Mi cuñado – Parte II

Ese día en la mañana me invitó a un partido de última hora, le faltaba uno, el partido era a las 11.00 y me llamó a las 10.00. Fui, jugamos y luego de terminar el partido, sucedió algo que nunca pensé que sucedería.

Estábamos en las duchas del lugar donde jugamos, yo me demoré en llegar al camarín, pues se me cruzó un mote con huesillos y me quedé conversando con un amigo futbolero. Después de unos 15-20 minutos, me despido y me dirijo a las duchas. Quedaban ya solo dos compadres e Ignacio en los camarines. Ignacio se estaba duchando en la última de las 6 duchas, los otros dos socios ya estaban listos, uno estaba guardando las cosas y el otro se estaba peinando. Al entrar intercambiamos unas palabras y mientras me sacaba la polera, se fueron. Ahí me di cuenta de que solo quedaba Ignacio. De lo nervioso que me puse, se me ocurrió hablar y digo:

-Oye perrin, quedamos solos, estos wns la hicieron corta y yo me tomé un mote con huesillos y me puse a conversar con el Rafa, te acordai de él?
-No, no lo cacho.
-Puta, me estaba contando que…

Ignacio sale de su ducha, con espuma en el cuerpo, mojado entero y se para frente a mí en mi ducha y me dice:

-¿Qué cosa?

Yo me estaba mojándo el cuerpo recién, tenía agua corriendo por el pelo y lo escucho atrás mío. Me doy vuelta, lo miro de frente y digo:
-¿Qué pasa Nacho?
-Nada, es que no te oigo desde el fondo y pensé que acá te escucharía mejor!
-Nacho… Esto es un error. No podemos…
-Shhhhh… (me hace callar) no podemos qué?
-Esto!! (Bajando mi tono de voz y notoriamente nervioso)
-¿Esto qué? (Se acerca y siento su cuerpo junto al mío, su cuerpo caliente, su mano oculta su pene, pero siento su mano en mi muslo)
-Nacho… no!!! (Me quedé sin palabras)
-No qué, me dice (con un tono de voz casi susurro y ahora siento su pene en mi muslo, pues sacó la mano y me toma de la cintura, mientras mi pene comienza a elevarse)
-Nacho, estoy cas…

Y se acerca a mi boca, apoya sus labios junto a los míos, no los mueve, no se mueve, solo siento su pene moverse y el agua de la ducha que recorre mi espalda. Sus manos en mis caderas, su respiración se transforma en mi aire que respiro, con sus manos me mueve hacia él y nuestros penes se encuentran, se tocan, se rozan, se siente el calor de su pene junto al mío. Pasa una eternidad, tal vez 2 minutos y nuestros labios topándose, sintiéndose, sintiendo el calor que sale de su boca y el de la mía, siento su piel en mis labios, carnosa, suave, húmeda. Me quedo en absoluto silencio, sintiendo, descubriendo que mi corazón late fuerte mientras nuestros penes se ponen cada vez más duros e incluso palpitan juntos, uno al lado del otro. Me acerca más con su cadera, empujándome a la pared y dejándome sin escapatoria y siento su lengua en mi boca, una lengua cálida, grande, busca mi lengua y la encuentra, la saborea, la acaricia. Respondo a ese estímulo y pongo mis manos en su cintura, apretando aún más su cuerpo con el mío, mientras mi pene se acomoda debajo de sus testículos, saliendo por entre medio de sus piernas, siento sus testículos sobre el cuerpo de mi pene y mi cabeza queda libre cerca de su ano.

