Mi Sargento – Parte I

Me encantan los relatos morbosos que escriben aquí así que voy a escribir lo más rico que me pasó a los 18 cuando me tocó hacer el servicio militar, me gusta contar al detalle así que si les gusta voy a ir mandando más partes. Esto fue a finales del 2019, yo quería entrar a la U, así que de entre las pocas opciones que dan estos weones, estaba la del servicio militar de verano, que duraba 3 meses. Por el estallido social, el cantón de mi ciudad estaba cerrado así que me mandaron a Chillán. Yo estaba en plena etapa de descubrimiento de mi sexualidad; ahora sé que soy bi, pero en ese momento estaba apunto de descubrir cuánto me calentaban los hombres. Mido 1.73 cm y aunque soy flacucho, se me fue toda la carne al pico y al poto jajaja, me mide 17 cm y tengo el poto redondito porque hacía atletismo en el colegio y me gusta salir a andar en bici.
La weá es que, ignorando lo turbio del ambiente dentro de esa weá, andaba más hormonal que la chucha, ver y oler a tanto hombre, weones pálidos, morenos, flaites marcaditos y obvio que mi parte favorita era la ducha, todos los weones apretados, mojados, suavecitos por el shampoo que nos tiraba mi sargento, a veces, me rozaban «por accidente» justo entre medio de los cachetes, o yo los punteaba cuando el agua salía muy caliente. Tuve la mejor de las suertes porque en mi escuadrón (ni me acuerdo si se llamaba así la weá) eran puros weones ricos; altos y la mayoría marcados, yo era el tercero más bajo pero yo y otro cabro éramos notoriamente más flacos. Mi sargento era el conchesumadre más rico, me sacaba una cabeza de alto, marcado de piernas y brazos, era joven comparado con los otros, tenía como 32 años y siempre andaba ordenadito y perfumado. Comparado con los otros weones nos trataba bien porque todos nos organizamos para hacer las weás tal y como las exigían. Nos agarro ese espíritu de milico culiao y eso le gustaba a mi sargento
La cosa es que a mí y al otro cabro flaco mi sargento nos daba un trato especial, nos daban dos fuentes de comida porque estábamos muy flacos y no podíamos irnos sin comernos todo. Si había que llevar weás nos daban las más pesadas y andábamos de perkines de mi sargento, en resumen nos hacían pico, pero con el cabro hablábamos para dar todo y nunca defraudamos.
Como al mes de encierro yo todavía no me acostumbraba a tanta comida, cada vez me servían más y yo podía con menos. Hasta que un día me vieron comiendo muy lento la segunda bandeja y por weón me pusieron una tercera. Seguí comiendo lo mas que pude, pero todavía me faltaba la otra fuente entera. Se fue vaciando el casino y nadie de mi mesa se podía parar hasta que yo terminara. En esto llega mi sargento y les da permiso a todos los weones a pararse excepto a mí, me pasa un vaso más de jugo y se sienta al lado mío.
-¿Qué pasó Rodríguez, me va a decir que ya no puede?
-No mi Sargento si voy a terminar, es que esta es la tercera fuente.
-Yapue yapue tus compañeros van a atrasados a ordenar por tu culpa.
Y lo miro y me meto un tenedor lo más lleno que pude. Se ríe y me dice:
-Eso bien grande. No me voy hasta que termines.
Al final nos fuimos quedando solos y me faltaba ya poco, pero estaba que me meaba y él lo noto.
-Mi sargento, ¿puedo pedir permiso al baño y termino?
-Ya oh si estai apenas, deja ahí nomás pero se come el postre a la vuelta, vaya rápido.
Me paro y salgo lo más rápido en dirección a las piezas, que quedaban lejos pero era el único baño que nos dejaban usar. Mi sargento me vio y me gritó que me devolviera, yo dije conchesumadre, no me va a dejar y me voy a mear acá mismo.
-Rodríguez ¿pa dónde va?
-Al baño de las piezas mi sargento.
-Pero anda al de aquí atrás, está más cerca. Ven yo igual voy a mear.
Lo sigo y me lleva a un baño que yo pensaba que sólo podían usar los sargentos o capitanes. Era chico, un water y tres meaderos. Como mi sargento se pone a mear en el meadero del medio de los 3 me iba a meter al water y mi sargento me dice que si voy a puro mear que no ensucie por ensuciar el baño. Así que me pongo a mear a su derecha.
No pude evitar mirar pal lao, nunca se bañan con nosotros estos weones como pa mirarlos ahí, así que no me aguanté. No la hice na piola porque él me giró rápido la cabeza y yo más asustado se me salió un «perdón». Lo noté como enojado y se fue a la puerta. La cerró y yo dije cagué, me van a sacar la chucha.
-Perdón qué Rodríguez.
-Perdón mi sargento- le digo.
-Na que perdón aquí, hoy día con lo del almuerzo ya llevai varias, ¿cómo vai a pagar Rodríguez?.
-Lo que quiera mi sargento, le pago en lagartijas o mandeme a correr.
-Se llaman flexiones de brazos Rodríguez. Al suelo.
