Reguetón Lento
Bueno, esto ocurrió hace bastante tiempo y según como lo recuerdo ocurrió justo en el momento preciso, por decirlo de una manera. Pero antes de contar esta morbosa historia, quisiera agradecer a quienes leen los relatos que comparto, déjenme decirles que si me meto a revisar sus comentarios para mejorar cada vez en mis escritos. Bueno un agradecimiento sobre todo a la plataforma por permitir compartir estos relatos tan profundos que a muchos nos encienden en la intimidad.
Resulta que yo durante años tuve una atracción por uno de mis primos, uno mayor. No era muy guapo que digamos, pero tenía algo que siempre me gustó muchísimo, cabello oscuro, ojos negros y siempre con una sonrisa en su rostro, alto, así siempre lo recordaba, bueno para correr y jugar basquetbol. Él me supera por dos años, siempre tuvimos un lazo bien fraterno, ya que desde bebés nos han mantenido cerca. (La suerte de tener una familia que siempre se mantuvo unida a pesar de la distancia).
Él siempre ha sido de la capital y yo del norte, pero mis papás tenían la costumbre de viajar a la capital siempre en vacaciones, durante las de verano y las de invierno, con la intención de ver al resto de la familia y hacer panoramas entretenidos en días de descanso. Por lo que podrán imaginar que con este primo en particular siempre nos juntamos y crecimos juntos. No sé exactamente en qué momento empezó a suceder una dinámica entre nosotros, pero desde mis recuerdos más antiguos, de todos los que guardo con él, en algún momento empezábamos hacer cositas curiosas que no son de primos, ni de amigos. De niños eran solo besos y abrazos muy tiernos a modo de juego dentro de nuestras escapadas perfectas, donde lográbamos que nadie se diera cuenta. Todo siempre fue en la casa de la Abuela, ese siempre fue nuestro lugar de encuentro. No entraré en detalles de esas anécdotas infantiles, qué si bien son los despertares de mi homosexualidad, no son parte del relato que les vengo a contar, tan solo es el contexto para lo que se viene…
Durante nuestra adolescencia tuvimos una distancia importante, pasaron varios años sin vernos, debido a cosas de la vida o por el infortunio de no cruzarnos en nuestros viajes de vacaciones. Pero poco antes de entrar a la Universidad nos volvimos a encontrar, sin tomarle el peso en realidad a los años que habían pasado.
Resulta que mis padres decidieron venir a vivir a la capital por una mejor calidad de vida, una de las esas ventajas que trajo vivir en la capital fue volver a toparme con este primo. Recuerdo que siempre se mantuvo en entre mis memorias como un deseo ardiente, pero no era algo que me quitaba el sueño, me gusta imaginar que era una especie de fuego, una llama que estaba guardada dentro de mí y que de vez en cuando me encendía todo el cuerpo subiendo la temperatura, culminando en ocasiones en toqueteos y corridas fantaseando en aquel incesto con mi primo.
Durante el verano, en una ocasión se decidió hacer una celebración de un cumpleaños de un tío, lo cual convocaba a mucha familia, amigos y más familia. Este primo llega a mi casa, nos saludamos como siempre y nos pusimos a jugar junto al resto de primos, entre conversar y socializar junto a todos los demás, como si nada, todo andaba igual que siempre, sin gestos de nada, ni coqueteos o insinuaciones de algo, todo siempre fue así. Pues la magia estaba en que siempre en algún momento quedábamos solos, en algún lugar o en algún momento, solo nos recuerdo besándonos y toqueteándonos. Algo me decía que esta vez estaba difícil de lograr algo así, pues ya estábamos grandes, yo era abiertamente gay en aquel entonces y todas mis acciones eran muy susurradas por nuestros familiares. Pues además de ser abiertamente gay, tengo una personalidad muy llamativa y atractiva, a diferencia de este primo, él por otro lado, es super tímido y medio estructurado, “buen cabro” y niño bueno por decirlo de una manera. Pero ahora era algo diferente, estaba vuelto un hombre, mucho más alto que yo, de cuerpo fuerte y de voz más grabe, aparentemente un heterosexual bien sexy, pero no despampanante. Al principio solo sentí la atracción natural al verlo, por los recuerdos y por estar más guapo, pero no tenía intenciones de nada más que no se diera por sí solo, pero a medida que pasó la tarde mi atracción empezó a crecer y se transformó en un deseo insaciable, casi no dejaba de verlo, de seguirlo con la miraba a donde quiera que iba, quería tocarlo, olerlo, lamerlo como tantas veces lo hicimos, pero esta vez lo deseaba desde lo más profundo de mi ser, así que no me aguanté y en un momento organice a todos los primos y hermanos para que jugáramos algo todos. La casa era grande y ya habíamos terminado de comer así que estábamos libres para “jugar”. Les propuse jugar a las escondidas, (típico de tío pervertido, pero no me percate de esto hasta que lo escribí).