El beso se transforma en algo intenso, fogoso, candente, no me suelta y no quiero que lo haga.
Reaccionó por un par de segundos y lo empujó un poco atrás, le digo:

-Esto está mal.
-Ambos queremos, no es malo sentir esta atracción, es natural, somos hombres y los hombres también sentimos, me dice.
-Yo estoy casado con tu hermana, le digo de forma muy vehemente.
-Esto puede ser entre tú y yo. Nadie más tiene que saber, si no quieres que se sepa.
-Esto está mal nacho.
-Esto es perfecto Cristian, perfecto. Tú eres perfecto y ya no puedo aguantar la energía que siento al tenerte cerca, al tocar tus piernas, al conversar, al estar cerca de ti. No puedo seguir ocultando el fuego que me encendiste.
-Ignacio, estoy con tu hermana, llevo años con ella, tienes 3 sobrinos. No puedo, no…

Se acerca y me toma del cuello, me besa de nuevo y me pierdo en eso beso. Sentía un fuego que nacía desde mis entrañas, quería más pero a la vez deseaba que se acabara para no sentirme mal, culpable, infiel, incorrecto, desviado, atormentado. Mientras nos besamos, comienza a besar mi cuello, me chupa una oreja, sus manos acarician mi pecho y los movimientos de sus dedos me erizan toda la piel, se despega de mí y siento frío, pero sus besos me entibian nuevamente, me besa el pecho, con la lengua activa mis pezones que ya estaba duros, los mordisquea, los levanta con la punta de la lengua y comienza a pasar la lengua por el abdomen, se comienza a agachar y descubro que viene, lo que desea, lo cual también quiero y deseo. Se pone de rodillas en la ducha y toma mi pene con su mano, lo mira, lo huele, mueve la piel hacia atrás y observa detenidamente la cabeza de mi pene.Yo nunca antes había sentido una mano tocando mi pene que no fuera la mía o la de mi esposa, por eso, me sobresalta y sobre excita estás nuevas sensaciones. Todo nuevo y a la vez, maravilloso.

Mientras lo miro, el solo acaricia mi pene con dos dedos, juega con la lubricación que empieza a salir y muevo mi cabeza hacia atrás, moviendo la cadera hacia adelante, me acomodo para lo que viene y siento una sensación muy cálida y húmeda en mi pene, lo miro y tenía escondido mi pene en su boca. No compararé a mi esposa con mi cuñado, ya que todo es diferente y estas sensaciones eran nuevas, era excitante, lamía mi pene por completo y movía con delicadeza la piel, lubricaba el glande con su saliva y succionaba como si la vida dependiera de ello.
Maniobró bastante mi pene, lento, rápido, acariciaba mis testículos, los movía con la mano y de vez en cuando, los lamía con tal precisión que solo provocaba un placer inigualable, algo que no había sentido antes.

Su mano acariciaba mis testículos y mi pene erecto sujetado por su otra mano hacia mi abdomen, me llegaba al ombligo (me llamó la atención lo notoriamente más grande que se veía). Ignacio suelta mi pene y este cae en su cara, abre la boca y saca la lengua, comienza a lamerlo desde el frenillo, lo que hace que me salga un gemido muy profundo y que no pude evitar. Se introduce todo el pene en la boca y con rápidos movimientos me hace acabar. No alcancé siquiera a avisar de que iba mi semen, él saca la boca y parte del semen cae en su cara, como disparos de placer. Mientras saborea y vislumbró que se traga mis restos de semen, veo que toca su pene y comienza a masturbarse. Nos quedamos en esa misma posición y fue notoriamente excitante ver como se masturbaba, ver su pene largo, negro y grueso y muy marcado, siendo manipulado por sus manos, debido al placer que obtuvo de la felación. No me di ni cuenta cuando siento un líquido tibio cayendo en uno de mis pies. Salió abundante semen de su masturbación y eso fue maravillosamente extasiante. Se endereza hasta quedar cerca de mi boca de nuevo y le digo:

-Ya obtuviste lo que querías. No lo volveremos hacer.
-Tú lo disfrutaste harto. Yo creo que quedaste con ganas de más, me dice con un cierto tono a desafío.
-Esto no está bien. Por favor, le ruego.

Él me mira y sale retrocediendo del espacio de la ducha, su última mirada fue hacia mi pene.