Mi regalo de cumpleaños – Parte III

Ese verano no tuve más contacto con el cura Javier. Me dediqué a despedirme de mis amigos y de la gente del colegio. En marzo entraba a la comunidad y comenzaría mi formación como sacerdote. Pero dentro de mí, tenía muchas ganas de ver a Javier y volver a hacer las cosas que estábamos haciendo. Intenté llamarlo en varias ocasiones pero me arrepentí antes de marcar.
En marzo entré a la comunidad, tuve una misa de ingreso y al terminar el día, me fui a dormir a la misma casa parroquial donde en enero había hecho como que dormí ahí. Esperaba que Javier llegara, pero me quedé dormido esperando.
Durante la madrugada, siento que me están tocando el pico… evidentemente era Javier.
Después de la misa no lo vi y cuando terminaron las actividades y la oración de completas, me fui a dormir, y como había sido un día intenso, me quedé profundamente dormido. Desperté con las caricias de Javier, había llegado en la madrugada y pasó a decirme buenas noches. Pero me empezó a tocar y con su mano me desperté.
Sin decir nada, me siento y lo beso, él respondió mi beso de forma intensa y comenzamos rápidamente a comernos el cuerpo. Se pone de rodillas a los pies de la cama, como rezando y me empieza a chupar el pene, el cual se me puso duro muy rápido. Que rico que chupaba mi pene el curita, lo hacía con calma, como saboreando, completo y sin arcadas, tan suave que no demoré mucho en llenarle la boca de leche.
Él terminó de chupar, se limpió la boca y me dijo que se iba, pues mañana debíamos partir a la casa de formación de la comunidad que estaba en otra región. Teníamos que levantarnos temprano pero yo quería más, quería dormir con él, quería verlo desnudo y tener su cuerpo otra vez en mis manos, quería que me llenara de su leche el culo pero él se fue. Me acomodé el pijama y al verlo salir, me quedé dormido.
Al otro día nos lamentamos de madrugada, rezamos, tomamos desayuno y nos fuimos a otra región. Me fui con los curas en el auto y solo se percibía la tensión entre él y yo, ya que íbamos sentados juntos y no podía tocarlo.
Desde aquí en adelante, mis días fueron muy intensos, levantarme temprano, rezar, estudiar, vivir en comunidad y aprender de la espiritualidad del cura de esta congregación.
Conmigo entró un cabro de Argentina y uno de Camerún, los tres vivíamos en esta casa, hacíamos labores domésticas, acompañábamos la vida de la casa y estudiábamos juntos. El compañero de Camerún solo hablaba inglés, por lo que era difícil la comunicación con él, ya que mi inglés no era fluido, bien de colegio. El argentino era simpático, tenía mi misma edad, mientras que el negro, tenía 21 años.
A finales del primer año, nos fuimos de vacaciones los cuatro, los tres que ingresamos en marzo más un cura que nos acompañaba, que en este caso, era Javier. En la casa donde nos quedamos de vacaciones, en el sur de Argentina, compartimos pieza los tres y en otra pieza estaba Javier solo.
Una noche, hicimos un asado y bebimos harto vino, nos fuimos a acostar y el argentino, menciona que tiene tantas ganas de hacer cosas que hace tiempo que no hace.
-¿Qué cosas le digo?
-Estar con una piba, dice.
-Mmm- le digo- Mejor date una ducha de agua fría, para que se te pase todo.
-¿Y si me la chupás?- me dice con su tono de argentino.
Yo lo miro, no digo nada. No me muevo. Él se acerca, mirándome directo a la cara y llegando a mi cama, se saca el pico. No era muy grande, como 15 cms más o menos pero se veía rico y yo llevaba casi un año sin nada, a pura manuela.
Se acerca a mi cama y me da unos pichulazos en la cara, en mi mejilla, y me dice, abre la boca joto de mierda. Yo obedientemente abro la boca y me mete todo el pico en la boca. Que delicia, tenía sabor a orina, pero eso le dio más morbo. Comencé a chupar muy caliente, con una mano se lo agarré y él comenzó a moverse en mi boca, como follandola.
A todo esto el camerunés estaba durmiendo en la tercera cama, que estaba al frente de la mía.
El argentino se sube la polera y con una mano y se la pone en el cuello, se baja todo el boxer y cae al suelo, mientras yo me acomodo y le empiezo a parar el poto. El argentino entiende y me empieza a tocar el culo, mete la mano por debajo de mi boxer y siento sus dedos tocando mis nalgas, mi raja. Se sentía rico. Lo hacía suave pero con la presión necesaria para provocar mis gemidos.
Luego de chuparle el pico un rato, el argentino me para de la cama y me da vuelta, yo me agacho y quedo con el culo parado frente a él, el pibe se agacha y me empieza a comer el culo, me pasaba la lengua por toda la raja y sentía que su lengua incluso me abría el hoyo. Él decía cosas sobre mi culo, que era rico, que lo iba abrir, que estaba caliente, que rico culo tenés, cosas así.
De pronto ocurre algo que jamás imaginé, el camerunés se sienta en la cama y dice:
-¿Qué están haciendo?- en inglés obvio.
Lo miramos y nos alejamos, yo me subí el bóxer y el argentino también. Luego el negro dice “¿puedo unirme a ustedes?” (en inglés, obvio) y se baja su bóxer y sale un pico que era una verdadera anaconda, era una cosa negra, larga, gruesa y muy venosa, muy marcadas las venas, y aún no estaba del todo erecto, yo calculo unos 20 cms. o quizás más. Se empieza a tocar y a pajear.