Trate lo más posible de mantener mis intenciones ocultas, así que le tire la idea a uno de mis primos chicos para que sonara idea suya y comenzamos a jugar durante bastante tiempo y nada pasaba, pues yo no quería ser obvio, no quería asumir la posibilidad de que mi primo podría estar tratando de evitarme, (algo completamente lejos de la verdad), en una de las rondas voy y me escondo en la pieza de mis papás, ese era un lugar donde no nos dejaban jugar entonces asumí que nadie entraría, al menos no prontamente, yo estaba bajo la cama de mis papas escondido cuando entra uno de mis primos pequeños y se esconde bajo la cama igual que yo, trate de decirle que tenía que buscar otro lugar porque yo había llegado primero y que además jugar en la pieza estaba prohibido, pero no pude sacarlo, así que nos reímos y nos escondimos juntos, no pasaron ni dos minutos y entra mi primo a esconderse bajo la cama igual que nosotros, al principio nos reímos los tres y solo nos escondimos, murmuramos un par de cosas hasta quedar en silencio latente. Este primo pequeño estaba justo en medio de nosotros, me imagino que sintiéndose protegido por ambos, lo cual no fue impedimento para mí travesura. Me acomodé un poco más abajo y con mi pierna empecé a tocar la pierna de mi primo, solo para ver como reaccionaba y este se dejó tocar sin reacción alguna, completamente inmóvil, y de pronto me interrumpe con su mano, había pasado su brazo por sobre mi primo chico, posando su mano apunando hacia abajo justo sobre mi Inter glúteos, sin preámbulos ni nada separé un poco mis piernas a modo de aprobación. Él con su mano gigante apretando mi zona pélvica con su palma presionando mis nalgas y con sus dedos presionando mí ano, que al ritmo que presionaba, también rozaba y acariciaba la parte baja de mis bolas. Me manoseo un buen rato, mientras yo movía la pelvis suave sobajeándome con el suelo mientras el me acariciaba y apretaba por detrás, conteniendo la respiración para que no se me escapara ningún gemido. Solo fuerza de voluntad para no arruinar el fogoso momento, las ganas de gemir eran infinitas, estaba extasiado, pues pude darme cuenta de que ese fuego aún estaba encendido en ambos.
No sé bien que paso afuera pero un ruido nos exaltó a los tres y mi primo chico nos pregunta que había pasado y nosotros le dijimos que no sabíamos, este pequeño nos preguntó si es que iba a ver qué pasaba, nosotros asentimos, le dijimos que fuera a ver que estaba pasando, pero que si lo pillaban no avisará donde estábamos escondidos y se fue corriendo con una sonrisa confiable.
Se podrán imaginar la tensión que quedó en la pieza, sentía que todo mi cuerpo palpitaba, estaba más caliente que la cresta y supongo que mi primo también lo estaba, porque apenas se cierra la puerta, comenzamos a besarnos como si nuestra vida dependiera de ese beso, al principio con mucha fuerza y brutalidad, él era muy bruto, supongo que por su fuerza, pero poco a poco nuestra respiración se empezó a intensificar lo que hizo que el ritmo se calmara un poco, el aire se sentía más denso y nuestros roces corporales eran cada vez más lentos e intensos. Él seguía con una de sus manos cogiéndome del culo mientras apretaba, acariciaba y presionaba mi pelvis contra la suya. Está vez se atrevió a más y metió su mano dentro de mi pantalón, lo único que separaba mi culito de sus dedos era mi calzoncillo. Por mi parte quería meter mi mano dentro de su pantalón para sentir su verga, pero el presionaba tanto su pelvis contra la mía que estaba algo difícil la misión, pero no importó, todo se sentía exquisito, pues no sentía su verga entre mis manos, pero si la sentía presionar contra la mía que estaba igual de dura que la suya. Presionando mi verga y mi pancita al mismo tiempo, frotando de arriba abajo, de lado a lado y de atrás para delante, Yo creo que fueron solo unos minutos que estuvimos así, pero se sintió eterno. Nos interrumpió un grito de su madre desde el primer piso, avisando que ya era momento de irse a casa.
