Con mi tío en fiestas patrias

Hola, la verdad he leído y me he mandado buenas pajas leyendo estos relatos así que me animé a contar el mío que sucedió durante las fiestas patrias del 2024. Para dar un poco de contexto. Yo soy del sur, pero antes vivía en Santiago, siempre para fiestas patrias vamos a la parcela de mi tío Coto, la cual queda entre Santiago y Rancagua, en fin. Este año cuando fuimos yo ya había cumplido los 18 así que mis viejos me dejaron tomar con la familia por primera vez. Resulta que el Yayo (otro tío) está muy rico, tiene 34 pero muy buen cuerpo, es de esos que se viste como flaite pero no lo es, lo cual me vuelve loco, yo para ese entonces era virgen y siempre le encontré algo rico al Yayo. Resulta que este año se había metido al gimnasio y estaba todo rico, unos brazos grandes y un culo que se veía tan rico, lo mejor es cuando se pone unos shorts grises y ajustados, hace que se le marque todo el paquete.

Durante el asado del 18, todos se curaron muy rápido con la chicha pero alrededor de las 23:30 se fueron a acostar y solo quedé yo con él en el quincho al lado del fuego hablando weás de la vida, a lo que él, cara de raja se empieza a acomodar el paquete en medio de toda la conversación, a lo que yo no pude evitar mirarle el tremendo pico que se le marcaba, a lo que él me dice:

-¿Qué pasa sobrino?, ¿buena tula verdad?

Yo en mi mente solo podía pensar en darle la respuesta que sonara más «hetero» posible (cabe aclarar que soy bi, pero de closet), a lo que respondo:

-Se te marca bien Yayo.

Él me mira y con una sonrisa de felicidad, mostrando orgullo por la tremenda tula que se manda. El hecho de que se lo confirmara, hizo que se le subiera el ego.

Un rato después de estar hablando, los dos un poco curados, veo que se le había parado porque era el doble del tamaño que tenía, me quedé pegado mirándolo de nuevo, y él me dice:

-¿Sabí qué, ando caliente, por qué no nos corremos?
-Yaaaa, tú erí mi tío- Le respondí.
-Te he estado mirando, sé que no me dejai de mirar el pico- me responde él.
-Bueno, tení buen pico, ¿qué quieres que haga?- le respondí.
-¿Erí wekito sobrino?- me dice.

La verdad aquí no sabía qué hacer porque sentía que todo quedaría en un ambiente muy incómodo, pero dentro de lo que me demoré en contestar se saca el pedazo de pico que tiene y me dice:

-Aquí está, para que lo veas bien.

Yo no la pensé dos veces y se la agarré, él me empieza a agarrar la mano y mueve la mía sobre su pico para empezar a hacerle una paja, luego de estar un rato diciéndole lo grande que la tiene y lo venosa que se le veía, me dijo que hace rato no la pone y que anda caliente, a lo cual me pregunta:

-¿Pasai tu raja pa metertela?

Yo dije que sí, hace rato me tenía caliente, entonces me levanta, me dice que lo siga, me lleva al lado del quincho para que nadie nos vea, me pone contra la pared y me da un beso en la boca, fue el mejor beso que me hayan dado, su lengua jugaba con la mía de una manera que me hacía mojarme todo, yo en mi momento de putita, empiezo a bajar hasta llegar a su pico, le bajo el short y no había dimensionado que su pico eran fácil 20-21cm, team carne. El weón llega y me empuja la cabeza hasta el fondo de su pico, peludito, que debo admitir me encantaba, me da mucho morbo los picos peludos, estaba atorado con un buen pico.

Luego de un rato mamándole el pico, me dijo que parara porque se iba a correr y quería metérmela antes de correrse, la verdad es que me sentía como una puta, estaba tan encantado con su pico que dejé que me culeara sin condón. En eso que me dice que pare porque se va a correr, me empieza a comer la boca mientras me bajaba el pantalón y empezaba a jugar con mi culo, lo apretaba, le pego sus buenos rasguños, me nalgueaba fuerte, después de un rato asi me dice:

-¿Querí ser mi putita?
-Si, metemela, hazme tuyo- le dije.

En eso me da vuelta y me pone en cuatro como perrita, me empezó a comer el culo como nunca jamás nadie lo había hecho, debo admitir que me puse a gemir como puta, me metió uno, dos, hasta tres dedos, para luego decirme:

-Prepárate porque te voy a romper la raja.
-Despacio, que aún soy virgen- le dije.
-Nada de despacio pendejo, erí mío y te voy a romper la raja, pendejo rico.

Esa weá hizo que realmente me calentara, me excitaba tanto que fuera así de dominante, y como él dijo, me rompió la raja, me lo metió todo de una, yo gemía sin parar, él me tapaba la boca para que no nos escucharan, me pegaba en la raja y me la metía toda cada vez que la sacaba y la metía, me dolió mucho al principio pero después fue puro placer.

Luego de tener los cachetes rojos de tanto pegarme y metérmela me dice que se va a correr, que dónde quería la leche, yo le dije que en la boca, entonces saca su pico y me puse a mamar, apenas me lo metí a la boca se corrió, soltó mucha leche, se notaba que no se corría hace rato, fue tanta leche que se terminó corriendo en mi boca y cara, después (yo aún con semen en la cara) me empezó a dar besos, y con su lengua meter su semen en mi boca y darme más besos, esa weá hizo que me corriera sin tocarme en su abdomen, a lo cual el dominante me obliga a limpiarle con la lengua el abdomen, para después seguir con los besos.

Ya cuando nos fuimos a acostar eran las 2:30 de la mañana, yo para no despertar a mis viejos me fui a acostar con él en su pieza, en su pieza nos volvimos a correr pero a paja cruzada.

Los días que nos quedaron del 18 aprovechamos cada ocasión que teníamos solos para comernos como si no hubiera un mañana, hasta que llegó el día de irnos, lo volví a ver en varias ocasiones y obvio me volvió a culear pero esa historia quedará para otra ocasión.