con ambos manos en ambos cachetes y luego de eso, separo sus nalgas para mirar su ano, el cual se contraía, abriéndose y cerrándose, estaba enrojecido, húmedo, tenía rastros de mi semen, eso provocó que lo empezara a tocar.

Acerco un dedo, el pulgar y comienzo a tocar su ano, lo muevo en círculos rodeando su entrada, luego comienzo con el dedo índice y medio a tratar de introducirlos, se despertó en mí un morbo desconocido, estaba disfrutando otorgar placer a través de mis dedos. En un momento acercó mi cabeza para sentir el aroma de su trasero y descubrí que me gustó, siento incluso el impulso de saborear, saco mi lengua y comienzo a lamer su trasero, cuando lo hago, Ignacio gime de placer como una mujer de película pornografica, lo hace fuerte, jadea, respira agitado, incluso suelta mi pene y comienza a gemir fuerte. Yo percibo que le gusto y lo repito, a mi también me gustó, paso la punta de la lengua por su ano, sintiendo las arrugas del ano, la protuberancia que se hace alrededor del ano y percibo con mi lengua como este se dilata, se abre y contrae, logré incluso meter la punta de mi lengua a través de su ano. Es una sensación francamente maravillosa y pensar que un momento anterior, me había dado asco. En un momento tengo todo su ano humectado con la saliva y Nacho se agarra de mi pene como un ternero a la teta de la vaca. Me da mamadas rápidas y profundas a gran velocidad.

De un momento a otro, Ignacio se detiene, se da vuelta y se sienta sobre mi pene, lo toma con la mano y se lo introduce. Confieso que no lo sentí tan apretado como la primera vez, pero era evidente el por qué. Se sienta y se acerca a mí para besarme, sentí su lengua tocando la mía, sus labios con sabor a mi pene y mi boca con sabor a su ano en una mezcla maravillosa de sabores que mezclados son el elixir del sexo. Se endereza y se afirma de mis rodillas, inclinando su cuerpo hacia atrás, así podía ver su pecho, su pelvis, su pene moverse al compás del vaivén de la embestida. Su cara de placer, sus ojos entrecerrados, lo veo morderse los labios, mientras mis manos, casi automáticamente empiezan a tocar su cuerpo, recorro desde su pecho hasta su abdomen. Con una mano tomo su pene, se sentía caliente, húmedo, largo, duro. Empiezo a masturbarlo, mientras él salta fuertemente sobre mi, chocando su trasero con mis piernas. Se acomoda apoyando sus manos en mi pecho y mueve las piernas colocandose en cuclillas sobre mi pelvis, toma su pene y testículos con su otra mano y comienza a levantarse. Da fuertes saltos sobre mi, tanto que los testículos se resienten, pero ese pequeño dolor, era como una motivación a darle más velocidad a las embestidas.

En ese momento, Nacho me dice que pase mis manos por debajo de sus piernas, así lo sostengo y que le dé duro. Así lo hago y comienzo a darle muy duro y fuerte, sonaba como si estuviera golpeando una sandía, para ver si está calada. Nacho gime fuerte, yo no me detengo en harto rato, cuando paro y bajo la intensidad, el dobla las piernas y comienza a moverse en círculos. Fue en ese movimiento que sentí que acabaría por segunda vez, Nacho se sigue moviendo en círculos y acabó dando un sonido de placer, mientras siento su leche desparramándose sobre mí nuevamente. Nacho se sigue moviendo, más lento, hasta sacar todo el semen de mi pene. Cae sobre mí y nos besamos. Esta vez lo abrazo fuertemente, sin sacarle el lente de su interior. Luego mi pene sale solo y con él varios chorros de mi semen comienzan a salir de su ano, siento que corren por mis testículos, mientras nos besamos. Lo abrazo nuevamente y lo doy vuelta, quedando el de espalda y yo sobre el, quiero comerle toda la boca con el beso. Bajo mi mano hacia su pelvis y me encuentro con su pene aún algo duro, pero todo lleno de semen, comienzo a masturbarlo lentamente para que salga todo lo que quedaba. Mientras el gime de placer.

Me acomodo y veo que tengo un mensaje de WhatsApp de mi esposa. Miro la hora y eran ya las dos y algo de la madrugada. Aún quedaba noche.

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9 Comentarios

  • Anónimo
    enero 12, 2025 a las 11:48 pm

    Ohhhh…. Csm…..
    Probaste y no pudiste negar lo que tu cuerpo sentía….
    Que ricooooo!!!!
    Oye, te pasas pa escribir bien los detalles, el relato es tremendamente caliente!!!!

    • Anónimo
      enero 13, 2025 a las 7:16 pm

      Gracias amigo…. Se vienen buenas historias.

  • Alejandro
    enero 13, 2025 a las 12:29 am

    Que relato más hot, voy acabar, no me puedo quedar así.

    • Anónimo
      enero 13, 2025 a las 7:17 pm

      Que buena Alejandro. Dele no más, no se quede con las ganas.

  • Miguel Ángel
    enero 13, 2025 a las 8:43 am

    Eres un maestro describiendo los detalles íntimos previos, durante y post relaciones. El relato completo está impregnado de erotismo, sensualidad. Se siente casi como si uno estuviera presente y siendo parte de todo. En resumen, tremendamente excitante. Genial.

    • Anónimo
      enero 13, 2025 a las 7:17 pm

      Gracias amigo.

  • Payrud
    enero 13, 2025 a las 4:50 pm

    Wooow mega rico todo , mi segunda relato, mi segunda paja

    • Anónimo
      enero 13, 2025 a las 7:17 pm

      Esooo, dele no mas…!!!

  • Daro
    enero 19, 2025 a las 3:10 am

    Muy bien narrado este relato la verdad me calentó mucho.

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