Él sin decir nada corta súbitamente el beso y se va corriendo. Yo me paralicé, no sabía que hacer, en mi mente estaban pasando muchas cosas, y una de ellas era ir al baño a correrme una paja porque estaba muy caliente, sentía muy húmedo el calzoncillo. Pero no me atreví, dejé pasar un poco la calentura y salí de la pieza. Me incorporé al juego y seguí jugando durante un rato.
Este primo desapareció y asumí que se había ido con su madre, pero al cabo de una hora más o menos vuelve aparecer, (él solo había ido a dejar a su madre). En mi casa aún había visitas así que fue recibido como si nada, yo estaba algo nervioso la verdad, siento que hasta rojo me puse cuando lo vi aparecer nuevamente por mi casa.
Empecé a pensar otra excusa para encontrarnos solos nuevamente, pero nada se me ocurría, además ya no quedan niños en casa como para inventar algún juego tipo escondidas. Él tampoco demostraba mayor interés la verdad, así que traté de distraerme sin lograrlo.
De pronto mi abuela, que vivía muy cerca, dice que ya estaba cansada, que se iba a ir su casa a dormir, sin pensarlo dos veces miro a mi mamá y le pido permiso para ir a quedarme con ella, cosa que era bastante común la verdad así que me dieron permiso enseguida, subí a mi cuarto, para hacer mi bolso y buscar mi pijama y cepillo de dientes, la verdad lo hice por instinto yo creo.
Al bajar, mi abuela ya estaba fuera de casa caminando a la suya, así que salí corriendo para alcanzarla, y bueno, tal y como lo había pensado allí estaba caminando del brazo de mi primo, quién también había pedido permiso desde antes para quedarse donde la abuela. (No sé si es el destino, que siempre se ríe de uno, pero al menos yo en ese momento sentía que el destino se estaba riendo junto conmigo). Allí estábamos nuevamente, en la casa de la abuela donde todas nuestras caricias y toqueteos infantiles habían nacido. No pasó ni media hora y la abuela ya se había dormido, nosotros nos preparamos para acostarnos en la pieza de al lado, hablando de juegos y de tonteras como de costumbre, haciéndonos los locos igual siempre, sin mencionar nada nos acostamos y encendimos la tele.
Allí estábamos, los dos acostados viendo la tele sin decir nada, de apoco empecé a mover mi mano hasta tocar su muslo, él lentamente hizo lo mismo y así empezamos los dos lento subiendo nuestras manos tocando nuestras piernas hasta llegar a nuestros miembros. Yo sin temor alguno con mis dedos empecé a entrar dentro de su calzoncillo, sintiendo sus bellos púbicos y acariciándole, él repitiendo lo mismo que yo hacía, y así me di cuenta de que quien llevaba la batuta era yo. Pensé que tenía que sacarle el mayor provecho a la situación así que antes de meter mi mano completa para agarrar su verga le empecé a bajar el calzoncillo, el sacó sus dedos dentro de mi calzoncillo y empezó ayudarme a sacarse el suyo y bueno, cada quién empezó a sacarse el suyo, e inmediatamente sacando las poleras quedando desnudos bajo tapa. Luego de sacarnos todo, él subió su mano y empezó a tocarse solito, yo lo imite y nos empezamos a correr suavecito, pero sin dejar de ver la tv en ningún momento. Estuvimos así un rato, hasta que me armo de valor y apago la Tele. Por unos segundos solo se sentía el sonido de nuestras tímidas corridas, movimiento de sábanas y a lo lejos un ronquido. Esa era nuestra señal, la abuela ya estaba dormida. Al percatarme de que mi abuela ya estaba profundamente dormida me doy media vuelta, me lanzo sobre él, nos comenzamos a besar. Que beso tan exquisito fue ese primer beso de la noche, lleno de lengua, baba y cambios de ritmos, al principio bien torpe y bruto, muy varonil, pero poco a poco fui tomando el control y guiándolo para que fuera más suave y sabroso, jugando con la lengua, pequeñas mordidas y gemidos, incluso a momentos solo respirando encima de su respiración mientras movíamos nuestras pelvis frotando penes.