El argentino se baja el boxer de nuevo y yo hago lo mismo, quedando a lo perrito de nuevo. El negro se acerca a mi boca y me pone el pico en la boca, yo comienzo a chuparlo, pero solo me cabía la punta de su pico en la boca, estaba muy mojado, tenía mucho precum, por lo que asumo que llevaba rato viéndonos. Me acomodo en la cama, quedamos atravesados en la cama de una plaza, hacia un lado estaba el negro con su pico en mi boca y por el otro lado el argentino metiéndome lengua y dedos en el hoyo.
El argentino se para y empieza a puntearme el hoyo con su pico, sentía que su cabeza tocaba mi ano y luego se alejaba, me pasaba todo el pico por la raja y trataba de meterlo de nuevo. El negro se tocaba el pecho y movía su pico para que entrara más pero no podía, hice arcadas y traté de metérmelo todo en la boca, pero no pude, así que solo chupe, lo agarre con la mano y cabían como dos puños y sobraba lo que me metía en la boca. Era exquisito ese pico negro, tenía la cabeza rojita, un glande largo y la tenía como doblada para arriba, como bastón de paraguas.
Mi compañero argentino lo mete lento y se empieza a mover, me tomó de los hombros y empezó a darme más rápido. Lo saca y tira un escupo sobre mi hoyo y lo vuelve a meter, esta vez lo disfruté completo, estaba más lubricado y él empezó a darme más rápido.
De pronto el negro me saca el pico de la boca y se cambia de posición, el argentino me saca el pico del hoyo y cambia con el negro, siento lentamente que el negro me empieza a meter el pico en el hoyo, mientras aparece el pico del argentino en mi boca. El dolor en mi hoyo fue inmenso, sentía que se me abría el culo, me ardía, me dolía, me trato de correr pero él no me deja. De pronto siento que su pico está dentro de mi, siento que su pico me roza los intestinos, siento dolor, deseos de hacer caca, pero ese dolor se va transformando poco a poco en placer, empiezo a disfrutarlo y comienzo yo mismo a moverme.
Al ratito siento que sus cocos me golpean el culo y me doy cuenta de que está todo adentro. Mientras el argentino me sigue follando la boca, le tengo el pico lleno de saliva, cuelgan hilos de saliva en su pico y me siento muy cansado. Me salgo de esa posición y me doy vuelta, levantando mis piernas y abriendo el hoyo para que el negro siga en lo suyo. El negro tomas mis piernas, las levanta y me mete el pico en un solo movimiento, empieza a moverlo rápido y de verdad siento que me raspa las tripas, que toca mi próstata, la cual siento muy estimulada por su follada.
El argentino me mete el pico en la boca y siento que va llegando a mi garganta, me pone la mano en el cuello y siente como su pico se introduce por mi garganta. Yo sentía placer, un disfrute rico. Me sentía afortunado de compartir pieza con estos dos tipos y que estuvieran tan calientes como yo.
No sé en qué momento ocurre lo que les voy a contar ahora, pero cruz pal cielo que es cierto. Javier estaba mirando, estaba sin ropa, parado al lado de la puerta mirando como me follaban y se estaba masturbando. Lentamente se acerca al argentino y lo abraza. El argentino lo ve desnudo y con el pico en la mano y se lo agarra, lo comienza a pajear y se sale de mi boca, se acerca a Javier y se arrodilla, yo estaba mirando todo con la cabeza colgando en la cama y Javier me empieza a acariciar el pecho, cuando me tocó, sentí que empecé a eyacular sin darme un solo toque. Llené mi pecho de leche, el negro saca su pico de mi raja y se empieza a pajear sobre mí, lanzándome toda la leche encima, lanzó unos buenos chorros de leche, pues me llegó hasta la cara.
El argentino se para y se da vuelta, poniéndole el culo encima a Javier, pero Javier lo deja, y se da la vuelta en la cama, toma mis piernas, las levanta y me mete el pico sin ninguna dificultad, mi hoyo estaba más que abierto. Javier levanta mis piernas y las junta un poco, para que se sienta más apretado, me da fuerte, bien fuerte, sonaban sus cocos chocando con mi cuerpo, después de unos minutos siento que el argentino me lanza la leche en la cara y empiezo a chupar y limpiar su pico, mientras Javier me llena el hoyo de leche también.
Cuando me saca el pico, aún pajeandose, dice:
-Siéntense que tenemos que hablar- lo mismo le dice en inglés al de Camerún.
Nos sentamos, todos en pelotas y Javier nos dice, que experimentar nuestra sexualidad está bien, que es necesario para saber qué queremos hacer con nuestra vida, pero que no podemos empezar a follar sin él. Que para la próxima, sea entre los cuatro.
Ahí comprendo que todo esto no iba a cambiar y que mientras estuviéramos con Javier, el sexo iba a ser parte de nuestro descanso o de nuestra formación. Y así fue, las siguientes dos semanas fueron de culiar todos los días, hubo un día incluso en que no usamos ropa, pues culiamos en la pieza, en el living, en el patio, incluso en la piscina. Entre los cuatro, dos con dos, tres con uno, pero siempre éramos el argentino y yo quienes éramos pasivos y el negro y Javier de activos Incluso al argentino le hicieron una doble una vez, mientras yo tenía mi pico en su boca.
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5 Comentarios
Anónimo
noviembre 14, 2024 a las 6:51 pmUffffffffff… que wena historia…
Anónimo
noviembre 14, 2024 a las 6:57 pmOh, Csm.
Que buen relato.
Hay más partes???
Daro
noviembre 15, 2024 a las 11:35 amSi tienes mas historias, cuenta que da mucho morvo
Ulises
noviembre 27, 2024 a las 11:52 amQue rico ya me dieron ganas de estar con los cuatro 😋
Anónimo
abril 7, 2025 a las 3:41 pmsigueee contando plssssss