Me arrodillé para empezar a hacer las flexiones culiás, cuando veo que se me acerca y por dejarme entre la pared y él no puedo acostarme. Pero ahí me di cuenta. Lo miro para arriba y con su mano en el paquete.
-¿Que te dije del postre Rodríguez?.
Yo ya había captado el mensaje y subiendo la mano hacia su paquete no digo nada. Se desabrocha y se baja el pantalón hasta la rodilla. Se le veía bien gorda pero aún flácida, atrapada en ese boxer blanco. Yo sin perder el tiempo le tomo el elástico del boxer para bajarlos altiro y me toma fuerte de las dos manos.
-Huélelo primero.
Así que me pongo todo ese paquete en la cara y me lo restriego desde los cocos, por el tronco a la cabeza, que estaba hacia la izquierda. Me fui restregando hasta que se le salió la cabecita por un lado. Una cabeza gruesa rosadita, no estaba circuncidado y se le notaba la gota de meao aún, no aguanté y le pase la lengua. Él gimió suavecito y respondió soltándome las manos y tomando mi cabeza para hundirla contra su pico. Me metí la cabecita en los labios hasta que noté que estaba creciendo porque le apretaba cada vez más él boxer. Así que ahora sí tomé el elástico del boxer y se lo bajé hasta las rodillas también.
Ese pene rosadito, venoso y a media erección que salió me pegó en la cara. No estaba ni full duro y ya me alcanzaba en tamaño al mío. Tenía el vello recortado y parejo. Sus cocos grandes y más oscuritos colgándole, me hicieron salivar altiro jajaja. Así que ahí comenzó mi tarea. Ya había mamado antes pero nunca uno tan grande. Se fue poniendo más duro mientras le lamía la cabecita por debajo del prepucio, hasta que mis dos manos pudieron tomarlo por completo. No podía creer lo que tenía en mis manos, era como la de las porno, dos manos y la mitad de la cabecita libre. No aguanté más y me lo metí lo más profundo que pude. Él me empujaba con su gran mano de hombre, todavía en mi cabeza. Yo saqué una de mis manos de su tronco y le agarre los cocos. Parece que eso le encantó porque empezó a gemir cada vez más. Lo chupé harto rato hasta que me sali pa tomar aire y lo miro pa arriba, a los ojos. Su cara de caliente me dijo que siguiera, pero se la agarré con las dos manos y mientras lo masturbaba me metí uno de sus cocos a la boca, nunca había hecho eso así que solo me concentré en succionar y no lamer. Noto que saca la mano de mi cabeza y empieza a tocarse el abdomen, subiéndose la camisa y dejándome ver lo marcado que estaba. Me prendió tanto que se pusiera a tocarse que me metí su cosa de nuevo en la boca y ahí aumenta la frecuencia, quería puro su leche en mi cara.
Seguí harto rato mamando mientras masajeaba sus huevos con la mano hasta que siento que le tiemblan las piernas. Me lo iba a sacar de la boca pa que terminara en mi cara y otra vez me agarra con ambas manos de la cabeza y me hunde el pico en la garganta. Sentí que iba a vomitar todo lo que había comido, pero intenté aguantarme porque sabía lo que venía y lo que él quería. Y siento como le palpita desde la base de los cocos; como cinco pulsos de leche me llenaron la garganta mientras él gemía agitado. Me suelta la cabeza y mientras lo miro a los ojos me trago todo su semen. Él se sube rápido los pantalones y se arregla. Yo me paro muy rápido, me mareo y con todas las embestidas que me metió hasta la garganta no aguanté y vomité todo el almuerzo y su leche.
Menos mal no lo ensucie a él, pero sí me habló fuerte y me mandó a buscar las cosas para limpiar y que de ahí me fuera a la enfermería. Fue hasta mejor porque tuve la excusa perfecta de porque me había demorado tanto. Después de eso siguió todo como si no hubiera pasado nada por parte de los dos. Hasta que tocaron las dos semanas que nos íbamos de campamento al aire libre, pero eso ya es otra historia.
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7 Comentarios
Anónimo
diciembre 1, 2024 a las 10:07 pmBueno el relato!
Anónimo
diciembre 2, 2024 a las 9:57 amAmigo porfa cuenta la del campamento.
Buenisimo relato pero ansió saber cómo te dió por el culo 😉😅
Daro
diciembre 1, 2024 a las 11:01 pmExelente relato. Si tienes más experiencia con él cuentalas por favor.
Claudio Bi
diciembre 2, 2024 a las 6:51 amQue hot wn sigue porfa
Anónimo
diciembre 2, 2024 a las 9:06 amSiempre quise hacer el sevicio militar por lo mismo…
Anónimo
diciembre 3, 2024 a las 8:51 pmY qué pasó en el campamento ?? 😜
Segio
diciembre 6, 2024 a las 1:03 pmUyyy buenísimo el relato me calentó tanto que me hice una pajita bien rica , porfa cuenta todo lo demás que paso después y si te dió por el culo a no mmm quiero un macho así jajaj