Imaginar que nadie lo había besado así antes me volvía aún más zorra de lo que ya me sentía, estaba sobre él besándolo mientras movía sintiendo su pene debajo de mí, nos besamos durante horas según mi memoria fantasiosa, y como si su pene me estuviese llamando, un aroma se empieza a apoderar de mis sentidos, moví un poco las sábanas y un olor a pene me envolvió y me sedujo. Sentí como empecé a salivar más, pues yo me encontraba casi jadeando ya de toda la calentura que brotaba por mis poros. Así que solté su boca, besando su mentón y lamiendo el contorno de su mandíbula, besando su cuello y apretando sus brazos… Apretando desde los hombros, bajando y acariciando todos sus fuertes brazos llegando a sus manos, las tomé y las subí por sobre su cabeza, volví a besarlo, bajé a oler y lamer sus axilas peludas, no sé si era porque hace rato no follaba o porque era él, pero solo sentía ganas de devorarlo. Él gemía muy varonil, con una voz profunda y sin reprimirse nada, sabíamos perfectamente que nada despertaba a la abuela, así que estábamos en libertad absoluta de hacer cualquier cosa.
Al saciarme de sus brazos y del sutil olor a hombre que emanada desde sus axilas seguí bajando con mis besos, besando su pecho y frotando mi rostro, sintiendo ya su rico abdomen con mis mejillas, lamiendo cada cuadrito que se le marcaba, sin dejar de bajar hasta llegué a sus bellos púbicos, los lamía mientras disfrutaba del aroma, mis manos acariciaban sus cuadritos, mientras yo ya frotaba su pene por mi cuello, mi mandíbula y por mis labios, recorriendo con con mi cabeza toda su zona intima, dando besos en ciertas partes.
Hasta que posa su mano sobre mi cabeza, fue la clave para subir de nivel y engullirme todo su pene de una, tomé aire y exhalando abrí bien la boca y saqué la lengua y empecé a bajar lentamente mientras su pene entraba directo por mi garganta, con su pene bien adentro empecé a mover mi cabeza un poco de lado a lado, antes de empezar a subir y bajar. Pude sentir un gemido intenso y grave de su parte, que lo hizo retorcerse un poco de placer, su pene reaccionó ante su placer, sentí como la cabeza de su pene se expandió dentro de mi garganta. Su pene no era tan grueso como sus manos aparentaban, pero si era largo, y muy jugoso. No puede tragarlo todo, pero si pudo entrar bien al fondo… Saco mi boca igual de lento a como entro, tomo su pene con mis dos manos y comienzo a lamerlo y a chupar su cabecita, este otro estaba soltando demasiado líquido y no podía dejar que se desperdiciara. Justo cuando iba a darlo todo chupando su pico, me toma la mandíbula con una mano y me sube un poco, me comienza a besar y lamer mis labios, algo me dijo que el sabor de su pene también lo volvía loco, así que volví a montarme sobre él y nos seguimos besando como cual película porno, nos besamos disfrutando de esos momentos en que nos separábamos un poco para tomar aire y sentir esas telitas colgando entre nuestras bocas.
Yo como ya era toda una zorrita, empecé de apoco a salivar mi ano con mis dedos para preparar lo que me iba a tragar por ahí, yo creo que esta situación lo prendió un tanto más, recuerdo que sus ojos crecieron y empezó a chuparse los dedos y a mojarme el a mí con sus dedos, que poco a poco empezaron a entrar en mi culito, cuando ya me metía dos dedos, sacaba su mano, metida sus dedos entre nuestros besos para que chupáramos nuestros dedos y pudiera seguir metiéndolos después. Ambos mojando mí ano y su pene con los mismos dedos que se metían entre nuestros besos para ser lamidos y mojados. ¡Que besos tan ricos nos dábamos en ese momento!, llenos de sabor a cuerpo, besos con sabor a pico y culo, hasta que no aguantó más y empezó a pujar con su pene en mi ano, yo tome aire y exhalando comienza a entrar todito.
Yo creo que fue el exceso de calentura, pero sentí un dolor intenso que me estremeció por completo erizando mi piel y dejando salir un pequeño quejido, mientras la planta de mis pies de contraía casi hasta llegar a un calambre, mi pene se volvió durísimo y sin poder controlarlo empezó a bombear y a disparar leche a espasmos, mi primo mientras yo me iba me penetraba duro pero lento, le costaba entrar y salir con fluidez de primera, pero sus gemidos eran tan exquisitos que sentí que perdí el alma por tanto placer por un instante. Al terminar de eyacular mi cuerpo se relajó y mi suelo pélvico se dilato por completo, mi primo bien macho me tomo ambas nalgas con sus manos apretó y empezó a revotarme sobre su pene al ritmo de un martilleo. Cuando recobré un poco el aliento, me volví a empoderar de la situación y retomo la postura, estiro y arqueo mi espalda hacia atrás dejándome caer justo hasta donde mis brazos podían sostener, alejando nuestros rostros. Estaba en cuatro apoyos mirándolo a los ojos mientras yo saltaba y rebotaba sobre su pene. Entre tanta subida y bajada, mi pene latigaba su estomago sonando exquisito. No estuvimos mucho tiempo rebotando cuando noto la expresión en su rostro y los espasmos de su cuerpo mientras eyaculaba dentro de mí. (…Que manera de sentir placer…) Nos movimos disminuyendo el ritmo, como un reguetón lento hasta que su pene después de más no poder se sale de mí cuerpo mientras se encogía poco a poco. Nos miramos con una cara de calientes y nos reímos.
Algo que nunca había pasado, fue que, al separar nuestros cuerpos, me toma y me abraza, en nuestros encuentros anteriores nunca llegamos a penetrarnos. Pero si eran igual intensos, pero al concluir un acto, empezábamos hacer otra cosa sin decirnos nada como si nada hubiese sucedido. Pero ahora estábamos ahí acurrucados, callados pero felices. (La verdad lo sentí como una despedida, más que el inicio de algo). Cuando ya nuestros ojos empezaron a ceder del sueño, nos paramos, fuimos a lavarnos, a limpiar la evidencia sexual de la situación, y volver acostarnos.
No podía terminar todo en eso, no quería aceptarlo eso pensaba, así que me dejé llevar por mi perra interior y antes de vestirnos quise probar suerte, tomé su calzoncillo antes y lo olí en su cara, el quedó atónito un momento mirándome… Se agarra el paquete y me pregunta si podemos jugar a los cantantes. Mis ojos se dilataron por un momento, tenía olvidado ese “juego”, nosotros le pusimos así a un juego que consistía básicamente en mamarnos el pene uno a uno poco a poco peleando el turno del uno y del otro hasta terminar en un 69. Sin dejar de oler su calzoncillo me tiré sobre la cama y jugamos, el partió su turno tomándose todo el tiempo para disfrutar, hasta que yo lo interrumpí y jugué mi turno, así estuvimos vuelta y vuelta hasta llegar al 69. La verdad es que hasta ese momento no estábamos completamente erectos ninguno, pero se sentía muy rico y creo que ninguno quería dejar de jugar. Tengo el presentimiento que la posición final ya nos calentó más porque sentía como se iba endureciendo nuevamente su pene dentro de mi boca. Succionamos hasta que él esta vez me bombeó un poco de su leche dentro de mi boca, un chorrito corto pero tibio bajo por mi garganta. Saco su pene de mi boca solo lo sostuve sobre mis labios mientras el chupaba mi pene, en un momento llegó a erectarse nuevamente pero no logre un segundo orgasmo como él. Siento que con el primero perdí litros de semen, así que supongo que era entendible. Después de eso simplemente nos acomodamos y nos dormimos.
Al otro día nos despertaron los gritos de la abuela desde la cocina, diciendo que ya había que despertarse para ir a comprar el pan para desayunar y esas cosas. Ahora que lo pienso, nunca supe si la abuela se dio cuenta de lo que hicimos esa noche, según yo, si hubiese entrado a la habitación en la mañana era bastante obvio, pero nunca supe si entró o no, o si caso alguna vez se habrá dado cuenta algo, la verdad me da igual, nunca nos dijeron nada ni tampoco levantamos sospechas, así que prefiero quedarme con la enferma idea de que mi abuela en realidad siempre supo y fue nuestra cómplice de todo, pero eso jamás me atreveré a preguntar.
En cuanto a mi primo, al terminar de desayunar se fue, y pasó bastante tiempo antes de volver a verlo dónde fue algo muy pasajero. Él, al año siguiente entró a la milicia y le perdí el rastro, se fue a una zona austral y no hemos vuelto a vernos todavía. Si me preguntan solo espero que también se toque y corra pensando en mí, así como yo también lo hago a veces pensando en él.
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3 Comentarios
Brayan
junio 16, 2025 a las 2:58 amEstá muy bueno pero qué edad tenían nunca aclaraste
Calavera.nostalgica
junio 16, 2025 a las 4:06 pmEso queda para la libre interpretación
Anónimo
junio 22, 2025 a las 11:20 pmRico, nada mejor que el incesto